Patricia 2
Años después
A eso de las tres de la mañana me desperté abrazado a esa monumental belleza. Patricia seguía dormida, pero no podía dejarla ahí. Si no a la mañana siguiente tendría dolor de espalda.
La desperté suavemente y juntos fuimos hasta mi habitación. Primero fue al baño mientras yo me metía en la cama. Apareció a los dos minutos desnuda como iba moviendo las caderas mientras se acercaba a la cama. Se subió y gateando lentamente se acercó hacia mí mientras sus pechos colgaban levemente como queriendo desafiar a la ley de la gravedad. Me mordió juguetonamente el labio inferior y acto seguido me beso, jugando con su lengua dentro de mi boca, pero permitiéndome invadirla de vez en cuando. Mi polla tiesa estaba ya, desde el mismo momento en que la había visto gatear hacia mí.
- Te vas a quedar sin palabras - me ronroneó mientras bajaba la sábana descubriendo mi cuerpo como mi madre me trajo al mundo.
Mi falo duro como una piedra temblaba de expectación ante sus leves caricias por todo mi cuerpo. Sin muchos miramientos lo cogió entre los labios, apoyada sobre sus manos, y empezó a lamer la punta con su lengua. No pude hacer más que gemir ante esa situación. Mis manos no llegaban a las suyas. Ella juguetona, lamía y suspiraba sobre él, haciendo efecto calor frío.
Al cabo de lo que a mí me pareció un largo tiempo, se introdujo mi pene en su boca y suavemente fue haciendo un movimiento hacia fuera y hacia dentro semejante al mete saca brutal que habíamos realizado hacía un par de horas en el salón. La gran diferencia es que donde antes todo era salvajismo, ferocidad y sexo puro, aquí y ahora solo se podían localizar mimo, cariño y cuidado sobre mi miembro. Patricia succionaba, lamía y recorría mi falo con lentitud, sin descuidar un solo centímetro de él.
“Por dios es el mejor sexo oral que me han dado en mi vida” pensé. El orgasmo estaba cerca y así se lo hice saber. Ella sin parar cogió mis testículos con una mano y los apretó con delicadeza haciendo que esos minutos que aún me faltaban se convirtieran en cero.
- ¡Me corro! – dije con todavía dos segundos de control.
Ella lo único que contestó fue un lametón más y un pequeño apretón a mis testículos más. Y sin poder evitarlo más tiempo eyaculé. Sentí que me vaciaba. Mis músculos quedaron laxos, mi mente se fue a otro planeta en el que solo estaba ella. Patricia envolvió todos mis pensamientos y sentimientos mientras tenía aquel maravilloso orgasmo.
Por su parte aquella maravillosa rubia, mi amiga, siguió lamiendo por la parte baja de mi glande, mientras del mismo salía mi esperma disparado hacia su boca. Ella no la abrió sino que siguió succionando deleitándome con el mejor orgasmo de mi vida.
Cuando ya sintió que yo no tenía nada más guardado, fue sacándosela de la boca lentamente, sin dejar que mi semen quedara fuera de su boca. Sonrió mientras me miraba y sin más vi el movimiento de su garganta tragando.
“¡Dios mío!¡Se lo había tragado!”
Mi cara debía ser un poema ya que ella echando al cabeza hacia atrás soltó una carcajada. Su mano izquierda seguía sobando mi falo hacia arriba y hacia abajo muy lentamente, acariciándolo, como quien da un pequeño masaje después de un golpe. De la punta surgió una gota, y ella viéndolo le dio un lametazo. Mi cuerpo se estremeció al completo y mi piel reaccionó poniéndose de gallina completamente. La dio un beso y acto seguido cogiendo la sábana que previamente me había quitado, se tumbó de lado sobre mí y sobre la cama, abrazándome y utilizando mi brazo como almohada.
- ¡Espero que te haya gustado! - me dijo mientras se acomodaba y su brazo me envolvía.
- Digo sin lugar a dudas que ha sido la mejor mamada que me han hecho nunca. Ha sido muy suave. Hasta ahora nunca me lo habían hecho así, lenta, con ternura… Digamos que siempre había sido un intento de garganta profunda y más bien una follada de boca, pero lo que has hecho… No tengo ni fuerzas para moverme – contesté tan sinceramente que ni me había percatado de que tal vez la había dado demasiada información.
- Está claro que también mola sentirse dominada con un deepthroat, pero hoy tocaba ternura y cariño – respondió después de carcajearse.
- ¡Bueno ahora me toca a mí!
- No, ahora toca dormir. Estoy hecha polvo, ¡nunca mejor dicho! – rio.
- Bueno, pero mañana me toca devolverte el favor.
Sonrió ya con los ojos cerrados. Me dio un beso en el cuello y yo se lo devolví en la frente.
¡Duerme Bella!