Patas Arriba XXI
"Hombre eso es como preguntar si se puede vivir sin respirar" - relato de cosas que pasan...
Pues nada, creo que ya debería eliminar este espacio de mi plantilla... ya casi nunca tengo algo qué decir, salvo que este año sabático ha sido cualquier cosa menos tranquilo, espero os guste jejeje:
Patas Arriba XXI
Iván
- Mi vida, ¿qué hacemos aquí? –él tiraba de mi mano y se internaba entre la niebla, no podía ver nada, ni siquiera a mi Ricar y él no me contestaba, sólo podía reconocerlo por su mano, indudablemente era la suya, además, no permito que nadie más me tome de la mano.
¿Desde cuándo estábamos huyendo? No lo recuerdo, todo el día o incluso más, aunque no recuerdo de qué huimos, ni desde cuándo, ni qué o quién nos persigue, no sé qué sucede, sólo sé que tenemos que huir. Sin embargo acabo de sentir como si mi Ricar se agachase y se detuviera un momento, hice lo mismo, pero ahora todo está oscuro, así que tampoco puedo ver a mi chico, lo bueno es que ahora habló y escuché su bella voz:
Mi Vanya, pronto saldremos de esta bruma y estaremos en problemas: podrán vernos claramente, nuestra ropa no nos camufla mucho así que hemos de ser rápidos, por eso quiero que me jures una cosa -me dijo mi chico totalmente serio.
Te prometeré lo que quieras, eres mi todo, sabes que haré lo que me pidas -fui sincero con él y mientras hablaba tomé su mano y acaricié el anillo, para recordarle lo profundo de nuestro amor.
De eso se trata, Vanya -entonces un rayo de sol atravesó la capa de nubes y por un instante pude ver su rostro, estaba dividido en dos por una herida que habría jurado que fue una bala que lo rozó, pero mi Ricar siguió hablando-, quiero que me jures que si me sucede algo, harás todo lo que puedas para salvarte, no regreses por mí, no busques mi cuerpo, olvida que existo, porque lo único que lograrías es morir tú también. Por cierto, te agradecería si cuidas a Norman por mí...
No podía dar crédito a mis oídos, el amor de mi vida no podía estarme pidiendo que lo abandonase para salvar mi pellejo, de eso nada, no le abandonaría. Mientras me esforzaba por entender se hizo un silencio sepulcral, mi Ricar miró su reloj, hizo un gesto extraño y me hizo señas para que continuásemos. Todavía estaba un poco confuso, pero sabía que si Ricar no hablaba era por algo, así que decidí moverme en completo silencio y pude ver que de muchos lugares subía una especie de humo. Pensé en preguntar qué sería eso, pero no quise romper el silencio y corrí intentando mantener el paso de mi chico y de mis pensamientos. Creí que todo terminaba porque llegamos a un puente y detrás de él se veía un tupido bosque, pensé que o estaríamos protegidos o sería nuestro fin.
Ricar llegó primero al puente, vi que hizo unas señas y noté que algunas personas se preparaban para defendernos, pero contrario a lo que esperaba, usaban ballestas y no armas de fuego, mi novio me hizo cruzar el puente antes que él, al llegar al otro lado sentí su fuerte y cálido abrazo, también un beso en su cuello; la tragedia estaba por ocurrir.
Me volteé a mirar a mi Ricar y noté que tenía los ojos blancos, espuma en la boca y que de su espalda sobresalía una flecha con un penacho verde.
- Veneno anti-gays lo llaman -no era la voz de mi Ricar, era un desconocido-, pudimos evitar todas las flechas mientras cruzabais el puente, esta flecha la traía desde antes, debió ser doloroso, como mínimo le habría obligado a detenerse, aunque debió haberlo derribado, no comprendo cómo llegó vivo hasta aquí, tal parece que deseaba salvarte a toda costa. Por cierto, lo que le dispararon no es más que el mismo veneno que usaban los nativos americanos derivado de las ranas tropicales, nada del otro mundo y mataría a cualquiera, no es porque seamos gays que nos morimos. Pensé que eran leyendas urbanas esto que ahora se nos caza a los gays legalmente, pero tal parece que sí...
