Paula 4 (de regreso a casa)

Paula tiene una interesante conversación con su marido acerca de cómo ella debe vestir

El marido pasa  a recoger a nuestra protagonista en la oficina inmobiliaria. Dejamos para más adelante la forma en que el jefe de Paula pudo encontrar o quizás no…….la alianza de matrimonio que ella había escondido sutilmente (será en el relato “PAULA 3 BIS”)

Ding dong…..ding dong….sonó el timbre de la puerta de la oficina. Dentro Paula se acomodaba su ropa como podía mientras David se guardaba su instrumento y se subía la cremallera del pantalón.

-Voy yo a abrir la puerta – se ofreció David para dar unos segundos más a la señora de Ramos. Entretanto ella fue en dirección al aseo

-Buenos días ¿se encuentra Paula?

-Buenos días, pase usted. Imagino que es su marido. Ha ido un momento al aseo. Soy David Puertas – aclaró el chico al hombre que tenía delante al tiempo que le ofrecía su mano. El marido de Paula era de aspecto soso. Más bien bajo de altura, media calva, bien afeitado, gafas de pasta marrón y ropa normal de oficina: una camisa, unos pantalones de pinzas y unos zapatos viejos manchados de polvo completaban su atuendo.

-Antonio Ramos, un placer conocerlo – alargó la mano el marido de nuestra protagonista respondiendo al saludo para comprobar que la mano de David estaba completamente sudada, cosa que achacó a lo que seguramente habría sido una dura mañana de oficina. No sabía el hombre que el líquido que manchaba su mano derecha era jugo del coño de su preciosa mujercita - ¿qué tal la entrevista con mi mujer?

-Tiene usted una mujer encantadora. Se ve que es, además de educada muy trabajadora y eficiente. Y cosa muy importante tiene un gusto exquisito para vestir, detalle bastante importante en este negocio, donde el cara a cara con el cliente es fundamental – aclaró con media sonrisa burlona el dueño de la inmobiliaria.

-Tiene usted razón. Mis amigos siempre me hacen comentarios acerca del buen gusto de mi mujer para elegir la ropa. Espero que se decida a contratarla. Estamos en momentos delicados económicamente y nos vendría muy bien un suplemento adicional en casa – el suplemento adicional se lo voy a dar yo a diario a la puta de tu esposa pensó David justo en el instante en el que Paula salía del aseo para acercarse al lugar donde los hombres conversaban.

-Eyyyy…..veo que ya os conocéis –apuntó la rubia. Se había pintado los labios, retocado el maquillaje y arreglado el pelo, pero lo que no podía ocultar eran unas mejillas completamente encendidas de calor por los momentos vividos hacía sólo unos segundos. Un detalle que no pasó desapercibido a David fue que en ese momento la casada volvía a portar su alianza de matrimonio. Cuando se acercó para dar un piquito a su marido en los labios al tiempo que le pasaba sus manos por detrás de su cuello, éste pudo percibir que la cara de su mujer quemaba. El marido se puso rojo como un tomate al recibir el beso y el abrazo de su esposa delante del que seguramente iba a ser su nuevo jefe lo que hizo comprender a David quien era quien llevaba los pantalones en esta relación aunque portase vestido y bien ligero.

-Sí, en estos momentos iba a decirle a tu marido que estás contratada – señaló el muchacho.

-Vaya sorpresa. La primera entrevista a la que se presenta y ya tiene trabajo. Vaya mujer suertuda que tengo. A mí me costó al menos 30 entrevistas conseguirlo – A este panoli ni trabajandome gratis lo contrataría pensó David.

-Siiiiiiii. Ya hacía tiempo que no trabajaba y estoy deseando empezar, pero ahora se nos hace tarde cariño. Vamos a recoger a los niños a casa de tu madre.

-Un placer haberlo conocido señor David. Espero que tengamos oportunidad de vernos con frecuencia a partir de ahora.

