Pecosa complaciente

Una venda, tu sentada y atada a una silla; eres una puta encantadora.(dedicado a una amiga con unos gustos un tanto peculiares);

Pecosa Complaciente

Una casualidad conocernos. Reconozco que fue muy divertido jugar contigo por el chat. Me gustó el rato que pasamos, sobre todo el conocer tus gustos tan especiales. Lástima que estemos tan lejos y tengamos que conformarnos con jugar a través del teclado, y sobre todo lástima el no poder estar contigo y hacer realidad tus ( o mis) fantasías.

Me dices que te gusta, que te excita obedecer y complacer a tu hombre, que te sometes a todos los juegos que te propone, por muy extraños que sean, que incluso te encanta sentirte una zorra.

Acércate un día a mi oficina

Has llegado puntual. Tal y como te pedí. Beso suavemente tus labios y aspiro tu perfume. Las palmas de las manos suben ansiosas por tu estómago hasta alcanzar tus pechos. Los agarran, los rodean descolocando tu blusa. Te hago pasar delante de mí. Una palmada en tu culito -un anticipo…-.

Te hago sentar en la silla de mi oficina como hice con mi primera esclava, delante de mi cámara web. La silla no tiene brazos. Te coloco. No te digo nada, no te hablo. Sabes que aunque sea tu primera vez, debes obedecer te pida lo que te pida, te haga lo que te haga. Percibo que te gusta el juego tanto como a mí.

Te beso y acaricio tu rostro. Aspiro de nuevo ese perfume en tu piel. Me gustan tus labios. No hago nada más. Sólo vendo tus ojos. Y despacio, muy despacio, ato tus manos a la espalda; los tobillos a las patas de la silla.

-¿Estás cómoda, guarra? -te susurro al oído. Asientes con la cabeza.

Seguramente te preguntes qué voy a hacerte, cuál es el juego que he preparado para ti. Dejo pasar el tiempo. No te digo nada, quiero que te impacientes. No ves nada, sólo oyes ruidos.

  • Te aviso: "voy a conectarme a un chat".

Te pones nerviosa, no entiendes por qué te he atado si no te voy a hacer caso. Pero intuyes algo. Preguntas. No te respondo. Protestas.

-Ya tengo a una "víctima" -te digo medio riendo.

El ruido del teclado. A veces rápido y continuado, otras breve. No paras de preguntar qué estoy haciendo.

  • Estoy chateando con un tipejo -te contesto al final. Sé que te imaginas al típico baboso y salido que navega buscando con qué hacerse una paja.

Sigues escuchando el ruido de las teclas. Me coloco detrás de ti. Paso mis brazos a tu alrededor y continuo escribiendo. Sin querer rozarán tus pechos. Suavemente te lo susurro en el oído. Le estoy contando que estoy con una mujer casada, que eres un poco, no, un poco no, le cuento la verdad, le cuento que eres muy pero que muy puta y que por eso te tengo atada, que eres mi complaciente esclava.

-¿¡Qué!? -exclamas sorprendida. Casi diría que enfadada. Digas lo que digas da igual, estás atada no puedes hacer nada por evitarlo.

Sin previo aviso sobo tus pechos por encima de la ropa. " Él me lo pide" , te digo. Intento besarte. Vuelves la cara. Enrosco la mano en tu cabellera y tiro de la cabeza hacia atrás. Con la otra mano sujeto tu cara. Te beso. Sin soltarte vuelvo a acariciar tus pechos por encima de la ropa. Suelto un botón y meto la mano por dentro. Quiero sentir directamente tu piel.

  • Voy a conectar la cámara -oyes el ruido del teclado.

  • ¿qué pones?

  • Eso, que voy a conectar la cámara, ah y que te acabo de sobar las tetas y no has protestado.

  • Ja, ja, ja... ¡Me dice que eres una puta!

Coloco la cámara y la conecto. Escuchas el típico tilín del ordenador. En voz alta te describo cómo la coloco, cómo la enfoco.

Ahora quiere verte las tetas, te pones algo colorada, protestas, te da vergüenza, no te hago ni caso, desde atrás desabrocho uno a uno los botones, así te verá mejor las tetas, guarra.

