Peligro: hombres trabajando

La Comunidad de Propietarios de mi edificio decidió arreglarlo a fondo...y los obreros me arreglaron a mí el cuerpo bien a fondo.

Peligro: Hombres trabajando

Enós-Tomás Pastrana

Vivo en un edificio antiguo del Centro de Madrid, en un ático con unas vistas espléndidas sin vecinos ni a los lados ni más arriba, pues mi edificio es el más alto. Hace un año, nuestra Comunidad decidió acogerse a los beneficios de la normativa municipal para el arreglo de edificios, y restaurar el edificio, con una reforma integral.

Se presentaron varios presupuestos, y escogimos el más adecuado. Se revisaron todas las estructuras, desde los cimientos hasta la terraza del edificio, además del arreglo de bajantes, vierteaguas, fachadas, cubiertas, etc. En fin, una reforma completa e integral, que pretende dejar el edifico como si fuera de nueva construcción. La obra comenzó a finales de Octubre del 2007, y aún durará unas cuantas semanas más, estando ya en plena primavera, con todos los capullos ya en flor.

Muchos de los obreros que vinieron son extranjeros, desde bolivianos, peruanos o ecuatorianos, a polacos, checos, rumanos, nigerianos, senegaleses, etc. Desde el principio, me llamaron dos de ellos la atención: un polaco de nombre Dariusz, de unos 25 años, y un ghanés de nombre Kwane, de unos 28 años. Dariusz es el típico polaco alto (1,90 m) y cachas, rubito y de ojos azules, y Kwane es también alto (casi dos metros) y bien formado. También, desde el principio, yo noté que ambos eran especialmente amables conmigo, pero no le di importancia, pues eran también amables con el resto de convecinos.

Al ir mejorando el tiempo con una primavera que es casi un verano, me apeteció empezar a tomar el sol en las horas del día en que el sol más lucía. Como estaban los obreros, en vez de tomar el sol desnudo (como suelo hacer normalmente), me ponía un bañador "Speedo" blanco. Los primeros días, se sorprendieron, y yo noté que miraban mucho, pero ninguno de ellos dijo nada. Lo que sí observé es que ellos empezaron a quitarse la camiseta, y a enseñar sus estupendos torsos, y que sobre las horas en que yo tomaba el sol ellos (casualmente) siempre tenían algo que hacer en mi terraza o cerca de ella. Yo les preguntaba si les molestaba que estuviera allí para hacer su trabajo, pero ellos siempre me decían que no.

De vez en cuando, como buen vecino, les sacaba unas cervecitas frescas y unas tapitas, para que no se agotaran mucho y descansaran algo.

Una de las veces, mientras dormía la siesta en la tumbona de esa guisa, tuve un sueño erótico con alguno de ellos, y tuve una fuerte erección. En mi sueño, ambos se me acercaban, y mientras Dariusz me chupaba la polla, Kwane me introducía su enorme pollón de unos 27 cm en mi culo. Cuando me desperté todo mojado de esperma, me encontré a los dos: Kwane me estaba metiendo su lengua en la oreja derecha, mientras Dariusz me chupaba la polla.

Sorprendido pero contento, nos metimos en casa y nos fuimos a la cama. Mientras Dariusz me bajaba el bañador, Kwane me levantaba en vilo con sus potentes brazos, para que el otro me los pudiera bajar. Una vez completamente desnudo, les ayudé a desnudarse completamente ante mi vista, mostrándose ante mí esos dos bellos machos en su espléndida desnudez.

Ya desnudos, con nuestras vergas masculinas al aire, y el deseo saliéndonos por los ojos, y con nuestras vergas a punto de explosión, nos lanzamos unos contra otros, para hacernos todo lo que tres hombres juntos y desnudos pueden hacer entre sí

.

Los torsos de ambos eran como tabletas de chocolate perfectamente esculpidos por el mejor escultor. Dariusz tiene un culo pequeño pero durísimo y cuadradito, con una verga de 23 cm y unos cojones grandes. En Kwane todo es superlativo: un culo grande, duro y redondo, con una verga de unos 35 cm, y gorda como ella sola, y unos cojones aún más grandes que los de Dariusz.

Después de echarnos todos a todos unos cuantos polvos, tirados en la cama, relajados y exhaustos, les pregunté:

  • Chicos, ¿y esto, por qué?

