Patricia (2)

Como me convertí en la amante de mi suegro.

Colgada del brazo de mi suegro, nos encaminamos a paso lento a la casa de Marcela. Esta estaba situada a escasas cuadras de la mía. La noche estaba serenísima y el cielo despejado. La luna brillaba en un firmamento iluminado por miríadas de estrellas. El rugido del mar se escuchaba como un arrullo embriagador a lo lejos y los ecos de la fiesta llegaban claramente a nosotros. Mientras caminábamos sentía el codo izquierdo de mi suegro chocar a cada paso con mi seno derecho y ese roce despertó mi libido... el pezón se empezó a erectar y a endurecerse, mientras que mi entrepierna de su habitual tibieza empezó a elevar su temperatura peligrosamente. Arturo, un poco tímido.- raro en él.- me lanzó un par de piropos que contribuyeron a entonarme... estaba en eso cuando llegamos a la casa de Marcela.

Entramos y todo era animación y buen ambiente. Al vernos Marcela y Paul, su esposo salieron a recibirnos. Literalmente todo el Balneario estaba en la fiesta... al poco rato, Arturo fue casi secuestrado por varios amigos entre los que reconocí a un destacado banquero del país y se situaron todos en una de las salitas de la casa, seguramente para hablar de política y de negocios. Yo por mi lado me encontré con mis amigas habituales, algunas casadas, otras de novias y las más con sus acompañantes de turno. La reunión estaba animadísima y pronto una serie de "moscones" y conquistadores conocidos empezaron a asediarme, pidiéndome bailar y queriendo mandarte un lancesito conmigo, ya que estaba sin marido en esa fiesta. Marissa una amiga mía me comento:" como no te van asediar hija si no solo eres joven, sino solita y bonita... cuídate que ya tu sabes aquí son lobos-lobos".

En efecto, uno de esos "lobos-lobos" como los califica Marissa, empezó a "exaltarse" conmigo y para espantarlo no se me ocurrió mejor idea que sacar a bailar a mi suegro y me dirigí al lugar donde estaba él con sus amigos de la banca. Justo cuando llegaba al lugar donde él estaba la orquesta empezó a tocar un ritmo lento, pegajoso, romántico, las luces de la casa y sobre todo el ambiente de la pista de baile, bajaron casi a la penumbra. Cuando muy quedo le decía a Arturo que me sacase a bailar para espantar al "lobo-lobo", este me pidió bailar la pieza, a lo que le respondí que no era posible pues iba a bailar con mi suegro. El tipo, al saber quien era mi suegro desapareció por encanto y cogiendo de la mano a Arturo, lo hice acompañarme, nos hicimos un lugar en la pista de baile. Así Arturo enlazó mi talle y suavemente empezamos a movernos al ritmo lento de la canción. Sentía la respiración agitada de él y su cálida mano izquierda tomando delicadamente mi mano derecha en la posición clásica del baile. Muchas parejas bailaban junto a nosotros: ellas cruzando los brazos en el cuello del hombre y ellos enlazando la cintura de la mujer, atrayéndola y uniendo sus cuerpos. Sentía a Aruro tenso y nervioso y me decidí. Junté mi cuerpo al de mi suegro y él sintiendo esa cercanía, estrechó la presión de su mano derecha en mi cintura. Su pierna derecha se adentraba sensualmente entre las mías y al instante, a la altura de mi vientre sentí que su sexo empezaba a despertar con ímpetu. A cada vaivén del baile, lo sentía mas duro...mas enhiesto y me asusté. Me asusté de lo que había hecho, primero porque no sabía a donde iba a ir a parar este jueguito y segundo porque lo estaba disfrutando. Sentí una leve presión de la mano izquierda de Arturo en mi mano derecha... sentía su sexo dilatado claramente por sobre la fina tela del vestido que llevaba... di gracias por lo tenue de la luz, pues mis ojos estaban entornados... disfrutando... gozando de ese momento.

