Paula, cuando todavia no era Paula, la infeccion.

Mis comienzos y primeras sensaciones

Me llamo Paula y soy una travesti de closet madura de Madrid y todo lo que relato en este y en futuros relatos, son experiencias totalmente reales.

Pasare a contar como fueron mis inicios, sentimientos y deseos en este difícil, sacrificado y a su vez maravilloso mundo de disfrutar sintiéndome hembra, por más o menos tiempo.

He de confesar que siempre lleve una vida normal como hombre, con todos sus deberes, obligaciones y con una profesión delicada, muy masculina, que en multitud de ocasiones me impidió desarrollar y disfrutar como hubiese deseado de mi lado femenino.

Todo comienza de muy niño, siempre me sentí atraído por la ropa femenina y en mi caso fue más complicado pues nunca tuve hermanas donde poder aprender y tal vez disfrutar de sus prendas, con lo que disfrutaba viendo unas revistas en las que aparecían unas señoras con corsets y lencería vintage que yo deseaba vérmela puesta, con la consecuencia de tener que acabar masturbándome imaginándome vestida así.

Rápidamente pase a formar un grupo de tres amigos que solíamos escondernos para masturbarnos unos a otros, ellos por un motivo de deseo masculino y yo por otro muy diferente y ahí creo salto la chispa del deseo en mi cabeza, aunque algo dentro muy fuerte ya llevaría yo.

Todo fue al sentir esa maravillosa sensación de tocar una polla con la mano, experimentar como se va endureciendo, para más adelante pasar a masturbarme tumbándome encima de uno de mis amigos con su polla metida entre mis piernas y yo con ellas muy apretadas, era una sensación deliciosa, sentir eso tan duro moviéndose y ese capullo asomando entre mis huevecitos, he de decir que nunca fui muy dotado y tanto mi pollita como mis huevitos son bastante pequeños, casi como un gran clítoris, por eso rápidamente me asomaba por delante una hermosa bellota, incluso en alguna ocasión tuve la puntita de una de esas pollas en la entrada de mi culito, pero éramos completamente inexpertos y faltaba esa estocada final que me hubiese hecho una verdadera reina, no sé que hubiese sido de mi de haber experimentado eso a esa edad, tal vez habría cambiado mi vida para siempre y hubiese tenido que planteármela de otra manera de ahí en adelante.

Ya de más mayor, en vacaciones, tuve oportunidad de tomar prestado algún bikini, alguna braguita o bañador de alguna de mis primas y masturbarme con el puesto e incluso ya comencé a adquirir alguna prenda propia y disfrutar en exclusiva de ellas en la intimidad, no teniendo mucho problema para guardarlas ya que en mi trabajo disponía de sitio para ello.

Una vez casado comencé a usar abiertamente algún que otro tanga masculino que fui comprando, disfrutaba mucho con esa sensación de sentir la tirilla de tanga metida en mi rajita, esa sensación del nylon sobre mi piel que me hacía estar casi permanentemente caliente y así poco a poco fue comprando y acumulando ropa femenina de distinto tipo para disfrutarla en la intimidad, incluso haciéndome fotos discretas, publicando algunas en ciertas páginas de este ambiente con la debida seguridad y así con demasiada lentitud fui tomando contacto con este mundo, leyendo sobre el, hablando con otras amigas como yo por el chat, contándonos nuestras cosas etc.

Con el tiempo ya decidí dar un gran paso que fue quedar con un hombre muy activo e intentar con esa experiencia aclarar ideas, sentimientos y gustos, por lo que contacte con uno ya maduro con mucha experiencia en no iniciadas como yo.

