Patricia (1)

Soy PAtricia, la nuera de Arturo y al mismo tiempo su amante... mi versión de la historia.

Palabras Previas:

Hace un tiempo. Arturo, el hombre que amo, me contó que como una forma de liberar la carga emocional que lleva sobre sus hombros, había escrito a manera de cuento, nuestra historia de amor. Pero como habrán apreciado quienes leyeron los tres capítulos de "Mi Propia Historia" publicados en este portal, nuestra historia es una historia de amor, de auténtico amor pero complicado por las situaciones y circunstancias que la vida nos ha puesto delante. Arturo es un brillante profesional y conocido personaje del Perú, lo amo como nunca pensé podría amar a alguien y al mismo tiempo es.... mi suegro. Si, Arturo es el padre de Carlo mi marido y abuelo de mis hijos Mario y Dante. Me gustó el relato por lo fiel y exacto a lo ocurrido en la realidad. Sin embargo, aparte de suscribirlo íntegramente, esa es la versión de él. Ahora, yo he querido dar mi versión.... desde mi punto de vista... como mujer...ustedes podrán comparar y quedarse con la que más les guste.

Obviamente y como Arturo menciona en su relato, los nombres y apellidos han sido cambiados para proteger la identidad de todos los involucrados en esta trama, pero la esencia del relato y las descripciones que hago son reales como tu, que ahora lees estas líneas. Mi Email es Delaguardiapatricia@hotmail.com , por si deseas darme tu opinión sobre mi relato, me interesan, sobretodo si vienen de mujeres .

PATRICIA (I)

El sol de medio día de este Febrero en Lima cae a plomo. Me amodorra y cierro los ojos, me estiro en el extensible blanco mientras siento las vocecitas de mis hijos Mario y Dante que juguetean con otros amiguitos en la piscina de la casa de Arturo De La Guardia, mi suegro. Se que Arturo desde la ventana de la biblioteca de su señorial mansión está mirándonos, mejor dicho me está mirando y se está solazando con mi figura...seguramente aprecia el imperceptible movimiento de una de mis piernas que le advierten que no estoy dormida...que solo aparento estarlo y que mi mente está concentrada en el recuerdo, la evocación de la tarde de ayer...de nuestra tarde.

Estoy casada con Carlo, hijo mayor de Arturo. El es Ingeniero y ha pasado a ser el Presidente de la Corporación Comercial que creara hace muchos años Arturo y que ha dejado ahora en mano de sus tres hijos. Mi cuñada Rossana la segunda hija de Arturo, ocupa la Gerencia de Marketing y Publicidad y el tercer hijo Marcelo, la Gerencia de Finanzas. Todos ellos han recibido una estupenda educación en el mejor colegio del país, el exclusivo Newton College y sus carreras las habían desarrollado en Universidades de Estados Unidos e Inglaterra, Arturo los ha preparado para heredar y hacer progresar el negocio familiar. No obstante los cargos que ocupaban mi esposo y sus hermanos, el principal accionista del grupo empresarial sigue siendo mi suegro.

Me casé con Carlo, cuando yo tenía 20 años y en su momento fue todo un acontecimiento social, la boda del año la llamaron, de ello han pasado 8 años. Carlo contaba entonces con 31 años y era el soltero mas codiciado del momento, Nos conocimos y nos enamoramos. Yo cursaba la Doctoral de Historia en la Universidad Católica y desarrollaba una intensa vida académica y social. Quizá esté mal que lo diga, pero es algo que escucho frecuentemente y que también leo en las crónicas sociales, dicen que soy bella, muy bella. He convivido siempre con ello. Cuando era más joven la dedicación a mi belleza era un rito invariable en mi vida, pero conforme fui ganando en años y experiencia eso fue quedando de lado y me dedique a ser yo misma.

A mis 28 años, tengo un hermoso cuerpo que conservo en forma gracias a mi diaria rutina de ejercicios en un conocido gimnasio limeño. Me doy perfecta cuenta que mis grandes ojos pardos, mi cabello castaño y mi cara de niña mujer causa impacto en el sexo opuesto y no pocas envidias entre mis pares. Sin embargo, soy conciente también que los hombres gustan de mis piernas que son largas y bien torneadas y de mi quebrado talle. Mis amigas y aún las que no lo son ponderan mi manera de vestir. Periódicamente viajo al extranjero a renovar mi vestuario y conozco en USA y Europa lugares donde se venden telas y sedas maravillosas que adquiero para que una costurerita, que conozco en el populoso distrito del Rimac, elabore puntualmente los modelos que copio de famosos diseñadores y que luego son la sensación en los lugares donde los luzco. He sido muchas veces catalogada como una de las mujeres más elegantes de Lima y ello ha insuflado mi ego y el de mi marido que me luce orgulloso y disfrutando de ser el marido de una hermosa, elegante y atrayente mujer.

Tengo dos hijos Mario y Dante de 7 y 6 años respectivamente, vivaces y hermosos. Cuando estaba embarazada de Mario empecé a sentir que la pasión de mi marido bajaba notablemente...yo me desconcerté pues hasta antes del embarazo vivíamos una permanente luna de miel. Me entró una duda y empecé observar, averiguar y atar cabos. Carlo se había enredado con una secretaria de la empresa..una linda chica de 18 años, no solo por la infidelidad de que era objeto, sino porque teniéndome a mí, siendo envidiado por tener la esposa que tiene había buscado a una mujer tres años menor que yo. Carlo sacó a la chica aquella de la empresa y le puso un departamentito en la zona de Lince.

Aparentemente y para nuestras familias y amistades éramos una pareja feliz y envidiada. Luego vino el embarazo de Dante y volvió a pasar lo mismo, Carlo empezó a mostrarse frío y distante y no hubo necesidad de averiguar mucho. Carlo mantenía relaciones con una joven Ingeniera que trabajaba en la Corporación. Por esa época sus viajes de negocio se intensificaron y fácilmente pude averiguar que ambos viajaban juntos generalmente a Miami, Buenos Aires o Río de Janeiro...dolía que en muchos hoteles se registraran como el Sr. y la Señora De La Guardia. Cuando nació Dante, Carlos estaba de viaje con su Ingeniera. Pero, poco después del nacimiento al parecer la pasión se fue apagando hasta extinguirse...meses después supe que ella había renunciado a la Corporación y había salido del país al parecer por un largo tiempo.