No abro la blusa hasta que todos los botones están sueltos, y lo hago muy despacio, haciendo rozar la tela con tu piel. Lentamente va a apareciendo tu precioso sujetador.

Se te notan ya los pezones zorra. Te provoco. Mira que eres puta, le vas a enseñar las tetas a un desconocido, si tu marido se entera te mata.

Magreo tus pechos a conciencia. Empleo todo tipo de movimientos. Tan pronto los aprieto como los acaricio con suavidad, casi rozándolos. Quiero que sientas todo tipo de sensaciones en tus senos mientras susurro al oído lo que va saliendo en la pantalla.

Protestas. Reniegas.

Levanto las falditas ahora comprendes el por qué de las instrucciones a la hora de vestir. Subo lentamente la tela, los muslos, las braguitas van apareciendo. Sientes la desnudez de tu piel. Juntas todo lo que puedes las rodillas. Yo las separo a la fuerza. Quiero exhibirte, quiero presumir, quiero que vea que eres preciosa. Si, eres preciosa, pero también una zorra.

Toco tu sexo por encima de la íntima tela. Te masturbo. Las aparto tirando de un lateral. Así hasta que asoma la pelambrera de tu coño. Vuelvo a colocarlas en su sitio. Ahora el otro lado. Te masturbo metiéndola mano por dentro. Te explico mis intenciones al oído. Verá mis movimientos, verá como se hincha tu pecho de placer, no escuchará tus gemidos, pero lo sabrá, no necesita oírlos. Luego te correré las bragas y te tocaré para que él lo vea mejor, para que vea cómo te mojas, guarra.

Mientras te toco no paro de repetírtelo al oído: Zorra...

Noto el sudor frío en tus poros. Él no puede apreciar esa mezcla irresistible de tu perfume y el aroma de tu piel. Tengo esa ventaja. Pero se dará cuenta del brillo especial que hay entre tus senos, en la curva de tus hombros, en tu cuello

Bajo las bragas hasta tus rodillas, aun no quiero quitártelas. Sé que la sensación de estar medio desnuda te excita más.

Parece que se ha olvidado de tus tetas, no para de pedirme que te abra los labios, que le muestre tu clítoris, que te le pellizque hasta hacerte gritar, que meta mis dedos en tu sexo. No se conforma con un dedo. Dos. Tres. ¿Pruebo con cuatro? Todos los que pueda me dice. " Tenemos que complacerle¿verdad, zorra? ".

Mi lengua lame tu clítoris. Te dejo jadear un poco. Coloco la mano en forma de cuña. La giro hacia los lados; derecha, izquierda..., cada vez entra un poco más. Hago fuerza. Empujo hasta que los nudillos frenan su entrada. Tu coño se dilata al máximo.

Parece que ya se ha cansado de mirar tu coño. Me manda que te "ordeñe" las tetas.

Saco uno de los pechos del sujetador. Pongo la mano por debajo y le levanto como si se lo ofreciera, es el mismo gesto que haces tú para mí. El lunar de tu pecho izquierdo destaca temblando en tus carnes.

Un abrecartas. El frío del metal hace que tu pezón se repliegue sobre la aureola. Lo retuerzo, lo pellizco, lo estiro. Paso mi lengua a su alrededor antes de chuparle. Lo repito con el otro mientras te masturbo. Jadeas. Gimes.

-¿Qué dice? -no paras de preguntar. Quieres saber en todo momento lo que me manda hacerte.

-Sólo dice que eres una guarra, que siga -no paro de decirte-. Por cierto, me dice que le estás poniendo muy cachondo.

Espera, guarra, un segundo. Está conectando su cámara… … … ¡Joder, vaya rabo que tiene! -exclamo a tu oído.

Se está masturbando mientras te mira.

Quieres verlo pero no te lo permito, sólo te lo describo.

El ruido de una cremallera. Sientes mi rabo acariciando tu cara. Haces ademán de abrir la boca. Lo aparto.

  • No, puta, todavía no, no te impacientes, ya le enseñarás cómo la chupa una zorra casada. Además él aun no lo ha pedido. -Continúo restregándole por tu rostro. Dibujo con su punta las cejas. Tus ojos, la nariz, el contorno de tus labios.