Ylian
- Joel, mi vida, levántate, que tenemos que irnos al aeropuerto, ya casi llega mi tío Yuri y le dijimos a la tía Kattia que nos haríamos cargo, ya sabes, con el lío que hay en casa...
En vano intentaba despertar a mi chico temprano la mañana siguiente del último examen final con la peda que conlleva. Pero todo esfuerzo rinde su fruto y finalmente logré despertarle, eso sí, me dijo que después tendría que compensarle el sueño perdido, con lo que me preocupa eso. Lo bueno es que el vuelo se atrasó unos minutos y mi tío no tuvo que esperarnos más de lo normal en el aeropuerto. Al final lo recogimos y nos fuimos a casa de Vanya, que al final de cuentas se quedará allí y fue un muy buen pretexto para quedarme un mes entero en casa de mi novio guapo, todo sea dicho.
Mi tío siempre tuvo fama de retrógrado y anti-progresista en una familia conservadora, lo que ya es decir, pero plantarse en pleno julio de Madrid, con el calor que hace, con el traje tradicional del invierno ruso ya es pasarse tres pueblos. Sinceramente, a veces me pregunto si el tío Yuri es excéntrico o si está chalado, pero dejando eso de lado es una excelente persona, es muy noble y rara vez sale de San Petersburgo, por lo que hasta yo estoy intrigado por lo que estará haciendo tan lejos de casa. En un principio no quiso hablar con Joel, ni en español ni en inglés, sólo quería hablar en ruso, Joel se encogió de hombros y no me quedó de otra que preguntar de todas las maneras que sé tan solo para darme cuenta que no piensa soltar prenda, así que nada, gran parte del viaje fue en silencio.
- Spasiba … digo, gracias –mi tío le dedicó una sonrisa a mi novio cuando le abrió la puerta del coche para que se bajara después de aparcar en el edificio de la tía Kattia. Eso me dejó de piedra, pero tuve que reponerme inmediatamente, porque no teníamos mucho tiempo, pero a juzgar por la cara de gilipollas de Joel, creo que tampoco lo esperaba.
Joel
Esto es más raro que un conejo azul, primero no me hablaba ni quería que entendiera lo que decía y ahora hasta me agradece, en fin, lo que sea, que hay que subir y llevarle a casa de la madre de Iván, con la resaca que me tengo. Tal como pensé, primero verán los asuntos del tío de Ylian antes de considerar desayunar, espero que no me suene la tripa.
Tía, sospecho que lo que tiene que decir el tío Yuri no es conmigo, así que nos iremos a hacer un par de compras y ya luego volvemos para ver si os podemos ayudar con los tortolitos… -dijo de pronto mi novio, lo que me sorprendió bastante, además, todo ese secretismo con esos dos, no sé yo qué pensar, porque ni a mí me quieren decir qué pasa.
Vale, iros por ahí, que ya resolveremos lo demás –fue una respuesta un poco seca, pero bueno, no estoy para cavilar demasiado en nada.
Mi chico me sacó del edificio y me llevó al bar más cercano, pidió mi desayuno favorito, detallista como siempre y me dijo mientras nos servían el desayuno:
- Mi vida, aquí está tu recompensa –mi cara debía ser un acertijo porque de inmediato se explicó-: un muy buen desayuno y yo sin preocupaciones por recogerlo.
Le di un pico de una, no pude resistirlo más y, en cuanto terminamos, le di un buen beso, de esos que salen del alma y antes que alguna indiscreta tuviera un orgasmo imaginando lo que no debía, Ylian pagó la cuenta y me dijo que quería saber de Iván y Ricardo, que seguramente en casa de su tía estarían ya desayunando.
Mi novio conoce bien a su familia, porque cuando llegamos pusieron dos platos más y con todo el morro del mundo nos sentamos a desayunar de nuevo, que con la resaca me da más hambre de lo normal en mí, que ya es bastante. Pero ni Iván ni Ricardo estaban para desayunar con nosotros, yo pensé que habrían decidido que estaba más interesante el dormir que su tío, pero noté que Ylian preguntó en ruso por él, lo sé porque dijo su nombre, pero Pedro se limitó a negar con la cabeza en un gesto un poco sombrío, pero sin abrir la boca más que para comer.