Carlo volvió a ser el esposo atento y aparentemente enamorado de mi...no puedo quejarme, disfrutaba de sus hijos y al margen de las citas de negocio, pasaba la mayor parte de su tiempo en casa o de paseo conmigo y los chicos. Sin embargo había algo en mi que quedó roto, dislocado y que por más que me esforzaba...mis sentimientos hacia mi esposo ya no eran los mismos.

Nuestra vida social y familiar aparentemente seguía igual y a la vista de los demás eramos una pareja linda, una pareja feliz...para mi, nuestro matrimonio era una fachada...un fracaso completo y no había sido por culpa mía. Yo había puesto todo de mi parte....jamás le había faltado a Carlo...había sido una esposa que él podía lucir y vanagloriarse....Muchos hombres, amigos, conocidos o simplemente desconocidos habían intentado unos sutilmente, otros desvergonzadamente tener algo conmigo, pero todos se habían topado con una barrera infranqueable....mis principios y mi férrea voluntad, de modo que a los primeros amagues yo ponía el punto final y lapidario a cualquier avance.

Sin embargo, desde que ingresé al circulo de la familia De La Guardia, hube de luchar conmigo misma por algo raro y al mismo tiempo especial que sentí nada más de conocer al cabeza de familia Arturo De la Guardia. Su mirada penetrante me intimidaba y cuando nos presentaron, el beso que me dio en la mejilla fue como un impulso eléctrico que empezó en la cara, recorrió mi columna vertebral y disparó hacia mis piernas, mientras que un cosquilleo en mi bajo vientre hizo que temblara toda. Indudablemente fue impactante conocer a ese hombre maduro que irradiaba algo que no podía definir, cuando hablaba se le sentía tan seguro de sus opiniones, aplomado, suficiente, respetado e intuía yo, temido por muchos. Nunca había tenido inclinaciones para dedicarse a la política, sin embargo en las reuniones sociales, estaba siempre rodeado de políticos de todas las tendencias y su amistad con ministros y con el Presidente era muy estrecha.

Arturo era convocado frecuentemente al Palacio de Gobierno y a integrar comitivas cuando el Presidente viajaba. Definitivamente, pese a no tener cargo oficial, era un personaje importante. Igualmente, como profesional del Derecho, era invitado a foros y a dictar conferencias en el Colegio de Abogados y en Congresos Nacionales e Internacionales Supe luego de casarme que mi suegro era toda una autoridad en asuntos mercantiles y su pluma era frecuentemente requerida por revistas de derecho nacionales y extranjeras para opinar sobre su especialidad.

Arturo había enviudado hacía mucho tiempo, pero al margen de esporádicas parejas, no se le conocía una relación estable. Carlo y sus hermanos, comentaban siempre que su padre debía volver a casarse o por lo menos tener una pareja estable, habida cuenta que muchas mujeres interesantes y bellas revoloteaban a su alrededor. Cuando escuchaba esos comentarios, me causaba cierta incomodidad, Consideraba que los hijos no debían meterse en la vida privada de sus padres y menos en el caso de Arturo que podía disfrutar a sus anchas de la libertad que le daba su viudez. Sin embargo, algo extraño ocurrió cierta vez que salimos con Carlo y dos matrimonios amigos, en que después del teatro fuimos a cenar al Club Nacional. Allí estaba Arturo con una linda joven, que luego supe era una pintora de éxito al parecer ensimismados en una amena conversación, Nos acercamos y los saludamos y luego fuimos a nuestra mesa. Yo podía verlos desde el lugar en que me encontraba y me molestaba la forma como la joven pintora miraba a Arturo...parecía en el sétimo cielo...indudablemente era muy bella, pero quizás tendría mi edad, podía ser tranquilamente la hija de Arturo...me molestaba la forma como ella cogía la mano de mi suegro y se lo comía con la mirada. Mi mirada era tan insistente que Arturo volvió la cabeza y me sorprendió mirándolos, Eso me aturdió y no pude sostener su mirada. Sin embargo, fueron varias veces que me sorprendió espiándolos...finalmente, mi suegro incómodo por mi impertinencia se retiró con su acompañante del gran comedor.

En una oportunidad, cuando toda la familia se encontraba reunida en casa de Arturo, mientras tomábamos un cóctel antes del almuerzo, sentí la mirada penetrante de mi suegro. Yo, incómoda lo miré también directamente a los ojos, pero no pude sostener su mirada y me molesté conmigo misma...sentía que los ojos de Arturo me recorrían entera y un extraño estremecimiento recorrió mi cuerpo......así, apuré mi bebida y envalentonada crucé mis piernas siendo consciente que en ese instante le permitía ver a mi suegro mis muslos y parte de mi diminuta braguita. Arturo, sentado frente a mí se sintió impactado y por primera vez lo vi azorado y sin saber qué hacer....el momento fue breve y solo él y yo fuimos partícipes de esa lucha...los demás presentes incluido mi marido, no se dieron cuenta de lo ocurrido.

Después de esa experiencia tuve conciencia de la turbación de mi suegro cuando cruzaba las piernas y dejaba solo a la vista de él mis secretos anatómicos. Al fin tenía algo que desarmaba a mi suegro y personalmente me encantaba ser mirada por un hombre como él. A partir de ese secreto compartido, no hablado, no tratado, tuve infinidad de sueños eróticos con mi suegro...sueños de los que despertaba húmeda y deseosa... a veces Carlo mi marido cumplía conmigo y seguramente en el clímax él se envanecía la forma como me entregaba y gozaba en la cama, pero él no tenía la menor idea que en mi mente yo imaginaba que quien me proporcionaba ese inconmensurable placer era Arturo....mi suegro.

