Pedazo de coche tía....

Elena y sus amigas salen de fiesta.

¡PEDAZO DE COCHE TÍA!

¿Qué modelo es? Preguntó María.

Un TT. Dijo Carmen.

UN AUDI TT ÚLTIMO MODELO. Dijo Elena.

Pasaba en ese momento por delante de la discoteca.

Era su primera salida en muchos meses. Habían organizado la salida meticulosamente durante semanas. Primero cena y luego discoteca.

Aunque todas tenían más de treinta años, se comportaban como quinceañeras. Se habían vestido con ropas juveniles y provocativas. Reían y gritaban como mucho tiempo antes de que se casasen.

Justo cuando estaban en la puerta, se había quedado atónita mirando hacia la carretera. El coche de sus sueños pasaba por delante. Llevaba años diciéndole a su marido que quería tener uno, aunque fuese el modelo antiguo, y ahora veía la última versión de esta joya automovilística. Tenía todos los extras, incluida las lunas tintadas que impedían ver a su conductor. Hasta el color era el que siempre le había gustado.

JODER, QUE ENVIDIA.

¿Te gusta Elena?

¿QUÉ SI ME GUSTA? DARÍA LO QUE FUESE POR TENER UNO.

En ese momento aparcaba el coche justo en la puerta. Debía ser alguien afín a la discoteca, pues uno de los seguritas salía para abrirle la puerta.

¡UFFF!

¿Qué?

¡YA NO ME GUSTA!

¿Por que?

¿NO LO VES?

Uff. Está buenísimo.

ES NEGRO.

¿Y que? Mira que cuerpazo tiene.

El hombre en cuestión era un tipo de unos 30 años, de color negro azabache. Iba vestido todo de Armany. Reloj de oro, una enorme pulsera que debía pesar más de un Kg del mismo material

HOMBRE. NO ESTÁ MAL.

Tenía que reconocer que era un dandi. Nada comparado con su marido. A veces tenía que obligarle a vestirse medianamente bien, para salir de cena.

¿Que no está mal? Pero si parece un actor de cine.

Y debe de tener más pasta que Adán Martín.

En esta discusión estaban cuando el tipo paso junto a ellas. Le sacaba más de una cabeza y olía maravillosamente bien. Al pasar por su lado, la miró y sonrió.

Pilla.

Si te ha mirado. ¡Cabrona!

No les contestó.

Una vez dentro, olvidaron al tipo, y empezaron a bailar. Sonrió al pensar en su marido. Siempre le había dicho que no bailaba. Lo hacía para que no se enfadase; pero a quien se le ocurre venir a una discoteca y no bailar

Pasaron las horas, y el ambiente se fue caldeando. El tipo del TT no paraba de mirarla y esto la tenía un poco descolocada. La verdad es que estaba muy bueno, pero como se iba a fijar en ella. Era imposible.

Además yo soy fiel, se dijo a si misma.

Inconscientemente comenzó a bailar de una forma más descarada.

Cerca de las dos de la mañana, en plena vorágine de "Chil out" sintió que alguien se rozaba con ella por detrás. Comenzó a bailar con más frenesí al ver que era que llevaba mosqueándola toda la noche. Terminó la pieza y sus amigas la cogieron del brazo llevándola a la barra.

Oye. Ese va a por ti.

TU ESTÁS LOCA.

¡Que si, que si!

PERO ESO ES IMPOSIBLE. SI LA DISCOTECA ESTÁ LLENA DE TÍAS MÁS BUENAS QUE YO.

Pues mira. No para de mirarte.

En ese momento miró hacia donde le indicaba su amiga y le vió mirándola sonriendo.

Se volvió asustada y dijo:

A VER SI VA A SER VERDAD.

¿Nos vamos?

NO, SI ESTAMOS EN LO MEJOR. ERES UNA ABURRIDA.

Tomaron la copa rápidamente y volvieron a la pista de baile.

