Paul, la multimedia

Susana tiene que "salvarle el culo" a su hija Rebeca dando el de ella.

Rebeca tiene que hacer una multimedia para la asignatura de Filosofía en una semana. Es un trabajo sobre la sociedad actual basada en la localidad donde vive. Acude a su compañero de clases, Paul, que estudiaba Ciencias de la Computación y le pide ayuda en cuanto al software indicado y las plantillas:

R: Paul, ¿puedes ayudarme con el trabajo de Filosofía? Es que necesito asesoría en cuanto al software más cómodo y las plantillas.

P: Es fácil, Rebe. Usas el Mediator y tomas algunas plantillas gratis en Internet.

R: Pero es que yo no sé hacer nada de instalaciones, plantillas, etc.

P: Mira, yo tengo una laptop que tiene todo eso instalado. Si quieres te la puedo prestar. Eso sí, no demores ni revises más de la cuenta, ¿ok?

R: Jajajaja, vale. Gracias.

Rebeca se pasó 5 días recopilando información y en 1 día montó la multimedia con un tutorial de Mediator que descargó ella misma de Internet. La hizo lo mejor que pudo y la copió en una memoria flash. Esa misma noche entregó la laptop, dejando una copia de la multimedia en la misma.

La madre necesita llevarle una información a una amiga y formateó la memoria de la hija, copió lo que necesitaba y la guardó en su bolso. Al llegar la hija no encontraba la memoria y le preguntó a su madre si la había visto y ella le dijo que la había usado para llevarle unos videos a una amiga. Sabiendo que la memoria estaba llena con el sitio, Rebeca temió lo peor: la madre tuvo que borrar algo para copiar los videos. Al revisarla en la computadora no encontró más que los videos de la madre.

Mamá, ¿tú borraste lo que tenía la memoria?

Sí, hija. La formatee.

Pero, mamá, ahí tenía la multimedia que tengo que entregar mañana.

Hija, pero no lo sabía.

Debiste haberla revisado antes.

¿Qué quieres que haga?

Ahora mismo la que no sabe qué hará soy yo.

Algo se nos ocurrirá.

Sí, seguro. Déjame llamar a Paul, porque dejé una copia en su laptop.

Dale, seguro no lo ha borrado.

Rebeca llamó a Paul. Este tenía fama de ser un sinvergüenza con las mujeres, pero a Rebeca siempre la había tratado bien.

Paul, ¿eres tú?

Sí, Rebe, dime qué pasa.

Es que verás, me ha surgido un problema y tú eres el único que me lo puede resolver.

Si está en mis manos, cuenta conmigo.

Resulta que la multimedia la copié en una memoria y mi madre la ha formateado. ¿Puedes copiármela nuevamente?

Jajajajajajaja, ¿en qué estaba pensando tu madre?

Pues no sé, jajajajajaja. Tendrás que preguntárselo tú.

Pues, mira, eso es lo que pienso hacer.

¿Qué cosa?

Quiero que tu madre se porte bien conmigo por haberte estropeado tu multimedia.

¿Qué significa “portarse bien contigo”, Paul?

Díselo. Ella sabe a qué me refiero.

No será lo que me estoy imaginando, ¿o sí?

Puedes estar en lo cierto. Llámame cuando tengas una respuesta afirmativa.

Rebeca se quedó muda. No podía ni abrir la boca. La madre le preguntó:

Hija, ¿qué te dijo que te has quedado así en ese estado?

Mami, -tomó un respiro-, me dijo que sólo me la copiaría si te portabas bien con él.

¿Qué? Pero, ¿está loco ese muchacho?

Eso mismo pensé yo, pero en el tono que habló parecía muy cuerdo y decidido.

Pero es que yo no lo haré.

Yo sé que no lo harás, pero, ¿permitirás que me ponchen en la prueba?

Ah, no sé, ya buscaremos otra solución, pero esa no.

Mami, es que tú tuviste la culpa. Si no hubieras formateado la memoria, no hubiéramos tenido que acudir a Paul.

Si me hubieras dicho que no la tocara, no lo hubiera hecho.

