Paula 3
Prosigue la entrevista de trabajo de nuestra protagonista
-Mmmmmm….¿Donde quiere usted buscar pillín?- inquirió la rubia al tiempo que se ponía completamente de pie y llevaba sus manos a su cintura girándose sobre sí misma, ofreciendo un perfecto panorama de las terribles curvas que ese cuerpo gastaba.
-Dese la vuelta Señora de Ramos, creo que éste va a ser un trabajo más duro de lo previsto – murmuró David.
-¿Duro? Me encantan los “trabajos muy muy duros”. Cuando me vaya conociendo verá que es el tipo de trabajo al que más acostumbrada estoy: “EL TRABAJO DURO” – insinuó la rubia al tiempo que volvía a darle la espalda a su nuevo jefe.
-Inclínese de nuevo sobre la mesa – ordenó David
-Usted manda señor David. Sus órdenes son deseos para mí. Espero que sea un buen detective; de lo contrario le garantizo que va a tener que desistir de su búsqueda – le espetó la morbosa casada volviendo a apoyar sus preciosas manos sobre el borde de la mesa.
No lo dude Señora de Ramos. Verá como finalmente consigo mi objetivo – aclaró David al tiempo que se acercaba por detrás a la rubia y la sujetaba por la cintura.
Había algo en lo que había reparado David. Si llevaba ligueros en los que debería acabar la tira que sujetaba las medias ¿cómo era posible que no se viesen por detrás del vestido que dejaba medio culo descubierto? Habría que comprobarlo.
Sólo cogerla por la cintura y David pudo apreciar la tersura de las carnes de Paula. Ya había jugado un ratito con sus preciosas tetas, y ahora se deleitaba sujetándola por una cintura tan prieta tras la fina tela del vestido que a duras penas cubría algo de piel que no entendía cómo aquella chica había podido parir a dos niños ya.
Lentamente, las manos del experto mujeriego bajaron de la cintura, suavemente hacia las caderas y un poco más hasta llegar al borde del vestido para poder tocar directamente el trozo de piel descubierto entre el dobladillo del vestido y el final de las medias negras que portaba la casada.
-¿Cree usted que me encuentro más cerca de mi objetivo Señora de Ramos? – murmuró al oído de la rubia mientras levantaba lentamente el vestido rozando el culazo de la rubia con las yemas de los dedos y aprovechando para dar un leve mordisco en la orejita de la chica.
-Uffffffff…..templado….templado Señor Jefe, perdón…..Don David. Se va usted acercando pero no crea que se lo voy a poner fácil.
Al levantar el vestido para dejarlo sobre la parte de arriba del culo de la mujer David pudo descubrir el secreto del liguero. Se trataba de un liguero de tela ancha de los que se ajustan muy por debajo del ombligo y que por detrás quedan sujetos con el culo de la chica. Aquél culo respingón y prieto ayudaba a sujetar la prenda tan sexy que el diminuto vestido ocultaba.
Rinnngg….rinnngggg….rinnggggg. El teléfono de la rubia empezó a sonar dentro del diminuto bolso que ella había dejado encima de la silla.
-¿Le importa que mire de quien se trata jefe? – pidió permiso la casada
-Hoy por ser su primer día de trabajo la dejaré atender al teléfono, pero tendrá que entender que a partir de ahora eso no podrá ocurrir. La haría perder mucho tiempo. ¿Me entiende….verdad?
-Huyyyyyyy…….es mi marido. ¿Ve conveniente que atienda o mejor le devuelvo la llamada más tarde?
-No se preocupe Señora de Ramos. Atienda usted hoy a su marido. No sería adecuado encabronarlo su primer día de trabajo – le susurró al oido al tiempo que sus dedos ya bajaban por el valle que separaba las lindas nalgas de la rubia y se perdían entre sus piernas – pero separe usted un poco las piernas para que yo pueda continuar con mi trabajo.
Paula separó sus piernas sin ninguna resistencia pues, como ya había comprobado David, no llevaba ropa interior, con lo que los dedos del afortunado jefe ya acariciaban la humedad de la rubia. El coño de Paula era en esos momentos tibio y suave además de encontrarse goteando.
-Dime cariño. Sí…..estoy en esa entrevista de trabajo de la que te hablé. No sé. Hay dos personas por delante de mí y luego me toca. Creo que dentro de una hora puedes pasar a recogerme – Las manos de David empujaron la cabeza de la chica hacia la mesa para hacerla inclinarse completamente y dejar completamente ofrecidas sus nalgas.
-Aaaaggggghhhhhh….- Mientras ella hablaba con su marido, David había tenido tiempo de bajarse la cremallera para extraer su duro miembro de 23 cm y apuntar con él a las nalgas de la casada. En el primer empellón entraron siete u ocho centímetros, pero en el segundo y debido a la calentura de la rubia los huevos del afortunado jefe ya botaron contra el clítoris de la chica. Además de larga, la polla de David era bastante gorda, por lo que la casada se sintió como un pavo relleno de navidad.
-Nooooo cariño, no te preocupes, no pasa nada. Había ido un momento al aseo y me he pillado los dedos con la puerta, pero estoy bien – la polla de David entraba en ella con la misma facilidad que una espada corta la mantequilla y el chico no pudo evitar aumentar progresivamente el ritmo de las acometidas aún a riesgo de que el lelo marido escuchase los golpe que la pelvis del nuevo jefe de su esposa hacía en su culo al machacarla como un martillo pilón.
-¿Los chicos? Tu madre pasará a recogerlos al cole. No te preocupes por ellos. Pasa a recogerme a mí cuando quieras que creo que ya me toca. Esto está en Calle Inquisición nº 23. Creo que en media hora estoy lista. El tiempo que echarás en llegar…..mmmmmmfffffffffff….nada….auggghhhh……me estoy dando yo misma un masaje en el dedo que me he pillado con la puerta del aseo…..y….ufffff…….aaaammmm…..dueleeeee!!!!!
-Un besito cariño….ssshhhhiiii….yo también te quierooooo – no le dio tiempo a colgar y el marido pudo escuchar un ruido de fondo….plaf plaf plaf……que no sabía de donde provenía y que unido a los quejidos de su señorra lo dejaron un poco inquieto.
CONTINUARÁ…..