  • jajajaja, pues tío, porque estás muy bueno (me dijo Dariusz)

-Y porque tu culo nos ponía cachondos (añadió Kwane)

  • Ya, (dije yo), pero yo ni me imaginaba que entendierais. Creía que erais solamente compañeros de trabajo

  • Bueno, somos compañeros de trabajo…y pareja. Desde el principio nos gustaste mucho, nos fijamos en las miradas que nos echabas, y cuando el Encargado nos mandaba hacer alguna obra en el edificio

, nosotros siempre nos ofrecíamos a venir por aquí para poder verte (dijo Dariuszs)

  • Y más de una vez, muchos de los polvos que nos hemos echado, han sido pensando en ti, y en lo que te haríamos si te pillábamos por banda alguna vez, pues nadie diría que tienes 50 años (dijo Kwane).

  • Y ahora, con el buen tiempo, y viéndote tomando el sol con ese bañadorcito, nos ha ido poniendo cada vez más cachondos, y hemos vistos que, además de tener un buen culo, tenías un buen paquete y un cuerpo estupendo. (Dijo Dariusz)

  • Y cuando hemos visto que estabas teniendo una erección, no hemos querido desaprovechar la ocasión. Además, siempre nos pareció que te gustábamos, pero no te atrevías a decirnos nada. Y hemos tomado nosotros la iniciativa ¿Te parece mal? (dijo Kwane)

  • No, no me parece mal, como os imagináis. Es cierto que me gustabais, pero no quería molestaros con proposiciones que os pudiera molestar. Y prefiero que hayáis tomado la iniciativa.

Después de eso, ellos han aprovechado las ocasiones que han tenido para estar conmigo follando. Cada día con ellos siempre es absolutamente diferente del anterior. Tres hombres, tres culos, tres pollas, seis cojones, y la testosterona por las nubes (ya sabemos que la primavera la sangre altera) hacen que el sexo sea diferente cada día. Los fines de semana se vienen a casa, hacemos compra para tres y, cuando ya estamos de vuelta, nos desnudamos del todo, y andamos desnudos por la casa, tomando el sol con nuestros cuerpos al aire, y follándonos en la terraza en cuanto nos apetece, rodeados de la lavanda, el tomillo, la hierbabuena, el diente de león, las rosas y los claveles. Y hemos acordado que, aunque la obra acabe, ellos van a seguir viniendo todos los fines de semana. Dicen que nunca les han chupado la polla tan bien como lo hago yo, y que mi culo es el único que admite entera la polla de Kwane. La verdad es que una polla tan grande, cuando roza mi próstata, hace que grite de excitación, pues unos enormes tsunamis de orgasmos me inunde de arriba abajo.

Recuerdo que un día, Dariusz me estaba chupando la polla, y me empezó a venir el semen en verdaderas oleadas, y se lo dije, y él dijo:

-Vale, tío. Yo sigo

Y siguió. Me corrí y seguía, y a mi me empezaba a doler la punta de la verga, pues ya sabeis que, si después de correrte te la siguen chupando, pues duele, y uno acaba ahí.

Le dije:

  • Para, Dariusz, para, que me duele.

  • Ya lo sé, pero aguanta y ya verás (me dijo)

Aguante, aunque el dolor era intenso. Pero al cabo de unos minutos, el dolor empezó a dejar paso a una placer orgásmico aún más intenso que lo hubiera sido el dolor, mi polla empezó a ponerse dura, mas allá de cualquier dureza conocida y, cuando estaba a punto de correrme, de pronto, dejó Dariusz de chupármela: mi semen salió disparado, y me llegó hasta la cabeza, empezando a resbalarme desde la cabeza hasta los pies.

-¿Ves? Esto es lo que quería conseguir (me dijo)

Y entonces, como dos fieras salvajes, se lanzaron hacia mí para comerse mi semen, y lavarme entero con sus lenguas, desde la cabeza a los pies.

Pronto acabará la obra, y se irán con la música a otra parte. Pero ya hemos quedado en que, en sus ratos libres, vendrán de nuevo a casa, para tapar algunos "agujeros" que no han quedado suficientemente tapados. Porque hay obras que nunca se acaban.