Si me hubieras preguntado primero te lo hubiera dicho.

Hubo un silencio entre las dos. Finalmente la madre accedió:

Bueno, esperemos a ver qué me dice cuando yo vaya a verlo.

Fueron las dos en el auto de la madre. La hija se quedó esperando y le dijo: “No vuelvas a este auto sin la multimedia. Tendré el teléfono encendido por si cualquier cosa me avisas, ¿ok?” La madre movió afirmativamente la cabeza.

Susana fue decidida a todo. Al llegar al apto tocó el timbre. Le abrió Paul y al pasar Susana le preguntó:

¿Qué quieres?

Quiero que me des placer. Te portas bien conmigo y tu hija no desaprueba el trabajo final. ¿Tienes alguna duda?

No.

Entonces comencemos.

No había notado que estaba el mejor amigo de Paul, el que la había follado en las prácticas de la obra de teatro, el cual dijo: “Me voy que ustedes tienen cosas íntimas que resolver.” Y se fue.

Paul intentó besarla, pero ella le dijo: “Sin besos en la boca y te pones goma.” Él le contestó: “En lo de la goma estamos de acuerdo, pero te besaré donde me dé la real gana, ¿ok?” “Vale”, dijo ella.

Se besaron en los labios y Paul la puso junto a la puerta. Ella no sabía qué hacer. Soltó su bolso y se dejó sobar. Le amasó las tetas y le quitó el vestido. La besó por el cuello, la cara, los hombros, los brazos, el abdomen y las piernas. Ella temblaba. Le ordenó: “Chúpamela.”

Ella se dispuso a hacerlo. Se agachó y le desabrochó el cinto, le bajó los pantalones y se los bajó con calzoncillos y todo. Una polla enorme salió a la vista de Susana, la cual tragó en seco. Las glándulas salivales trabajaban más rápido. Pensó: “Qué clase de monstruo.” Se acercó a ella, la olió, le acarició las nalgas y los muslos. Luego, le cogió la manguera a aquel amante improvisado y le dio pequeños besitos. Se fue animando a pasarle la lengua por toda la extensión de la verga y finalmente se la metió en la boca. A medida que jugaba con la lengua le tocaba los testículos y aquel miembro crecía sin miedo alguno. La que iba teniendo miedo era Susana. Indudablemente no se iría de allí sin deslechar esa polla. Así que tenía que terminar lo antes posible.

Cuando estuvo bien erecto el pene, él le dijo que se fueran para el sofá. Él se sentó en el sofá y ella siguió en su movimiento bucal arrodillada sobre la alfombra. Paul agarró su teléfono y llamó a Rebeca:

Rebe, gracias por el favor.

No seas cabrón. Dime qué le estás haciendo a mi madre.

Mejor que te lo cuente ella. Oh, no, perdón, ella tiene la boca ocupada y en realidad es ella la que me está haciendo a mí, jajajaja. Por cierto, nunca me dijiste que tu madre es una mujer tan golosa, jajajaja. Chaup.

La imagen de tener a la señora Susana, la señora decente y casada que todos los amigos deseaban follarse, sumado a las habilidades de ella, hicieron que él soltara todas las semillas en la boca de la recatada señora, la cual pensó que todo había terminado.

Ella comenzó a arreglarse la ropa y el pelo, pero él le ordenó:

Ni se le ocurra irse, señora. A usted le falta mucho por gozar esta noche.

Acto seguido la acostó en el sofá y le quitó las bragas. Comenzó a mamarle la vagina sin miramientos. Ella sólo apretaba las manos y cerraba los ojos. Trataba de apartarle la cabeza, pero él no le hacía caso. Estaba decidido a sacarle el primer orgasmo de la noche, que no tardó en llegar. El muy cabrón lo hacía muy bien.

Paul, creo que es suficiente.

No jodas, Susana. Tengo que follarte. Dale.

Vale, pero no tardes, que mi hija me está esperando afuera en el coche.

¿De veras?

Sí.

Jajajaja. Tengo una idea.

Ya no me gusta y no me la has dicho.