En el trato diario Arturo tenía conmigo un trato parco, cortés al extremo, fino y amable hasta el hartazgo...pero sus ojos lo traicionaban cuando me miraba ...aprovechaba todos los instantes posibles para mirarme y desnudarme con su mirada...yo sentía sus ojos sobre mí y como la primera vez que lo conocí me estremecía y de inmediato sentía que mis hormonas empezaban a trabajar a una velocidad de vértigo.... sentía el impacto de su magnetismo en mi entrepierna y de seguro si en esos momentos Arturo se hubiera atrevido a tocarme creo que no me hubiese podido resistir. Claro, todo esto ocurría en mi fuero interno y solo Arturo captaba las señales.....

Definitivamente Arturo y yo éramos conscientes de lo peligroso del juego que practicábamos y de ese modo, sin palabras, preferíamos evitarnos. A ojos de los demás incluido mi marido, yo no era santo de devoción de Arturo.

Así, hace unos meses Carlo tuvo que viajar a Buenos Aires por negocios, justo en la semana que debíamos presentarnos a Colegio Newton para el ingreso de nuestro hijo Mario. Mi marido entusiasmado por el viaje que según él "ampliaría el horizonte de negocios de la empresa", pidió a su padre que me acompañara a la cita con el director del College.

En realidad yo conocía muy bien que el interés de mi marido no eran los negocios de la empresa, sino el viajar con la joven practicante de derecho que lo tenía loco. La traición dolía...pero esta vez menos que las anteriores. En mi fuero interno me alegré que mi suegro me acompañara, pues era harto conocido la gran amistad que tenía con el Director del College y además era un benefactor permanente del centro de estudios, ello determinaría que los trámites fueran rápidos y sin problemas.

La mañana siguiente al viaje de Carlo, llamé a mi suegro y concerté con él la cita para ir ese mismo día al Newton. Noté que la voz de Arturo denotaba tensión, nerviosismo, incomodidad. Algo raro en él, un hombre aplomado y siempre seguro de sí mismo. Quedó en que pasaría por mí en torno de las 11 de la mañana. Tenía entonces casi una hora para arreglarme. El hecho de ver a Arturo, estar cerca de él...me producía algo de nervios y un cosquilleo singular en el cuerpo. Decidí que debía arreglarme cuidadosamente...quería saber hasta donde podíamos llegar, si se daba la ocasión, con el jueguito que nos traíamos secretamente entre manos.

Tomé una ducha ligera y fui generosa con el gel de baño que suelo usar y que deja delicadamente perfumado mi cuerpo...luego al secarme frente al gran espejo del baño me observé detenidamente y quedé más que satisfecha....hermosa cara con grandes ojos pardos, un cuerpo muy bien puesto con unos senos turgentes y anhelantes (faltos de caricias desde hace algún tiempo), vientre plano y sin señales de estrías pese a dos embarazos y unas piernas muy bien torneadas y apetecibles.....de perfil una cintura quebrada y unas nalgas en todo su esplendor...realmente me sentí muy contenta conmigo misma. Luego me maquillé discretamente usando unos truquitos muy efectivos, realzando los ojos y la boca, cepillé mis cabellos castaños y logré una graciosa cola alta que daban a mi rostro una cara de niña-mujer aparentando unos cinco años menos de los que realmente tengo. Luego escogí cuidadosamente la ropa interior y el vestido que llevaría.....una breve braguita blanca, un brassier de media copa que se ajustaba exactamente a mi busto y un vestido color perla ligeramente sobre la rodilla de un modelo simple recto y sin mangas ...los zapatos y cartera también de color a juego, luego una gotas generosas de mi fragancia francesa coronaron el ritual. Examinándome nuevamente ante el espejo.....me autocalifiqué con nota sobresaliente, con una pícara sonrisa dirigida al espejo fui a para esperar a mi suegro....me sentía algo nerviosa, con una sensación rara en el cuerpo y recordé la primera vez que tuve una cita con un chico....

Faltando quince minutos para las once de la mañana, el elegante Mercedes Benz azul noche de Arturo, entró por la senda del jardín de mi casa, llegando al borde del sardinel cerca donde yo estaba aguardando. El chofer de mi suegro abrió la puerta y apareció Arturo, elegantísimo, enfundado en un terno azul marino, impecable él, la plata de sus sienes y lo bronceado de su piel contrastaban con la blanca camisa...realmente hacían de él un hombre muy apuesto e interesante...muy dentro de mí me alegré sobremanera pasar unas horas con ese hombre maduro tan guapo, Arturo me comía con la mirada...casi sentí que me desvestía..sus ojos profundizaban en mí, pero sus gestos y maneras eran sumamente respetuosas...se acercó y me saludó con un beso en la mejilla...yo retuve el contacto y le ofrecí la otra mejilla, para que también la besara, luego de ello, me ayudo a abordar el auto y me senté en el cómodo vehículo, Arturo dio la vuelta, se acomodó junto a mí y ordenó al chofer que nos condujera al Colegio Newton.

A pesar del aire acondicionado, percibí a un Arturo turbado, silente...capté que sus ojos se dirigían a mis muslos que se lucían orgullosos al haberse subido a mitad de ellos el vestido. Para salir del mutismo ladee mi cuerpo en dirección a Arturo y el vestido subió otro tanto y le pregunté si había novedades...él contestó que no y trató de desviar su mirada..yo me divertía al tener así, casi a mi merced al poderoso Arturo De La Guardia..

Luego le mostré el sobre con los documentos requeridos por el Colegio para el ingreso de Mario y en un gesto aparentemente casual mis rodillas y las de Arturo de juntaron, sentí entonces no solo electricidad en mi cuerpo sino también en el de mi suegro. Para disimular dije algo sobre lo frustrante que sería para mí si Mario no lograba ingresar al exclusivo colegio, Arturo recuperando su aplomo y seguridad me dijo que no me preocupara que podía considerar a Mario desde ya como alumno del Newton, dada la estrecha amistad con el Director. Ante esa afirmación emocionada y en un gesto espontáneo cogí ambas manos a mi suegro y las presioné suavemente agradeciéndole su ayuda para obtener mi objetivo...así percibí un ligero temblor en sus fuertes manos .... así llegamos al Colegio y el chofer se estacionó suavemente. Mi suegro se apeó, abrió la puerta para que yo hiciera lo propio y me ofreció su mano para facilitar mi accionar. Mi vestido que ya estaba a más de medio muslo, subió un poco más al salir del auto y nuevamente brindé a Arturo una breve pero generosa visión de mis piernas y de mi braguita blanca. Esto fue como una estocada a mi favor, pues me agradó la nueva turbación de mi suegro ante tan exclusiva exhibición de mis intimidades.

