Patricia (6)

Amo a Arturo mi suegro, me hace feliz, pero no pude sustraerme a tener una tarde de placer con mi profesor.

PATRICIA VI

Hola, hace mucho que no les cuento mis vivencias y aquí va lo nuevo. Primero les contaré que estoy haciendo una maestría en la Universidad Católica, en mi especialidad: Literatura. Por esa razón, he vuelto nuevamente a los estudios y a la vida agitada de la Universidad. En cuanto a mis relaciones con Arturo, mi suegro, estas siguen de maravilla y cada vez encontramos las formas de deleitarnos mutuamente y como siempre, dentro de la mayor discreción, vernos la mayor parte del tiempo. Sin embargo, en la universidad tengo un admirador, un joven profesor de uno de los cursos de mi Maestría, atlético, aplomado, rubio, de casi 1.80 de estatura, ojos azules y aspecto de tablista. Es un tipo muy inteligente y excelente conversador.

Desde el primer día de clases me echó el ojo y la verdad, la verdad, no me era para nada indiferente. Luego, los cafecitos en los intermedio de clases, alguna palabrita y muchos piropos muy discretamente dichos, determinaron que sugiera una corriente de mutua simpatía. Como ustedes saben, me gusta vestirme bien y a mis clases voy especialmente acicalada. Una de esas veces me senté en la primera fila de carpetas, precisamente en la clase de Rodolfo, que así se llama mi profesor-admirador y me encantaron sus miradas a mis piernas...a mis muslitos. Yo que tengo algo de exhibicionista me divertía y gustaban esas miradas. Esto se repitió muchas veces, pero a diferencia de lo que hacía con Arturo, nunca fue la exhibición más allá de mis rodillas y parte de mis muslos. Sin embargo ayer ocurrió algo que ahora les cuento.

Mi profesor, nos había encargado a los pocos que estamos en esta maestría el proyecto de un trabajo muy especial, en el cual debíamos perfilar determinados personajes. Para ello el profesor nos concedería una entrevista personal de un poco más de media hora en su despacho de la Universidad, de modo que todos fuimos pasando por el aludido despacho, a mi me toco ayer. Vestía un traje de seda crema, ligeramente mas arriba de la rodilla. Mis piernas doradas aún por el veraneo en Trujillo contrastaban gratamente con el color del vestido. Al entrar al despacho de Rodolfo este se puso de pié y me saludó con un beso en la mejilla. Mi corazón se aceleró, pero disimulé. Me ofreció el asiento en la butaca frente a su escritorio y se quedó parado junto a mi, mientras me soltaba una serie de frases lindas ponderando mi elegancia y gracia. Luego se quedó mirándome a los ojos, con esos hermosos ojos celestes y tomando mi mano me invitó a ponerme de pie, yo obedecí sin saber por qué y quedamos frente a frente. Estas preciosa me dijo con voz queda y me atrajo hacia él y acercó su cara a la mía.

Sus labios se posaron en los míos, era un beso suave, casi infantil. Yo le dejé hacer, sentí sus manos que inicialmente estaban posadas en mis hombros, descender por mis brazos y llegar hasta mis manos y enlazar mis dedos a los suyos. El beso empezaba a ser posesivo y una lengua suave y ardiente empezó a abrirse paso en mi boca, buscando mi lengua y empezando con ella una danza lenta que al instante se tornó en lucha. Abrí más mi boca y contesté de igual a igual sus embates linguales. Su mano derecha enlazó mi talle mientras que su mano izquierda llevaba mi diestra a que le tocara el bulto de su entrepierna. Parecía que tocaba un hierro...pero un hierro ardiente y luego yo sola empecé a recorrer toda esa longitud deseosa de sentirlo sin los estorbos de la ropa.

Su brazo derecho me comprimía a ese cuerpo atlético y fuerte y esa mano poderosa poco a poco empezó a bajar por mis caderas, acariciando con fuerza mis nalgas y seguir hacia abajo hasta llegar al borde de mi vestido y empezó a subirlo y casi al instante sentía que tenía ese vestido enrollado a mi cintura y como una reacción automática apoye mi pubis en el ardiente hierro de este hombre que me estaba dando un placer..un gusto diferente a los que estaba acostumbrada. Mi sexo respondía y empujaba esa dura masa de carne que palpitaba a través de sus pantalones. Mi braguita se empezaba a humedecer y de mi garganta se escapaban quedos gemidos de placer.