Al terminar la pieza, nos soltamos y con un " nos vemos luego" dejé a mi suegro y me uní al grupo de mis amigas. Demás está decir, que las piernas y las manos me temblaban. Un camarero pasó con una bandeja de tragos y cogí uno de whisky con hielo que apuré como si fuera una limonada... creo que eso me calmó, pero obviamente me puso eufórica. Después de bailar ritmos alegres con unos amigos... decidí que debía retirarme. Busqué por varios ambientes de la casa a Arturo y no lo encontré. Finalmente, fui al hall de ingreso y en una salita contigua... allí estaba él... fumando, pensativo... mirando hacia el muelle aledaño. Me acerque y muy quedo le dije que me llevara a casa, a lo que accedió.

Salimos a la calle y lentamente iniciamos el retorno.... casi no corría aire y el clima se mostraba agradable. La luna seguía alumbrando esplendorosa y me colgué nuevamente del brazo de mi suegro, comentábamos de lo linda que estaba la noche... de la fiesta...de los amigos... Llegamos a casa. Yo había encargado a las criadas que mantuvieran una lámpara de la sala encendida y con el radio a un volumen adecuado, como medida de protección para espantar a cualquier merodeador indeseado. Entramos y la radio emitía una melodía suave, romántica... la voz de Andrea Bocceli salía de los parlantes dándole un ambiente romántico a la sala iluminada solo por una lámpara esquinera. Yo estaba cerca y apagué la misma y la penumbra se hizo tenue, pues llegaba la luz mortecina del corredor. Sin decirnos nada, Arturo y yo nos dirigimos a la radio para apagar el aparato. Y al hacerlo nuestras manos se encontraron... casi chocaron. Sentí una mano temblorosa al contacto, algo me impulsó a retenerla brevemente... entonces Arturo, lentamente llevó mi mano a sus labios y depositó en ella un beso. Nos miramos a través de la semi penumbra y sin palabras, empezamos a bailar el ritmo lento de la canción de Bocceli.

Arturo rodeó mi cintura con ambas manos y yo elevé mis brazos enlazando su cuello. Nuestros cuerpos se juntaron y empezamos a movernos lenta... sensualmente. Arturo hizo más estrecho el abrazo. Mis senos se hundían en el pecho de Arturo produciendo una inmediata reacción de mis pezones que empezaron a endurecerse. Sentí nuevamente la erección de Arturo golpeando en mi bajo vientre... lo sentía poderoso, magnífico. Mi suegro hundió su rostro en mi cuello... sentía su agitada respiración y lentamente empezó a separar su rostro para tratar de ver el mío... nos miramos como si por primera vez nos viéramos y como en cámara lenta nuestros labios se unieron... era un beso dulce... tembloroso... casi infantil, pero se empezó a hacerse adulto, recio, voluptuoso y apasionado cuando nuestras lenguas se encontraron e iniciaron una batalla singular tan antigua como la vida y la muerte. Arturo detuvo el baile y se recostó en la pared cercana, yo recorría su amplio pecho y sus poderoso brazos.. quería acariciar a este hombre como lo había hecho esa tarde en la playa, mientras le aplicaba crema bronceadora.

Apoyado en una pared de la sala, Arturo arqueó su cuerpo y me impacté al sentir su enhiesto sexo en mi pubis... lo sentía claramente a través del fino tejido del vestido y de mi braguita..... me sentía en las nubes estar con este hombre.... sentí así que sus manos empezaron a desplazarse por mi cuerpo... las sentía en mis caderas... en mis nalgas y bajando por mis piernas sobre el vestido... llegó al borde de éste y lentamente, empezó a subirlo... tenía ahora el vestido en la cintura y sus manos empezaron a acariciar mis piernas.... mi piel se erizaba de placer y se plegaba con más pasión al beso que nos estábamos dando. Sentía una manos golosas que recorrían mis piernas... deseosas de sentirme.... una de ellas suavemente se posó en mi monte de Venus y luego bajó a mi muslo izquierdo, levantando ligeramente mi pierna, permitiendo que mi húmeda entrepierna se juntara a su rígido sexo, empezando una leve y apremiante fricción. Arturo recuperó su posición y sin dejar de besarme, me levantó con suavidad en sus brazos y se dirigió lenta... procesionalmente a mi habitación.

