Patricia (3)

Patricia evoca el reencuentro con Arturo, su gran amor y al mismo tiempo su suegro.

PATRICIA (III)

Estamos descansando en la playa. Mi cabeza se apoya en el abdomen de Arturo y mientras dormitamos despreocupados en estas hermosas playas de Cancún, sintiendo que la mano de Arturo acaricia dulcemente mi cara y mi mano derecha recorre las piernas de mi amado... mi mente vuela y evoca el día que me reencontré con este, que es el amor de mi vida: mi suegro.

Fue ya hace algunos meses. Después de nuestra primera vez en la casa de playa, Arturo como les conté, quiso poner distancia entre nosotros y viajó a España. Estuvo allí varios meses pero una serie de circunstancias y compromisos de toda índole y sobretodo un llamado de auxilio del Presidente de la República hicieron que su auto exilio terminara. Yo me enteré por la tele que había vuelto. El Presidente, inmerso en uno de los tantos líos en que se mete invariablemente, pidió la ayuda de unos amigos poderosos e íntimos para superar un grave problema y entre ellos estaba Arturo. Carlo mi marido, se encargo de reunir a sus hermanos y organizó una cena de bienvenida para su padre, la que se debía llevar a cabo en mi casa. Yo estaba super emocionada por ver nuevamente a éste hombre que me había hecho sentir como una mujer única e irrepetible. Como recordarán, yo estaba con mi autoestima por los suelos debido a las infidelidades y mentiras de Carlo y al tener a mi lado, a un hombre como Arturo, renació en mi el amor, el cariño y la pasión por mi suegro, existente desde el primer día que lo conocí.

El había anunciado que llegaría a casa a las 8 de la noche, así que una hora antes, mis cuñados llegarían con sus respectivas parejas, habíamos invitado también a la hermana de Arturo y dos o tres parejas de amigos íntimos. Esa tarde, después de ordenar lo correspondiente para la cena y hacer que las criadas y el mayordomo arreglaran la casa como correspondía, me dediqué completamente a mí. Tomé un relajante baño de burbujas aromáticas y en tanto sentía las tibias aguas acariciando mi cuerpo, evocaba la noche vivida con Arturo ... esa noche maravillosa y al mismo tiempo terrible por los sentimientos que ambos habíamos desembalsado. Debía estar radiante... mas bella que de costumbre... realmente deseable y atrayente para que Arturo se animara a por lo menos tener una conversación... un momento a solas. Casi a las 5 y media de la tarde salí del baño y decidí ponerme el mismo minivestido palo de rosa que Arturo me había sacado la noche de nuestro amor. Con cuidado elegí mi ropa interior... encontré una pequeña braguita rosa pálido de encajes....que se ajustaba delicadamente a mi cuerpo y un brassiere de media copa del mismo color... me enfundé una pantymedia de fino tejido color carne y calcé unos zapatos de cuero del color del vestido. Me maquillé con sumo cuidado, resaltando mis ojos pardos y mis labios... me perfumé generosamente, no sin antes cepillar a conciencia mi cabello castaño. Decidí no reincidir en las colas altas sino hacerme una trenza francesa, delicadamente apretada que me daba la apariencia de una joven de 20 años....Al examinarme frente al espejo, encontré que estaba muy guapa y me autocalifiqué con nota sobresaliente. Finalmente me puse el vestido de tan grata recordación. Este ligeramente más abajo del medio muslo, dejaba apreciar mis rodillas y mis piernas que siempre han sido el blanco de encendidos piropos. Puesta de perfil, mi colita respingona, mi vientre plano y mis pechos altivos me hicieron sentir muy bien. Estaba lista para esperar a mi hombre.

Bajé al primer piso y la casa estaba radiante, Todo en su lugar, las criadas bien dispuestas y el mayordomo impecable en su elegante smoking. Pasé revista a todos los detalles y luego me dirigí al comedor. La comida sería sentada (no buffet) y tanto los cubiertos y la cristalería estaban tal como yo quería. Como siempre el dueño de casa Carlo, en la cabecera, al otro extremo yo, Arturo iría a la derecha de Carlo y los demás repartidos estudiadamente, para que nadie pudiera aburrirse.

