Pautas de apoderamiento

Cuestiones relativas a la posesión de una perra

Cuando se tiene la sospecha de que la mujer a la que estás seduciendo puede ser una buena perra masoquista, hay que armarse de paciencia e ir paso a paso, ganándotela para que su confianza se convierta en obediencia y acabe necesitando ser tuya.

Una premisa imprescindible es que la chica esté buena. Cuanto más joven, mejor, con una cara agradable y unas buenas tetas. Hay que alabar su modo de vestir, insistiendo en la ropa que más dura te la ponga, para que acabe presentándose siempre con modelos de infarto. Una buena táctica es sugerirle que no lleve nunca sujetador en tu presencia, y afearle las veces que no haya hecho caso.

Por regla general, ella disfrutará sabiendo que te provoca erecciones y se mojará al saber que es la responsable de que tu polla esté dura. El objetivo es apoderarte de su cuerpo y de su mente, para tenerla a tu merced como objeto de uso y de placer. Los pezones suelen ser una puerta de entrada infalible: manipulárselos le anulará su versión recatada, si la mantuviera.

Puede darse el caso de que, en un principio, ella se muestre algo arrogante, ocultando su verdadera personalidad. Estos casos no son recomendables, pero si no hay más remedio se debe actuar con firmeza para eliminar la máscara cuanto antes y disciplinar a la elegida. Un buen modo de callarla es introducirle la polla en la boca hasta que acabe succionando por sí misma.

Conseguido ya que se ponga la ropa que tú le ordenas, hay que controlar también sus hábitos diarios, conociendo su localización en todo momento y decidiendo qué come, cómo pasa su tiempo libre y con quién está. Una vez rota su voluntad, hay que dejarle claro que sus tres agujeros son para tu uso exclusivo.

Si bien su boca debe ser preferentemente la funda de tu polla, y su culo ha de ser entrenado para lo mismo, es su coño el que debe ir acostumbrándose a necesitar ser penetrado por ti, hasta conseguir que se sienta vacía si no es follada por tu polla. Una buena polla dura en el interior de la vagina de una mujer es el mejor modo de convertirla en una marioneta dependiente.

Es conveniente que sea ella la que pida sus primeros azotes. La zona para empezar serán sus glúteos, sin dejar de abofetearle la cara y las tetas a medida que necesite más, pasando a golpear su clítoris. Cualquier excusa para pegarle es buena, y hay que dejarle claro que tú prefieres que te ruegue ser castigada, mejor que pedirte perdón.

Una característica común para las perras es su tendencia a minusvalorarse. Debes alentarla a ello: esto suele excitarle. Que asuma que cuanto más se humille y se degrade, más contento vas a estar tú. Así, los apelativos de puta, zorra, cerda y otros deben ser pronunciados por ella para referirse a sí misma, así como los de amo, señor, papi, o cualquier otro que te complazca para dirigirse a ti, en todo momento tratándote de usted.

Los regalos que le harás serán, en primer lugar, un collar de perra con su correa, para ir añadiendo otros complementos, como un gancho de nariz para que luzca como una buena cerda, o un plug anal para que lo lleve de modo permanente y así adiestrar su agujero. Sin faltar todo tipo de atuendos eróticos a tu gusto, que deberá llevar cuando le sea ordenado.

Ella se irá convenciendo de que su único placer es dártelo a ti. Una de las formas más efectivas para ello es hacerle relatarte y señalarte todo lo que vean sus ojos que pueda gustar a su amo. Así, cualquier zorrita que pase por la calle será virtualmente ofrecida por ella para regalarte la vista, hasta que acabe cazándolas para ti. Un buen ejercicio es que rompa el tabú familiar, ofreciéndote a sus mujeres más queridas siempre que estén buenas, ya sean su madre, sus hermanas, sus hijas o sus sobrinas, sin olvidar a sus amigas, compañeras de clase o de trabajo, etc.

Esta práctica, que se iniciará como juego de complicidad, irá poco a poco dando frutos reales, poniendo a tu disposición a cuantas mujeres bellas sea posible, tanto conocidas como por conocer. Por un lado, es un modo efectivo de humillación para ella, y por otro, una fuente continua de nuevos placeres. Sin olvidar nunca que acabará haciéndole sentirse realizada al ser ella la que te provee de ganado fresco.

Hay que ir proponiéndole nuevos retos siempre, en progresión de emputecimiento. Ella los irá asumiendo como obligaciones propias, sintiéndose bien cada vez que los supere. El control a distancia, cuando no estéis juntos, es muy efectivo, dictándole tareas concretas a cumplir, como correrse para ti en el colegio o el trabajo, provocar situaciones morbosas con personas ajenas, etc.

Independientemente de si acabas conviviendo con ella o no, cuando estéis a solas ella estará desnuda o con su ropa erótica, siempre en el suelo y a cuatro patas. Si bien compartiréis momentos en la cama, estarás mucho más cómodo para dormir si ella lo hace en el suelo, o en cualquier otro lugar de la casa que decidas.

Una buena perra masoquista estará feliz de servirte, sin expresar nunca ninguna queja. Se trata de la mejor empleada de hogar: mantendrá siempre la casa limpia y ordenada, te dará de comer y te servirá de baño, aprendiendo a usar su boca para recibir y tragar tu pis. Disfruta de tu conquista y no dudes en dejarle marcas, de las que se sentirá orgullosa, y de usarla como saco de golpes, alfombra, reposapiés, cenicero o cualquier otro objeto que se te ocurra.

Es muy importante el control de sus orgasmos. Al principio, sólo se podrá correr con tu autorización, pasando por la fase en la que se sentirá necesitada y rogará por ello, hasta el momento en el que sólo se correrá si recibe la orden, tanto en directo como mediante llamadas o mensajes. El efecto de tener un orgasmo inmediato al ser autorizada es muy benéfico para su cosificación, y no dudará en darte las gracias.

Para el resto del mundo, ella se habrá transformado en una preciosa jovencita educada y cariñosa, que te atenderá amorosa y complaciente en público, despertando admiración. Para ella y para ti, será sólo la punta del iceberg de su entrega absoluta y de su definitiva conversión en la esclava depravada, humillada y anulada que necesitas y has logrado crear para tu uso y disfrute.