La visita al Director del Newton College fue todo un éxito. Arturo me dio toda una exhibición de poder y a ambos fuimos a tendidos como se dice "a cuerpo de rey". Bastó que Arturo dijera que ibamos a presentar la solicitud para el ingreso de Mario al colegio, para que de inmediato el Director, quien nos dedicó más de una hora en exclusiva a nosotros, para que mi hijo fuera aceptado y matriculado en el primer grado. El Director se deshacía en atenciones a mi suegro y eso me encantaba....Arturo en tanto tomaba eso de una manera natural, obviamente estaba acostumbrado a que lo atendieran así, con tanta dedicación y deferencia. Mientras ellos hablaban animadamente acerca de una subasta de obras de arte, a las que mi suegro era tan aficionado y entendido, admiré lo impecable de las instalaciones de ese enorme Colegio, por el amplio ventanal se podía apreciar una laguna artificial en la cual se desplazaba imponentes varios cisnes...la luz solar entraba a raudales y aproveché de ello para darle una pequeña exhibición a mi suegro y ver su reacción. Mi vestido color perla iba a ayudar para que él me viera a contraluz, así que me acerqué a la ventana teniendo la certeza que Arturo no me perdía de vista y sentí el impacto que causé en él al verme así, con la transparencia del vestido se apreciaba mi diminuto bikini y mis turgentes pechos....sorprendido abrió sus ojos y la boca, como si estuviera ante una aparición. En realidad era eso...yo era una aparición...Arturo se sobrepuso de inmediato, pero yo no quise darle tregua y lentamente, mirándolo a los ojos me senté frente a él y le dispensé el espectáculo de mis piernas solo para sus ojos. Esto fue muy breve, pero efectivo para hacer perder aunque por instantes el aplomo al Gran Arturo De La Guardia.

Terminada la reunión con el Director, abordamos nuevamente el auto de mi suegro y cuando iniciamos la marcha de regreso a mi casa, le agradecí su intervención y ponderé la forma como nos habían atendido...nuevamente tomé sus manos y reiteré mi agradecimiento..volviendo a sentir el temblor en las manos de mi suegro...de inmediato le sugerí que debíamos celebrar el éxito con la familia, que se tomase unos días libres y que me acompañara a mi casa de playa donde estaban mis hijos y mi madre. Evidentemente la tenue presión de mis manos y la forma como le pedí que fuera conmigo a la playa convencieron a Arturo...además la vista de mis muslos tan cerca de sus manos terminaron por convencerlo, hizo los arreglos con su oficina y quedamos en que él pasaría por mí en una hora. Nos despedimos con un beso en la mejilla y mientras me dirigía a la puerta de mi casa, sentía la mirada penetrante de Arturo recorriendo mi cuerpo...desnudándome y un intenso hormigueo en mi estómago se apoderó de mí...sentí luego que el auto de Arturo salía lentamente con dirección a la calle.

Yo ardía toda...me dirigí a mi habitación, me desnudé rápidamente y entré a la ducha...el agua fría me haría bien, calmaría mi ansiedad y aclararía mis ideas....permanecí largo rato recibiendo el regaderazo y pensando en Arturo...en los días que lo tendría cerca y acaricié mi cuerpo...sin pensarlo una de mis manos empezó a acariciar mis pechos y la otra lentamente se hundió en mi entrepierna, imaginando sentir junto a mí el cuerpo desnudo de Arturo, tensé mis piernas y se escapó un ligero gemido de deseo y pasión. El agua fría cayendo con fuerza, me hizo reaccionar y rápidamente salí de la ducha y sequé vigorosamente mi cuerpo...

Escogí para la ocasión un atuendo playero, vestido sobre la rodilla color crema de una tela fina, casi transparente con cierto vuelo, graciosamente adornado con botones grandes que cerraban la pieza por delante...pensando en Arturo dejé los dos últimos sin abotonar me modo que al subir a la camioneta 4 x 4 de mi suegro, pudiera mostrar generosamente las extremidades que tanto le gustan y desea. Me sentía una vamp, pero lo curioso es que no me daba miedo, ni temor, ni sentía culpa alguna al mostrarme ante él así...increíble en mí que sin ser recatada al extremo, tampoco gustaba de exhibirme ante nadie, salvo en la intimidad con mi marido, sobre todo en la buena época y ahora con mi suegro...pero solo para él.... Maquillé mi cara ligeramente resaltando mis ojos y labios y peine mis cabellos con una cola alta...calcé sandalias sin taco y al admirarme al espejo me sentí conforme con el resultado. Con la ayuda de una de mis mucamas arregle ropa para unos días, ligera y deportiva, algo más de ropa para los chicos y algunos víveres y refrescos siempre necesarios teniendo a mis hijos en la playa. Con el equipaje a punto, salí a la puerta de calle para esperar a mi suegro.

No bien había salido a la puerta cuando la Mercedes Benz plateada 4 x 4 de Arturo ingresaba a la senda hasta llegar al sardinel de entrada. Mi suegro bajó y me impresionó su tenida deportiva beige que resaltaba el impresionante bronceado que había adquirido ese verano, por su parte noté como literalmente "me comía" con los ojos, aunque sus gestos denotaban un gran respeto por la esposa de su hijo... luego de un beso en la mejilla, abrió la puerta del vehículo y me invitó a subir. Al subir a la camioneta, los botones libres de mi vestido veraniego y cierta colaboración mía volvieron a encender a mi suegro con el espectáculo solo para él de mis intimidades....los tres segundos de la visión enervaron a Arturo quien rápidamente se puso al volante del vehículo y salimos rumbo a la playa "La Isla".

A poco de sortear el tránsito de la ciudad para llegar a la Carretera Panamericana Sur que nos llevaría a destino, no resistí la tentación de ladear mi cuerpo, dejando ver generosamente parte mis muslos y ponderé lo bien que le quedaba a mi suegro el bronceado veraniego que tenía y lo apuesto que estaba Un poco más relajado, mi suegro se atrevió a devolverme el piropo:

Tu bronceado tampoco se queda atrás... Estas muy bonita...

