Penetrada por un Travesti
Nunca me sentí lesbiana ni bisexual, pero el placer supera todo
Penetrada por un travesti
Hace mucho tuve una loca experiencia; que delicia recordar; un viernes al salir de la oficina, ese día estaba caliente por algunos videos que recibí de mi esposo que siempre está calentándome con videos, relatos y fantasías; al salir me encontré con Andrea, una amiga de muchos años; me llevó a un sitio a tomar unos tragos; al llegar noté que era un sitio de mucho ambiente. Luego de tomar algunas cervezas y bailar con algunos, me quedé sentada un rato a contemplar el panorama que se me presentaba, algunos hombres no dejaban de mirarme con deseo (seguro por mi atuendo que era demasiado sensual y provocativo, por culpa de mi esposo), no querían dejar que descansara de bailar; luego, revisando los asistentes me fijé en una mujer delgada pero alta, con un vestido ceñido que mostraba claramente sus hermosos senos y sobre todo sus largas piernas terminadas en un imponente par de nalgas que mire con envidia y por qué no decirlo, algo de deseo, yo no soy lesbiana pero aquella mujer inspiraba mucho morbo; la miré de arriba abajo y luego al subir la mirada me encontré con sus ojos; quedé algo apenada, desvié un rato mis ojos pero luego seguí mirándola; la vi bailar con algunos hombres en especial con un hombre negro de brazos y tórax muy gruesos con la cabeza sin un pelo, que le brillaba y un rostro espectacular; me hubiese gustado ser yo la que bailara con ese hombre, para sentirlo mover entre de mis piernas, de solo pensarlo me moje un poco y sentí como me escurría flujo por mis muslos ya que no tenía nada de ropa interior
Más tarde, al estar bailando con un chico que me apretaba tanto para que le sintiera su duro pene en mi pubis; nos encontramos en la pista con el hombre negro y la delgada mujer que me miró y sonriendo me dijo, hola; sus ojos me penetraron profundamente, tenía una mirada de deseo que me quemaba; sus ojos negros y su boca roja me invitaban a besarla a tocarla, me dejé llevar por mi pareja hacia atrás y sentí como su duro pene trataba de penetrarme a través de mi corta falda; luego de varios bailes y cervezas, de camino al baño me encontré con el negro que me detuvo y me invito a sentarme con ellos, indicándome la mesa del fondo donde en ese momento estaban la mujer delgada y hermosa, acompañada de otra un poco más baja y rubia; le dije que enseguida iba.
Salí del baño dispuesta a todo; cuando llegué a la mesa estaba sentada la rubia al lado del hombre negro que me miraba intensamente, yo me acomodé al lado de la alta y delgada mujer, nos presentamos, se llamaba Lorena, tenía una voz dulce y suave pero su miraba era candela; se acercó mucho a mí, todo el tiempo me hablaba al oído; sentía su rico olor y no dejaba de sentir sus gruesas y firmes piernas tocando mis muslos, mi mirada estaba de viaje constante de sus ojos y su boca a sus pezones que me dejaba ver con un profundo escote; en fin, aunque el cuento es muy largo lleno de detalles que luego puedo relatar, les diré que el hombre se fue con la rubia y me dejo sola con Lorena que parecía querer devorarme; no sé lo que sentía, pero yo estaba igual de deseosa; salimos y me llevó hasta su auto, era una camioneta cuatro por cuatro amplia y tan pronto nos subimos empezó a besarme con mucha pasión, nos besamos todo el cuerpo, le comí los senos tan duros y firmes, ella llegó hasta mi vagina y me la devoró diciéndome que le encantaba que estuviese depilada y que no usara ropa interior; yo estaba corriéndome en un primer orgasmo cuando traté de llegar hasta su vagina me sorprendió más que nunca, tenía un pene grueso, no muy largo pero si muy grueso y en plena erección; no me dio tiempo de reaccionar, mi excitación creció tanto que nuevamente sentí que me llegaba otro orgasmo; muy rápido aprovechó este momento, me dio vuelta y sin previo aviso me penetró por el ano; que delicia sentir ese pene tan grueso penetrándome duro, su abdomen golpeaba contar mi espalda y sus manos apretaban mis senos, que placer; nunca había sido tan gratamente sorprendida; pasamos varias horas disfrutando de mucho sexo; me enseño nuevas cosas que me hicieron ver el sexo en otra dimensión, sabía que a mi esposo le encantaría cuando le contara con lujo de detalles.