Mis hijos, estaban listos y entusiasmados para recibir al abuelo. Ellos sabían que luego de saludar y estar un rato con los mayores sus nanas los llevarían a ver un rato TV y luego a dormir. Yo, conforme pasaba el tiempo me sentía más nerviosa... era la primera vez, después de la ardiente noche que me veía con Arturo y encima rodeados de tanta gente. Cerca de las 8, sentimos que ingresaba un vehículo al jardín delantero de la casa y Carlo, mis hijos, mis cuñados y algunos invitados salieron a recibir al agasajado. Yo decidí quedarme dentro, pero me moría por salir. Sentía las risas y los palmoteos de los abrazos y la algarabía de mis hijos, haciéndole fiestas al abuelo.

Yo estaba clavada en el suelo, cerca de la puerta cuando empezaron a entrar, apareció ante mi Arturo. Yo trataba de mostrarme normal, pero dentro de mi estaba además de nerviosa, feliz, triste, exaltada... en fin, sin saber como comportarme ante mi suegro. Sentí la mirada de Arturo y leí en sus ojos la misma necesidad y urgencia que yo tenía... una breve mirada bastó para saberme amada, deseada y querida. Sin embargo, haciendo gala de todo su aplomo, se acercó amablemente a mí y me abrazó estampando un suave beso en mi mejilla, yo lo abracé y besé también su mejilla. Solo nosotros dos apreciábamos el temblor de nuestras manos y cuerpos:

Patricia, que gusto verte nuevamente. Con el permiso de Carlo, debo decirte que estás más linda.- dijo sonriente.-

Arturo, no sabes la alegría de todos de tenerte de nuevo por acá, te haces extrañar eh!..... .- Arturo sabía definitivamente, que mis palabras eran solo en singular...para él.

La reunión transcurría alegre y como siempre, el centro de atención era Arturo que se paseaba por los grupos que se habían formado. Yo no perdía de vista a mi suegro, se le veía tan elegante enfundado en un terno plomo oscuro, la camisa blanca impecable y una corbata Dior divina. La plata de sus sienes contrastaban agradablemente con el bronceado de su rostro. Había bajado unos kilitos, pero esa delgadez le quedaba estupenda. Yo a mi vez sentía que en todo momento sus ojos me buscaban. La reunión estaba muy animada, todos bebían y picaban de las tablas de queso y caviar que las criadas ofrecían a los diversos grupos.

Con el fin de dar los últimos toques antes de pasar al comedor, me dirigí a la cocina. Allí impartí ordenes y corregí ciertos detalles, antes de regresar e invitar a los presentes que pasaran al comedor, decidí ir al escritorio que está en el primer piso, donde hay un pequeño baño, para retocar mi maquillaje. Entré y en el espejo comprobé que seguía hermosa y radiante... me alegraba, porque así deseaba que me viera Arturo. Salí del baño y me encontré cara a cara con mi suegro.... terminaba de hablar por teléfono y se había refugiado en el escritorio para tener más privacidad. Estábamos frente a frente y estáticos, los dos nos mirábamos sin atinar a nada. A un tiempo, yo corrí hacia él y Arturo abrió los brazos. Me refugié en ese abrazo cálido y nuestros labios se unieron en un beso arrebatador, volcánico, apasionado y al mismo tiempo agónico y temeroso. Ambos estábamos entregados al beso, pero al mismo tiempo atentos a los ruidos que provenían de los invitados a la cena.

Quiero verte mañana Patty.- casi suplicante sonó la voz de Artuiro.-

De acuerdo, te llamo temprano.- respondí nerviosa.

