Pedro me desvirgó
Comprendí que me gustan las pollas, ese escozor que te queda en el esfínter, es que soy muy puta.
Hacía poco tiempo que había dejado mi relación con Alex, un chico delicioso, joven estudiante de enfermería que podía pasar perfectamente por una chica, me encantaba hacer el sesenta y nueve con él y follarme su culito pero no me satisfacía plenamente, era pasivo completamente y yo ansiaba otra cosa, quería que me follaran el culo, me imaginaba siendo poseído a cuatro patas por un individuo fornido, maduro, muy velludo, un verdadero oso.
Volví a poner anuncios en una conocida página de contactos gay, la verdad es que tuve muchas respuestas pero ninguna que valiera la pena, con uno llegue a hablar por teléfono y quedé con el en la puerta de un hotel muy famoso entre parejas que deseaban pasar desapercibidas, muy discreto y limpio, abierto 24 horas y a buen precio, pero no se presentó, cuando lo llamé por teléfono no contestó, posiblemente me había bloqueado, no lo entiendo, quedas con alguien y te arrepientes pues se lo dices, no pasa nada.
A Alex lo conocí en un bar de ambiente así que me dije, ¿por qué no?, volvería a intentarlo, no iría a la misma cafetería, allí paraban principalmente femboys, chicos con apariencia de chica, y yo buscaba otra cosa y además, Alex era amigo de los propietarios y cliente asiduo, no quería encontrarme con el.
Elegí un bar de copas, lo había encontrado en Internet y al parecer era perfecto para lo que yo buscaba, mi mujer se había ido al pueblo con mis hijos a casa de sus padres y yo tenía turno de quince a veintitrés en la fábrica, perfecto, el local abría a las diez y media, pero según decían, los viernes y sábados a partir de las dos de la mañana era cuando alcanzaba su apogeo así que cené en la fábrica y allí me duche y vestí, si surgía algo tenía hasta las tres de la tarde del día siguiente.
Cuando llegué al bar todavía no estaba lleno aunque ya había bastante gente, me senté en un taburete y pedí una lima con tónica, no quería beber alcohol, eché un vistazo al bar, solo hombres, todos de cuarenta para arriba, muchos osos, muy torpe tenía que ser si no encontraba allí lo que iba buscando.
En un lado del local, sentado en un taburete a una mesa alta se encontraba un individuo grande, de mi estatura más o menos, calvo, con perilla canosa, mi mirada se fijó en el y por un instante nuestros ojos se encontraron pero aparté la vista rápidamente, volví mi atención a otras zonas pero mis ojos se dirigieron de nuevo a aquél individuo, estaba mirándome, mantuve la visual durante mas tiempo y en ese instante, en el escenario, apareció una drag para la primera actuación de la noche.
El camarero colocó una nueva consumición delante de mí.
-Invitación del caballero – me señaló al individuo con el que había intercambiado miradas.
Levanté el vaso mirándolo para agradecerle el detalle, el me sonrió y asintió con la cabeza, se levantó y vino hacia mí.
-Hola, me llamo Pedro.
-Hola Pedro, yo soy Einar.
-Nunca te había visto por aquí
-Es la primera vez que vengo, está muy bien este sitio.
-Sí, a mi me gusta mucho, las actuaciones son muy buenas y el ambiente de gente muy sana.
Estábamos hablando a gritos, la drag estaba en plena actuación y a duras penas podíamos oírnos.
-Oye Pedro, ¿conoces otro lugar donde podamos hablar tranquilos?
-Claro, vamos.
Entramos en otro local no muy lejos, en este había hombres y mujeres, mesas bajas, sofás para sentarse, música suave, un ambiente mucho más relajado. Hablamos de todo, era un tipo muy educado, tenía una conversación agradable, me dijo que tenía sesenta años, militar en la reserva, viudo, tenía dos hijos que también eran militares y se encontraban destinados lejos por lo que estaba solo, que cuando murió su mujer dio rienda suelta a su fantasía, le gustaban los hombres pero mientras ella vivió no quiso faltarle al respeto, y era única y exclusivamente activo.
Le conté mi “problema”, la relación que había vivido con Alex y el motivo de que la dejara, lo que iba buscando aquel día.
-Entonces… ¿salvo tu colección de plugs, tu culo no ha conocido otra cosa?
-No, y esa sensación de necesitar ser follado es lo que me tiene frustrado, no sé si me gustará pero necesito comprobarlo.
-Ese es el problema, la gente que se pone en contacto contigo es lo que teme, que al final te eches atrás.
