Pedro III final
Encuentro con julia
No tarde ni un minuto en pagar la cuenta y nos encaminamos a mi apartamento.
No sabía que tal iba a resultar la cosa después de tanto tiempo. Quizás se me cayera el mito.
Bueno solo había una forma de averiguarlo.
Al llegar a mi piso, me quede un poco cortado, pero ella me cogió de la mano y tiro de mi hasta que estuvimos pegados. Empezamos por un muerdo húmedo, entrelazando las lenguas lentamente, sin prisas. Tras un rato de besos y apretones el uno contra el otro, buscando sentir nuestros cuerpos, pase a la acción tratando de acariciarle las tetas.
Ella se abrió la blusa y sin quitarle aun el sostén, yo extraje sus dos pechos de las copas del mismo. La primera impresión no fue muy excitante ya que las tenía mayores de lo que yo recordaba pero muy caídas. Al centrarme en sus pezones, muy oscuros y con una gran aureola alrededor, la cosa mejoro. Empecé a chuparlos y note como se ponían muy tiesos. Agarre los pechos con las dos manos manteniéndolos yo erguidos a la vez que se los apretaba, y continúe trabajándolos con mi lengua.
Luego llegó el turno de su amplia falda, que desabroche y deje caer al suelo. Julia tenía un poco de barriguita, pero su monte de venus se marcaba perfectamente bajo las bragas, así como su culo que tanto me había gustado de joven. Aunque lógicamente estaba un poco más ancha de caderas, su culo volvió a hipnotizarme, ya que seguía teniéndolo muy redondo y en apariencia firme.
Las manos se me fueron hacia sus bragas, ya quería dejarla completamente desnuda, pero ella me rechazo separándose de mí. Es de las que les gusta llevar la iniciativa.
Así que me empezó a quitar a mí la ropa. Espero a tenerme completamente desnudo y entonces comenzó a chuparme los pezones. Me atrajo hacia ella y en un momento dado paso de las lamidas a mordisquearlos, hasta que cerró los dientes con fuerza sobre uno de ellos. El dolor me echó para atrás y me hizo clavarle los dedos en sus brazos, hasta dejarle marcas.
Pero ella pego la cara de nuevo en mi pecho y continúo lamiéndolo, bajando poco a poco hacia mi entrepierna. Tuve una sensación muy extraña pero a la vez excitante. Después del primer bocado casi me daba miedo que llegara a mi pene, pero por otro lado, lo deseaba con locura. Era un sentimiento extraño, de a la vez deseo, expectación y temor.
Yo sentía el roce de mi polla en sus tetas mientras me lamia por todos sitios. Cada vez más tiesa y ya brotando de la punta un poco de líquido pegajoso preseminal, que se le iba pegando formando algún hilito en sus pechos.
Cuando llego a mi pene, lo miro muy fijamente. Hasta entonces no había fijado su atención en él, de forma deliberada. Como si se estuviera reservando. Pero entonces empezó como a ventilar, supongo que de la excitación, echándome el aliento sobre mi polla. Hasta que decidió ir a por ella, y sin tocarla con las manos, se la metió en su boca cerrando los labios alrededor de mi capullo.
Yo no sabía que iba a pasar, estaba con el corazón encogido, pero ella se portó bien y no uso los dientes. Su boca estaba húmeda y caliente. Puso sus manos sobre mis caderas y empezó a chupar despacito al principio, y aumentando luego poco a poco el ritmo.
Tiraba de mis caderas hacia ella, notando yo como mi glande hacia todo el recorrido resbalando por sus labios, luego tocando su lengua y finalmente llegando hasta lo más profundo de su boca.
Temiendo irme demasiado pronto, se la saque con gran disgusto por su parte. Un hilillo de saliva mezclada con algo más, le caía por la barbilla. Ahora tome yo la iniciativa, poniéndome de rodillas y bajándole las bragas hasta los tobillos. Así empecé a acariciar su sexo y la cara interior de sus potentes aun muslos. Lo tenía bastante recortadito de vello, no sé porque esperaba en ella un cierto descuido en este aspecto. Pero no era así. Mis dedos pudieron acariciar sus labios sin problemas e incluso empecé a abrirle su raja introduciendo un par de ellos. A ella le gustaba, pero se resistía a dejarme tomar la iniciativa, así que casi tuve que empujarla a mi cama, y forzarla a abrirse de piernas para que todo su coño quedara expuesto.