Luego un pequeño beso y una tibia caricia.... nos separamos. El volvió a la sala y yo a la cocina. Sentía que las piernas me temblaban y de mi cuerpo parecía emanar electricidad. Poco a poco me fui calmando y ya más aplomada, me dirigí a la sala a instar a nuestros invitados a pasar al comedor. La cena transcurrió tranquila y sin mayores sobresaltos, salvo las insistentes miradas de mi suegro enganchadas siempre con las mías. Después de la cena, pasamos al salón cuyos ventanales dan a la piscina, para tomar un plus café y los que deseaban a fumar. Allí, en un momento dado... recordando el jueguito que antes de nuestra noche de pasión me traía con mi suegro... estaba yo sentada conversando animadamente con la hermana de Arturo, cuando sentí la insistente mirada de mi suegro, que estaba sentado casi frente a mí saboreando una copa de cognac, crucé mis piernas y le di la consabida visión de mis muslos, braguita incluida, solo para él. Esta vez se deleitó mirándome y su sonrisa fue el signo de placer y aprobación a mi temeraria acción. Luego volví a mi posición inicial de recatada dama, pero sentía un agradable cosquilleo en todas mis zonas erógenas... esto obtenido solo de la mirada golosa de mi suegro.

Terminó la reunión y empezaron todos a retirarse. Entre los últimos de hacerlo estuvo Arturo.. su beso en la mejilla y mis manos en mi brazo, casi tocando mis senos... me electrizaron aún más:

Espero tu llamada.- fue expresado de modo quedo... casi inaudible....

Si... – fue toda mi respuesta..-

Esa noche me costo conciliar el sueño. Para que Carlo, mi marido no pretendiera nada, me di prisa y me cambié y al poco tiempo ya estaba en cama haciéndome la dormida. Sentí que él se desvestía, se ponía el pijama y luego entraba al lecho.... no tardando mucho en dormir profundamente. Yo estaba ansiosa que amaneciera... sin poder dormirme... pensaba en el encuentro con Arturo, sentía en mis labios el beso de bienvenida y evocaba nuestra noche de pasión... quedé dormida casi a las 3 de la madrugada. Cuando desperté, el reloj marcaba las 11 de la mañana y obviamente Carlo ya no estaba.

Me estiré perezosamente y salté del lecho..... cogí el teléfono celular y marqué el número de Arturo

Alo, Arturo? .- pregunté ansiosa.

Paty? .- escuché la voz trémula de Arturo.- Cómo estás.... no sabes como esperaba tu llamada.... necesito verte querida... lo antes posible.-

Si, de acuerdo, pero donde... debemos ser cuidadosos.- indiqué

Tienes razón. Ya había pensado en ello. Escucha con atención. Un íntimo amigo mío me encargó su Pent House. El sigue en Europa y solo yo tengo la llave. De modo que ese sería el lugar preciso. Está en Chacarilla, cerca al Cuartel General del Ejército, en la Calle Galeón. Es un edificio de cinco pisos, de modo que puedes estacionar en el sótano, yo instruiré al portero para que deje pasar tu auto, así que necesito el numero de placa de tu auto. El único ascensor del edificio es exclusivo del Pent House, de modo que nadie te verá. Si estás de acuerdo toma nota de la dirección.

Si, está bien, dame la dirección.- respondí.-

Tomé nota en mi agenda personal y quedamos en vernos a las 12 del día. Sentía miles de mariposas revoloteando en mi estómago y una sensación indescriptible de alegría, nervios, deseo, ...... en fin, todo al mismo tiempo. Eran las 11 de la mañana, tenía el tiempo justo para llegar a la deseada cita. Tomé una ducha rápida con abundante gel de baño. Sequé vigorosamente mi cuerpo y lo friccioné con abundante crema. Cepillé mis cabellos y decidí dejarlos sueltos. Gracias a Dios, tengo un cabello muy bien cuidado y el cepillado diario le da una brillantez y vitalidad increíbles, al dejarlo suelto enmarcaba mi rostro de una manera diferente y me hacía sentir sensual. Mi maquillaje fue ligero y como siempre resaltando mis ojos pardos con un tenue tono rosa en los labios. Una combinación de ropa interior de encaje blanco que se ajustaba deliciosamente a mi cuerpo, luego calcé unas pantimedias color miel y zapatos de charol negro de medio taco. Y ahora si venía el dilema ¿qué ponerme encima para agradar a Arturo?. La elección recayó finalmente en una minifalda negra (a medio muslo) y una blusa color perla de diseño sencillo. Cogí mi cartera Gucci y la acondicioné con lo necesario. Me miré al espejo y me veía regia.... vestida para impresionar a mi suegro. Me perfume generosamente con mi fragancia francesa y salí rumbo a mi destino.