No se acercaron al tipo en cuestión y se fueron al otro lado de la sala; aunque ella no paraba de buscarle con la mirada. Le parecía increíble y a la vez excitante el pensar que pudiese atraer a un personaje como aquél.

15 minutos más tarde, cuando se volvió a buscarle con la mirada, no le vió. Se sintió un poco decepcionada. Con la cabeza, le buscó por toda la discoteca, pero se había marchado.

Con un "Que boba eres, Elena", se olvidó de él.

Sobre las cuatro de la mañana, sus amigas estaban derrotadas sobre un taburete de la discoteca, mientras ella estaba en plena euforia. El sentimiento de sentirse deseada, la había embriagado más que la bebida.

¿Nos vamos?

¿YA? PERO SI ES MUY TEMPRANO.

Son las cinco.

¿TAN TARDE?

Si. ¿Nos vamos?

COMO QUERAIS CHICAS.

Un poco decepcionada, se dirigió a la salida. Fuera hacía mucho frío. Carmen se dirigió a su vehículo.

Adiós Chicas.

HASTA EL VIERNES QUE VIENE.

Junto a María, se dirigió a recoger el vehículo. Había decidido venir con ella, porque a parte de ser su mejor amiga, no le gustaba beber mucho.

Desde muy pequeñas, se habían contado sus secretos más íntimos.

¡Mami que será lo que quiere el negro…!.

¿COMO?

Anda Zorra, que estabas provocando al negrito.

No le contestó y se hizo la despistada durante un rato, hasta que prorrumpieron en carcajadas.

ESTABA BUENÍSIMO.

Y como te miraba.

YA ME DI CUENTA.

Será verdad que la tienen grande.

¡SEGURO!

Volvieron a reir.

Ahora en serio. ¿Te lo tiratías?

QUE VA. ESTOY CASADA.

Anda pilla. Será la primera vez que le montas un cuerno a tu marido.

(Silvo)

Cuando no te interesa no hablas.

JAJAJA.

Siguieron con la conversación hasta que unas luces las adelantaron a toda velocidad.

Joder. No es el TT.

SI. ¿VISTE A LA VELOCIDAD QUE IBA?

Por lo menos a 300 Km/h.

ESO SI ES UN COCHAZO.

Y un cacho tío.

ESO TAMBIÉN, COÑO.

¿Le seguimos? Preguntó mientras aceleraba.

PISALE CHANCLETA.

(Risas)

Unos kilómetros más adelante, le vieron entrar en una gasolinera. María sin pensárselo dos veces, entró tras él.

Le cogimos.

¿ENTRAMOS A TOMAR CAFÉ?

Vamos.

Muy excitadas por el juego, bajaron del coche y entraron en el bar de la gasolinera. La barra estaba llena de camioneros y tipos trasnochados. Al verlas entrar con sus minifaldas de noche, comenzaron a silvar y a lanzarles piropos.

Ignorando los comentarios, buscaron con la cabeza al tipo del Audi, y María cuando le vió, se dirigió muy rematada hasta él. Elena la siguió diciéndose que estaban locas.

Hola.

Hola chicas, os estaba esperando.

Se levantó, y muy cortésmente, separó una silla para María. Luego se dirigió hacia Elena y muy lentamente, la retiró hacia atrás para que se sentase. Cuando lo hizo, apretó sus brazos suavemente con sus manos. Le bello se le erizó en la nuca.

A mi amiga le gusta mucho tu coche.

¿Es verdad eso? Preguntó mirando a Elena fijamente.

Esta apenas pudo asentir con la cabeza. Se sentía extrañamente abrumada ante aquel tipo.

¿Si quieres te llevo?

¡NO! Casi gritó.

¿Por qué no? Yo puedo volver sola.

NO PUEDE SER.

Dijo mirando a María con los ojos de reproche.

No te voy a comer. Sólo te llevaré a tu casa.

Vamos no seas boba; si siempre has deseado montarte en uno de esos.

ES QUE

Es que ni nada. Adiós chicos.