-¿Y tú? ¿Te atreves?
-¿Yo? Claro, ¿por qué no?
Pagué la cuenta y nos marchamos, el no me quería llevar a su casa el primer día, normal, le hablé del hotel que yo conocía pero el problema era que está en un pueblo de los alrededores y a diferencia mía el había bebido alcohol y no quería coger el coche, al final fuimos a un hostal que el usaba con frecuencia, limpio, barato y al que podíamos ir dando un paseo.
En cuanto entramos en la habitación Pedro me empujó contra la pared, era igual de alto que yo y era evidente que estaba en buena forma física, acercó su boca y me pasó la lengua por los labios, abrí la mía y la recibí, nuestras lenguas se enlazaron, desde el principio quedó claro que era el activo, metió su lengua en mi boca, mordió mis labios, me besó el cuello… lo empujé suavemente hasta separarlo de mí.
-Tengo que prepararme, aguanta un poco.
-Te espero con impaciencia. Eso de ser el primero me ha puesto muy cachondo.
Entre en el servicio, venía preparado, condones, lubricante y un enema, era desagradable pero no quería que mi acompañante se llevara una sorpresa. Me lavé bien en el bidet y salí.
-Hola chocho, ¿te has preparado para mí?, que tierno.
Pedro estaba sentado en el sillón, completamente desnudo, la habitación estaba caldeada, se estaba a gusto, mi amante de esa noche tenía un bonito cuerpo, pecho poderoso, leve barriguita, piernas y brazos fuertes, manos grandes, el pecho y el vientre cubiertos por abundante vello canoso.
-Desnúdate zorra, vamos.
-A sus órdenes mi comandante – no me había dicho su rango en el ejército así que le dije lo primero que se me ocurrió.
-Vamos puton, te está esperando.
Se había agarrado la polla, era normal, más o menos como la mía, unos dieciséis centímetros, algo mas gruesa tal vez. No tardé en estar completamente desnudo.
-Date la vuelta, quiero verte bien – giré sobre mí mismo – buen culo tienes, puta, voy a disfrutar esto.
-Mi culo es tuyo mi comandante, solo ordénalo.
-Ponte a cuatro patas y acércate zorra.
Hice lo que me decía, avancé con la mirada fija en aquella polla y aquellos huevos gordos y peludos.
-A ver que sabes hacer con esa lengua.
Cogí la polla con mis manos, bajé el prepucio y dejé el glande al descubierto, con mi lengua recorrí sus bordes, jugué con el frenillo, lami el tronco hasta llegar a los huevos, los chupe, volví a la punta y me introduje la polla en la boca.
-Joderrrrr, aaah, sí que sabes putaaaaaa.
-Slurp slurp slurp.
-Chupa cabrona, chupa, uuuuffffffff.
Movía la cabeza arriba y abajo, a veces la polla entraba más de la cuenta y sufría una arcada, mientas, agarraba aquellos huevos con la mano y los masajeaba y tiraba de ellos.
-Ay, aaah, vaya boquita tienes puta, como me gusta…
-Slurp slurp slurp – sacaba toda la polla y volvía a metérmela con rapidez.
-Uuuuuuhhh, joderrrrr que bueno.
Pedro puso sus manos en mi cabeza y apretó, su polla me llegó a la campanilla, y empezó a mover su pelvis follandome la boca.
-Traga zorra, traga, chupa mi polla zorra
-Aaaggh aaah, aag – me estaba ahogando, las lágrimas se me saltaron y corrían por mi cara y de mi boca salía saliva espesa que caía sobre sus cojones.
-Uuuuuuhhh uuuuuuhhh, zorra, voy a correrme zorrraaaaa.
Apretó mi cabeza y se corrió en mi garganta, soltó una buena lechada, me atraganté, me salió lefa por la nariz, creí que me asfixiaba.
-Cof cof cof, - tosía – casi me… matas cabron, cof cof cof.
-Jajjaajaaja, te la has tragado enterita mariconazo, ahora límpiame los cojones de tu saliva.
Lami sus huevos y limpié los restos de semen de su polla, tuve que sonarme la nariz para limpiarla de lefa.
-Ven aquí zorrita, vas a cumplir tu fantasía, vas a probar una polla y no esos juguetes de mierda que te metes.
Me hizo colocarme a cuatro patas en el borde de la cama y se colocó detrás de mí.
-Plaf – me dio un azote en las nalgas – precioso culito tienes
-Todo… aaah – volvió a darme un azote – tuyo.