Como si estuviera entre los humos de una cámara de vapor, sentí que mi suegro me despojó delicadamente de mi minivestido palo de rosa y quedé en mi lecho matrimonial solo cubierta por un diminuto calzoncito blanco de encajes y un brassier del mismo color de media copa que contenían mis pechos por reventar. Arturo se despojó rápidamente de sus prendas, quedando solo en slip y se acomodó junto a mí. Nos seguimos besando... así... sin decir palabras....no era necesario....solo el lenguaje del beso y las caricias tenían cavida en este acto. El brassier desapareció y los labios de Arturo se encargaron de mis pechos... aliviando con sus caricias el intenso ardor ... su boca desplazándose de un pezón a otro era una delicia inenarrable .. luego sus dedos empezaron diestramente a darme placer acariciando, presionando y amasando ambos senos, mientras los labios de mi suegro, bajaban por mi abdomen, deteniéndose en mi ombligo... en mis caderas.....de pronto tuve conciencia que mi braguita estaba siendo echada abajo con suavidad y elevé mis nalgas para facilitar su salia.... allí estaba... desnuda y dispuesta solo para mi suegro... sintiendo que sus labios se desplazaban a mi entrepiena .. sintiendo que su lengua buscaba la tibieza de mis labios vaginales.

No era la primera vez que me hacían sexo oral.. Carlo mi marido era muy bueno en eso.. pero la forma como lo estaba haciendo Arturo no tenía comparación. El ritmo, la cadencia ...la largueza de tan íntima caricia era la que yo necesitaba. Cuando llegó a mi clítoris fue el zumun.... lo chupaba... lo lamía...le daba pequeños y sensuales mordiscos que empecé a temblar y la ola de un orgasmo... el primero que me producía mi suegro, se iniciaba, voluptuoso. rico..sin pausas. Yo empecé a gemir y mis caderas a responder... Arturo desplazaba su lengua por toda mi vagina.. profundizando como nunca nadie lo había hecho... realmente me follaba con la boca y así, en los avatares de la pasión... del orgasmo, crucé mis piernas al cuello de mi suegro y me deshice en un placer sin igual. Arturo, con lentitud, deleitándose con la caricia, suavemente continuaba besando mis intimidades, recorriendo goloso mi fuente de placer.

Luego, los labios de mi suegro-amante, empezaron a ascender a mis pechos, mi cuello para finalmente apoderarse de mis labios que los recibieron con ansias. El beso volvía a ser dulce y violento al mismo tiempo... nuestras lenguas en lucha sin cuartel y de mi garganta se escapaban gemidos de placer... estos gemido se hicieron más intensos cuando Arturo, con una maestría y delicadeza nunca antes sentida por mi me empezó a poseerme... a penetrarme con su hombría y sentí desmayarme cuando mi vagina alojó gozosa toda su extensión. Mi funda se ajustaba... se adhería a la virilidad de mi hombre y elevé mis piernas cruzándolas por detrás de él, para sentirla en todo su vigor.... no recordaba haber sentido tanto placer en una situación así... ni con mi marido ni con nadie... esto era no solo sublime sino único e irrepetible. Mis caderas se descontrolaron y empecé a moverme para sentir como Arturo sacaba su sexo hasta las puertas del mío y la volvía a enterrar a fondo, originando en mi una serie de sucesivos orgasmos, a cada cual más intenso y vibrante... parecía que en cada cima de placer me desmayaba y volvía a despertar.....Arturo seguía incólume... enhiesto... hierático.. majestuoso. En los estertores de mi delicioso derrumbamiento, sintiendo que las manos de mi suegro me recorrían toda... sin reservas de ningún tipo...erizando mi piel deseando que siguiera en ese recorrido que tanto placer me daba....

