Pelea de perras
¿participas?
Soy Rosa y tengo un secreto.
Por las noches suelo ir con un hombre
No es un hombre cualquiera, es mi amo y yo soy su perra de pelea.
Mi amo organiza con unos amigos suyos peleas de perras, no esas animaladas que les hacen a los canes, las reglas son simples
Ambas contendientes tienen que sujetar un vibrador por la boca, tiene que estar con las manos esposadas a la espalda, desplazarse de rodillas, nunca de pie y los ojos vendados, el objetivo es clavarle el vibrador de mi boca en la concha y movérselo hasta que la otra perra llegue al orgasmo, claro que antes nos tienen que comprobar los clítoris y nuestra sensibilidad, yo tengo los ojos vendados y mi correa esta atada a mi cadena, una cadena que sostiene mi amo.
-me perteneces – me dice mi amo
El hombre me toca los pechos, con suavidad, me pellizca los pezones, luego me toca el clítoris, siento como me lo estimula con su dedo, es intenso, pero intento no exteriorizarlo, soy la buena perrita del amo, soy su mejor perra de pelea.
Ahora nos desfilan, los amos con sus perras caminamos juntos, ellos nos muestran al publico, antes era un juego entre amigos, pero la gente se reunió para apostar, me da, un morbo especial tener publico y oír como apuestan por mi.
En los combates, uso mi nariz para localizar a mi contrincante, luego uso mis pechos para empujarlas, el público enloquece al ver como mis pechos y los de mi contrincante se juntan en feroz pelea.
Estaba en la final, la chica era más grande que yo y sus pechos más grandes que los míos, yo doy el primer empuje, noto como mis pechos se aprietan en sus enormes melones, me empuja con fuerza derribándome una y otra vez y explorando mi cuerpo con sus pechos, buscándome la concha, en un descuido mío me clava el vibrador y me lo agita.
Intento escapar, pero sus piernas me tienen agarrada, contraataco clavándole mi vibrador a su concha, nos movemos con ganas, pero…
Grito de placer soltando mi vibrador, he perdido.
Tras retirarme del ring, mi amo me ata las manos a una cadena, mueve la cadena y mis brazos se quedan arriba mientras estoy de puntillas, otro tirón y estoy suspendida en el aire.
Oigo el sonido de su látigo, siempre me acaricia con el antes de descargar el golpe.
La suave caricia que precede al delicioso dolor, caricias y golpes que suceden en mis nalgas, en mi espalda y en mis pechos.
Mientras me curaba las marcas, no deje a mi marido que me tocase, la escusa del dolor de cabeza funciona bien.
Los días pasaban, pero mi amo no me llamaba, eso me extrañaba ¿mi amo estaba enfadado conmigo? ¿Se había olvidado de mí? O ¡¿ha encontrado otra perra mejor?! Esos pensamientos me hacen llorar, durante un mes estuve decaída, sin vida.
Lo único que me sostenía eran mis hijos, lo que más quiero en el mundo, incluso que mi amo, el entiende que cuide de mis cachorros.
Pensar en mi amo, me hace llorar.
Tras dos meses, recibo un paquete, sin remitente.
Un collar de perro dorado, con la firma de mi amo.
No sabéis la alegría que me dio saber que no se había olvidado de mi.
Al caer la noche, por las tres de la noche, voy a su casa, totalmente desnuda, solo con el collar, en la calle apenas hay gente, al llegar a su casa, toco el timbre con mis pechos y me pongo de rodillas.
Mi amo está casado, pero al contrario que mi marido, su mujer sabe de nuestra relación, es más, a veces me observa cuando me doma o me ata, observándome con morbo y yo les traigo la comida mientras mi amo y su esposa hacen el amor con pasión.
-entra perra – me dijo mi amo.
Entro a cuatro patas, me lleva en su “habitación especial” la misma donde me domesticó, me pone de pie y me susurra.
-Tienes otro combate, perdona que te haya desatendido, pero he tenido mucho trabajo.