No me fue muy difícil llegar al lugar. Era un elegante edificio de cinco pisos, con un hermoso jardín exterior. El portero que al parecer estaba atento a mi llegada, sin acercarse al auto, me franqueó la entrada y mi auto se deslizó suavemente al sótano del edificio. El portero, me indicó el lugar del estacionamiento. Estaba parqueada al lado del Mercedes Benz de Arturo. El portero desapareció y al verme sola, bajé del vehículo y me dirigí al ascensor que me esperaba con la puerta abierta. El corazón me golpeaba el pecho y sentía mi respiración agitada. Las paredes del ascensor estaban recubiertas por espejos lo que permitía ver mi figura por los cuatro costados. Quedé conforme y complacida con mi aspecto. Un sonido tenue indicó que estaba en el Pent House. La hojas de la puerta del ascensor se abrieron y allí, parado frente a ella estaba Arturo, vestido con un pantalón gris, los zapatos brillantes y una camisa blanca de gemelos... el cuello abierto de la prenda mostraba su fuerte y velludo pecho. Nos quedamos mirando y como la noche anterior... sin decir nada. Luego, él abrió sus brazos y yo me refugié en ellos, así, sin palabras abrazados, sin movernos permanecimos un largo rato. Arturo tomando mi mentón, levantó mi cara y nos miramos... su mirada era de amor , de un amor profundo.. enorme... absoluto. Nos besamos, fue un beso hermoso, sin la urgencia y temor de la noche anterior.. fue un beso que empezó tímido pero que fue creciendo a medida que nuestros labios, nuestras lenguas, nuestros gemidos se reconocieron y allí empezó a erupcionar ese volcán que llevábamos ambos dentro. Las manos de Arturo recorriéndome toda y las mías paseando por su espalda, sus brazos.... pegados nuestros cuerpos, casi fundiéndonos en uno y mi pubis deleitándose la maciza erección de este hombre maravilloso. El beso fue largo...eterno diría yo. Las manos de Arturo acariciaban hambrientas mis redondas nalgas y me ataría hacía él para que continuara gozando de la monumental erección....las sentía luego desplazarse hacia mis pechos, cuyos pezones enhiestos y a punto de reventar pedían a gritos ser sorbidos por la boca de Arturo... luego esas manos acariciando mis piernas y levantando mi breve faldita para friccionar su virilidad en mi entrepierna........ delicioso...delicioso.

Caminamos abrazados hasta la sala y nos sentamos en el amplio sofá. Teníamos intención de hablar sobre esto...sobre estas sensaciones, sobre este amor prohibido... pero la necesidad de besarnos, acariciarnos, saciarnos de nosotros mismos fue más grande. Allí estaba yo, al lado de mi suegro, entregada nuevamente a un voluptuoso beso, sintiendo el sabor de nuestras salivas....mis manos en supecho y bajando hasta llegar a acariciar su ariete por encima de las ropas y la mano de Arturo en mi entrepierna que se abría sin reparos para él... que sentía que empezaba a sacarme delicadamente la pantimedia para sentir mi carne en la palma de sus manos. En ese manejo, terminé sentada en las piernas de mi suegro, con la faldita enrollada a mi cintura, ardiendo por las caricias de esas manos mágicas que recorrían mis piernas hasta el cansancio. Sentía mi calzoncito húmedo de los fluidos que empezaba a liberar......Casi al instante sentía mi blusa volar por los aires y liberado mis pechos, la boca de Arturo se apoderó de mis pezones y su succión, seguida de las caricias a mi entrepierna empezaron a volverme loca... mis gemidos no se hicieron esperar y los te quiero...yo también .. te amo y tantas cosas afloraron confundiéndose con los gemidos y grititos que salían de mi garganta.

