Paula y Mario. Capítulo 2: Quiero conocerte

Vive la historia de Paula una malagueña de 26 años que va a descubrir el sexo más intenso y apasionante gracias a un maduro de 40 años, juntos vivirán sensaciones y situaciones únicas

CAPITULO 2.-  “QUIERO CONOCERTE”

Tras haber fantaseado el uno con el otro, Paula y Mario no paraban de mirarse intentando que no se notara pero inevitablemente llegó un momento en el que cruzaron sus miradas. Fue en ese preciso instante cuando los dos notaron el deseo que había en sus ojos, algo que no puede esconderse de ninguna manera y que los dos veían como algo inevitable, así que el siguiente paso era acercarse, ¿quién se atrevería?

Era sábado, el curso terminaba sobre la hora de comer y el profe propuso ir a tomar unas tapas para que el grupo se relacionara y cogieran más confianza entre ellos. Hubo alguna baja pero la mayoría aceptaron encantados así que al terminar fueron a un bar que les pillaba cerca. Entre los que aceptaron por supuesto estaban Paula y Mario ya que ambos vieron una oportunidad excelente para acercarse y charlar, pero por alguna extraña razón ninguno podía acercarse al otro, las miradas no cesaban, el deseo era muy notable y cada vez más evidente pero había algún tipo de barrera que les impedía entablar una conversación y afrontar la situación con naturalidad. Los dos pensaban en voz alta y analizaban la situación.

Joder me encanta este tío, todavía tengo el tanga mojado y sus miradas me están derritiendo aún más pero dónde voy yo a entrarle a alguien de su edad, ¿se puede saber qué te pasa Paulita? ¿Realmente harías algo con él o sólo estás calentando el terreno?

Madre mía esta niña está buenísima, me vuelve loco, no dejo de estar empalmado y es evidente que ella me está mirando pero, ¿querrá algo con un tío que le saca tantos años o sólo es un tonteo sin más? Y, ¿qué van a pensar los compañeros del curso si me pongo a ligar con una chica tan joven? ¡¡¡Menuda mierda Mario!!! El día que deje de importarte lo que piensen los demás de ti será para celebrarlo por todo lo alto.

Las demás personas del curso no se percataban del juego que había entre Mario y Paula pero la tensión entre ellos iba en aumento aunque ninguno se decidiera a dar el paso de acercarse al otro de momento. Mario tenía que ir al baño, sobre todo para refrescarse un poco y bajar el tremendo calentón que Paula le estaba provocando, no sin antes dirigir una última mirada a sus pezones los cuáles se marcaban con firmeza a través de su vestido, ella se dio cuenta y también siguió a Mario con la mirada mientras éste caminaba hacia el baño, Paula se mordió el labio y sin poder reprimir su deseo ni el impulso de su cuerpo empezó a caminar siguiendo sus pasos.

Pero, ¿qué coño haces Paula? ¿Estás mal de la cabeza hoy o qué? ¡¡¡Joder!!! Quiero frenar a mi cuerpo pero a pesar de que me muero de vergüenza y me tiembla todo no puedo, es la primera vez que tengo una sensación tan fuerte y aunque no tengo ni idea de cómo reaccionar tengo que ir a comprobar que pasa si me acerco a él.

Acto seguido de entrar Mario en el aseo de chicos entró Paula y sin cruzar ni media palabra, sin saber ni si quiera cómo se llamaban, Mario cogió a Paula de la mano y la metió en una de las puertas cerrando el pestillo. No parecía haber nadie en aquel baño pero eso no importaba para ellos en ese momento, allí sólo existían dos cuerpos ansiosos por tocarse y comprobar que era aquello tan fuerte que les invadía por completo. Mario miró a Paula con deseo, posó su mano en su nuca y empezó a besar su boca mordiendo sus labios, deseoso de probar aquel sabor que llevaba toda la mañana imaginando, sus bocas y sus lenguas ardían como el resto de sus cuerpos y él no pudo reprimir agarrar las tetas y el culo de ella con fuerza mientras le mordía la boca. Paula se retorcía comprobando que su cuerpo no había sentido con ningún otro chico aquella pasión desmedida, no pudo aguantar más y empezó a coger su polla con fuerza a través del pantalón a lo que Mario respondía con deseo, quitó el cinturón y desabrochó el botón de su vaquero bajándolo un poco, metió la mano en su bóxer, notó como su polla grande y dura palpitaba en su mano y la agarró con fuerza para hacerle una paja, algo que la puso más cachonda todavía. Por su parte Mario hizo lo propio con ella, metió la mano por debajo de su vestido y apartando a un lado su tanga metió un dedo en el coño de Paula, algo que le hizo comprobar lo mojada que estaba y que le excitó de una manera brutal. La puerta del aquel aseo sonaba al son que marcaban sus masturbaciones y la intensidad de éstas empezó a subir al mismo tiempo que sus gemidos. Paula no aguantaba más y empezó a correrse sin remedio mientras Mario notaba como la corrida recorría su dedo mientras se iba deslizando por el interior de su vagina, al momento le llegó el turno a Mario que tras un alarido empezó a correrse de manera abundante en la mano de Paula la cual no podía parar de menear su polla mientras notaba su mano llena de aquella corrida que sin duda no quería que fuera la única que pudiera provocar a Mario después de comprobar las sensaciones tan brutales que había sentido su cuerpo con aquel hombre.