Tras despedirse David se dirigió a la mesa de su despacho a coger el móvil y las llaves del coche mientras la pareja de casados tomaba dirección a la puerta de la oficina cogidos de la mano. Justo al llegar a la puerta y al tiempo que Paula acercaba sus labios a la cara de su esposo en gesto cariñoso para darle un tierno beso, la casada hizo  que hizo que los ojos de David casi se le saliesen de las órbitas: se levantó la falda por la parte de atrás con su mano libre, que además era la que portaba el anillo de casada para que David pudiese echar un último vistazo a ese precioso culazo realzado por el liguero y las medias negras completamente libre de ropa interior que acababa de disfrutar.

Al llegar al auto, Paula se acomodó en el asiento del copiloto y su marido pudo comprobar que el vestido que lucía su preciosa mujercita era todo un escándalo. Si él podía ver desde su puesto de conducción casi la totalidad de la teta derecha de su esposa tras la fina tira del vestido y las tiras del liguero perderse bajo su falda, seguramente el señor David también había tenido oportunidad de hacerlo, por lo que un repentino ataque de celos sobrevino al marido de Paula.

-Querida, ese vestido que llevas no es nada apropiado para una entrevista de trabajo. Casi se te ven los pechos, y ese liguero es demasiado provocador. Tu nuevo jefe podría hacerse ideas equivocadas contigo.

-Pero bueno, ¿desde cuando crees que puedes decirme cómo debo vestir? Tú no entiendes de moda. Hoy tenía que causar buena impresión y he entendido que era lo más adecuado para hacerlo. Es más, el señor David me ha dicho que iba muy elegante.

-Lo mismo me ha dicho a mí, pero yo conozco a los hombres y sé que ese tipo de vestidos los hace pensar lo que no es.

-Vayaaaa!!! Mi querido maridito se ha puesto celoso – dijo la rubia al tiempo que se quitaba el cinturón de seguridad y acercaba sus labios a la oreja de su marido para darle un leve mordisco – no tienes de qué preocuparte cariño, no tengo ojos para otro hombre que no seas tú – ojos no, pensó Paula, pero culo, tetas y coño sí que tengo para otros que le presten adecuada atención – cuando lleguemos voy a hacer desaparecer esos estúpidos celos – gruñó la tetona al oido de su esposo mientras pasaba la punta de su lengua  por su cuello. Le encantaba calentarlo después de haberse portado mal.

-No es eso Paula, ya sabes que confío en ti, pero la mayoría de los hombres tienen la mente calenturienta y no dudan  en aprovechar la menor oportunidad que se les presente. Es más, hay muchos que no respetan ni siquiera a las mujeres casadas como tú.

-No sabes tú bien – pensó la casada

Cuando su suegra la vio llegar a recoger a los chicos mientras Antonio esperaba en el coche no pudo por menos que pensar la clase de esposa que su hijo se había buscado. Vaya pinta de putona. Y su hijo no se daba cuenta.

Ya en casa Paula se fue directamente al baño mientras su esposo preparaba el almuerzo de los chicos. Delante del espejo se levantó el vestido para comprobar cómo de su ardiente coñito todavía escurría el semen que su nuevo jefe le había dejado como regalo de bienvenida. Iba a coger papel para limpiarse pero lo pensó mejor. Pasó un dedo por el hilo de simiente que bajaba de su coño hasta llegar al elástico de la media y se lo llevó a la boca. No se lo tragó. Lo mantendría un ratito en la boca como recuerdo o quizás…..sí….sabía lo que hacer.

-Cariño, cuando pongas el almuerzo a los chicos sube un momento que tengo que decirte una cosa.

-Si querida, ya voy.

-Al entrar al dormitorio Antonio se dispuso a seguir con la perorata de la inapropiada vestimenta de su esposa.

-No lo tomes a mal querida. Pero de verdad que deberías vestir con un poco más de decor…….

La rubia no lo dejó terminar la frase. Se fue hacia él y sujetándolo fuértemente del cuello se abalanzó sobre su boca para empezar a morrearlo con lujuria.