Eso lo decido yo. Anda, chúpamela un poco y así me la preparas.

Susana se arrodilló y comenzó a chupar aquel miembro, que cada vez le cabía menos en la boca. Cuando la tuvo lista, Paul mismo la detuvo, tomó a Susana por las axilas y la puso de pie. Buscó una silla y se sentó. Le dijo: “Susi, dale que vas a viajar al paraíso.” Susana, decidida, se sentó poco a poco para no hacerse daño. No se movió durante unos segundos. Paul la movía, pero ella le pedía que se calmara hasta que se acostumbrara. Ella lo tenía muy estrecho. Paul lo notó.

Este coñito está casi virgen, Susi.

Sí, pero no lo es. Sólo que se encoge.

Arriba muéstrame lo que sabes hacer.

Susana comenzó a cabalgar como una buena amazona. Paul la toqueteaba como quería. La tenía agarrada por las nalgas y marcaba el ritmo y la profundidad. Susana estaba perdiendo el control, aunque a decir verdad nunca lo tuvo. Paul la besó en la boca y ella respondió con lascivia. Estaba entregada. Saltaba sobre la polla de Paul y lo hacía con la boca abierta. El orgasmo era inminente. Vino un grito desesperado. No pudo aguantarlo. Se corrió copiosamente. Mojó a Paul con su líquido caliente.

Joder, Susi, no pensé que te corrieras de esa manera. Me fascinan las mujeres que se corren así.

No puedo evitarlo. La próxima vez me tapas la boca, ¿vale? No quiero que los vecinos se enteren que estamos follando.

Veré qué puedo hacer.

Con ella sobre las piernas pasó sus brazos por debajo de sus muslos y se puso de pie. Ella siguió follándolo. Esta vez se movían los dos. Susana brincaba como una loca. No tardó su tercer orgasmo de la noche. Ella lo abrazó. Él sintió sus bellas manos en su espalda con su anillo de casada. Eso lo excitó.

Bájate que te voy a follar el culo.

No, por favor. Eso no. Por delante lo que quieras, pero por atrás NADA.

Pues vete y que tu hija cuelgue después de haber recorrido tú tanto camino.

Susana respiró profundamente. Sólo musitó: "Sé suave, porfa.” Acto seguido lo acercó con la mano izquierda y le besó la boca.

La puso a 4 patas en el sofá, le echó saliva al ano de un escupitajo, luego le echó al pene y comenzó la sodomización. Ella no sabía qué hacer. Sólo apretaba los dientes. Si por la vagina le costó trabajo meterse aquel aparato, por el ano era peor. Finalmente Susana sintió los cojones de Paul chocar en sus nalgas. Respiró con alivio. Comenzó el mete y saca. Susana apretaba el sofá con ambas manos y se dedicaba a recibir a Paul. El ímpetu con que el joven la martillaba era enorme. Paul le agarró la mano izquierda y le besó dedo a dedo. Le excitaba follar mujeres casadas y al besar el dedo del anillo le pasó varias veces la lengua y hasta se lo chupó. Tomó su celular y llamó a Rebeca.

Hello! Rebequita, aquí está tu mami disfrutando de mi verga.

Sí, por favor, pero no le hagas daño.

¿Quieres decirle algo?

No, termina pronto y devuélvemela.

Susi, dile algo a tu nena.

Susana apenas podía hablar. Estaba jadeando: “Mija, este perro… me está follando… a lo macho… ayyyyyyyy.” En ese momento Paul se la incrustó en las entrañas. Susana colgó y siguió follando. Paul le acariciaba el pecho. Luego, la sostuvo por el abdomen y la llevó a la ventana que daba a la calle, la abrió, puso a Susana con medio cuerpo afuera y llamó a Rebeca otra vez mientras follaba sin aminorar la velocidad.

Mira como me follo por el culo a tu madre.

Acto seguido le dio varias nalgadas a Susana. Rebeca sólo miraba cómo su madre se movía por las embestidas de aquel bárbaro.

¿Viste lo dócil que es tu mami? Así sí vale la pena follar.

Cabrón.