Como en un sueño....besando a mi suegro con verdadera pasión, sentí que este me llevaba en sus brazos a la habitación, depositándome suavemente en la amplia cama... yo quedé arrodillada en el lecho mientras sentía que Arturo desabrochaba la minifalda que seguía enrollada a mi cintura. Quedé solo en calzoncito mientras disfrutaba de los besos de Arturo y desabrochaba su camisa que no tardó en caer al suelo. Luego desabroché el pantalón y este cayo al suelo.... mis manos se apoderaron entonces del sexo de Arturo por sobre el slip, que parecía iba a reventar. Lentamente nos echamos en la amplia cama. Arturo, empezó a descender por mi cuello hasta alcanzar mis pechos que empezó a succionar alternadamente, dándome un placer indescriptible...fue bajando por mi abdomen y sus manos empezaron a echar abajo mi calzoncito... yo elevé mis nalgas para facilitar su labor y de pronto allí estaban los labios de Arturo... en la puerta de mi gruta...buscando con su golosa lengua mi clítoris. Pero yo no quería estar pasiva... me las arreglé para sacar el slip de Arturo e inclinando mi cuerpo mi boca se apoderó de su sexo... sorbiéndolo, besándolo...adorándolo.

Arturo estaba haciendo un trabajo a conciencia, lento, con infinito amor y su accionar no tardó en provocarme un delicioso, intenso e increíble orgasmo...Era una ola que se elevaba a cotas insospechadas y continuas oleadas de placer que me dejaban sin aliento...solté el miembro de Arturo y este quedó junto a mi mejilla... mis gritos y gemidos llenaron la habitación.. ahora no solo sentía los labios y la lengua de Arturo en mi ardiente grieta... sino entre mis nalgas....nunca había sentido ese placer de sentir unos labios y una maestra lengua en el umbral de mi rosado y virgen ano... los estertores de mi orgasmo me diluían en un mar de sensaciones.....luego una nueva ola de placer me invadió y exploté....sentía que de lo más profundo de mi ser, manaban fluidos que eran recibidos por Arturo y bebidos por este con delectación... mientras un placer nunca antes conocido que deseaba que cesara, pero al mismo tiempo que siguiera, invadía todos mis sentidos.... era delicioso....inenarrable...

Arturo se acomodó junto a mi y sentía sus manos recorrer todo mi cuerpo.. las manos de este hombre erizaban todos mis sentidos.... así, nuevamente sus labios sobre los míos...sentía mi propio sabor y de seguro él sentía el suyo en mi boca. Arturo acomodado entre mis piernas con extrema suavidad empezó a penetrarme.... sentía su ariete en las puertas de mi femineidad...ingresando triunfal...yo separe lo más que pude mis piernas y atenacé las piernas de mi amado. Oh.. solo nosotras las mujeres sabemos el placer que se siente cuando el ser amado te penetra... invade dulcemente tu intimidad y tu vagina reacciona succionando el sexo del hombre que te da placer. La virilidad de Arturo ingreso procesionalmente hasta el lugar más recóndito de mi intimidad. Yo me deshacía en sucesivos orgasmos y en mi supremo clímax recibía gozosa el preciado néctar que mi suegro después de jinetearme tan largamente empezaba a descargar en mí....mis lujos bañaban el sexo de mi suegro y mis gritos en ese supremo momento era el mejor homenaje a mi hombre y el placer que me estaba dando... casi desmayada por el esfuerzo que me había deparado el placer, quedé exhausta.. Arturo rodó a mi costado y nos abrazamos sin palabras... saciados por el momento......