Es una pena que el pequeño Vanya no esté para verte, Yuri –dijo de pronto Kattia, de manera un poco forzada, por lo que pude ver.
Pues sí, pero aunque me habría gustado conocer a su novio, supongo que es algo que no podemos cambiar, no por ahora al menos –dijo enigmáticamente el tío de Ylian- sin embargo, yo vine hasta aquí no por él, sino por Ylian…
¿Por mí? –mi novio estaba tan perplejo como yo, por lo que veo.
Sí, por ti, sabes bien que soy tu padrino y espero que recuerdes bien lo que te dije cuando me contaste que estabas confundido con tu sexualidad, porque quiero hablar de eso.
Mi novio no dijo nada, pero su cara perdió todo brillo, se esfumó su alegría y vi una lagrimita caer de uno de sus ojos. Kattia y Pedro se veían tensos y alerta, dispuestos a intervenir en cualquier momento, pero ver a mi chico llorar es algo que no le pienso permitir a nadie, por muy su padrino que sea, me da lo mismo, mi Ylian sufrirá por las cosas de la vida, pero no por las estupideces de alguien más. Me levanté para dejar en claro que defendería a mi chico donde y cuando sea, pero Ylian puso su mano en mi hombro y por poco no termino en el piso de abajo, así que me tuve que contentar con lanzarle la más ácida de mis miradas asesinas para que le quedase claro.
Lo recuerdo bien, padrino, también puedes notar que ya no soy el niño asustadizo de antes y tampoco estoy solo, tengo apoyo y cariño de sobra. Bueno –suspiró-, entonces te escucharé y terminemos con esto –dijo mi novio, pero la verdad es que su cara me dio un poco de miedo: era oscura, seria, dura, parecía una piedra dispuesta a resistir una correntada de un río, su voz era fría y hostil y no se parecía en nada al chico noble y dulce que amo, me imagino que era así en Rusia donde no se sentía ni libre ni querido, han de ser sus barreras defensivas, he de admitir que aunque se ve hermoso me da más miedo que ganas de estar con él.
Más te vale escuchar, porque no pensaré decirlo más que una vez: lo siento –el tío de mi novio dejó a todos pasmados, Kattia y Pedro se relajaron y mi Ylian puso una cara de sorpresa tal que el cambio era totalmente increíble-. Tenías razón, tú eres quien decide sobre tu vida, no la familia, además tus papás me contaron lo que te hizo el pervertido ese; creo que has demostrado saber defenderte bien tú solo y me has demostrado algo mucho más valioso –el tal Yuri se veía que hablaba con el corazón, aunque me dedicó una sonrisa y un guiño de ojo-, me has demostrado que encontraste el amor de verdad, soportar que no quisiera hablarte, Joel, sólo por estar con Ylian dice mucho de ti y me animó a tener esta charla. A lo que realmente vine aquí es para decirte Ylian que me arrepiento de haber sido duro contigo y haberte hecho sentir odiado, la verdad es otra, te quiero de todo corazón, pero temía que pasaras por lo que pasaste, ahora que ya todo terminó y que tuve que tragarme mis palabras con vodka para que no me destrozaran la garganta, Ylian, ¿recuerdas lo último que te dije ese día? –ahora todo empieza a tomar forma, aunque he de admitir que hay que estar un poco chalado para viajar 4 horas en avión sólo para una disculpa.
Vaya que si lo recuerdo, tío, me dijiste que me dejarías de querer hasta que yo decidiera vivir como una persona normal y que serías muy gráfico cuando pensaras que era el momento –ahora mi Ylian sonreía como antes de lo de Alexei: sonreía por no llorar.
Pues entonces sabrás a que vine –se puso en pie y siguió hablando mientras abría los brazos-: ven y dale un abrazo a tu padrino.