Estuvimos un largo rato en ese rico y ardiente magreo, tocándonos por encima de las ropas y aumentando ese placer único que nuestros cuerpos buscaban. El beso se alargaba hasta el infinito y mis brazos acariciaban a este regio hombre que me estaba haciendo disfrutar...solo tocándome....empezaba a imaginarme lo que sería el placer al penetrarme. Rodolfo, cuyas manos no tenían límite para recorrer todos los confines de mi cuerpo totalmente encendido, terminando suavemente el ardiente beso me hizo girar de modo que mi espalda quedó apoyada en su amplio y fuerte pecho y mis nalgas incrustadas en su enhiesto ariete... sentía su enorme pene frotarse en la línea divisoria de mis apetecibles nalgas y fue como si una corriente eléctrica se conectara a mi cuerpo. Empecé a girar mis caderas y empujar hacia esa masa de carne...me enloquecía esa posición. El me besaba el cuello originando que un creciente cosquilleo que iba hacia mis extremidades y a mi vagina totalmente humedecida, mientras su mano izquierda se apoderaba de mis tetas acariciándolas por encima de las ropas y su mano derecha se adentraba en mi calzoncito por delante, llegando a mi raja que manaba flujos...apoderándose de mi clítoris que diestramente empezó a masajear. Yo moría e placer y estaba por darla...cuando de pronto él se detuvo y dándome nuevamente vuelta me dijo que me arreglara y que me sentara en el sillón frente a su escritorio. Yo me desconcerté, pero le obedecí...Es Arturo está viniendo hacia acá, me dijo por toda explicación, mientras miraba la pantalla de la lap top que tenía sobre el escritorio. Efectivamente. Debía tener la web cam dirigida hacia la puerta de ingreso del primer piso y por ella se veía que Arturo, mi amante-suegro, se dirigía hacia la oficina de Rodolfo, mi profesor.

Compuse mi vestido y saqué un tissue paper que introduje con cuidado en mi braquita para que chupara los flujos que invadían mi vagina, aproveché también para arreglarme rápidamente el maquillaje y me senté cual digna señora frente al escritorio de mi profesor. Rodolfo, compuso también sus ropas se sentó en su sillón frente a mi, separados dignamente por el escritorio, simultáneamente accionó una pequeña palanca y las persianas se abrieron al instante dejando entrar un torrente de luz. Dos segundos después alguien tocaba la puerta del despacho y entraba Arturo, mi suegro - amante desde hace más de nueve meses.

Con su simpatía de siempre Arturo entró y saludó efusivamente a Rodolfo. Este, correspondió a los saludos, pero noté que había una marcada muestra de respeto en el trato hacia mi suegro. A mi me saludó con un beso en la mejilla. No podía ser de otra forma ya que estábamos en el papel "suegro-nuera".. lo otro era de nuestra absoluta intimidad. Arturo explicó que tal como habíamos quedado venía a recogerme, ya que mi auto estaba este en el servicio y en mi salón le habían dicho que estaba en el despacho de Rodolfo, cumpliendo una citación del profesor para encaminar un trabajo académico. Los hombres hablaron de cosas generales y finalmente Arturo preguntó si ya habíamos terminado o esperaba hasta que culmináramos. Con un doble sentido que solo yo entendía Rodolfo le dijo que no habíamos terminado aún, pero que en todo caso "era mejor dejar la reunión para otro día, pues lo que debíamos tratar era un poco largo". Delinear.-mintió.- una obra literaria era algo que debía tratarse con cuidado y "otro día continuaríamos". Aprovecho para decirle que lo felicitaba por la nuera, que era muy aplicada y "creativa", que felicitara también de su parte a Carlo. Terminamos la reunión, nos despedimos y salí con mi suegro. Me había salvado por un pelo que nos sorprendieran en plena faena. Me sorprendió gratamente lo previsor y astuto de Rodolfo, mi profesor, con quien había quedado con la lección a medias.

Antes de salir de la Universidad, le pedí a Arturo que me permitiera ir al baño. Sabiendo la debilidad de mi suegro por dedearme mientras conduce el auto, necesitaba higienizarme un poco, de lo contrario se daría cuenta de la faena que me había empezado Rodolfo y eso no lo podía permitir. En el sanitario, que felizmente estaba vacío a esa hora, se subí el vestido hasta la cintura y lave mi vagina, y la sequé convenientemente. Gracias al cielo soy muy previsora y saqué de mi cartera un calzoncito similar al húmedo por mis flujos que traía puesto y me lo puse, guardando el sucio en la cartera. Retoqué mi maquillaje y me perfumé, saliendo del baño y uniéndome a mi suegro que me esperaba en los amplios jardines de la casa de estudios, caminando juntos hasta la zona de estacionamiento.

