Paula (1: el sueño)

De como un sueño erotico, la convirtio en la amante de su hermano.

PAULA, primera parte (el sueño)

Esta es una historia real, donde este servidor, unas veces estuvo de testigo, otras de confidente y algunas veces fue objeto de los favores de Paula y por eso puedo decir sin temor a equívocos que Paula era ardiente y nunca negó los placeres que su cuerpo podía dar y por supuesto recibir.

Paula, es una chica normal, con buenas formas producto de sus dieciocho años, su cuerpo aunque llamativo, nunca a pasado por un gimnasio, digamos mas bien, que es genético, aunque no podemos obviar que cuida su dieta alimenticia sin caer en exageraciones.

Paula, vive en Caracas, Venezuela, en una Urbanización que podríamos calificar de buena posición económica aunque no llegan a ricos.

Solamente pido disculpas por los errores en que pueda incurrir, ya que no soy escritor, ni pretendo serlo, solamente me limito a exponer los hechos, para el conocimiento de los miles de seguidores de esta pagina.

Hecho este largo preámbulo vamos a la historia tal como sucedió.

La familia de Paula esta compuesta por Roberto Sánchez (el padre), Lucy (la madre), Ivanna (la hermana menor de 16 años) y Claudio (el hermano mayor de 20 años)

Paula es una chica ardiente, él más leve roce la excita, sobre todo si este se produce en sus turgentes nalgas o en sus provocativos senos. El único pensamiento de Paula desde que amanece hasta que se duerme es sexo: un guevo grande (así llamamos al pene en Venezuela) una cuca, unas tetas, para ella le es indiferente sea hombre o mujer, con tal que le placer.

Paula se dispone a tomar una ducha, se quita el pijama lentamente dejando al descubierto su hermoso cuerpo, unas pomposas nalgas sin un ápice de celulitis, coronando unos rollizos y torneados muslos, entre ellos una hermosa y pronunciada hendidura, compuesta por unos gruesos labios vaginales, que sobresalen por lo protuberantes, que siempre causan la delicia de los hombres y la envidia de sus ocasionales acompañantes de cama, un vientre plano y unos senos altos, parados, turgentes coronados por unos pezones oscuros que contrastan con la piel blanca de la joven.

Cuando la joven se dirige desnuda completamente al baño, la puerta de la habitación se abre sorpresivamente, dando entrada al Sacerdote Ernesto, este se acerca a Paula, tomándola por la cintura estampando un lascivo beso, la lengua del cura sondea a profundidad y largamente toda la cavidad bucal de la chica, sin dejar un resquicio sin explorar por muy pequeña que fuese, con tanto ahínco, tanta intensidad, tan bien trabajado que Paula, pierde la noción del tiempo que no sabe si el ósculo dura minutos ó horas, solo se entrega a la caricia.

El Padre Ernesto dejando parcialmente libre el cuerpo desnudo de la joven, abre la sotana dejando en libertad y a la vista el enhiesto guevo. Ernesto sonríe ante la expresión de asombro de Paula, quien no sale de su asombro ante las dimensiones y grosor del miembro masculino, cuyas proporciones se acrecientan por la inmensa rigidez. Pasado el primer momento y repuesta de la sorpresa, Paula toma con decisión y sin ningún tipo de rubor la inmensa masa de carne con su mano, no pudiendo abarcar del todo el grueso miembro, lo soba con inmenso cuidado, como si tuviera miedo de romperlo, luego su mirada la dirige a los ojos del lujurioso cura, sonriendo sin dejar acariciar el descomunal falo.

Pasado el primer momento, el santo varón toma entre sus brazos el delgado y bien formado cuerpo de la joven, depositándolo nuevamente con inmensa suavidad sobre la cama, Paula lo deja hacer sin oponer resistencia, Ernesto se coloca entre las piernas de la chica, esta en forma complaciente abre sus piernas al máximo dejando a la vista la complaciente vagina, dejando a la vista los gruesos labios, incluyendo el oscuro ojete del culo. El Cura sonríe ampliamente, su mirada lujuriosa contemplo por breves momentos la hermosa cuca que le era ofrecida impúdicamente, luego acerco sus labios a la oquedad vaginal, dando comienzo a una inmensa caricia, donde la lengua varonil, mostró una vitalidad inusitada, recorriendo en toda la extensión los gruesos labios vaginales. La succión era suave, la lengua buscaba con ahínco el mayor placer de la hembra ansiosa, el movimiento de las caderas denota el placer recibido. Humedece los labios vaginales, introduce la lengua profundamente, lame el interior de la vagina, luego busca y encuentra el clítoris, lo aspira, lo estimula, lo empapa de saliva, lo lleva y lo trae entre los labios, luego introduce un dedo soliviantando él sexo de Paula, los dedos mojados en los jugos vaginales le permiten al cura un movimiento suave pero continuo, complementando la caricia bucal, luego recorre las nalgas de la joven, buscando el pequeño orificio entre ellas, Paula eleva un poco la cintura, para permitirle la entrada en la angosta cavidad.