El abrazó duró un par de minutos y supe que mi chico lloraba por cómo sacudía sus hombros, creo que la última barrera, el último dolor, desapareció para siempre y ahora mi Ylian será feliz plenamente. Cuando Yuri decidió que ya era suficiente y se separaron, por fin decidió abrir el abrigo y casi me voy para atrás, porque aunque no sé ruso los colores de la bandera gay eran más que evidentes. El resto del día fue genial, aunque yo seguía con la espinita de no saber nada de Iván y Ricardo.
Ricardo
¿Dónde puñetas estoy? Pues ni idea, sólo una luz tan potente que no me permite abrir mis ojos, los demás sentidos han ido despertando: estoy acostado en un sitio bastante incómodo, duro y lo peor: sin mi Vanya. Huele a algo así como un desinfectante y sólo oigo voces extrañas hablando sobre mí y tenía un sabor amargo en la boca. Hice mi mayor esfuerzo por darles a entender que aquí estoy, pero nada, todo lo que conseguí fue medio mover un dedo, aunque creo que nadie se enteró.
Iván
Vaya, esa pesadilla fue horrible, pero lo peor fue despertar y sentir a mi Ricar totalmente frío y no poder despertarle. Hice lo que pude, me puse un bóxer, le encasqueté uno a él y fui a despertar a mi brat , pero no está en casa. Seré gilipollas, claro que no está, en la mañana llega mi tío Yuri y mi pícaro primo se “sacrificó” para que él pueda quedarse en casa. Nada, a ver, necesito pensar algo pronto… Tavo está de guardia ahora mismo, a lo mejor me contesta. Cuando llegué a nuestra habitación, me encontré a mi chico despierto, todavía pálido, pero ya había reaccionado, primero intenté calmarle, pero él terminó calmándome; nos dimos cuenta que todo estaba bien y entonces sí que busqué mi móvil que estaba en algún sitio de la habitación.
Tavo me dijo que probablemente no era nada, así que a dormir y que fuésemos mañana a primera hora para hacerle algunos exámenes a mi Ricar sólo para descartar.
Ricar
Bueno, soñar que estás medio muerto no es bonito, ni se lo deseo a nadie. Pero al menos sólo fue un mal sueño, aunque abrir los ojos y ver que mi Vanya no está conmigo fue peor que el sueño. Pronto mi novio entró a nuestra habitación, estaba asustado, pero al verme despierto se relajó y verificó que yo estuviera bien, así que lo besé para que entendiera de una vez por todas que sí estoy bien. Ya luego habló con Tavo y quedaron en que me vería al día siguiente, para quedarnos tranquilos y listo.
Apenas amaneció, hicimos café para todos y nosotros no desayunamos antes de irnos al hospital, por si tienen que hacerme exámenes en ayunas o algo, la idea es salir de esto rápido y estar lo más pronto en casa porque a mi Vanya le puede el saber a qué viene su tío y la verdad, la familia rusa de mi chico es la mar de interesante y con lo que cuenta de él, ya me dirás tú si no quieres cotillear un poco.
Tavo
Ese par que van a todo sitio tomados de la mano me recuerdan mucho a mi Dani y a mí de jóvenes, me alegra que ellos tengan la forma de ser libres, porque no importa si puedes ser libre pero no sabes cómo serlo, en fin, a lo que vinieron. Revisé el estado de Ricardo, sus signos son normales. La respuesta vino al hacerle un electrocardiograma y un examen básico de sangre: el pobre chico estaba bastante bebido, aunque no ebrio antes de dormir y el calor le bajó la tensión casi al punto de un infarto, ¿está enfermo? No, pero tampoco debe tentar a la suerte.
Iván, Ricardo, os tengo noticias, entremos a este consultorio –no sé de cuál médico es, ni me interesa, no estaremos más de cinco minutos.
¿Qué fue lo que me pasó, Tavo? –me preguntó Ricardo no más cerré la puerta del consultorio.
Pues en este momento es probable que tengas algo de resaca, imagino que ayer fue tu último examen antes del verano, ¿no? –le dije sin poder evitar una sonrisa y quitándole cualquier importancia al asunto, ya que no la tiene.