Ya más lanzada le pregunté si realmente él pensaba que era bonita o solamente una mujer guapa. Arturo recorriendo todo mi cuerpo y luego mirándome a los ojos me pregunta:

Te molestaría si te dijera que para mi eres preciosa, una mujer no solo interesante sino genialmente hermosa?

En ese momento tuve conciencia del peligro por el giro que empezaba a tener la conversación, pero aún cuando no deseaba no sé de donde me salió el aplomo para decirle con una voz ronca que delataba mi creciente excitación:

Mira, si eso viniera de otra persona quizá no se lo permitiría. Pero viniendo de ti me siento halagada... raramente halagada....

Alarmada realmente por la pasión que estábamos delatando en nuestro peligroso diálogo, cambié de tema y la conversación derivó a trivialidades y luego al pasar la garita del Kilómetro 20 de la Panamericana Sur, el silencio fue nuestra compañía. Decidí entonces echar mi cabeza hacia atrás y cerrar los ojos simulando dormir. Era consciente que mis muslos se mostraban generosamente a mi suegro y lo era también de las continuas y ardientes miradas que me dedicaba Arturo. De pronto la velocidad con que se desplazaba la camioneta bajó notablemente y ello fue motivo para pretextar que despertaba de un ligero sueño, aprovechando el instante para ordenar mi vestido recatadamente. La carretera hasta ese momento con un tráfico fluido, se había congestionado y los vehículos avanzaban lentamente.

Hacia el lado derecho de la carretera, a la altura de Pucusana se había producido un doble choque y por lo que podíamos apreciar con resultado fatales, la Policía había acordonado el área e impedía que la curiosidad de los choferes congestionara aún más la ruta. En el preciso instante que pasábamos, de uno de los vehículos extraían el cuerpo ensangrentado de una joven...el cuadro era terrible y a mi mente afloraron recuerdos dolorosos y trágicos que creía ya superados.

No pude contener el llanto y una crisis nerviosa hizo presa de mi...Arturo se alarmó y avanzó unos metros más para poder estacionarse en la berma lateral de la carretera..no sabía como consolarme y yo no podía calmarme....me atrajo hacia él, apoyé mi cabeza en su pecho y di rienda suelta a un amargo llanto...recordaba una escena similar cuando Carmen, mi hermana mayor había tenido una muerte así durante unas vacaciones de verano que pasamos en el norte del país, en la Playa Las Delicias cerca de Trujillo. Por mucho tiempo me había sentido culpable de aquella muerte, antes que mi hermana hiciera ese trágico trayecto, nos habíamos enfrascado en una típica pelea de hermanos, así peleadas, molestas nos habíamos separado...cuando la volví a ver ella estaba muerta...terriblemente pálida dentro de un ataúd blanco....era un recuerdo difícil de borrar.

Fui calmando mi llanto y enjugando las lágrimas con el pañuelo de Arturo que en algún momento me había dado...Estaba en sus brazos y mi cabeza apoyada en su pecho...sentía su perfume, su aroma tan varonil, empezaba a sentir estremecimientos y miedo por esa cercanía, nuestros rostros estaban tan cerca...respirábamos el mismo aire y empezó a ser un suplicio no besar a ese hombre...me contuve y le dije que ya me sentía mejor... él echó a andar el motor y controló el volante con la mano izquierda, Arturo mantuvo su brazo derecho sobre mí, su mano acariciaba suavemente mi brazo derecho y suavemente me atrajo hacia él...apoye mi cabeza en su hombro y así sin palabras...sintiéndome protegida...deseada.....hicimos el trayecto hasta la desviación de la carretera para ingresar al balneario donde estaba mi casa de playa. Sin palabras también, el abrazo se deshizo y recuperé mi sitio original. Cuando llegamos a la garita de control, volvimos a ser el suegro llevando a su joven nuera en su exclusiva camioneta Mercedes Benz.

Llegamos a la casa y la alegría de mis hijos al recibirme y enterarse luego que el abuelo Arturo llegaba para quedarse unos días, disiparon las tensiones del viaje y en mi caso aquietar las revoluciones de mis hormonas. Mi madre que estaba en casa con los niños y las empleadas, me recibió apenada porque debía regresar a Lima, para acompañar a mi padre a una visita médica, Lo haría después de almorzar aprovechando el regreso a Lima de una familia vecina. Le dije que no se preocupara pues me acompañaría mi suegro hasta el domingo, ella se tranquilizó y mientras disponía lo necesario para almorzar, me retiré a mi cuarto a ponerme cómoda y cambiarme pues después del almuerzo quería llevar a los niños a la playa.

Después de un ligero baño, me aplique crema al cuerpo, mientras lo hacía, resolví ponerme el más atrevido bikini que tuviera disponible para que Arturo me viera, necesitaba sentirme admirada, amada, deseada por un hombre como Arturo. Las infidelidades de Carlo habían mellado mi autoestima. No se me ocurriría serle infiel a Carlo, pero disfrutaba morbosamente del jueguito que me traía con mi suegro, pero sabía muy bien que él no se iba a permitir nada conmigo ni yo iba a entregarme a él. Esa era la diferencia de tener el "jueguito" entre mi suegro y yo a tenerlo con un extraño que seguramente trataría de pasar a mayores a la primera visión de mis muslos. Escogí uno de color amarillo que me quedaba a la perfección, calcé unas sandalias sin taco, tejidas del mismo color que se amarraban a media pierna a la manera de las vestales romanas y arreglé mi cabello con un pañuelo de seda con predominantes tonos amarillos. Completé mi atuendo con un collar de ámbar natural y un pareo amarillo .... luego de verme al espejo quedé satisfecha con mi atuendo....