Generalmente Arturo usa a Rubén su chofer, para desplazarse en su cómodo Mercedes Benz del año, color azul noche con lunas polarizadas. Pero cuando sabe que va a ir conmigo prescinde de Rubén y él conduce para acariciar mis piernas y muchas veces dedearme, cosa que a mi me encanta. Cuantas veces después de hacerme venir con sus dedos, yo me he inclinado y me he apoderado de su regio pene y se la he mamado con placer y muchas veces he tragado todo su semen. Ahora estaba más urgida de sentir esos dedos maravillosos, me había quedado encendida con el magreo de Rodolfo y definitivamente mi suegrito tenía que sacarme tal calentura. Salimos del local de la Universidad Católica en Pueblo Libre y tomamos la avenida Universitaria hasta su intersección con la Av. La Marina y de allí seguimos hacia la izquierda por esa vía con dirección a San Isidro. Hablábamos de cosas generales, sobre mis clases, algunos proyectos literarios míos. Mientras hablábamos manteníamos la formalidad, la cantidad de autos y las continuas paradas determinaban que mi suegro no se decidiera a echarme mano. Cuando estábamos con dirección a San Isidro y con un tráfico más despejado, las manos de Arturo se adentraron por debajo de mi vestido que de por sí ya exhibía mis apetecibles muslos, modestias aparte, tengo lindas piernas. Solo de sentir sus manos se erizaba mi piel y como un acto reflejo abrí mis piernas para darle toda la facilidad del mundo. Los dedos de Arturo llegaron a mi entrepierna e hicieron a un lado la banda de mi calzoncito y empezaron a trabajar mi clítoris que crecía a cada caricia. Yo me abandoné al placer, pero por primera vez desde que estoy con Arturo, mientras me deshacía en sucesivos orgasmos deseaba que fuera Rodolfo quien me diera el tratamiento.

Con los dedos de Arturo moviéndose con maestría en mi encharcada vagina, llegamos al departamento de mi suegro en Chacarilla y como siempre, en el desierto estacionamiento del sótano le propiné una soberana mamada. Tomamos el ascensor que es exclusivo para el departamento de Arturo y de solo cerrarse las puertas allí parados, mi suegro empezó a poseerme. El calzoncito quedó en el suelo de la cabina y yo trepada en mi suegro sintiendo que su poderosa arma se introducía en mi cuevita que lo recibía con singular placer. Arturo es fuerte y al llegar al piso lentamente y llevándome ensartada caminó hasta el dormitorio y caímos en el amplio lecho, amándonos como siempre y dando rienda suelta a nuestros deseos. Hicimos literalmente de todo..pero en lo profundo de mi mente, recordaba a Rodolfo, sus besos, sus manos y el deseos que irrefrenablemente iba creciendo de sentir su verga dentro de mi, poseyéndome como un loco, tal cual lo hacía Arturo ahora. Ese día di una excusa, no recuerdo cual, pero me quedé a dormir con Arturo en el depa, pero eso de dormir es un decir, en realidad gran parte de la noche tiramos rico y luego también al amanecer.

Pasaron unos días después de ese episodio y vino a fines de Marzo la 44 Asamblea de Gobernadores del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) que se desarrolló en Lima. Asistieron mas de 5,000 delegados y obviamente en razón del cargo, mi esposo Carlo como cabeza de una importante corporación financiera estuvo allí y por otro lado Arturo, que es gran amigo del Presidente del BID, también estuvo presente. En esos días hubo un gran ajetreo financiero y social y como ejemplar esposa estuve al lado de mi esposo, oportunidad de estar también cerca de mi suegro. Como hecho anecdótico les contaré que una de las actividades sociales y culturales fue la presentación de la ópera peruana, ambientada en el Imperio Incaico: "Ollanta". Carlo que no gusta de la ópera se excuso, pero yo si estuve allí al igual que Arturo. Me encontré con mi suegro en el lindo escenario natural donde se escenificaba la obra: la Huaca Pugliana de Miraflores, hermoso marco para esa presentación. Pues bien, como ya ambos teníamos los programas oficiales de la obra y mucha gente nos había visto, cada uno por su lado, nos escapamos y nos fuimos a tirar rico en un hotelito nuevo y discreto, cerca de la Huaca. Mientras tirábamos, pusimos canal 7 que transmitía en directo la representación, de modo que las dos horas y media que duró el espectáculo, tiramos rico y luego salimos al terminar el evento, para confundirnos con los conocidos y amigos que habían estado allí. Todo de perlas.