Pues sí, ¿fue algo que comimos? –ahora Iván estaba perplejo.
Sí y no, -les dije sin dejar mi simpatía natural-. Veréis, Ricardo, tomaste un poco de más, aunque no creo que te hayas embriagado, pero entre eso y el calor que hizo ayer noche, que fue impresionante, se te bajó la tensión y te desmayaste dormido, bastante serio, incluso peligroso de no haber sido por la pesadilla de Iván que lo despertó y al ponerte el bóxer hizo un cambio en tu circulación y logró que te repusieras. Vamos, que no es nada, pero a partir de ahora, te recomiendo no beber mucho antes de dormir y sería bueno si vuestra habitación es lo más fresca posible, no sé, podéis abrir la ventana o usar un abanico o algo, porque no os recomiendo tentar vuestra suerte.
¿Y sí podemos seguir durmiendo juntos? –dijo Iván con un tierno mohín que me hizo sonreír aún más.
Hombre, eso es como preguntar si podéis vivir sin respirar, ¿no te parece?, –fue mi respuesta-. Ah, antes que os vayáis, una última recomendación: Ricardo, creo que estás en aprietos, esta vez Iván te salvó la vida, así que estáis a pares, por lo que deberás buscar algo más para sobornarle.
Tavo, no seas cabrito, -me dijo el mae con una cara de pillo que no podía con ella-, que ahora tendré que inventarme cómo obligarlo a hacer lo que me dé la gana…
Un beso sería buena idea –zanjó la cuestión Iván mientras que lo besaba y yo no podía evitar una sonrisa.
Edu
Vaya, esto de tener a Jesús conmigo es lo mejor de lo mejor, aunque me preocupaba que no tenía dónde quedarse y pasaba algunos días en casa de Cami y otros aquí, pero, joder, es mi chico, debería poder hacer algo. Sin embargo, hoy mis papás me dieron una oportunidad para hacerlo, aunque no lo sepan. Lo primero, me pidieron que lo invitase a cenar, ahora que tengo 18, los controles sobre mí casi han desaparecido, igual, mis papás están tan agradecidos con Jesús que casi ni tuve que pedirles tenerle confianza. A la hora de la cena, me impresionó que mis papás sacaron la mejor vajilla y pusimos la mesa como si fuese una ocasión importante, no fue una cosa para presumir y poner todos los juegos de cubiertos posibles, sino que según ellos le quieren dar las gracias formalmente.
Estábamos sentados cenando cuando fingí que se me antojó una Coca-Cola y fui a por unas cuantas al frigo porque no llevaría sólo para mí. Repartimos una por cabeza y luego papá empezó con el tonto juego de ver los nombres que ponían las latas (que yo había seleccionado previamente) y en la mía ponía “comparte con tu novio”, mi mamá levantó una ceja esperando qué haría yo, pero tal como tenía planeado, se la di a mi Jesús, quien hizo un curioso gesto, casi una ampulosa reverencia, a mis padres y me besó, pero no en la boca, sino en la comisura, como si pensara besarme en la mejilla pero me moví. Obviamente, eso no se lo creyó ni la servilleta y mis padres se limitaron a decir que podríamos usar la habitación de invitados mientras comprábamos una cama decente para nuestra habitación mañana en la tienda. Mis padres jamás lo tomarían a mal porque ellos me consienten en todo, pero esperaba algún suspiro, un reproche, una mala cara, algo que manifestara algún malestar, pero no, simplemente sonrieron y siguieron comiendo como si fuera lo más normal del mundo que les pidiera permiso para que mi novio viviera con nosotros. No pude contenerme y les pregunté por qué no reaccionaban como yo lo esperaba y me dijeron que una cosa era lo que pensara el psicólogo loco que me cuidaba antes de Javi y otra muy distinta lo que ellos pensaran, al final de cuentas, su empresa fue una de las primeras en enviar regalos y felicitaciones a los empleados homosexuales que se casaban.