Salí de mi habitación en el momento que mi madre llamaba a la mesa. Los chicos jugueteaban en la piscina pues habían almorzado antes, de modo que los comensales íbamos a ser tres: mi madre, Arturo y yo. Hice mi ingreso al comedor y Arturo de solo verme, casi muere del infarto. En un segundo prácticamente me comió con los ojos, pero como siempre disimuló muy bien, de inmediato nos sentamos a la mesa y mientras disfrutábamos del almuerzo le conté a mi madre lo bien que nos habían tratado en el College y la forma como gracias a Arturo habían aceptado a Mario. Terminábamos el postre cuando los amigos con los que iba a regresar mi madre a Lima pasaron a buscarla. Luego de despedirla quedamos en la pieza mi suegro y yo, ahora él se regodeaba mirándome, ya sin tener que disimular....calladamente las criadas terminaron de limpiar todo y se retiraron.

Quedamos frente a frente y por primera vez Arturo me lanzó un apasionado piropo

Patricia, eres una mujer preciosa, realmente hermosa e inteligente, Carlo tiene mucha suerte al tenerte como esposa.- su voz era todo pasión, sus ojos querían taladrar los míos, sus manos temblaban, pensé que iba a seguir, pero quedó callado, sintiendo quizás que se había propasado.

Ojalá tu hijo pensara igual.- fue mi lacónica respuesta.- por un momento una rápida visión de Carlo con sus constantes infidelidades me hizo decir aquello...con nadie había tratado esa situación y pensé que quizá ese era el momento apropiado.

Arturo se extrañó con mi comentario y quiso saber....yo empecé a contarle todo y no se si por la rabia, el despecho, lo ofendida que me sentía, la voz se me quebró y las lágrimas asomaron a mis ojos. Arturo, alarmado, se acercó y se arrodilló junto a mí...al principio no sabía qué hacer...me abrazó y me repetía que lamentaba la mala cabeza de Carlo...no se cómo pero en un instante yo sollozaba en el pecho de mi suegro y él trataba de consolarme sin saber exactamente como. De pronto sentí que su mano izquierda acariciaba la parte externa de mi muslo derecho. Era una caricia suave, protectora que iba desde mi rodilla hasta la cadera...pero no era lasciva...era dulce y lo dejé hacer...me gustaba...era tierna...Poco a poco me fui calmando y Arturo retiró su mano. Ahora ambas manos se centraban en mi cara, la levantó y enjugó mis lágrimas con su pañuelo...en un momento nuestros rostros quedaron muy cerca...sentía su respiración y nos miramos profundamente a los ojos....fueron segundos y luego al verme más calmada se retiró a su silla.....habían sido segundos mágicos...increíbles.

Seguimos charlando sobre Carlo y Arturo me dijo con una seguridad absoluta que no me preocupara, que él se encargaría de hacer que mi marido recapacitara y se dejara de tonterías....A poco de concluir nuestra conversación mis hijos y varios amiguitos irrumpieron en la terraza para pedir alborotadamente permiso para hacer un campamento en el jardín de la casa de uno de ellos...Era el hijo de mi amiga Katty que vive a pocos metros de mi casa de playa....ella que en ese momento entraba patrocinaba con su esposo la aventura de los niños...así que acepté..los niños pasarían la noche en casa de Katty. Mi amiga, aprovecho para invitarnos a Arturo y a mí a tomar una copa a las 6:00 hora en que los aventureros armarían la carpa. Luego de dar el permiso tuve conciencia que esa noche estaríamos en casa además de las criadas .... mi suegro y yo.

A eso de las 3 de la tarde, todos nos alistamos para ir a la playa, los chicos cargaron con todos sus juegos y objetos de playa que pacientemente las criadas llevaron hasta el sito donde habitualmente tenemos nuestros extensibles y sombrillas en esa exclusiva zona. Arturo fue a la habitación de huéspedes a cambiarse y apareció luego, vestía una camisa celeste con finas rayas blancas y short de baño del mismo tono celeste que la camisa, calzaba unas sandalias de cuero y llevaba en las manos unos finos anteojos de sol....así tan bronceado y con ese atuendo juvenil era un hombre que tranquilamente aparentaba diez años menos y el tenue plateado de sus sienes lo hacían peligrosamente atrayente. Caminamos con los niños rumbo al mar y no fueron pocos los conocidos y amigos que saludaban atentamente a Arturo...caminábamos uno junto a al otro, pero a veces yo me adelantaba pues mi hijo menor Dante deseaba llegar primero .... cuando eso ocurría, sentía la mirada de Arturo recorriendo mi cuello, mi espalda, mis nalgas, mis piernas... el cosquilleo de siempre cada vez que sentía los ojos de Arturo sobre mí, se centró en el estómago...como si tuviera una infinidad de pequeñas mariposas revoloteando... cuando esto pasaba, me sentía sensual, deseada..me sentía feliz...así...sin culpas....sin remordimiento.

Llegamos a nuestro lugar en la playa y mis hijos se despojaron de las sandalias y de sus polos y convencieron a Arturo para meterse al mar, éste asumiendo una personalidad juguetona que realmente desconocía se fue con los niños y como uno más empezó a jugar con ellos en la orilla y luego los tres salpicándose con el agua marina se zambulleron en la límpidas aguas del Pacífico. Me sorprendía esa faceta de mi suegro, me enternecía verlo jugar tan feliz con mis hijos....hacía tanto que Carlo no jugaba con los niños. Decidí acercarme a ellos e ingresé al mar y recibí la suave caricia de las olas. Al verme, los ojos de Arturo se iluminaron al "comerme" toda con la mirada. Yo sabía lo bien que me quedaba ese bikini amarillo, lo bien que se ajustaba a mi cuerpo una vez que estaba mojado... quizá debido a ello y para amenguar su ansiedad, Arturo nos avisó que nadaría algunos metros mar adentro y sin esperar respuesta con fuertes brazadas nadó mas adentro.... yo quedé con nadando cerca de mis hijos y luego salí a la orilla con ellos que de inmediato empezaron a retozar con sus amiguitos.