Dijo María, levantándose y marchándose rápidamente. Tardó un poco en reaccionar y se levantó tras ella. Sin apenas tiempo a llegar a la puerta, la vio subirse en el coche y salir disparada.

Parece que al final si tendré que llevarte.

SI.

Pues vamos.

Le siguió por el aparcamiento. Sentía un enorme nerviosismo y le dolía el bajo vientre. Sintió sus bragas empapadas y giró la cabeza de un lado a otro, por si había alguien conocido. Se apresuró a entrar en el vehículo.

Arrancó el vehículo y salieron a la autopista. El interior era alucinante. Todo lleno de luces.

¿Te gusta?

MUCHÍSIMO.

¿Quieres conducirlo?

NOOO.

Si no pasa nada.

Paró en el arcén y bajo del coche. Como en un sueño, cogió el volante y arrancó de nuevo. La cabeza le daba vueltas.

SIEMPRE HE DESEADO UN COCHE COMO ESTE.

¿Y por que no lo tienes?

NO ME LO PUEDO PERMITIR.

¿Qué una hermosura como tu no se lo puede permitir?

ES VERDAD.

Por ti compraría el cielo.

GRACIAS

El tipo era un Galán. Decía lo que toda mujer le gusta oír. La conversación empezó a ser más distendida hasta que MARK (así se llamaba) gritó.

Uff.

¿QUE TE OCURRE?

Tengo que pasar un momento por casa.

TENGO QUE IR A CASA YA. SON LAS 5 DE LA MAÑANA.

Sólo será un momento, además nos queda de camino.

¿DONDE ES?

Entra en Tabaiba.

¿POR AQUÍ?

Si.

Inconscientemente comenzó a temblar. Ayayay, aquello comenzaba a tener un cariz… No se bajaría del coche, pensó.

Entró por la zona de chalets, le dijo.

Para, es aquí mismo.

¿AQUÍ?

Si.

ES INMENSA.

¿Te gusta?

No contestó. Esperó a que se abriese la verja y entró en el aparcamiento. Asustada vió como se cerraba la puerta tras de ella. "En que berenjenal me estoy metiendo…"

¿Bajas?

NO.

Ok. Pero tengo que ir al servcio.

TE ESPERO EN EL COCHE.

Ok.

Más tranquila, al ver que él no insistía, se relajó. Se llevó las manos a la entrepierna y se encontró que tenía las bragas todas mojadas. "Zorra" se dijo. La verdad es que era guapísimo. "!Si no estuviese casada!"

La casa era impresionante. Mirando mejor le pareció ver una piscina.

JODER.

Como no aparecía, decidió bajarse y ver el jardín. Rodeó el seto y vio la piscina. Que suerte tenían algunos. La cabeza le daba vueltas. Entre lo extraño de la situación y lo que había bebido, apenas se tenía en pié y no podía pensar razonablemente.

Un gruñido a su espalda, le erizó los pelos de la nuca. Se volvió lentamente y vio un enorme perro. Era un gran danés, de color blanco y negro, con pinta de león.

Aterrada, comenzó a recular mientras el animal rugía amenazadoramente. Justo cuando el animal parecía que iba a saltar sobre ella, se volvió y chocó de bruces con MARK. Sollozando se abrazó a él mientras este espantaba al perro y acariciaba la cabeza suavemente.

Tranquila cariño.

Ya pasó todo.

El no te hará nada.

Le hablaba suavemente mientras le acariciaba la cabeza y la espálda. A través de la ropa, notaba el enorme calor que emanaba de él. Sentía su erección a la altura del ombligo, pues esa era la diferencia de altura entre ambos.

PARA POR FAVOR.

Gimió casi sin resistencia.

El le levantó la barbilla y le dijo:

Me gustas mucho.

POR FAVOR. Dijo casi sin fuerzas con los labios entreabiertos.

Sin podérselo impedir, la besó profundamente. Su cuerpo no pudo resistirse más. Lo deseaba más que a nada en este mundo. Era un deseo sexual que no la dejaba pensar. Sorbió su lengua ávidamente.