Desde esa posición estaba más cómodo, donde ella tenía que ofrecerse a mí sin reservas y yo podía llegar hasta el fondo de su vagina si quería. Empecé a trabajar con mis dedos y mi lengua. Los primeros lametones sobre su clítoris le arrancaron suspiros y jadeos. Igual, cuando mi lengua se abrió paso entre los labios de su coño, provocado que se mojara. Tras un rato cerré mi boca sobre la zona de su clítoris, chupando muy fuerte, lo que hizo que casi gritara. Me pidió que le introdujera los dedos. Cuando lo hice sin ningún problema debido a lo mojada que estaba, me dijo
Pero no dejes de hacerme eso con la boca.
Estaba claro que quería llegar al orgasmo combinando mi lengua y dedos dentro de su vagina.
Yo seguí chupando e incluso tirando con mis labios pero sin morder de su clítoris, hasta que Julia tuvo una corrida monumental. Me llevo la mano a la cabeza ya que con sus espasmos y movimientos casi violentos, mi lengua se despegaba de su sexo y ella quería mantener el contacto mientras se corría. Apretó mi cabeza entre sus piernas mientras el orgasmo la golpeaba provocándole contracciones y gritos de placer.
Menudo escandalo pensé. Se van a enterar todos los vecinos que hoy follo.
Ella se quedó completamente abierta de piernas mirándome con la mirada aun perdida, con los ojos vidriosos por la corrida que se había pegado.
Yo me situé sobre ella, apuntando mi polla a su raja, que la recibió del tirón, sin ningún problema para que resbalara por su vagina en toda su extensión. Me dio la impresión de no tener fin. En otras ocasiones noto el final de la vagina o al menos cierta estrechez.
Con julia no pasaba esto. Tenía un coño que daba la impresión de caber una mano entera.
Me miro con cara de vicio y placer mientras empezaba a bombear con mi pene. Le gustaba. Aunque recién llegada al orgasmo, no parecía que fuera a correrse de nuevo. Pero se veía que la situación la ponía mucho. Me cogió de las caderas tiro hacia ella con fuerza. Buscaba que la follara duro y así lo hice. Metiéndosela rápido y hasta el fondo cada vez, manteniéndome un par segundos y vuelta a empezar.
Pronto llego mi orgasmo. Ella me agarro hasta arañarme la espalda cuando sintió que me vaciaba dentro. Cerró sus piernas sobre mí y apretó hasta el fondo. Yo me ponía tenso cada vez que mi glande escupía un borbotón de semen, hasta que sintiendo toda la humedad caliente que se había formado en su coño, termine de llegar y caí sobre ella.
Nos quedamos los dos agotados y tras sacar mi pene aun tieso, me coloque boca arriba notando como todos mis músculos se relajaban.
Cerré los ojos y debí quedarme durmiendo, porque al abrirlos tuve la sensación de que habían pasado horas. No era así, solo habían sido 15 o veinte minutos. Julia estaba recostada sobre un costado mirándome y cogiéndome de nuevo el pene. Acercamos nuestras caras y empezaron de nuevo a trabajar nuestras lenguas. Le volví a apretar de nuevo los pechos con mi mano libre, mientras la besaba, notando como el pezón se volvía a poner duro. Con nuestra saliva pasando de uno a otro, retorcí su pezón poco a poco, viendo como aumentaba su jadeo cuando llegue al límite del dolor que podía soportar. Retire mi mano pero ella me la cogió y la llevo de nuevo a su aureola, indicándome que apretara sin miedo.
Así lo hice hasta que soltó un grito y yo ya pensé que había ido demasiado lejos. Cambie la mano por la boca y empecé a chuparle el pecho, pasando mi lengua una y otra vez por el pezón castigado, que cada vez estaba más duro.