Caminé por la orilla, pensando en la situación que tenía entre manos ¿me atrevería a darle más entrada a Arturo?, ¿Se atrevería Arturo a ir más allá de las simples miradas?.... ¿por qué sentía a Carlo afectivamente tan lejos de mí? Estaba loca...algo me pasaba...no estaba bien coquetearle a mi suegro, en la forma como lo venía haciendo. Estaba en esas cavilaciones, cuando me encontré con una amiga con la que empecé a conversar de trivialidades, mientras lo hacía pude ver que Arturo salía del mar y se dirigía al lugar donde estaba nuestra sombrilla y se tendió en el extensible azul. Terminé la conversación con mi amiga y me dirigí al lugar donde estaba Arturo...al parecer estaba semidormido, el sol le caía de plano y al contemplar al Gran Arturo De La Guardia en ese apacible estado, algo en mí me impulsó a querer tocarlo, poner mis manos sobre su fuerte pecho, acariciarlo....ese deseo se tornó irrefrenable y no encontré mejor excusa que decirle con tono autoritario:

Si te expones así al sol, a pesar de tu broceado, vas a coger una insolación que no te dejará dormir....vamos deja que te ponga un poco de bronceador con protector solar.-

Arturo abrió los ojos se subió los anteojos de sol hasta la frente y preguntó:

¿Es una orden?

Si es una orden sin derecho a réplica.- le contesté con fingida seriedad y procedí a untar mis manos con abundante bronceador que empecé a aplicar en sus hombros y luego en su pecho....el contacto con el cuerpo de mi suegro me hizo estremecer....su cuerpo musculoso, fuerte, vital hizo que nuevamente sintiera un cosquilleo en todo el cuerpo.-

Al parecer lo mismo le ocurrió a Arturo que bruscamente se dio la vuelta y yo terminé de untarle la crema bronceadora en sus amplias espaldas...dándome el gusto de llegar en ese suave masaje hasta el límite que marcaba su short de baño en la cintura. Asustada de mi atrevimiento cesé de seguir con la aplicación y noté que mi suegro había cerrado los ojos y parecía dormir placidamente. Tenía en mis manos la sensación de haber acariciado la piel de Arturo...sentía su vitalidad, su magnetismo....y sintiendo todo ello, conservando la humedad de la crema en mis manos, acaricié mis brazos, mi cuello y piernas, sintiendo morbosamente la piel de Arturo sobre mi piel, mientras miraba el mar y sentía una gran laxitud en todo mi ser.

Caminé hasta la orilla del mar y mientras pequeñas olas mojaban mis pies, aproveché de dar un paseo, sumida en mis pensamientos.... me había excitado tocando a mi suegro, lo erguido de mis pezones y la humedad que sentía en mi entrepierna me lo demostraban. Era la segunda vez en el día que la cercanía de Arturo, su masculinidad, su virilidad me ponían así. Nunca antes, ni aún con Carlo mi marido, me había sentido así. Cada vez que estábamos cerca sentía un constante cosquilleo.... ¿estaba enamorada de mi suegro...?, ¿.lo deseaba simplemente? ¿el jueguito de exhibirme ante él era solo para sentirlo incómodo y deseoso o era la entrada que le daba para él diera el segundo paso...incluso poseerme?. Mi cabeza era un solo de preguntas sin respuestas y el temor de lo que pudiera pasar más adelante, el temor a mi misma empezó a crecer en mi mente. El correteo de mis hijos y sus ruegos de volver casa, me sacaron de esos pensamientos, así que volvimos al lugar donde estaba Arturo y empecé a recoger las cosas que habíamos llevado. Los chicos despertaron a mi suegro y todos nos pusimos en camino de regreso a casa.

Ya en casa, con la ayuda de las criadas bañé a mis hijos y los cambié. Luego llené la tina con agua ligeramente tibia, la perfumé con esencias y me sumergí...quería relajarme...no pensar en ese momento en nada y dejarme flotar....cerré los ojos y un agradable sopor me empezó a invadir.....volaba por los aires, me sentía ligerísima, sin peso ....de pronto...el rostro de Arturo empezó a delinearse...veía su cara de estupor como cuando me exhibía solo para él, sentía peligrosamente su cercanía, De pronto apareció el rostro de Carlo y me sobresalté ...pero el rostro de Carlo no apareció solo estaba muy cerca y feliz con la practicante de Derecho con quien de seguro estaba revolcándose en Buenos Aires, pero toda esa visión me sacó del sopor y con angustia terminé de bañarme y salí de la tina envuelta en mi albornoz blanco que de inmediato absorbió toda la humedad de mi cuerpo. Ya en mi habitación, me tendí en la cama y cerré los ojos y traté de dormir. Fue un sueño ligero, con algunos sobresaltos, abrí los ojos y habían pasado casi 30 minutos. Sentía los juegos de los niños al parecer se estaban divirtiendo con Arturo, ya que también sentía la voz de mi suegro,

Me levanté y vestí, como siempre el color blanco en mi braguita y mi brassier se exhibieron ante el amplio espejo de mi habitación, luego escogí un pequeño short deportivo Addidas que marcaba graciosamente mis formas, la blusa blanca sin mangas se adhería agradablemente a mi cuerpo. Cepillé mis cabellos y los dejé sueltos sabiendo que vestida y peinada así pasaba por una jovencita, como siempre me decían amigas y admiradores....una zapatillas blancas calzaron mis pies y un ligero toque de maquillaje a los ojos y labios me hicieron sentir relajada y libre....finalmente una generosa ración de fragancia francesa completaron mi arreglo.

Salí de mi habitación y la algarabía y risas de mis hijos y de Arturo provenían de la sala....estaban jugando a los escondidos y mi suegro, el recio y poderoso Arturo De La Guardia, parecía un niño más jugando con sus nietos. Me enterneció la escena y dando un tono gracioso a mis frases:

A ver, a ver, a que juegan estos niños ... cuidado con romperme algún adorno eh?

Mami.- suplicó Mario.-juega tu también a las escondidas con nosotros. Mira Abuelo está jugando con nosotros..

Así que el abuelo también está haciendo bulla?,

Si señora.- me dijo graciosamente Arturo.-y no hemos roto nada.- agregó.

. Si mami, juega tu también .-terció Dante.- Mario está contando, escondámonos

. Bien, bien, voy a jugar.- dije resuelta.-.... empieza a contar Mario.

