Paula y mi padrastro

En una nueva ocasión ellos quedan solos y disfrutan del sexo a mas no poder...

Ese sábado a la mañana volví a practicar deportes, y Paula quedaba sola en casa toda la mañana, hasta después del mediodía.

En realidad quedaba sola a medias, porque adelante estaba Carlos, y la calentura de ambos por tener sexo, tocarse, besarse y penetrarse seguía y aumentaba cada día más, después de ese primer encuentro en la pileta, querían continuar cogiendo todas las veces que pudieran, eso me había dicho Paula, y todos estábamos dispuestos a seguir.

Cuando Carlos se dio cuenta que me fui, empezó a venir para el fondo con cualquier excusa para ver si la veía a Paula.

Ella hacia lo mismo, salía a buscar algo para verlo y poder conversar, entonces no tardo en suceder lo inevitable.

Comenzaron a charlar y como siempre él empezó a tirar indirectas.

Carlos: Otra vez te dejaron solita?

Paula: Si, viste, y encima le quería dar una sorpresa a Andrés pero se fue.

Carlos sorprendido aprovecho para interiorizarse, y le dijo"de que se trata esa sorpresa, puedo saber?".

Paula: No, nada, un baile que practiqué, pero me quede con las ganas de saber si lo hago bien...

Carlos: Para qué estoy yo, bueno, si queres, yo lo vería con gusto...

Paula: No sé, me da un poco de vergüenza...

Carlos: Por favor, quiero ver como bailas!!!!

Paula: Bueno, dame unos minutos.

Paula sabe que a Carlos le gusta mirar las bailarinas de TV que usan las polleritas bien cortitas, entonces se preparó con todo.

Se bañó rápidamente y empezó a vestirse. Estaba recién depiladita, entonces acomodó la tanguita blanca metiendola en la cola, se puso la pollerita de colegiala, la parte superior deja traslucir los pechos, y se calzó los tacos. Se pintó un poco y lo llamó a Carlos, que esperaba la señal, a unos metros.

Paula dejó prendida la luz del dormitorio, se veía pero no mucho, cerró las cortinas, y esperó...

Carlos golpeó la puerta y ella le pidió que pasara y se sentara.

Empezó a sonar el tema "sexy-sexy", y de pronto ella apareció, él no lo podía creer, estaba espectacular, se le iban los ojos. Paula empezó a moverse lentamente, bailando muy sensual, calentado a mil los ratones de cualquier hombre que pudiera verla. Ella se miraba en el espejo, de a poco se agachaba y mostraba su cola con la tanguita dentro, muy cerca de Carlos. Se daba vuelta y subía despacito la pollerita para que la diminuta tanga dejase ver parte de la conchita que ya estaba húmeda.

Carlos respiraba agitado, su pija ya estaba durísima, Paula lo presentía. Ella seguía bailando, mientras dejaba ver sus pechos mirando a Carlos de frente. Se fue acercando lentamente y puso sus pechos en la cara de mi padrastro, que los miró y no pudo resistir a la tentación de comenzar a chupárselos, mientras con sus manos la tomaba de la cola, agarrando sus nalgas, jugando con los dedos en la cola de mi mujer. Paula no daba más, estaba empapada, su concha quería, deseaba, ardía por la pija de mi padrastro.

Ella se corrió hacia atrás, se dio vuelta y mirándose en el espejo empezó a agacharse, dejando que Carlos viera su hermoso culo, a veinte centímetros de su cara. Su pija ya estaba fuera del pantalón, y se masturbaba mientras miraba el hermoso espectáculo que mi mujer le ofrecía, nunca había visto nada igual.

Paula despacito, muy despacito, empezó a bajar la tanguita hasta los pies, abriendo un poco las piernas, dejando al descubierto la cola y la concha empapada de deseo frente a la mirada cada vez mas sedienta de Carlos, que no resistió más y empezó a chuparle la concha y el orto, hundiendo su lengua bien adentro, saboreando los jugos de mi señora, tragándoselos, mientras mi chica le pedía por favor que lo hiciera, que quería coger con él otra vez, y se desesperaba por tener adentro esa pija redura que veía por el espejo.

Ambos estaban muy calientes, a lo que mi chica acabó por primera vez mientras Carlos le chupaba la concha, dejo escapar un gemido fuerte, mientras Carlos no paraba de tragar los jugos que la concha de Paula le regalaba.

Ella se dio vuelta, y se sentó en la pija de Carlos, sintiendo fuego en la concha a medida que se iba introduciendo el pedazo dentro suyo. Carlos la tomó del culo y ella se empezó a mover, él le chupaba las tetas, sus lenguas se juntaban, mi mujer saltaba y saltaba, él jugaba con los jugos de mi mujer en su colita, su pija entraba y salía con fuerza, hasta que ambos explotaron juntos, Paula sintió el chorro de semen bien caliente en su concha, que no paraba de contraerse alargando por un rato el mejor orgasmo, mientras los golpeteos de la leche que Carlos le entregaba los sentía bien adentro.

Se levantaron y juntos fueron a la ducha, previamente se desvistieron, a mi chica el semen le chorreaba por la pierna, y el agua empezó a empapar los cuerpos sedientos de más sexo, ya que Carlos tuvo una nueva erección, y Paula seguía mojada, deseando tener otra vez dentro suyo la pija de Carlos, hace mucho tiempo lo deseaba, y después de la vez que cogieron en la pileta, se masturbaba pensando en él, o cuando cogíamos nosotros acababa pensando en como Carlos la cogió, que quería más y ahora estaba dispuesta a todo, incluso si yo se lo permitía a coger con aquel hombre que le gustara.

Él la tomaba por atrás en la ducha, y metía sus dedos en la concha, ella se daba vuelta y frotaba la cabezota de la pija contra la concha, mientras sus lenguas se juntaban.

Se secaron y fueron a la cama, donde continúo la fiesta. Mientras él le chupaba la concha, ella hacia lo mismo con su pija, metía y sacaba de la boca, mientras él enterraba su lengua en el clítoris de mi chica.

Ella abrió las piernas, y el sexo caliente de Carlos volvió a hundirse en el agujero mojadísimo de mi mujer, que lo besaba mientras gemía y gritaba alcanzando un nuevo orgasmo.

Ella se dio vuelta y él empezó a cogerla perrito, bombeaba sacando y poniendo, fuerte y despacio, hasta que sintió que no podía más y otro chorro de leche caliente penetró en la vulva de Paula, que a esta altura estaba exhausta pero satisfecha y feliz de haberse cogido a mi padrastro con todas las ganas.

Cuando volví, y me contó lo ocurrido, mi excitación fue tal, que tuve que masturbarme a medida que me relataba los hechos, y ahora cogemos mucho más seguido entre nosotros, esperando una nueva oportunidad en que Paula y Carlos vuelvan a encontrarse para seguir disfrutando del sexo.