La puse boca arriba para llegar mejor a todos sus rincones. Mi mano se fue a su sexo.
Aún estaba húmedo, de tal forma que al acariciar los labios de su coño, note como me mojaba los dedos con restos de semen que salían de su vagina. Introduje un dedo y con sorpresa vi como salía mi corrida de su interior, mojando la sabana, mis dedos y cayendo por el final de su raja hasta el principio de su ano. No se había molestado en limpiarse, quedando todo mi semen en su interior.
Esto me puso a cien. Seguí pajeandola un rato hasta que ella me cogió el pene ya muy duro con su mano y se lo metió en la boca. Dio dos o tres chupadas y luego dejo caer la saliva sobre la punta. Inmediatamente, se puso sobre mí, notando yo sus muslos sobre mis caderas y su coño sobre mi pene. Empezó a restregármelo hasta que ya mi polla estuvo toda pringosa entre su saliva y todo lo que salía de su vagina. Yo veía ese cuerpo, esas tetas colgando pero con los pezones duros, esos muslos poderosos, y ese sexo que empezó a engullir mi pene hasta el final, cuando Julia considero que ya estaba bien de preliminares.
Se lo metió y empezó a cabalgarme de forma muy brusca. Buscaba sentirla a tope pero con movimientos muy rápidos para procurarse placer. Yo estaba muy excitado, pero no podía correrme porque ella me hacía daño y además, su ritmo de follada era desigual. Buscaba notarla de forma que variaba el ángulo de follada. También se la metía hasta el fondo y apretaba contra mi vientre, buscando la tarea casi imposible de que mi punta topara contra el final de su coño. Pronto empezó a masturbarse, primero con suavidad, pero luego de forma más salvaje. Yo pensé que se iba a arañar todo el clítoris. La corrida le llego entre convulsiones y espasmos, volviendo a llenarme los huevos y todo el pene con sus líquidos. Se echó sobre mí, sintiendo mi polla todavía palpitar en su vagina, sus tetas contra mi pecho y su aliento sobre mi cuello.
Yo quise acabar también, así que le di la vuelta y admire su culo, que tanto había deseado.
Por fin lo tenía ante mí. Todo mío. O eso creía yo.
Llevado por la calentura, empecé a rozar la punta de mi pene por la raja de su trasero. Cuando estuvo convenientemente mojada la zona, apunte a su ano y metí la punta. Ella se revolvió, diciéndome que ahí no. Como mantenía su culo en posición deje la punta dentro, mientras le pedía que me dejara correrme. Ella me miro con cara de vicio y dijo:
Solo la punta.
Empecé a bombear, solo metiendo el glande y apenas dos o tres centímetros de mi polla.
Me corrí casi enseguida. Mis venas hinchadas y mi pene bombeando semen a su culo. Cuando acabe lo saque con cuidado, saliendo con mi punta, un borbotón de semen.
Ahora si que fuimos a la ducha. Julia no me rechazo para nada después de la escenita. Casi diría que le gusto aunque no lo admitiera.
A la mañana siguiente me hizo pagar. Antes de irse me hizo que la follara en la postura del misionero y que le volviera a chupar el coño hasta correrse de nuevo en mi boca.
Yo aproveche su calentura para metérsela también en la boca. De pie con ella sentada en la cama, me la chupo dándome una última sorpresa. Cuando ya no podía más, la avise que me corría, pero ella se mantuvo firme y me la siguió succionando hasta que mi leche caliente le lleno la boca.
Julia se la trago sin hacer el menor intento de limpiarse ni escupir nada. Estaba claro que le gustaba el sexo sucio y fuerte.
El resto fue una despedida formal. Me preocupe por ella y me contesto que se lo había pasado muy bien. Le propuse repetir y ella me contesto que sería cuando surgiera la oportunidad y ella lo decidiera.
Aún no ha habido ocasión de volver a vernos, pero mantenemos el contacto y no renuncio a que si la montaña no viene a mí, ir yo hacia el sur.