Seguíamos abrazados... disfrutando el momento y decidí impulsarme de modo que quedé sobre Arturo y así a horcajadas sobre él, empecé a dominar la situación.... lo besé con pasión y diestramente Arturo aprovechando mi posición volvió a penetrarme... lenta...regiamente... sentía que profundizaba en mí con una delicadeza y suavidad.. pero ahora yo quería fuerza y accionando mis piernas sacaba su sexo hasta los labios de mi vagina y caía sobre el ariete con todo el peso de mi cuerpo. Lo ajustado de mi funda me daba más placer y lo mismo ocurría con Arturo... quería que depositara sus néctares en lo más profundo de mí.... los míos bañaban la virilidad de Arturo.. pero él se resistía pese a mis esfuerzos por sentirlo... empezó nuevamente a formarse la ola gigantesca de un orgasmo dentro de mí y mis gemidos y gritos llenaron la habitación... jamás me había sentido así... con este hombre todo era nuevo, renovado, divino. Sentía que mis senos se bamboleaban con el movimiento que daba al acto y allí, sobre mis pechos estaban las suaves manos de Arturo, acariciándolos, sorbiéndolos, chupándolos... sentía sus manos en mis piernas, en mis nalgas ... en todos los rincones de mi cuerpo y nuevamente yo deshecha en sensaciones deliciosas, cayendo sobre el cuerpo de mi amado... diciéndole que lo amaba:

  • Arturo... esto es una locura....una locura

  • Si lo se-me respondió.- pero es una locura deliciosa.... te amo Patty... te amo...

La dureza de su sexo no cedía y no pude resistirme. Ahora era yo quien empezaba a descender besando su pecho... su abdomen llegando a su sexo... que lentamente empecé a besar y a sorberlo, en forma suave... rítmica, con delectación. Sentía que el cuerpo vibraba con mi caricia. Hacer la fellatio con Arturo era indescriptible... cuando lo hacia con mi marido era placentero ... sobre todo cuando aún no me había enterado de sus infidelidades... después lo hacía sin ganas ... muchas veces imaginé mientras se lo hacía a Carlo mi marido, que era mi suegro el agraciado. Pero ahora que en realidad el sexo de Arturo estaba en mi boca y que era conciente que le estaba deparando un real placer, la situación me ponía más caliente.... de pronto sentí que los dedos de Arturo se enredaba en mis cabellos y con delicadeza movía mi cabeza para darle a la caricia el ritmo adecuado... yo me plegué rápidamente a él y disfruté como loca esta caricia tan íntima, tan pasional. No se que tiempo estuve así, disfrutando y haciendo disfrutar a mi suegro.... luego..ayudada por él empecé a subir nuevamente y al llegar a sus labios otro torrentoso beso coronó el inicio de una nueva penetración, majestuosa, enorme que Arturo inició nuevamente.

Mi suegro se colocó sobre mí y yo abrí mis piernas al máximo... quería sentir ese ariete en lo más profundo de mi ser y efectivamente... lento y seguro se alojó en su totalidad en mi vagina..Si... estaba totalmente alojado, duro y potente.... a los primeros movimientos de este maravilloso hombre...yo empecé a disolverme en una serie de orgasmos sucesivos que me llevaban al cielo... estaba en la cota más alta del placer y empecé a sentir que Arturo...mi Arturo.. me llenaba con su cálidos néctares. Mujer que lees estas líneas... solo nosotras somos capaces de valorar el momento sublime que cuanto estás en pleno orgasmo.. uno siente como el hombre amado deposita su ofrenda dentro de nuestro templo...en mi caso...fue otro renovado orgasmo que me dejó al borde del desmayo....Pese a que Arturo había desembalsado su savia viril, lo seguía sintiendo duro y dispuesto a seguir....pero yo ya estaba exhausta .... sin ánimo de nada.... :

" - Mi amo.... ya no doy más....no ... dejame descansar un poquito..... .- lo dije con voz desfalleciente...

Arturo se deslizó a mi lado y con delicadeza movió las sábanas de modo que así desnudos... saciados... unidos...quedamos alojados en el lecho que tantas veces había servido para hacer el amor con mi marido... pero ninguna de esas se comparaba a la forma como había hecho el amor con su padre. Con las pocas fuerzas que tenía me puse de costado sobre mi lado izquierdo y quedé inmediatamente dormida... feliz y saciada....