Fue una tarde en su trabajo, ya que era responsable de una biblioteca en una facultad y a esas horas la biblioteca estaba cerrada y el dentro con sus cometidos, yo al llegar le confesé lo inexperta y nerviosa que estaba, con lo en un principio me trato con la suficiente paciencia y delicadeza diciéndome que me desnudase para ver mis posibilidades, lo hice y me observo unos momentos, para posteriormente sacarse su polla del pantalón y preguntarme si había visto alguna igual, era un pollon bastante considerable, muy cabezón y ya descapullado, adornado por unos considerables huevos, me invito a tocarla y ummm que sensación mas buena, aquello empezó a crecer lentamente en mi mano por lo que me dijo si quería probar a comérmela, empecé a lamer su punta y según sus indicaciones me metí su capullo en mi boca, como accionada por un resorte aquello comenzó a tomar grosor rápidamente con lo que fui teniendo dificultades para mantener toda esa bellota dentro de mi boca, ni que decir tiene para introducir el resto del tronco mas adentro, así que siguiendo sus sabias indicaciones continúe con mi primera mamada hasta que un momento dado, supongo agitado por su calentura, me levanto llevándome a otra sala haciéndome inclinar sobre una estantería de libros donde tras ponerse un preservativo, coloco ese considerable rabo entre mis nalgas y apuntando directamente hacia mi pequeño “coñito”, comenzó a presionar lenta pero constantemente, pero mi agujerito se resistía a dejar entrar aquel torpedo, que aunque no era excesivamente largo, si que era bastante grueso, mientras aquella cabezota quería invadirme yo veía todas las estrellas del firmamento, quejándome y avanzando ante el empuje con esa polla detrás cerrándome cualquier salida, hasta que di con mi cara en la estantería donde ya no tenia escapatoria y ahí con firme empujón de mi semental entro la cabezota, pegando yo un grito y chocando contra la estantería, así permaneció quieto unos momentos, aprovechándolos yo para ir adaptándome a lo que quedaba por venir, pero rápidamente me la coloco entera comenzándome a arder todo mi “coño”, pensaba que no podría resistirlo, que me partiría en dos, con lo que para comprobar metí mi mano entre mis piernas y rápidamente encontré esos huevazos considerables pegados a mis nalgas, como si también quisieran entrar, rápidamente inicio un movimiento de bombeo sin piedad y clavándomela golpeándome con sus huevos con ese ruido tan característico, creí que me reventaba, pero no, nada de eso, los ardores en mi coño pasaron lentamente a ser un placer nunca experimentado, deseando ahora si que me metiese esas grandes pelotas también, hasta que sentí que aceleraba el ritmo y aquello era un mete saca frenético y que para colmo el había pasado su mano hacia delante cogiéndome mi pollita y mis huevitos apretándolos e incapaz de reaccionar, seguía igual de flácida y pequeña, hasta que en un momento y con una gran estocada, me la clavo a fondo y allí se quedó un buen rato, estaba vaciándose y yo rellena con un buen pedazo de carne dura y el agarrando con fuerza mi pollita y mis huevecitos, no pude mas, le grite que me venía por temor a manchar el suelo con mi corrida, contestándome que no me preocupase, dándome todavía otro empujón mas, aunque ya no había nada que meter, empotrándome contra la estantería y corriéndome como verdadera guarra entre espasmos.

Cuando todo se relajó saco esa polla de mi y me indico donde había una fregona para limpiar todos mis fluidos que había dejado por el suelo como una puta babosa.

Charlamos un rato mas y me dijo que tenía un gran provenir en este mundo y que si me interesaba que podía quedar con el y mas amigos suyos en ciertas fiestas que organizaban, pero yo quizás por miedo a enfrentarme a sensaciones tan fuertes todavía con varios hombres juntos nunca me volví a poner en contacto con el.

Y esta fue mi primera experiencia con un buen macho, la cual me sirvió para confirmarme que realmente en determinados momentos me sentía muy hembra y era capaz de disfrutar y de que manera, de un buen macho, ya lo había probado y estaba infectada, pero también llevarme a la confusión de lo que quería para mi futuro y como desarrollar estos íntimos gustos míos, que ya iré contando en próximas entregas y que espero me comentéis.