Pero estoy haciendo gozar a esta perra que lo tiene bien merecido.

Paul colgó y se llevó a Susana para la sala otra vez. La acostó en la alfombra bocabajo y comenzó a darle caña a conciencia. En ese momento sonó el timbre de la puerta. “Joder, a qué hora y con qué recado,” dijo Paul.

No pensarás abrir, -dijo Susana sin dejar de recibir a Paul por atrás.

Claro que lo haré. Algo grande debe estar pasando para que alguien venga a esta hora.

Se la sacó y fue a la puerta. Abrió. Era su vecino Antonio, que muchas veces habían intercambiado mujeres, sobre todo maduritas.

Joder, Paul, yo tengo que madrugar mañana. Acaba de follarte a esa puta y déjame dormir, ¿vale?

¿Qué quieres que haga si está bien buena y tengo que gozarla?

¿Tan hembra es?

Mírala tú mismo.

Cuando Antonio vio a Susana no podía creer lo que veía. Susana realmente impresiona.

Me anoto entonces.

No hay problemas, Antu.

Susana quedó atónita. Lo que iba a ser una follada de compromiso, se estaba convirtiendo en un trío sin vuelta atrás. Paul puso a Susana en 4 patas y siguió dándole por el culo. Susana comenzó a jadear otra vez. Antonio aprovechó para sacársela y desnudarse completamente. El muy cabrón se mandaba lo suyo: entre 19 y 20 cm de largo y buen grosor. Mientras Paul le daba por el culo a Susana y le acariciaba el clítoris, Antonio se la ponía en la boca para que no se escucharan los gritos de ella y le manoseaba las tetas. En esa posición Susana eyaculó y gracias a la verga de Antonio no se escuchó el grito.

Paul levantó a Susana se sentó en el sofá sin sacársela del culo de espaldas a él. Antonio se puso delante de ella, se puso una goma, subió un pie en el sofá y le enfundó el mandado por la vagina a Susana. La madura entre dos jóvenes.

Paul, ¿y esta puta con el chochito tan apretadito?

Es la madre de una compañera de aula, Antu.

Joder con la mamá. Estaría dándole caña toda la vida. Putas así hay que saberlas gozar, porque de lo contrario te ponen los cuernos como ahora.

Así mismo es. Mira esta perra cómo folla.

Déjense de hablar y pártanme toda, cabrones que me gusta lo que me hacen, dijo Susana.

Así se habla, puta -dijo Antonio e intensificó el ritmo-. Paul, quiero follarme ese culo. Vamos a cambiar.

Dale.

Antonio se la sacó a Susana, Paul la cargó, cambió el condón, la puso de frente a él y la penetró. Luego, Antonio con decisión irrevocable fue abriendo el agujero negro de Susana.

Así estuvieron 15 minutos. Paul avisó que quería eyacular y no quería hacerlo en el condón. Se salieron. Susana se arrodilló y le pidió que lo hiciera en el pecho. Paul lo hizo como ella quiso.

Riégamela con tu verga, papito.

Paul así lo hizo. Antonio quería tirársela en la cara, pero ella se negó y pidió que en el pecho también. Él aceptó y cuando fue a eyacular apuntó a la cara y se la llenó de leche.

Perdona mi mala puntería, Susi, jajajajaja, rió Antonio.

Cabrón.

Paul, esta puta es de las mejores que he follado. Es bella y sabe muy bien tratar a un hombre. Dichoso el marido. Aquí tienes mi número, muñeca.

Necesito un baño para limpiarme, dijo Susana después de guardar el teléfono de Antonio

Paul le indicó dónde podía quitarse toda la suciedad que traía. Susana lo hizo lo más rápido que pudo y cuando salió ya Paul le tenía la memoria con la multimedia copiada.

Si quieres la vuelves a borrar para repetir, jajajaja, dijo Paul.

Despreocúpate que no volverá a suceder. Además, si quisiera repetir, ya sé dónde vives. Chaup.

Susana llegó al auto con la memoria en el bolso. Se la dio a la hija y seriamente le dijo: “Procura sacarle más copias la próxima vez”.