Pelirroja en el metro
Un relato de una pelirroja que siempre tomaba el metro en mi estación.
Muy a menudo, tengo que hacer un viaje largo en el metro, y va uno reconociendo a ciertas personas que se suben regularmente, y yo ya me había fijado en ella.
Era una hermosa muchacha pelirroja, de unos 18 o 19 años, una rica colegiala que había sido inspiración de muchas fantasías anteriormente, su piel era pálida, tenía ojos grandes y algunas pecas, generalmente su pelo algo desordenado, siempre que se subía, traía su sexy uniforme de escuela, no tenía aun sus senos desarrollados, pero si un culo que me moría por probar.
Y por fin llego el día, un viernes en que no sé porque, mucha gente llego a la estación, y allí estaba ella, con su uniforme que me hacia delirar.
Procure hacerme muy cerca, para que al amontonarse la gente para entrar pudiera tomar posición, así que entramos al carro incómodamente, las puertas se cerraron empujando a todos adentro, y quede perfecto detrás de ella, tan cerca que olía su perfume.
Me propuse entonces a probar el territorio, y en un vaivén toque un poco su trasero, ella ni se inmuto, y yo sentí un lindo culo que inicio su efecto en mi pene, segundos después volví a tocar, con la palma abierta, y ella apenas y lo noto, yo no podía creer mi suerte.
Se avecinaba un túnel, y yo sabía que era allí donde probaría suerte, así que me acomode como mejor pude y empecé a rozar mi pantalón contra su faldita, dentro del túnel, seguí rayando, sabiendo que tendría que detenerme cuando la luz volviera, pero cuando apenas íbamos a salir de lo oscuro, mi niña levanto su trasero diciéndome que quería mas.
Cuando al fin pude ver quien me rodeaba, y que no era observado, puse mi mano en su pierna y levante un poco su falda, al tiempo que trataba de hacerle sentir más mi verga separándole el culito, ella disimulaba, no quería que la vieran, no quería que yo parará, así que yo simplemente seguí.
Ella se había limitado a sacar culo, pero en un momento mando su mano debajo de su falda, donde yo hacia lo mío, y me abrió la bragueta, luego ayudo a sacar mi; en esos momentos; gran pene, y luego volvió a colocar su mano en el tubo, como si nada hubiera pasado.
Empecé entonces a buscar su hoyito, y apenas lo encontré empecé a sincronizar los movimientos del metro con mis propios embates, ella empezó a respirar con dificultad, lo estaba disfrutando tal vez más que yo, y yo me sentía feliz de poseer por fin a mi colegiala.
Cuando pensé que no podía mejorar la situación, ella volvió a mandar su mano debajo de su falda, y bajo un poco sus pantis, quería sentirlo de primera mano, yo no lo creía, así que esta vez bombee con fuerza para abrir su agujero.
Menos mal el ruido externo era excesivo, porque mi niña gemía mientras yo sudaba, estaciones venían y se iban, pero nada evitaba que yo le diera por ese culo, la gente simplemente fue cómplice de todo.
Al rato llegue al clímax, y me pegue tremenda derramada en su culo, ella al sentirlo se movió hacia adelante como sorprendida, luego, vi como se arreglaba un poco por debajo de su falda, yo tome un trozo de papel de mi bolsillo y trate también de limpiarla un poco.
Después de eso, ella se pego otra vez a mí, eso fue como una despedida, así que acaricie su culo con mi mano, por encima de su faldita, que pese a la improvisada limpieza quedo un poco mojada.
Dos estaciones después de tenerla prácticamente entre mis piernas, ella dio la vuelta y con tímida voz dijo, "aquí me debo bajar", yo simplemente asentí, y vi como se bajaba en la estación por la que tantas veces la había visto bajar, pero esta vez sabiendo que ambos estábamos felices.
Hace días que no la vuelvo a ver en la estación, no sé cómo me vaya a ver si volvemos a coincidir, yo solo espero que recuerde lo bien que lo pasamos y quiera una segunda "cita"