Suelto el sujetador. Tiro de las copas hacia arriba hasta que tus pechos caen libres. Con el índice cuento tus pecas. Desde abajo doy palmadas en tus tetas, te quejas, mueves el torso para evitarlo.

Da lo mismo, por quejarte y no obedecer pellizco tu pezón. Ahora lo estiro, lo retuerzo con fuerza entre mis dedos. Aprieto tus pecosos pechos, los exprimo clavando en ellos los dedos. Tus oscuros pezones sobresalen excitados. Parecen dos granos de café colombiano.

Cuando me canso de jugar con tus pechos te hago levantar. Abres las piernas; algo entra en tu coño, pero no es mi pene.

Te levanto y te tumbo de bruces encima de la mesa de mi despacho. Eres una puta complaciente. Una puta casada y complaciente.

  • ¡Joder! -exclamo teatralmente como si hasta a mí me pareciera muy fuerte-. Me está diciendo que...

Ni me dejas terminar la frase. Estás excitada, muy excitada. Hazlo, -me dices- enséñale cómo me follas.

Te incorporo. Te miro desnuda. Me agacho. La lengua sube desde tu tobillo, los labios se arrastran por una pierna, suaves caricias que hacen poner la piel de gallina. Tus bragas aun están cerca de las rodillas. Las manos inquietas acarician centímetro a centímetro hasta tus nalgas. Mi lengua dibuja obscenos dibujos en cada glúteo, las manos acarician sin parar, las uñas simulan ser las de un arisco gato.

-Estás excitada guarra, me lo dice el chapoteo de tu coño.

Te voy tumbando de bruces sobre mi mesa. Mi lengua, mis manos siguen jugando contigo. Sin embargo, sin previo aviso un cinto se estrella ruidosamente en tus nalgas: ¡La sorpresa!

La correa se pasea por tu piel. Varias veces la golpea. Me encanta oír tus quejidos.

Más de una vez acierta en los labios abiertos de tu coño.

Por fin mi polla se aproxima. Sólo la punta. Te penetro lentamente; gimes al recibirla.

Te vuelvo a colocar las bragas. Ahora el cinto golpea más fuerte tus nalgas sobre la tela. Te pongo de pie y te giro en redondo 360 grados verá todo tu cuerpo casi desnudo.

Meto las bragas en la raja de tu coño, las tenso, las tenso, las restriego arriba y abajo. Tu culito está colorado. Tu sexo cada vez más excitado. Estás calada so puta.

Sabes que nos estás dando placer a los dos, sabes que nos excita, y obedeces. Un fuerte golpe marca tus nalgas al tiempo. Es lo que él manda.

Eres una puta encantadora. Te beso mientras sigo jugando con tus bragas.

Las sujeto por los laterales y las subo hasta que ceden. Luego las arranco.

Vuelvo a girarte entera, ahora completamente desnuda. Te hago dar pequeños saltitos, es divertido ver los botecitos de tus tetas.

Me dice que le gustan tus tetas, que tu culito es muy lindo, sobre todo ahora que aun está colorado, pero que tu coño tiene demasiado pelo para su gusto, le gustan las putas depiladas. Me da un consejo: Aféitala el coño, parecerá más guarra.

¿Qué opinas tú, so zorra? ¿Quieres que te depile el coño delante de la cámara o lo dejamos para otro día?

No respondes. Sé que estás pensando en qué explicación tendrías que dar a tu marido.

Cambias de tema. No quieres que siga por ese camino. No tengo prisa, ya te lo afeitaré, pienso. Qué hace él , preguntas. Por primera vez te lo cuento: Se está tocando el rabo

Mis dedos siguen dentro de ti. Mojados con tus jugos los hago pasear entre tus labios. Lasciva los rodeas con tu lengua. Me estás invitando para que mi polla les sustituya. Acepto tu invitación. ¿Quién puede resistirse? Te beso y meto profunda mi lengua.

Arrodillada sin poder usar las manos, mi rabo se deja lamer desde su base hasta su punta. Te lo hago repetir varias veces hasta que te penetra la boca. Empujo, me aprovecho de tu indefensa postura para incrustártela literalmente en la garganta.