-Mmmmffffff…..- Paula sabía perfectamente como dominarlo. Le introdujo la lengua muy profundamente y vertió todo el semen en la boca de su esposo que, poco a poco se fue entregando a ese lascivo beso. Después lo empujo hasta hacerlo caer de espaldas a la cama ya completamente entregado.

-Siempre me haces esto cuando no te interesa un tema. Quiero que sepas que me ha llamado mi madre y piensa exactamente igual que yo. Y con mucha más razón ahora que vas a trabajar de cara al público. Esa ropa no es la más adecuad…..mmmmmggggggfffffff!!!!!

La explosiva rubia se había montado a horcajadas sobre el pobre e indefenso marido y había vuelto a engancharse a su boca para traspasarle lo que quedaba de semen utilizando su lujuriosa lengua como jeringa cuál si de una medicina se tratase. Y es que a veces Paula pensaba que el semen de otros hombres funcionaba como una droga pues anulaba la voluntad de su esposo. Es como si le estuviera traspasando una descarga de hormonas masculinas que ganaban la batalla a las hormonas de su maridito….muchos más debiles que las de los machos que ella solía frecuentar.

Al estar montada sobre su marido en esa posición no sólo la boca de él estaba recibiendo las descargas de la chica. También el pantalón, justo a la altura de la terrible erección del hombre se fue embarrando con el semen que escurría del coño de la chica. Entonces lo hizo; gateó un poco hasta poner su coño a la altura de la boca de su marido y lo restregó contra su cara.

-Ggggmmmmfffffff….- eran los únicos  y guturales sonidos que el pobre pelele podía hacer salir de su boca.

-Saca la lengua querido. Quiero que me comas muy muy bien. Estoy muy ardiente hoy. Míralo!!! Lo tengo chorreando para ti – ordenó Paula con expresión lujuriosa en el momento en que restregaba su chorreante conejito por los labios y la nariz de su esposo, que casi se ahoga al sentir toda su nariz completamente dentro del cálido y acuoso agujero que tenía encima mientras la boca era completamente taponada por el culo de la rubia.

Para colmo de males del pobre infeliz ella lo mantenía pegado a la cama pues sus rodillas clavaban los brazos del hombre al colchón anulando así toda posibilidad de defensa.

-Me ahogggggg…mmmfffff…..!!!!!!

-Shhhhh….calla y saca la lengua querido, sé que te encanta hacerme gozar.

El marido completamente obediente y dominado sacó como pudo la lengua para encontrarse primero con el culito de ella al que fue rindiendo culto con una fenomenal lamida y luego lo dejó hacer con su dilatado coño al tiempo que tragaba sin remedio todos los humores que salían de esos agujeros que eran muchos.

Así estuvo Paula montando la cara de su marido hasta que, finalmente, se corrió, dejando al hombre tumbado y entregado sobre el colchón matrimonial en un estado completamente deplorable. La cara de él brillante de  lo que él hombre suponía eran los jugos de la intimidad de su mujer y el pantalón completamente manchado de esperma justo a la altura de su pequeña polla.

-Cariño, me gustaría metértela un ratito – casi rogó él – hace tiempo que no me dejas hacerlo.

-Pero ¿tú te has visto? Si te has corrido sólo. Mira tu pantalón.

El hombre dirigió su vista hacia abajo y vio que, efectivamente su pantalón aparecía manchado de lo que no cabía duda era semen. Pero no recordaba haberse corrido. Sería una descarga de líquido preseminal provocada por la excitación pensó.

-Te juro que yo no……..-intentó excusarse el hombre.

-Anda, calla y ve a lavar esos pantalones que estás hecho un asco. Si te portas bien y no sigues dándome la lata con el dichoso tema de mi vestimenta ya buscaremos la forma de sofocar esa calentura que llevas. Y a ver si hablas con tu pesada madre y le dices que no se meta en nuestra relación.

CONTINUARÁ………..