Él la levantó en brazos y la entró en la casa, mientras ella le aflojaba los botones de la camisa sin dejar de besarle.

La puso en el suelo, junto al sofá y en un momento, la tuvo desnuda entre sus brazos. La lanzó sobre el sofá y fue a lamerle su entrepierna ávidamente. Ella no paraba de gemir, a punto de sentir el primer orgasmo. El, se levantó, y la atrajo, para que desabrochase sus pantalones.

El pene saltó entre sus manos. Era enorme. Mucho más grande de lo que ella había tomado nunca. Sin poderlo evitar, la boca se le hizo agua. Aplicó los labios y en un momento, se la introdujo, empapándola de saliva.

Él la tiró hacia atrás, y antes de que llegase a introducírsela, se corrió gritando. El al verla de esta manera tampoco pudo aguantarse y descargó mientras la clavaba.

AGGGGGG. Gritaba ante el orgasmo más increíble que había tenido nunca.

DAME FUERTE….

La levantó en peso, y clavada en su pene, la subió por unas escaleras hasta una habitación. Sin soltarla, se sentó, con ella encima en el borde de una gran cama.

Te voy a follar toda.

Y YO A TI, MI NEGRO LINDO. Dijo mientras movía sus caderas y le obligaba a tumbarse sobre la espálda.

AHORA ME TOCA A MI.

Se sentía muy femenina, hembra. Notaba cuan fácilmente engullía aquél enorme cipote, hasta los huevos. Notaba como sus caderas se abrían para adaptarse al macho. Por primera vez se sintió hembra. Amaba las pollas; se derretía por ellas.

Notó como él no podía aguantar y volvía a eyacular en su interior. Se vio a si misma como un botijo, abierto y dispuesto a engullir todo lo que le metiesen. Su orgasmo era contínuo.

Tan dilatada estaba, que de su sexo no paraban de salir ruidos debido a la entrada y salida de aire.

Mark dijo:

Para un momento hembra. Debo recuperarme.

NO. QUIERO MÁS.

¿Quieres más?

SII.

Espera. Levántate un momento.

Con cara de decepción, dejó que se la sacase. Le vio salir y esperó abierta en la cama.

Al momento volvió a entrar y dirigiéndose a la mesilla, le vio extender unos polvos blancos sobre ella.

¿QUE ES ESO?

Coca.

¿Y PARA QUE LA QUIERES?

Ya verás.

Cogió su pene y comenzó a restregarlo sobre los polvos. Al momento pudo comprobar el efecto que hacían sobre él.

Con los ojos agrandados por la sorpresa y babeándose de deseo observó como crecía y crecía, con la cabeza a punto de estallar.

Ahora tendrás que trabajar mucho para bajarla.

PE-PE…ES INCREÍBLE.

Sin dejarla respirar, la volteó, poniéndola de rodillas y se la enchufó sin contemplaciones.

AYYYYY.

Esta vez si le había dolido un poco.

Mueve las caderas hembra.

UFFFF. DAME CABRÓN.

Que buena que estás.

Él no paraba de acariciarle el clítoris, y le notaba hinchado. Agachando la cabeza, miró entre sus muslos y le vio como una enorme ciruela roja, a punto de reventar.

¿QUE ME HACES?

Te he puesto coca en el clítoris. Vas a tener el chocho como una mona durante una semana.

UMFFFFF. AHHHHHH.

Ya no pudo hablar más pues un nuevo orgasmo, le nubló la vista y la hizo gritar como una posesa.

MARK parecía una fiera insaciable. Ya estaba el sol muy alto y seguía dale que te pego, bombeando sobre ella. Hacía horas que copulaban, sin que el deseo disminuyera. Tenía el sexo tan abierto y lleno de leche como su ano, pues Mark había usado indistintamente uno y otro.

Por fín el semental paró y cayó rendido sobre la cama.

Elena reaccionó justo en ese momento y con una extraña energía impropia del momento, se levantó.

DIOS MÍO. DEBO IRME.