Tiempo después...calculo que sería de madrugada .. sentí que alguien me daba suaves besos en mi rostro .. yo me sentía como en una nube... sentía que unas manos suaves recorrían mi cuerpo... todos sus rincones.. con adoración... con amor y recordé que era Arturo quien estaba desnudo...tras mío. Su erección seguía a tope y recordando el momento que estuvimos en el closset jugando con mis hijos, me moví apretándome a él para que mis nalgas quedaran encajadas en su pubis. Ello bastó para que las manos de Arturo se desplazaran a mi entrepierna y con una suavidad y lentitud propia de él... sus dedos empezaron a acariciar mi clítoris. Era una caricia delicada... amorosa.... excitante que empezó a encenderme... con renovados bríos empecé a ondular mi cuerpo y de mi garganta salían suaves gemidos. El sexo de Arturo con una maestría y lentitud deliciosas, buscó mi vagina.... me penetraba amorosamente desde atrás y colaborando con fu afán, elevé mi pierna derecha. Su sexo estaba ingresando a mi templo y yo devota lo recibía con amor... nuestra pasión en aumento determinó que quedáramos en la famosa pose del perrito.. que deleite sentir a Arturo así.... ahora no solo mis gemidos y grititos... sino las encendidas frases de amor que ambos nos prodigábamos... sentir así a Arturo... con sus manos recorriendo mi cuerpo con amor.. con adoración, me originaron un nuevo orgasmo de los tantos que había tenido esa noche, que no quería que acabara nunca. En el clímax de la pasión...mis manos estrujaban las blancas sábanas... Arturo seguía incólume en su dureza, en su erección, mientras que yo... feliz con mi placer me deslizaba en la cama.

Mi suegro, siguió besándome y mis ansias renacieron. Ahora él estaba sobre mi y un nuevo beso... apasionado, incontenible marcó el rumbo de una nueva penetración. Mis piernas se abrieron para alojar al deseado huésped y mis gemidos y gritos fueron el himno de tan regia coronación. Estaba en la cima del mundo, gozando de un singular orgasmo, cuando mi suegro, nuevamente me inundó con sus néctares, depositando su hombría en lo más profundo de mi ser.... ambos estábamos exhaustos...cuando el movimiento de nuestros cuerpos y los espasmos del clímax cesaron...quedamos uno al lado del otro.. felices... sonriendo.. besándonos y nos sumergimos en un reparador sueño.

Es explicable despertar de un mal sueño sobresaltado y nervioso, pero no es dable despertar de un maravilloso sueño... de estar en el cielo y despertar en el infierno. Abrimos los ojos casi al instante y como dice Arturo, la magia quedó deshecha. En ese momento la luz del día me hizo tomar conciencia de la locura de la noche, de haber hecho el amor con mi suegro, de estar desnuda, acostada a su lado. Entré en pánico, histeria..no se. ¨Pero ese momento fue terrible. Cómo mirarme yo misma, como pretender que los demás me respeten...me daba pánico tomar conciencia de lo gozado en brazos de Arturo. Mi llanto se hizo histérico y no encontré mejor salida que arrojar a Arturo de mi lecho... el lecho matrimonial que nunca pensé mancillar y menos con el padre de mi marido... era horrible esa sensación... Arturo, desconcertado pero comprensivo se retiró al cuarto de huéspedes.

Lloré...lloré como nunca lo había hecho... luego me metí a la ducha y el agua fría me hizo reaccionar. Sentí luego, ya mas calmada, que las criadas empezaban a realizar la rutina diaria de limpieza. Estaba cubierta solo por un calzoncito blanco y la bata de felpa. Los besos de Arturo quemaban mi cuerpo aún y sentía una laxitud total, un ligero escozor en mi vagina me recordaba la ardiente noche pasada... mis pezones estaban algo sensibles debido a la forma como Arturo los había agasajado y sentía en toda la habitación el olor a cópula, a sexo, cuando de pronto sonó el teléfono. Era Katty, comentándome sobre la noche de nuestros niños exploradores y pedía permiso para que los chicos se quedaran en su casa pues aún dormían y seguro que después querrían estar en la piscina. Yo acepté y ofrecí enviarle a mis dos criadas para que ayudaran a las suyas en la limpieza de la casa. Despache a las criadas y sola con Arturo en casa me encaminé al cuarto de huéspedes. Era necesario hablar.