Antes era mi lengua, ahora mi polla.

-Te estoy follando la boca, zorra -te digo en voz alta ya excitado. Sujeto tu cabeza por la nuca. Tu pecoso pecho se hincha. Te falta el aire. Sudas. Me fascina tu rostro cuando mi rabo asfixia tu garganta.

  • Me correré en tu cara, para que él te vea. ¡Menuda pinta de puta tienes! Te voy a follar como a una guarra.

-Si, contestas, házmelo igual que a tu secretaria, fóllame como si fuera ella.

Vuelvo a ponerte de bruces sobre la mesa. Restriego mi pene por tu coño, por entre los labios. Decidido va subiendo hasta llegar a tu ojete.

-Te voy a dar por el culo, que vea lo zorra y puta que eres, que vea como te dejas joder por todos los sitios.

Un azote con la palma de la mano abierta te lo anticipa. Mis dedos separan las nalgas. Tensas el cuerpo cuando entro bruscamente en ti.

Gimes, jadeas, te quejas de vez en cuando. Meto la mano por debajo. Con dificultad te masturbo. Todo mi pene entra en ti.

Consigo meterte el juguetito en el coño. Estás llena, repleta. Ahora todo tu cuerpo tiembla. Se convulsiona. Es fascinante mirar cómo te corres. No podré aguantar mucho más. Voy a correrme dentro de ti.

Sin retirarme, descanso aplastando tu cuerpo bajo el mío.

Aun jadeas cuando me preguntas si hacia esto con mi secretaria. ¿Quieres ser tan complaciente como ella? Sabes de sobra que hacía esto y mucho más. Por eso quisiste venir, por aprender a ser tan puta como ella. Es lo que te fascinó, lo que te puso celosa.

Te coloco. Dócil me permites todo. Mi pene apunta a tu coño. Se pasea de nuevo por tu vulva. Varios dedos preparan su camino. Dilatan la entrada de tu coño.

Comienzo a mear. Sientes el líquido caliente llenando tus entrañas, rebosar de tu sexo, resbalar entre tus piernas.

  • Algún día te lo haré en las tetas, cabrona. Como a mi secretaria.

  • Sí -gimes moviendo el juguete que invade tu coño-, cuando tú quieras. Otro orgasmo se aproxima.

Te dejo descansar un poco antes de acercar tu rostro a la pantalla. Quiero que te repongas, que estés con tus cinco sentidos preparada. Bruscamente retiro la venda de tus ojos.

El ordenador está apagado, todo ha sido un juego. No había cámara, pero tú te lo has creído y has sido tan puta que te has corrido varias veces.

Sorpresa, cabreo, estupor en tu rostro. Me besas sonriendo.

Al día siguiente cuando llego me encuentro la cámara puesta y la venda preparada, la silla en su sitio, un pequeño juguete sobre la mesa. Un cinto de cuero nuevo.

Te vuelvo a poner de bruces. Casi ni te tengo que indicar la postura. Te levantas la falda mientras me quito el cinto. Hoy te has puesto unas braguitas rojas.

Tus manos agarran con fuerza el extremo de la mesa. Vuelves dócil y complaciente tu rostro hacia mí.

Eres una puta -digo sin que me preguntes. Sonríes con cara de felicidad cuando el cinto golpea por primera vez las nalgas.

Sólo recojo tus bragas y las meto arrugadas por la raja del culito. Varios azotes dejan tus nalgas coloradas. Me pides que tengan el mismo color que tus bragas.

Palpo tu sexo. Aun no está húmedo, pero mi pene sí está rígido y tus dos agujeros expuestos y disponibles. Tu sola te separas las nalgas.

Tensas el cuerpo cuando penetro en tu recto. Silencias tus gemidos.

Solamente cuando todo mi pene te ha invadido me mandas mirar hacia el ordenador. Reparo que en la pantalla hay una ventana emergente.

Un chat de dominación y por lo que veo ya has seleccionado varios candidatos. Tu nick es Pecosa Complaciente .

perversenagel@hotmail.com & undia_esundia@hotmail.com