Debí quedarme dormida ... desperté cuando sentí a Arturo sentarse en la cama y acariciar mi rostro. Abrí los ojos y estiré los brazos hacia él...

Arturo, mi amor..te amo, no sabes cómo te amo.- las frases me salían del alma, mientras estrechaba a mi suegro en mis brazos.

Y yo a ti mi amor, no sabes como he extrañado tus besos, tu cuerpo.. tu amor.- su voz casi temblaba de la emoción.- No sabes las noches que he pasado evocándote

Yo también... no sabes como se repetía en mi mente todos los detalles de esa nuestra primera noche... jamás me sentí así... en realidad esa fue realmente mi primera noche de verdadera pasión, de verdadero amor. Pero estaba escrito que no podríamos estar separados. Quizás al final de nuestras vidas ... nos tengamos que consumir en el fuego del infierno... pero aún eso lo soportaré si en esta vida puedo estar a tu lado.

Mi vida, no me importa lo que pase más adelante. Yo te amo y quiero estar contigo.. amarte, pero al mismo tiempo me detiene el gritar este amor, para no dañar a Carlo ni a mis nietos. Entiendes como sería esto si se descubre lo nuestro?. Creo que no tenemos derecho a dañar a nadie, pero tampoco estoy dispuesto a perderte Patty..-

Realmente, no se qué haremos, pero yo tampoco estoy dispuesta a renunciar atí.. menos ahora que te he recuperado.

Nuevos besos y caricias sellaron esta conversación. En ese momento reparé en la mesita con un gran tapa platos de plaqué que había cerca de la cama. Pregunté a Arturo por ese :

Querida mía, mientras dormías plácidamente me permití encargar algo a un delivery y nos han traído algo para picar.- explico Arturo con una voz mimosa.-

Que oportuno mi amor, realmente estoy hambrienta...tu eres un abusivo...me has dejado sin fuerzas.- expresé sonriente.-

Bueno, tenemos unas rondas de quesos diversos, Cammanbert, Rochefort, Gouda, Cuartirollo. Unos jamones serranos, inglés, glaseados y del norte. Un poco de caviar Beluga con galletitas saltinas. Unas lonjas de pechuga de pavo y otras cositas. Además tenemos un vino Comte de Valmont, tinto, especial para lo que nos han traído, jugo de naranja natural y agua mineral con y sin gas.- Arturo se deleitaba en anunciarme todo el banquete que había pedido.-

Que bárbaro para pedir cosas.-reí de buena gana.- no pensarás que nos comeremos todo eso, verdad?

Pues, no lo se. Quizás si... quizás no... No lo sabremos si no empezamos a comer.. dijo sonriente.-

Muy bien muy bien amorcito.... pero que te parece si antes nos damos un duchazo.. creo que lo necesitamos.- propuse.-

De acuerdo, será nuestro primer baño juntos, pero yo encantado me quedaría con tus olores y sabores tal cual estoy.- declaró mi suegro – amante.

Estoy de acuerdo en eso.. pero ahora me provoca que nos bañemos juntos ¿si?

