Paula (1: Una zorra como yo que me hizo gozar)

Paula me hizo gozar primero en el trabajo y luego en su apartamento.

PAULA. UNA ZORRA COMO YO QUE ME HIZO GOZAR PRIMERO EN EL TRABAJO Y LUEGO EN SU APARTAMENTO (I).

Hola a todos de nuevo. Me llamo Ana, tengo 24 años y soy madrileña.

Trabajo como delegada de ventas en una compañía aseguradora.

En junio tuve que irme a Málaga para reunirme con la delegada de ventas de esa ciudad.

Llegué a la estación de Málaga sobre las 20h de la tarde. Allí estaba Paula (delegada de Málaga). Era una chica muy atractiva. Tenía 29 años, pelo moreno rizado, largo, ojos azules rajados, un cuerpo muy moldeado, medía aproximadamente 1.75, era un poco más alta que yo nada más, y tenía unos labios que de ser ciertos los rumores que había de que era lesbiana, los imaginé por un momento posados en mi coño y me hizo comenzar a mojar mi tanga.

Yo había hecho algún pinito que otro como lesbiana, y la verdad es que había gozado mucho con las mujeres que había estado.

De la estación nos desplazamos a la oficina. Saludé al resto de compañeros que había allí y nos adentramos en el despacho de Paula. Ella no apartaba su mirada de mí. Yo llevaba un vestido de color blanco que me llegaba a la altura de las rodillas, tenía una abertura lateral, un escote en forma de v (el cual había subido mis tetas considerablemente), atado al cuello, y con media espalda al aire. Llevaba unos zapatos de taconazo blancos que realzaban aún más mis piernas.

Comenzamos a intercambiar opiniones sobre la reunión que teníamos que preparar. Pasaron dos horas, durante las cuales, las miradas, mordisqueo de labios y suspiros no pararon de darse en la persona de Paula. La muy zorra se estaba poniendo caliente mirándome, imaginando lo que podría hacer con mis tetas, con mis labios, con mis manos, con mi coño. Un coño que a cada segundo que pasaba deseaba mas ser lamido por esos labios carnosos que tenía Paula. La tía me estaba excitando y no poco.

Paula iba vestida con un pantalón blanco muy apretado, el cual le hacía marcar el hachazo que tenía entre las piernas. Por como se notaba deduje que tenía que tener un buen coño, unos buenos labios.

Arriba vestía una blusa blanca, semitransparente, que dejaba entrever un sujetador de media copa que hacía que la mitad de sus pechos sobresalieran. Estaba buenísima la tía, la verdad.

Hacia las 22h de la noche nos quedamos las dos solas en la oficina.

Estabamos sentadas en una mesa redonda, discutiendo sobre la reunión. Me dijo que le apetecía descansar un rato y relajarse. Para ello, subió sus piernas a la mesa y las abrió.

"Ana, ponte cómoda si quieres". Me miró con cara de deseo, de lujuria. No paraba de mordisquear un boli que tenía metido en su boca. Una boca que yo ahora estaba imaginando posada sobre mi coño.

Yo me levanté de mi silla, me fui hacia donde estaba ella, le retiré sus piernas de la mesa y me senté yo en ella. Me subí mi vestido hasta la cintura, quedando vestida de cintura para abajo con un tanga de color visón transparente. Le abrí mis piernas.

"Paula, hace tiempo que no estoy con una mujer, pero tú estás demasiado buena y demasiado

caliente y creo que me encantará revivir buenos momentos con una mujer".

Paula se puso en pie y se acercó a mí. Se despojó de su blusa y de su sujetador de media copa, quedando sus maravillosas tetas al aire. Llevó sus manos hasta mi cuello y desabrochó mi vestido. Lo dejó caer y todo mi vestido se concentró en mi cintura. Comenzó a rodear mis pezones que estaban erectos con sus dedos. Yo cogí una de sus manos y me la llevé hasta mi boca. Tomé uno de sus dedos y lo lamí de arriba abajo impregnándolo con mi saliva, para luego bajarlo de nuevo hasta mis pechos y que los rodeara con ese dedo mojado.

Paula se acercó a mí, apretó sus pechos contra los míos, sus pezones erizados con los míos. Sacó su lengua y la deslizó por mis labios....mmm...increíble el tacto de su lengua, húmeda y caliente a la vez.

Mi coño cada vez palpitaba con más fuerza, notaba como mi vagina se contraía. La muy cerda me estaba poniendo muy mojada. Mientras ella mordía mis labios yo tocaba con mis manos su culo, un culo prieto y firme.