Quédate.

ESO ES IMPOSIBLE. MI MARIDO….

¿Estás casada?

SI. POR FAVOR LLÉVAME.

Tranquila. Coge las llaves de mi coche y llévatelo. Ya iré a buscarle.

PE….

No hay peros que valgan. Es mejor que lo lleves. Déjalo donde quieras. Me llamas, que ya iré a buscarlo.

Mientras hablaban, Elena se vestía rápidamente. Al ponerse sus bragas, dio un grito cuando estas rozaron su aún dilatado clítoris.

Tranquila cariño. Es mejor que no te las pongas. Vas a estar así durante algunos días.

Se las puso, tirando de la tira hacia un lado para que no rozase el clítorí.

ADIÓS.

Dijo Elena, mientras cogía las llaves. Cogió el coche y salió chillando ruedas. En el reloj del coche marcaban las 11:00 de la mañana.

(Suspiro)

"Me va a matar".

Todavía tenía una esperanza. Le diría que a María se le había pinchado una goma del coche. La llamó y le preguntó si su esposo la había llamado.

¿Es que no has llegado todavía a casa?

NO PREGUNTES.

Zorra. Cuanta envidia me das.

¿LLAMÓ?

No.

PUES SI LLAMA DICES QUE TUVIMOS UN PINCHAZO.

No te apures cariño. Sabes que te encubro.

EN UN MOMENTO LLEGO A TU CASA. DEJO EL TT, Y ME LLEVAS.

Ok.

Cuando llegó, María estaba ya dentro del coche. Aparcó tras ella y subió corriendo en el asiento del acompañante.

Cuéntame.

OTRO DÍA CARIÑO. ESTOY AGOTADA.

Por lo menos dime si cumplió.

ES UN SEMENTAL….

Mierda, no tenía que haberme ido….

(Risas)

Al llegar bajo su casa, descendió corriendo del coche. Donde había estado sentada había un charco blanquecino.

PERDONA

Pero si vas empapada cabrona.

Elena levantó los hombros pícaramente.

Cuanta envidia me das.

Subió en el ascensor. A lo mejor tenía suerte y todavía dormía. Normalmente los fines de semana, su esposo se levantaba a medio día. Se daría una ducha y se acostaría a su lado como si nada.

Tenía el sexo inflamado y no podía aguantar las ganas de ir al baño. Como si tuviese diarreas. Su culo parecía querer volverse del revés.

Entró en casa, sigilosamente. No se oían ruidos de TV. Debía estar durmiendo. Sin encender luces, se metió en el baño y cerró la puerta. Ahora podría arreglarse tranquilamente.

Se desprendió del traje y se vio desnuda en el espejo. Tenía algunos morados sobre pechos y muslos. Su piel era muy blanca y siempre quedaban marcas.

Bajó las bragas y las puso sobre el lavabo. Pesaban medio kilo, de lo empapadas que estaban. Intrigada, se escarranchó sobre el inodoro, para verse los bajos en el espejo.

La vulva la tenía inflamada y roja. Los labios caían largamente mostrando el abierto agujero; y el esfínter, rojo añil, salía en bolas con las almorranas por fuera. Debido a estar en esa posición, de entre los bultos, salía un leve chorrito de semen.

Cuando se volvía para sentarse en el retrete dio un respingo que casi la hace subir al techo. Su esposo la observaba desde la bañera. Había estado oculto viéndola hacer.

Con el corazón a punto de salírsele por la boca, se sentó en el inodoro.

Le vio salir, sin decir palabras y coger las bragas.

La miró fijamente con cara de inmenso odio.

POR FAVOR. DEJA QUE TE EXPLIQUE

No hay nada que explicar.

CARI

¡Explica esto!

Tiró las bragas contra el espejo y se quedaron pegadas, chorreando.

Salió del baño diciendo.

ZORRA

Sin poderse contener, con gran ruido, su lleno esfínter por fin se vio liberado de su contenido, mientras sollozaba.

CARI