Un beso de mi suegro fue toda la respuesta y cargada en sus brazos nos encaminamos así totalmente desnudos al baño. Con suavidad me deposito en el suelo del baño y ambos nos metimos en la ducha. El agradable chorro de agua, a una temperatura ideal, recorría nuestros cuerpos que permanecía unidos, gozando de las delicias de un apasionado beso. Las manos de Arturo recorrían todo mi cuerpo, se posaban en mis nalgas, en mis pechos cuyos pezones erectos empezó a degustar, arrancándome gemidos del más puro placer.... sentía el sexo de mi suegros nuevamente en erección alzarse imponente, presionando mi plano abdomen... pero yo quería sentirlo dentro y poniéndome en puntas de pie sentí esa amada masa de carne ardiente, jugueteara con mis labios vaginales. Entonces Arturo, me alzó ligeramente y encajó toda su hombría en la gruta de nuestros placeres... sentía como restregaba ese amado miembro mi inflamado clítoris y entraba lentamente en mí. Yo estaba literalmente trepada en mi suegro, gozando del placer que solo él sabe darme y besaba su cuello, su cara, para finalmente atrapar sus labios y deshacernos al mismo tiempo en un delicioso orgasmo que hacía dilatar todas las partes de mi cuerpo... sentía que Arturo me llenaba de su leche y mis músculos vaginales ordeñaban su herramienta.... duramos así no se cuanto, un siglo... una hora...no se, pero era delicioso ese dulce abandono... permanecimos así abrazados y lentamente fuimos recuperando nuestra posición. Arturo me enjabonó con sus manos todo mi cuerpo... los confines de mi anatomía, los más vedados, sintieron la suave caricia de mi amado. Luego vino mi turno y todo él se rindió a mis caricias.... mirándonos intensamente, sin palabras... el lenguaje de las miradas y el hacer de nuestras manos fue una nueva forma de placer que ambos degustábamos amorosamente.

Terminamos el largo duchazo y envueltos en amplias toallas regresamos a la habitación. Mientras Arturo, con su toalla ceñida a su cintura disponía la mesa con las cosillas que había encargado... yo retoque ligeramente mi maquillaje frente al espejo... me invadía una agradable laxitud, producto de las soberanas cogidas que mi amado suegro acababa de regalarme... cepillé mis cabellos y me puse la camisa de Arturo. Me veía en el espejo, muy sexy con la camisa de mi hombre... sus faldones cubrían mis piernas a medio muslo y la abotoné hasta lograr que se vieran el nacimiento de mis senos ... puse algo de rosa pálido a mis labios y me perfume generosamente.

Me acerque a la mesa redonda que Arturo había preparado y mi suegro – amante retiró gentilmente mi silla para permitir que me sentara cómodamente. Arturo se sentó a mi lado, veíamos al frente, tras los ventanales del pent house, un frondoso parque prolijamente cuidado. La mesa tenía todo lo que Arturo había descrito anteriormente, pero además unas hermosas copas de vino donde Arturo empezaba a escanciar el rojo líquido que caía alegremente de la botella de Comte de Valmont. Brindamos por nosotros, por los momentos vividos y por los que viviríamos... nos besamos y después empezamos a degustar los manjares. Arturo hacía gala de su arrolladora simpatía contándome cosas relacionadas con el origen de los platos que teníamos delante, esto sazonado con jocosas anécdotas y comentarios... Conversar con este hombre es delicioso... te hace sentir importante... única. Luego de un largo parloteo quise enfocar nuestro asunto...

Arturo, y qué vamos hacer ahora?.- pregunté cautelosa.

Es una buena pregunta querida. Definitivamente, nada fácil de contestar. Tal como yo lo veo, tenemos dos alternativas. La primera es hablar claro y decirle lo nuestro a Carlo e irnos a vivir juntos. La segunda es, mantener por el momento nuestra relación en el más absoluto secreto y ver que va a pasar con Carlo. Si sigue su aventura con la practicante de derecho o vuelve a ti.

Hay una tercera.- señalé.- que, simplemente me separe de Carlo y vayamos al divorcio y más adelante juntarnos tu y yo.

Si, efectivamente. Sin embargo cualquiera que sea la decisión que tomemos, se nos viene un escándalo gordo encima. Y no necesariamente lo digo por los amigos o conocidos. Me importa un pito el escándalo social, lo digo por la posición en que quedaría yo ante mis hijos y tu ante los tuyos y tu marido. Ese escándalo es que que más me preocupa.

Qué sugieres entonces? . Dejar las cosas como están y seguirnos viendo en secreto?