Dejó de besar mis labios para recorrer mi cuello, un beso tras otro, notaba su excitación, y ella notaba la mía, mi respiración, mi coño...todo mi cuerpo se estaba estremeciendo. Mis manos seguían en su culo, tocándolo, acariciándolo, decidí meter mis dedos por la raja de su culo, la zorra de Paula emitió un leve gemido, mis dedos se desplazaron ahora hasta su coño. DIOS COMO ESTABA ESE COÑO. MOJADO, MUY MOJADO. Deseaba mojar mi boca con esos flujos que había desprendido su coño por la excitación. Ella llegó hasta mi oído y me dijo:"Ana, quiero comerte el conejo, quiero hacerte correr, quiero ver como gritas, como te retuerces...."

Me tumbó en la mesa con mis piernas abiertas. Comenzó a morder mis pezones, a pellizcarlos, a decirme que me iba a hacer gozar como nunca un hombre lo hizo. Se apartó, tomo la silla y se sentó en ella. Mi coño estaba a la altura de su cara, listo para ser mamado.Comenzó a besar mis muslos, a morderlos, yo no podía más, necesitaba ver su boca morreando mi coño.

"Paula no seas cabrona y mama de una puta vez. No puedo aguantar más. Quiero correrme en tu boca". "Y lo harás zorrita. Te correrás en mi boca y luego yo me correré en la tuya. Luego intercambiaremos nuestras corridas, para ver cual de las dos es más zorra, cual de las dos sabe más a puta".

Comencé a respirar como si faltara el aire, estaba excitada, tocaba mis pechos con brusquedad, así que sin más, la tomé de ese pelo rizado y posé su cabeza contra mi hermoso coño.

Ella se apartó y me pidió que me tranquilizara. Abrió mi coño de par en par con sus manos y deslizó su lengua por cada pliegue de mi coño....mmmmmmmm......como me puso aquello, jadeaba más y más.....allí estaba Paula, lamiendo mi coño, bebiéndose mi nectar, mientras yo disfrutaba como una perra. Su lengua se adentró en mi vagina y empezó a recorrerla con ella. Paula era una experta comiendo conejos, de eso no cabía duda. Arqueaba su lengua dentro de mi coño, la sacaba y me daba unos lametazos increíblemente buenos, escupía sobre mi coño y seguía mamando.

Se apartó de nuevo y metió uno de sus dedos dentro de mí. Metía y sacaba. Le pedí que me diera de mamar con ese dedo. Lo hice. Mi flujo estaba exquisito, sabia a lujuria, a la lujuria que una mujer estaba provocando en mí. Paula se puso en pie y yo me senté de nuevo en la mesa.

Tomé sus tetas como una posesa y comencé a mamarlas, a succionarlas, a pellizcar sus pezones con mis dientes, mientras a la misma vez, bajé una de mis manos hasta su coño y le metí de una sola vez uno de mis dedos. Menudo gemido emitió. Estaba muy excitada. Ella también deseaba que yo me comiera su conejo, y yo lo deseaba también.

"Ana vamos a ponernos en el suelo y vamos a comernos los coños mutuamente. Gozaremos mucho".

Paula se tumbó en el suelo y yo me coloqué encima de ella. Mi coño se quedó a la altura de su boca y yo comencé a bajar mi cabeza para ir hasta su coño. Lo abrí con mis manos y comencé a frotar con mi lengua el garbancito de Paula. Ella también lo hacía. Allí estábamos las dos, moviendo nuestras lenguas frenéticamente para hacernos gozar. El coño de Paula estaba empapado de flujo y de saliva, al igual que el mío. Las lamidas cada vez se hicieron más intensas, de vez en cuando levantábamos las cabezas y apartábamos las bocas para jadear. Paula me pegaba cachetadas en mi culo y me decía que no separara mi cabeza de su coño, ni siquiera para gemir.

Comencé a mover mi lengua en círculos más y más deprisa, ella también lo hacia, estaba más y más excitada, yo notaba como me bajaba algo, como bajaba una corrida que me iba hacer derretirme de placer. Notaba como ella estaba a punto, succionaba mi coño con mas fuerza, hasta que ambas nos corrimos como nunca antes. Un manantial de flujo invadió mi boca..mmmmmm....que bien sabia el flujo de Paula, estaba delicioso. Le di los últimos lametones mientras su orgasmo daba los últimos espasmos. Quería lamer hasta la última gota de su corrida. Una vez que hube relamido su coño me levanté y ambas comenzamos a besarnos, a intercambiar esas corridas maravillosas.

Le dije: "Paula, tu flujo sabe más a perra que el mío. Esto no me lo puedo permitir. Vamos a tu casa. Te tengo que ganar la partida".

Continuará..............

Autor: Ana

E-mail: anuska_well@hotmail.com