Patricia

Una historia de amor, simplemente.

Hoy fui al sex shop a pagar la última cuota y el vendedor me dijo:

–Al fin es suya Fernández, me imagino lo contento que estará –me cobró y trajo del depósito una caja más grande de lo que me imaginaba.

Al final es mía, luego de seis interminables meses de espera. Ahora sólo tengo que buscar un lugar para guardarla donde mamá no la encuentre.

No entiendo porque mamá sigue tratandomé como si tuviera 10 años, si el més que viene cumplo los 40.

Siempre vigilandomé, controlando con quién hablo, si llego más tarde del trabajo, hablando siempre mal de los pocos amigos que me quedan. Y lo peor de todo no permitiendomé nunca tener una novia, como tienen la mayoría de los jóvenes para llegar a mi edad casados y con hijos.

No entiendo, pobrecita debe ser su enfermedad que la hace reaccionar así.

Ya encontré donde guardar a Patricia, así la bautice, en el desván de mi cuarto donde mamá no puede llegar porque la escalerita es muy peligrosa, hasta a mí me asusta.

La verdad que Patricia es divina, tal como salía en la página de internet.

Los rasgos son perfectos, la piel parece real, y los cuatro vibradores que tiene en sus tres orificios y en la mano derecha parecen funcionar a la perfección. No veo el momento de estrenarla.

Todavía faltan 3 horas para que terminemos de comer y mamá este al menos acostada, sino dormida.

Que suerte que ya tengo a Patricia, porque estaba cansado de pajearme, sobre todo porque me queda una sola revista.

No se como hizo mamá para encontrarlas y tirarlas, seguro que se lo dijo la bruja de Ramona que las debe haber descubierto cuando limpia mi cuarto. Yo no la dejaría entrar más pero si lo hago mamá va a sospechar algo y va ha ser peor.

Por suerte al desván no sube desde que la operaron de la rodilla. En realidad ni yo subo porque no es muy agradable con todas esas cosas viejas de mamá que no sirven para nada, pero para Patricia será un escondite perfecto.

Hoy es mi día de suerte, mamá se quiso acostar antes porque le dolía un poco la cabeza y no miró televisión.

Yo le dije que también estaba muy cansado y que me iba a dormir más temprano. Tengo una hora más para Patricia.

No le compré ningún vestido porque quiero que siempre esté desnuda y predispuesta, yo también no voy a usar más pijamas, aunque lo tengo que dejar a mano por si mamá me llamá durante la noche.

No se que está muy mal lo que pienso, pero estoy contento de que se haya roto la cadera y dependa totalmente de mi o de Ramona para acostarse y levantarse. Me dá cierta tranquilidad después que la acuesto. Lo que no me hace mucha gracia es levantarme a ponerle la chata, pero la libertad siempre tiene su precio.

Patricia es preciosa y muy sexy, me la hace parar sin ni siquiera tocarla. Me tengo que acordar de ponerme el forro cuando vaya a acabar, así no la ensucio con la leche. Aunque es muy sencilla de limpiar sólo la voy a usar sin forro en ocasiones especiales.

El vibrador de la mano funciona de maravillas, parece que alguien me está haciendo la paja y me la hace mejor que yo mismo. Es impresionante la sensación que te da pero no voy a abusar porque hoy quiero probar todos los vibradores, despúes ya eligiré como acabar cada vez que hagamos el amor.

La boca funciona perfectamente, tanto para besar como para chuparla. La dejé que me llevara casi hasta el final y ahí se la saqué. Voy a relajarme un poquito y después voy a probar la conchita, que se va adaptando al grosor de lo que le metas. Probé con el dedo mientras me la chupaba y se ajusta perfectamente. Supongo que la sensación que te produce en la pija debe ser increíble.

No me equivoqué, no se si una verdadera puede producir la amplia gama que tiene la concha de Patricia en cuanto a presiones e intensidades. Casi acabo pero me contuve porque quiero probarle el culo, después decidiré donde descargar el semen.