Convencida así por los niños y mientras Mario contaba, todos los escondimos en algún lugar de la casa. Yo opté por hacerlo en un closet que tenemos en el límite de la sala y el comedor y que usualmente sirve para guardar manteles, mesitas auxiliares y alguna vajilla que solo usamos cuando tenemos alguna reunión grande. Por una rendija de la puerta observé que Mario ubicó fácilmente a Dante y al abuelo y al dirigirse a la cocina para buscarme, yo aproveché para salvar a los "ampayados", de modo que nuevamente el pobre Mario tuvo que contar, mientras los demás nos escondíamos.

Yo volví a esconderme en el closet y los demás buscaron sus propios escondites. De pronto, cuando Mario iba a concluir el conteo y empezar la ubicación de los escondidos, sentí que alguien entraba a mi cubículo. Nada más aspirar su perfume supe que era Arturo... al parecer en un primer momento él no pensó encontrarme allí y cuando intuí que iba a hablar le indique con un suave shiiss que guardara silencio. Yo, más acostumbrada a la oscuridad observé a pesar de la penumbra que Arturo oprimía su espalda contra la pared del fondo del closet.....evitando así cualquier contacto físico conmigo.

En la sala, Mario había terminado de contar y empezaba su búsqueda. Yo quise ver por la rendija de la puerta que anteriormente había utilizado, donde estaba mi hijo y el instante que lo hacía el pequeño pasaba cerca de la puerta...yo me retiré y en ese momento así, sin quererlo, apoyé mi espalda en Arturo....sentí que mi trasero rozaba su pubis y quedé paralizada... Era tan estrecho el contacto, que sentí claramente la rápida erección de mi suegro y su palpitante sexo comprimido en la línea de separación de mis nalgas. Luego sentí su abrazo suave y tierno y me dejé llevar por el momento, apoyé mi cabeza en su pecho y me atreví a un ligero movimiento de mi cintura para sentir más su erección....Arturo estrechó su abrazo y sentí que besaba mis cabellos...tuve miedo de voltear y besarlo en la boca, así que abrí la puerta del closet y salí a la sala...dando por terminado el juego, con el pretexto que debíamos prepararnos para ir a casa de Katty....los chicos corrieron a su habitación y yo los seguí. Por dentro temblaba y me asombraba yo misma de mi atrevimiento....era la primera vez que sentía la proximidad de mi suegro y los sentimientos encontrados que tenía, aceleraban los latidos de mi corazón. Preparar las cosas que mis pequeños exploradores deseaban llevar, me tranquilizó.

Listos los niños para su aventura, fui a mi habitación para arreglarme un poco, escogí un vestido blanco de una tela muy ligera, sobre la rodilla y sin mangas que contrastaba agradablemente con mi piel dorada, retoqué mi maquillaje, peiné mis cabellos con una pequeña cola y calcé unas sandalias blancas. Salí a reunirme con mis niños y las criadas en la sala y estaba en eso cuando apareció Arturo. Iba vestido con un pantalón beige y un polo de marca del mismo tono, su aspecto era impecable, por la expresión de sus ojos sentí su aprobación a mi aspecto y al mismo tiempo, raro en él, una actitud cohibida debido al incidente del closset.

Salimos todos incluyendo las criadas en dirección a la casa de Katty que estaba a unos veinte metros de la mía. Era una casa de playa, similar a la mía con un gran jardín posterior, que era el lugar escogido para armar el campamento. Departimos con los anfitriones y tomamos una copas. Sentí en todo momento que Arturo no perdía de vista y aprovechaba cualquier instante para lanzarme esas miradas que solo él sabe dispensarme. Luego salimos dejando a los niños disfrutar de su campamento. Volvimos a la casa y en el trayecto comentaba con Arturo lo lindo que lo iban a pasar los niños y ponderábamos la paciencia de Katty y su esposo.

En casa nos esperaba una invitación que Marcela, una amiga muy querida y vecina nos hacía. Arturo en un primer momento se negó a ir diciendo que esa fiesta era para jóvenes, que fuera yo y que divirtiera. Yo me puse fuerte y le dije que no iría sin él. Además que él no era ningún viejo y que muchas mujeres que yo conozco ya querrían tener algún affaire con él. Esto era cierto, por lo comentarios que algunas amigas me habían hecho, que por cierto a mí me habían fastidiado sobremanera.

Quería ir con Arturo a la fiesta.... no sabía exactamente por qué....pero deseaba que el se acercara a mí y que mejor que bailando...de otro modo no se daría....quería sentir sus manos estrechándome toda, sentir su cercanía....De pronto me arrepentía de esos pensamientos y me avergonzaba...realmente esto se estaba volviendo un lío. Finalmente, Arturo aceptó y cada uno fue a su habitación a arreglarse para la fiesta.

Traté de lucir muy natural y lo logré. Después de un duchazo rápido, decidí ponerme un mini vestido de crepé color palo de rosa que sabía que me quedaba muy bien, sandalias de taco alto del mismo color que contribuía a destacar mis piernas. Antes me apliqué generosas raciones de crema perfumada en todo el cuerpo, el mismo que cubrí inicialmente con un corpiño blanco de encajes de media copa que favorecía mi esbeltez y un pequeño calzoncito de encajes blanco.... mientras me ponía estas prendas y apreciaba cómo me quedaban en el gran espejo, pasaba por mi mente la imagen de Arturo echando abajo esas prendas... Luego de desechar esas imágenes, puse especial énfasis en mi maquillaje y luego me vestí. Antes de salir me perfumé y salí para disponer que las criadas cerraran convenientemente la casa durante nuestra ausencia, Estaba en eso cuando apareció mi suegro en la sala.

Sentí que me comía con los ojos, aunque el resto de su rostro aparentaba una tranquilidad total. Nosotras las mujeres, sabemos cuando la mirada de un hombre nos desviste y se impacta con una bella mujer y eso es lo que pasaba con mi suegro. El estaba muy varonil como siempre y al tenerlo cerca, mis piernas empezaron a temblar, de modo que tuve que hacer acopio de una gran dosis de serenidad para mirarlo sin que se notara mi nerviosismo. Mi estómago empezó a sentir un raro cosquilleo, que aumentó cuando tuve a mi suegro cerca de mí y el aroma de su perfume subió como un licor hasta el centro de mi cerebro.

CONTINUARÁ