No tengo nada que reprochar a mi amo, simplemente muevo mi culito contenta, pero me sorprendió que se desabrochara el cinturón y me mostrase su erección.
-por haberte descuidado, puedes beber mi leche, pero no te acostumbres, no pienso ser blando contigo.
Después de agradecérselo como es debido besándole los pies, meto la verga de mi amo en mi boca, la saboreo despacio, con ganas, la meto hasta mi garganta, mi amo me entrenó bien, mi amo me acaricia la cabeza, significa que lo hago bien, aumento el ritmo, muevo mi cabeza más rápido hasta que por fin se descarga.
Mi amo me alimenta, tengo que estar fuerte para mi combate.
Estoy de nuevo en el ring de pelea, en la final, no veo por la mascara, pero oigo el publico que se fija en mi, cuando dicen que comencemos el combate, olfateo, intento borrar las voces del publico y concentrarme en oír a mi contrincante, pero ella me localiza primero, noto sus pechos empujándome por la espalda, suaves, grandes, la chica que me derrotó antes, se me cae el vibrador de la boca, me incorporo (sin ponerme de pie) antes de que ella me penetre con el vibrador, la esquivo y busco mi vibrador que noto al tocarlo con mi pierna, intento cogerlo, pero dejo indefenso mi conejito, noto que el vibrador de mi contrincante intenta entrar, pero cierro mis músculos vaginales con fuerza, he estado entrenando esos músculos desde mi derrota, me alejo de ella, pero mi contrincante no se aleja de mi vibrador, sabe que tengo que ir a cogerlo, en ese momento estaré indefensa.
Se me ocurre una idea, es peligrosa, pero podría funcionar.
Me acerco al vibrador y me meto su base por mi concha, noto como me estimula, pero he de resistir, me lanzó a por mi contrincante y la empujo con mis senos mientras consigo agarrar la punta del vibrador por mi boca, ella aprieta su boca con fuerza, forcejeamos, nuestros pechos se aplastan mutuamente en una erótica danza mientras intento desarmarla, aprovecho que está distraída para apuntar el vibrador de entre mis piernas contra su concha, la penetré con fuerza, la impresión que tuvo ella hizo que cayera de espaldas, me intenta apartar, pero yo la bombeo con fuerza, nuestros pezones se rozan en cada bombeo, dándonos más placer, pero yo ya estaba demasiado estimulada, intento aguantar, pero se que no podre, no podre.
Entonces ella grita, grita con ganas en un violento orgasmo, estuve tan alegre que me abandoné a mi propio orgasmo, me arrastré orgullosa ante mi amo que me felicitó y me susurró cual iba a ser mi premio.
En su casa, el me suspendió en cuerdas por el aire, las cuerdas me apretaban los pechos, me separaban las piernas y me ataban por la espalda, tengo en mi boca el vibrador de combate, su mujer se pone frente a mi y se abre su concha.
Entonces noto como mi amo me penetra con violencia, la fuerza de su bombeo hace que le clave el vibrador en la concha de su mujer, mi amo me toma con ganas, con rabia, siempre ha sido muy pasional.
Su mujer me acaricia la cabeza, ella también disfruta, muevo mi cuello para darle más gusto.
En ese momento, su mujer es la primera en correrse.
Pero la potencia de los bombeos no cesa, aumenta, mis senos se mueven al ritmo de sus envestidas, no debo correrme, no debo correrme, si lo hago mi amo me castigará.
Me agarra del pelo, siento como esta llegando al orgasmo.
No tarda en llenarme, siento como su leche sale de mi concha gota a gota.
Su mujer no tarda en estimularme el clítoris, haciendo que yo llegue también, a mi amo le molesta que su esposa sea tan considerada conmigo, que rompe la disciplina que me aplica desde que nos conocimos.
Mi amo me desata, le hago una reverencia y me vuelvo a casa, con mi familia, mi familia ignorante de mi secreto