Mira Patty, aún cuando tu te divorcies y estés libre... el hecho que yo haya sido tu suegro siempre será un obstáculo para poder vivir libremente juntos. La maledicencia de la gente, nos mantendrá siempre en la habladuría común y corriente. Como tu sabes, eso en nuestra sociedad siempre hace más daño a la mujer que al hombre y yo no quiero causarte ningún perjuicio a ti o a mis nietos. Para los hombres que un suegro esté con su nuera, puede ser hasta una medalla, un mérito para el hombre. En cambio para la nuera, será su muerte social, ya que nadie le perdonará que haya estado con su suegro.

Tienes razón, pero vuelvo nuevamente a mi pregunta inicial: qué hacemos?.

Creo que debemos mantener esto como muy nuestro, en el mayor secreto. Esperar un tiempo razonable para que Carlo decida qué hacer y posteriormente pedirle el divorcio. Pueda que él te lo pida a ti y eso sería más fácil. Por ello, yo recomiendo esperar.

Si creo que va a ser lo mejor por el momento. Pero no quiero dejar de verte. Me gusta estar contigo, no solo porque me haces el amor de esta manera tan especial, tan linda. Sino porque contigo me siento protegida, amada. Arturo, no quiero perderte. Fue terrible no tenerte a mi lado todo este tiempo y no quiero que te alejes.

Yo tampoco mi amor. Mira. Finalmente una vez divorciada podemos irnos a España o a otro lado, a vivir fuera y regresar más adelante, cuando todo esté más calmado.

De acuerdo. Por el momento, solo quiero vivir el presente... disfrutar de estar contigo... Hacerte feliz, aunque solo sean testigos de ello las cuatro paredes de un cuarto. Te amo Arturo... Te amo como jamás pensé amar a nadie.

No hizo falta decir nada más. Un beso apasionado y dulce al mismo tiempo sello y dio por terminada la conversación.

La camisa de Arturo voló por los aires, así como la toalla que éste tenía enrollada a la cintura. La cama de este departamento recibió nuestros cuerpos y nuevamente empezamos a gozar de los placeres que solo ambos podemos prodigarnos. Cerca de las 7 de la noche, salí con rumbo a mi casa. Estaba feliz... y no me sentía mal para nada. No sentía remordimiento de ninguna clase... amaba a Arturo, amaba a mi suegro y eso no lo cambiaría nadie. Solo él me hacía feliz y eso para mi era suficiente.

Regresé a casa y estacioné mi auto en la entrada. El mayordomo salió a recibirme y solícito me abrió la puerta principal. Gertrudis, mi fiel ama de llaves salió a mi encuentro:

Señora, el señor Carlo llamó y me pidió que le dijera que había surgido un asunto muy urgente en la empresa y que debía viajar a Argentina hoy mismo. Que por favor le prepare su equipaje para unos tres días que mandará recoger todo en una hora. Dice que se trató de comunicar a su celular, pero no lo logró.

Gracias Getrudis.-

Sabía perfectamente lo que pasaba. Carlo viajaría con su nuevo amor a pasar unos días a Buenos Aires. Curioso. Ya no se daba el trabajo de decírmelo. Le bastaba una llamada a interpósita persona para anunciar su nuevo viajecito. Subí a mis habitaciones y en un maletín de viaje, empecé a acomodar las ropas y efectos de aseo de mi esposo. Acababa de terminar de arreglar la maleta, cuando Gertrudis tocaba a mi puerta para avisarme que el enviado de Carlo estaba listo para recoger la valija. Ella bajó con el encargo para entregarlo al empleado.

Yo, liberada de la presencian de Carlo por unos días, me eché en mi cama me sentía bien. Feliz de la tarde pasada con Arturo. Saciada por ahora de este hombre, pero pensando en un nuevo encuentro.

Todo esto, venía a mi mente, ahora en esta paradisíaca playa, recostada sobre Arturo, gozando de su calor... saciada por la noche que habíamos pasado en nuestra suite y de lo que seguramente vendía después. Aquí me siento liberada. No se si encontraremos a gente conocida. Pero nos comportamos como marido y mujer. Caminamos por todos lados abrazados y nos besamos en público. Soy feliz.