El jueves 1 me reintegré a mis clases en la Universidad, pero no me tocaba con Rodolfo. Sin embargo cuando ya había terminado mis clases y me dirigía al estacionamiento a abordar mi auto, sonó mi teléfono celular. Era Rodolfo....Hola, me dijo, creo que tenemos una conversación pendiente y es necesario que la concluyamos, expresó con una voz acariciadora, que de inmediato activó mis hormonas. Que tal si te acercas a mi despacho privado y continuamos lo que empezamos? Pregunto con cierta impaciencia. Hoy no puedo, repliqué, no podía ceder a la primera...cosa de prioridades pensé. Vamos, no seas malita, hoy sería el momento, mi despacho privado está muy cerca de la Universidad, no debes temer, está en un edificio nuevo, cerca al centro comercial Plaza San Miguel, insistió. Lo lamento, le dije, para mi es imposible, aunque me moría por decirle que si, que iba en ese momento. Mientras conversaba, había llegado a mi auto y antes de subir me percaté que había una hermosa rosa de tallo largo, de un rojo intenso colocada en el parabrisas del vehículo, sujetada con la plumilla limpiadora, lleva una tarjeta que decía "Ni siquiera esta hermosa rosa es tan linda como tu", a modo de firma una R.

Retomando la conversación, le dije: gracias por la rosa, está linda. Ese agradecimiento solo vale si es personal, respondió. Vamos, insistió, anímate. Estoy en la calle... oficina No. 6, Segundo Piso. Te espero y colgó. En ese momento me decidí. Me examiné cómo estaba vestida: una faldita escocesa mini, zapatos de charol negros de taco 7, una chompita de hilo de manga corta que se adhería a mis formas. Abajo mi braguita blanca de encajes con brasiere de media copa también de encajes a juego con el calzoncito. Subí al auto y retoque mi maquillaje, más long lash para mis pestañas, un poquito de sombras y mi color preferido de labial. Solté mi cabello que estaba recogido en una cola y lo cepillé. Quedé más que satisfecha con mi aspecto y me lancé a la aventura.

Para evitar problemas, estacioné el auto en el amplio estacionamiento del centro comercial y me dirigí a la dirección que me había dado Rodolfo. Efectivamente en un edificio pequeño y con aspecto de nuevo estaba el famoso despacho privado. Subí al segundo piso y allí estaba, con el corazón latiendo aceleradamente frente a la puerta No. 6. No había timbre, así que golpee con los nudillos. Inmediatamente la puerta se abrió y una voz dijo: Adelante. Entré a una pieza pequeña alfombrada con unos sillones a manera de recibidor y junto a la pared una mesa y sobre esa mesa medio sentado, Rodolfo, que me miraba con una expresión sonriente, balanceando una de sus piernas. Adelante, preciosa, adelante, repitió con voz grave. La salita estaba iluminada, retiré mis anteojos de sol y avancé. Rodolfo presionó un control remoto y sentí que la puerta se cerró tras de mi.

Avancé y quedé al centro de la salita nos quedamos mirando y Rodolfo extendió un mano hacia mi. Cogí esa mano y me acercó a él, nos quedamos mirando a los ojos, sin decir palabras y nuestros rostros se acercaron, nos abrazamos y nuestros labios se unieron en un beso pasional, erótico, cargado de sexualidad, me oprimí a él y con nuestras manos empezamos a explorarnos mutuamente. El recostado como estaba a la mesita, se daba maña para encajar su paquete en mi pubis. Como la vez anterior, sentía imponente su herramienta a través de mi faldita y braguita. El beso rico y totalmente apasionado continuaba tórrido y ardiente. Las manos de Rodolfo se concentraron en mis pechos y lentamente se deshizo de mi chompita de hilo, quedando en brasiere que diestramente también me despojó y allí mis pechos libres y a disposición de sus golosas manos, se mostraban duros y firmes con los pezones a punto de reventar. Por su parte, yo abrazaba y recorría el musculoso cuerpo de mi profesor, llegando como la vez anterior a su paquete y empecé a desabrochar sus pantalones... necesitaba sentir en vivo y en directo esa pija.... Rodolfo chupaba con una suavidad y al mismo tiempo firmeza mis pechos y mi vagina de tanto placer empezaba a liberar sus flujos.