El culo supera a la concha. Seguiría toda la noche, pero ya hace más de dos horas que estamos haciendo el amor y mañana tengo que madrugar.

Me pongo el forro y le voy a acabar en el culo.

Fué impresionante porque cuando ya me estaba por saltar el primer chorro con el control disimulado que tiene en las tetas, la puse al máximo y pensé que me moría. Fué una acabada interminable y cuando vi la leche que había en el forro, me dí cuenta que Patricia es una fuera de serie.

Estoy muy felíz, hace tres meses que duermo con Patricia y día a día, cuanto más la conozco más me maravilla. Estoy profundamente enamorado de ella, y mi vida cambió totalmente. Estoy de mucho mejor humor.

En el trabajo están sorprendidos por el aumento de mi rendimiento y el mejor trato con los clientes. Hasta la odiosa de Carla me trata diferente y hasta creo que tiene cierto interés en mi como hombre, pero yo le digo a Patricia que se quede tranquila porque no es ni la décima parte de mujer que es ella.

Hasta no me molestan tanto las manías de mamá y Ramona me cae más simpática, el otro día deje a la vista, para que ella la encontrará y la tirara, mi última revista porno. Comprobé que era ella quien se las daba a mamá.

Cuando mamá intentó retarme como lo hace siempre, le dije que yo no sabía nada de esa revista, que seguramente había quedado entre las cosas de papá. No le gustó mucho mi respuesta pero no me importó porque estaba ansioso por irme a dormir, Patricia me esperaba.

Me estoy asustando, pero para bien, hace seis meses que estoy con Patricia y cada día la amo más, la deseo más y estoy seguro que la satisfago más porque es increíble hasta para mí, que nunca pensé que podía rendir tanto sexualmente. Hay noches en las que no bajo de tres polvos, depende de la hora que me acueste, pero cada vez lo hago más temprano.

Le puse el televisor en su cuarto y con el control remoto mamá se arregla perfectamente, sin mi ayuda, así que la acuesto tempranito y puedo estar más tiempo con Patricia.

Los fines de semana son increibles porque desde que estoy con Patricia me tomé el hábito de hacer la siesta, aunque en realidad es muy poco lo que duermo, apenas un poquito para recuperar fuerzas y empezar de nuevo a hacerle el amor a Patricia.

Todo iba de maravillas pero bien dice el refrán que la fecilidad no es eterna.

Estabamos con Patricia festejando nuestro primer aniversario cuando, al mediodía porque era sábado, fuimos a echarnos un polvito de la serie que habíamos planeado para festejar, por el apuro y la calentura olvide cerrar con llave la puerta de mi cuarto y, contrariamente a su costumbre porque tengo que reconocer que en eso era muy respetuosa, mamá entró sin golpear previamente y nos agarró en pleno polvo.

Cubrí a Patricia para que no se avergonzara y me predispuse a escuchar la perorata de mamá.

Me dijo de todo, me insulto y lo peor insultó groseramente a Patricia, la llamo puta arrastrada, a mi me dijo libertino, me comparó con mi padre y me auguró que iba a terminar como el víctima de un cáncer de testículos.

No se cuantas cosas más me dijo y terminó sus recriminaciones con un categórico:

—Tenés que decidirte ya, o ella o yo, vos bien sabrás lo que te conviene.

—Sin ninguna duda ella —me escuché decir con una determinación inconcebible en mí.

Mi madre se retiró entre jadeos y pies arrastrados por el agobio que le produjo mi respuesta sin cerrar la puerta.

Yo no salía del asombro por mi reacción, nunca en la vida le había contestado así a mamá, pero más me asombré cuando Patricia me dijo:

—¡¡¡Muy bien Tito!!! Estoy muy orgullosa de vos, sos todo un hombre, ¡¡mi Hombre!! —y me abrazó para que volviera a ocuparme de lo que estaba haciendo antes de la inconcebible, intolerable e inaudíta interrupción de la loca de mi madre.