-Te gusta putita, te van los azotes.
-Me va… ayyy – otro azote – lo que tu quieras.
-Plaf – las nalgas me ardían – ábrete de piernas golfa, quiero ver tu polla desde aquí.
Me abrí todo lo que pude, me apoyé en los codos, Pedro abrió mis nalgas y dejó al descubierto mi ojete.
-Deliciosa esta flor.
Sentí la punta de su lengua en mi esfínter, agarró mi polla, me daba saliva, me lamia, me escupía y volvía a aplicar su lengua a mi ojete, me lo follaba con ella, mordía mis nalgas, metía un dedo y me dilataba.
-Diossss, que rico comandante, sigue, escúpeme, lléname de saliva.
-Te gusta ¿verdad? – había metido dos dedos.
-Siiii, ay, ay que rico.
-Plaf – nueva azotaina – tienes un culito delicioso perra.
Me abrió las nalgas que creí que me iba a rajar, aplicó su boca a mi ojete, mordía, sacaba su lengua y me la introducía, chupaba, volvía a su lengua.
-Ay que rico, ay por dios ayyy, que lengua tienes, ay ayyy
-Pues verás mi polla, golfa.
-Follame, follame ya cabron, méteme tu polla, quiero tu pollaaa.
Pedro dejó quieto mi culo, miré para atrás y lo vi de pie, colocándose un condón.
-Ahora voy a poner mi polla en ese culito, cuando notes que empujo tu aprieta como si fueras a hacer caca.
Hice lo que me dijo, cuando note que comenzaba a empujar apreté y su polla venció la resistencia de mi esfínter con facilidad.
-Aaaaaah, cabron, mi culo.
-¿Te duele putita? – continuaba metiéndola – ahora pasa.
-Ay, ay mi culo, mi culo, canalla, me has desvirgado mi culo.
Cuando sus huevos me tocaron comprendí que su polla estaba entera dentro de mí, ahora comenzó a sacarla despacio.
-Ay, ayyy, lo que me has hecho, cabron, ay, mi culo.
-¿No te gusta zorra? – otra vez muy despacio me la clavaba hasta los huevos. - ¿quieres que la saque?
-Noooo, follame, dame fuerte, dame, dame…
Pedro incrementó el ritmo, agarró mis caderas y comenzó un mete y saca más rápido, golpeando con su pubis en mis nalgas.
-Plaf plaf plaf plaf plaf
-Dame dame dame cabronnnnn, más fuerte más fuerte, mi culo mi culo mi culoooo.
-Uuufff, puta puta puta uuuuffffffff.
-No te pares, no te pares, dame fuerte, dame fuerte, cabron, párteme el culo, mi culoooo.
-Plafplafplafplaf.
-Ay, ayyyyyy, mi culoooo, sigue, sigueeee cabron, más fuerte, dame fuerteee.
El ritmo de Pedro era salvaje, su polla me estaba follando el culo, sus manos me agarraban por las caderas, los muslos, sus dedos se enterraban en mi carne.
-Ay, hijo de puuutaa, ay, dame, dame fuerte, mi culo, mi culoooo.
-Me corro, zorra, me voy a correr, me corrooooo.
Dio un empujón y me enterró la polla en el culo, se apretó contra mi y empezó a eyacular, yo comencé a meneármela.
-Uuuuuuhhh putaaaaaa, que culo tienes.
-No la saques, no la saques cabron, aprieta, aprietateeee.
Me estaba haciendo una paja con una polla que acababa de correrse clavada en mi culo, nunca había sentido algo así.
-Ayyy ay que rico, ay ay, me corro, me corro, ay ayyy me corrooooo.
Eyacule sobre la cubierta de la cama, el orgasmo fue bestial, intenso, note como se relajaba todo mi cuerpo, me dejé caer hacia adelante y su polla salió de mi culo, me di la vuelta y lo vi allí de pie, bañado en sudor, con su miembro que iba menguando enfundado en el preservativo.
-Gracias mi comandante, muchas gracias.
-A ti, no todos los días se tiene oportunidad de desvirgar un culo.
Me senté en la cama, le quité el condón y con mi lengua limpie el semen que tenía en el glande, lami sus huevos sudados, sus ingles, aspire el olor, ese olor a sudor, a sexo, a hombre que tanto me excita desde ese momento, comprendí que amaba las pollas, que mi culo las adoraba, ese escozor que te queda en el esfínter después de que una buena polla te lo folle, ese día comprendí que soy muy puta.