Mientras su boca me devoraba las tetas, las manos de Rodolfo se deshicieron rápidamente de mi faldita que cayo al suelo dejándome solo en braguitas...esas manos poderosas acariciaron por encima de la diminuta prenda mis nalgas y mis lindos muslos, luego, poco a poco deslizó mi calzoncito hacia abajo y yo lo ayude levantando mis piernas para quedar totalmente desnuda y a merced de este hombre que chupaba mis pechos y amasaba mis nalgas agradablemente. Por mi lado, me había deshecho de los pantalones de Rodolfo que yacían en el piso alfombrado y mis manos estaban ahora si acariciando el enorme miembro de mi profesor, quizá no tan largo como el de Arturo, pero si más grueso que el de aquel....acariciaba toda la extensión de esta maravilla y llegaba a sus enormes huevos, seguramente llenos de leche que pronto saborearía. Con un rápido movimiento Rodolfo se despojó del slip y yo completé de dejarlo tan desnudo como yo al sacarle a toda prisa la camisa que dejaba a disposición de mis labios su amplio pecho velludo. Rodolfo me cargo con delicadeza y besándonos apasionadamente me llevó a la otra pieza donde una amplia cama king, nos acogió amorosa.

Abrazados rodamos por el amplio lecho, enredados. Rodolfo posaba sus manos en todos los confines de mi cuerpo y luego lentamente empezó a bajar por mi abdomen para apoderarse de mi rajita. Yo me acomodé también y quedamos en un perfecto 69 y empezamos a degustarnos mutuamente, con lentitud, con suavidad. Con dificultad su grueso pene entraba en mi boca. Con la experiencia que me da mamar una pija como la de Arturo, me acomodé a este impresionante pene y lo chupaba, lamía y engullía con gran placer. Sentía los labios y la lengua de Rodolfo adentrarse en mi intimidad y darle un tremendo agasajo a mi clítoris. Sabía como satisfacer con su boca, diferente a Arturo, pero igual de eficiente y mis flujos no se hicieron esperar. Mis caderas ondulantes y deseosas rotaban descontroladas y me vino un primer y largo orgasmo, que disfruté sin soltar la verga de Rodolfo. Me sentía electrizada con las manos de mi profesor recorriendo mis piernas, mis nalgas, luego mis pechos y toda yo. Que rico sentir esta lengua larga y rugosa adentrarse en mi conchita como si fuera un pene...realmente delicioso.

Rodolfo se reacomodó y besó mis pecho y luego llegó a mi boca... que nueva sensación sentir mis sabor en la boca de otro hombre. El beso que ahora nos dábamos era pasional y violento. Abrí las piernas todo lo que pude y el grueso pene de Rodolfo ingreso con una mínima dificulta a mi conchita. Que rico sentir ese roce de tamaña cosa invadiendo mi cuevita, pero tenía que comérmela toda y así fue. Me deshacía en sucesivos orgasmos y gritos de placer, que se hicieron más intensos cuando sentí los huevos de mi amante golpear rítmicamente mis nalgas...de allí en más, el perpetuo movimiento de mis caderas y el martinete eléctrico en que se había convertido Rodolfo marcaron una fenomenal cogida, hasta sentir la leche caliente, ardiente de este semental llenando en cantidades increíbles mi conchita hasta rebalsar ese receptáculo. Nuestros movimientos fueron amainando y allí quedamos cansados y saciados...sin decir palabras ... satisfechos y agotados, echados uno al lado del otro en el amplio lecho...ambos nos adormecimos por varios minutos. Yo reaccioné primero y miré el reloj, eran casi las 8 p.m., habían transcurrido mas de tres horas. Llamé a Rodolfo pero él dormía plácidamente. Aproveche, fui al baño con mis ropas, me higienicé rápidamente y me vestí. Cuando salí nuevamente al cuarto, Rodolfo seguía durmiendo, con el lápiz de labios escribí en el espejo: "Fue lindo,,," y salí del famoso Despacho Privado.

Ya en la calle, me encaminé al centro comercial y aborde mi auto, fui en dirección a mi casa. En el camino pensaba si había hecho bien o no en tener este encuentro sexual con mi profesor. Había sido una buena cogida, una buena encamada, pero en realidad, si bien el tipo es simpático y por lo que experimenté un buen amante, no me provocaba tener otro encuentro con él. En realidad, creo que solo quería sentir otro pene dentro de mí, hacer un poco lo que hacen los hombres, tirar y olvidarse del asunto. En ese momento, me decidí hacerlo así, de modo que di vuelta a la página y me hice el propósito de no reincidir con Rodolfo y seguir mis relaciones solo con Arturo que es a quien en verdad amo

Me gustaría que se comunicaran conmigo para darme su opinión sobre mi aventura con mi profesor a Delaguardiapatricia@hotmail.com