La inquieta lengua unida a la caricia incesante de los dedos en ambos orificios estaba llevando a Paula por los caminos de un inmenso orgasmo, la joven se movía al encuentro de la boca y de los dedos los cuales se introducían lo mas profundo en ambas oquedades. Paula emitía pequeños suspiros, de su garganta brotaban sonidos roncos que daban testimonio del placer que estaba sintiendo y cuyo epicentro se encontraba en medio de sus piernas. De pronto la joven se encontró en medio de un grandioso orgasmo, que parecía eterno, el cuerpo de la joven se vio sacudido por espasmódicas contracciones que sacudían el cuerpo de la chica. Paula eyaculo en forma abundante, jugos que el clérigo engulle con extremo deleite, dejando la lujuriosa cuca limpia de todo residuo de su reciente descarga.

Paula aún convulsionaba por efecto del tremendo orgasmo, cuando el padre Ernesto se acostó a su lado, abrazándola mientras la agitada respiración de ambos no los dejaba hablar. Transcurrido varios minutos, Paula con una sonrisa en los labios, tomo en sus pequeñas manos aquella masa de carne, que permanecía erecta, la contempla con ojos amorosos, la acaricia suavemente, rasgusña suavemente con sus largas uñas la piel de los testículos, la aprieta firme pero sin causar dolor, en forma pausada retira la piel que recubre el bálano, observa con gran detenimiento la gran nuez que corona la gran verga, la cual en ningún momento aleja de su cara.

Paula, en forma decidida besa la cabeza del miembro viril, luego recorre con sus labios el largo del tallo, inclina la cabeza a un lado, para efectuar un mejor trabajo, ateniéndose al curso de la azulada vena que surca a flor de piel y que con la delicada caricia de la lengua y los labios se congestiona y rebosa. Paula aspira dulcemente con los labios la satinada piel de los testículos, los sopesa en sus finas manitas, con la punta de la lengua los rebaña en saliva, acaricia otra vena del inmenso falo, explora mas y más, registra viene y va, trepa repentinamente a la punta de la dura verga y le abre paso hasta el fondo de su cavidad bucal, y lo hace de una manera tan brusca, que casi de atraganta; pero, sin retirarse, bombea con lento movimiento, mientras la lengua surca, disfruta y se desliza.

La pasión de la chica crece a medida que mama rítmicamente la tranca del padre Ernesto, para poder gemir de voluptuosidad y concederse el alivio de un orgasmo parcial que le permita continuar la felación, rompe por unos segundos el cerco de sus labios, pero sigue hostigando el ojal de la uretra con breves y suaves lengüetazos; luego le da cobijo en su boca al falo que sirve de puente para unirla al santo varón.

Sin apretar demasiado, suma el tacto de gráciles dedos que unido al ritmo suave pero firme de sus manos a la succión de sus labios, lamidas que van directamente encaminada a liberar el grandioso pene de su liquido perlino, a vaciarlo lo más enteramente posible.

Cuando el Padre Ernesto se rinde. Paula ingiere golosa las primeras emisiones del viscoso liquido, saborea cada gota, con cada trago deleita su paladar con el néctar que brota de esa manguera humana, cuando no puede tragar más permite que algunas gotas rueden por sus carnosos y apetecibles labios.

Paula, exclama -Madre Santa, que cantidad y que espesa es.

Los labios de la chica y parte de su barbilla están mojados por el espeso liquido perlino, con una sonrisa de satisfacción por el trabajo cumplido, dice que placer he sentido y usted Padrecito.

Ernesto todavía bajo los efectos del reciente clímax alcanzado, con la respiración entre cortada, solo atina a darle unas palmaditas en las mejillas a la lujuriosa joven.

Paula se acurruca sobre el agitado pecho del Padre Ernesto, acariciando con sus acicaladas y largas uñas el vientre masculino.

El Padre Ernesto, la abraza y le dice rozando sus labios con los de Paula, ahora te voy a coger como Dios manda, esta sonríe y lo mira a los ojos con lujuria......

Suena el despertador son las 5.30 de la mañana, Paula se despierta sobresaltada, luego se da cuenta que fue un sueño, se toca su depilada hendidura y se da cuenta que esta bien lubricada, producto del sueño, de sus caricias, o de las cosas, vaya uno a saber.

Paula piensa mientras se levanta casi con flojera, una pajiza no cae mal para comenzar el día, con una sonrisa se pone la ligera bata, mientras se dirige al baño, sale al pasillo, pasa por la puerta de la habitación de Claudio, vuelve a sonreír y piensa por que una paja en solitario, si ahí tiene la verga de su hermano, que no esta nada mal.

Pone la mano sobre el picaporte y entra para darle los buenos a su querido hermano........

Pronto la segunda parte, los buenos días a su hermano Claudio.

Cualquier comentario sabré agradecerlo a mi e-mail Cooparphaxad@yahoo.com

Cooparphaxad.