Estaba en la duda de tocar la puerta o no, cuando ésta se abrió. Arturo, estaba con su maletín dispuesto a partir. Nos quedamos mirando, dudosos.. el abrió los brazos y yo me refugié en ellos. Entramos al cuarto, cerró la puerta y quedamos un largo rao abrazados, sin decir nada.. después, él cogió mi mentón e hizo que lo mirara. Nos besamos... no podíamos evitar hacerlo, teníamos la imperiosa necesidad de sentirnos mutuamente... nuestras manos recorrían los cuerpos y así Arturo desató el cinturón de la bata y esta cayo al suelo. Quedé desnuda, solo cubierta por mi pequeña braguita ... nos acercamos a la cama y con renovados brios hice que Arturo se echara en la cama y empecé a desnudarlo...en fin nos fundimos en un nuevo beso y luego él recorriendo con sus labios mi cuerpo... adentrándose en todos mis secretos y yo sintiendo una inmensa felicidad.... lo amaba....lo amo...lo amaré siempre...

Hicimos el amor, ahora con total conciencia de lo que haciamos.. nos deshicimos en intensos orgasmos y saciados... empezamos a hablar...declarándonos mutuamente este amor y este deseo que ya no se podía negar ni ocultar. En esto no había marcha atrás. Sin embargo Arturo, más cerebral.. decidió poner distancia e irse a España.... no quería ni el escándalo ni perjudicarme... a mi en ese momento no me importaba nada, pero la conciencia de tener dos hijos y las obligaciones sociales y formales que ello implicaba, nos hizo ser realistas y un beso selló la despedida.. al parecer era la última vez que vería a mi suegro... a mi amante.

Arturo regresó esa misma mañana a Lima y a los pocos días partió a España. Aparentemente dispuesto a pasar una buena temporada lejos de mí. Carlo regresó de su viaje y de solo tratarlo supe que el romance con su estudiante iba viento en popa. Yo me sentía fatal y deseando tener cerca de Arturo... cada día extrañaba más su presencia y a pesar que le remitía frecuentes E mails... nunca tenía respuesta. Me dedique en cuerpo y alma a mis hijos. Hasta que un día...gracias a una crisis de gobierno, Arturo regresó. Me enteré por la tele de su vuelta y sus hijos se reunieron en mi casa para darle la bienvenida. Después de cuatro meses volvía a ver a mi suegro. Lo demás se lo podrán imaginar... la vida nos volvía a reunir y desde ese día decidimos seguir disfrutando de nuestro amor en secreto. Son casi seis meses que llevamos una relación que cada día se renueva y se hace más fuerte.

Gracias a que mi marido tiene que viajar frecuentemente (en realidad escaparse con su estudiante), yo acepto esa situación y disfruto de la compañía de mi suegro... nos escapamos a diversos sitios y nos damos el gusto de dormir juntos. Para que tengan una idea de eso, les contaré que hace poco, celebramos la fiesta de cumpleaños de mi hijo Dante... por supuesto esta la realizamos en la casa señorial de Arturo y duró hasta muy tarde.... como los chicos estaban supercansados, nos quedamos a pasar la noche en casa del abuelo. Carlo, mi marido, estaba como siempre de viaje. Después de acostar a los chicos, yo me dirigí al cuarto de huéspedes...claro, solo para ponerme bonita y esperar que los criados se retiraran. Entonces me fui a la habitación de Arturo y pasamos una noche sensacional... al día siguiente temprano regresé a mi alcoba y todo terminó normal.

Ahora, estamos planeando un viaje... primero viajará Arturo con rumbo a España. En realidad me esperará en Caracas y de allí nos perderemos en un cruceo de lujo que nos hará disfrutar .....

Amo a mi suegro... lo adoro. Es mi verdadero amor y soy enteramente suya.

Adios.