Vamos, mis papás siempre han sido muy abiertos, pero yo temía que el psicoloco ese les hubiese lavado la cabeza, pero al parecer no. Y lo de irnos a la habitación de huéspedes es lo más lógico: yo uso una cama casi de niño, hasta me cuelgan los pies, en cambio, en esa habitación tiene una cama queen size y no puede haber nada más apropiado.
Rubén
Hora de volver a las andadas, estos se han creído que iba a cambiar, pero eso son naranjas de la China , no puedo ni quiero cambiar mi forma de ser, y eso es ser travieso. Vale, no mataré a nadie, al menos no a ningún humano, no respondo por vacas, cerdos, pollos ni plantas; pero me gusta hacer bromas y ya me he cortado bastante. Bueno, lo importante es reunir a todos sin que esté Aurora, porque su cumple es en menos de un mes. Al final decidimos arreglar todo por mensajes de texto, así es más complicado que se entere, además, será sorpresa para Ester también, así no le tendrá que mentir.
Ricar
Hoy es un día un tanto curioso, por fin entenderé algunas cosas y es que mis padres y mis suegros por fin lograron cuadrar las agendas y comeremos todos juntos en casa, estamos todos ansiosos, tanto que Ylian quiso huir a casa de Joel, pero mamochka le gritó en ruso que como pusiese un pie fuera podía darse por muerto y mejor hizo lo que los demás: cerrar la boca e intentar no estar muy a tiro de mamochka para ver si se calma un poco. Mis padres trajeron a Norman, como era de suponer, y eso bastó para calmar a mi brat , esos dos se llevan tan bien, que a Ylian se le olvidó cotillear.
Mientras comíamos se vino lo bueno:
- Mamochka –dijo mi Vanya un poco tímido-, hay una cosa que no termino de entender: ¿por qué me aceptaste tan fácil cuando te dije que soy gay y te presenté a mi Ricar?
Mi suegra se estuvo riendo un rato antes de poder contestar:
Vanya, querido, ¿de veras necesitas que te lo explique? -mi chico se limitó a asentir con la cabeza-, deberías haberlo deducido ya, soy rusa, de familia rusa de San Petersburgo, es lo más lógico que reaccionara así; ¿o acaso no conoces la historia de nuestra ciudad?
Antes que digas nada, Vanya –intervino el tío Yuri-, creo que Kattia habla de cuando San Petersburgo se llamó Petrogrado y también del sitio de Leningrado, no de Madrid y si tenemos que explicarte lo que pasó el pueblo ruso durante buena parte del siglo XX, tendrás una buena bronca.
Es cierto, conozco la historia, no hace falta que me recordéis la Revolución Bolchevique ni el sitio de Leningrado, ya es suficiente lo que he estudiado, tío Yuri, pero aun así, mamochka siempre fue muy rígida en cuanto a lo de la ley rusa en casa y sobre todo con la ley Putin, yo hasta llegué a pensar que simplemente no podía aceptar la homosexualidad y que esa ley le dio el pretexto para dejarlo salir –mi novio se sinceraba y menos mal, porque hace mucho yo quería saberlo.
No, mi niño, de eso nada, nunca he tenido nada contra la homosexualidad, de hecho, yo ya lo sospechaba de ti, esa homofobia que dices no era más que un intento de dos cosas: por un lado, obligarte a hablar y, por otro, obligarme a creer que una ley… una ley… -mi suegra no sabía cómo calificarla sin decir que era una estupidez.
Te ayudo –intervino Yuri-: una ley mierda.
Pues eso, que conste que no lo dije yo –dijo mamochka mientras todos nos reíamos.
¿Sabes, mamochka? Esa táctica no te funcionó, lo que lograste fue meterme miedo y que buscase ayuda fuera. Aunque curiosamente Javi me dijo que lo soltara todo, que lo que dice la ley es que no se puede decir a los niños que ser gay está bien, pero no dice nada de decir serlo. Según Javi, si eras tan obediente a la ley, si yo dijese algo, no podrías decirme nada ni hacer nada en consecuencia, porque era tocar el tema con un menor de edad, ya había pensado hablar contigo cuando lo de las pastillas y bueno, las cosas se dieron solas, aunque debo admitir que todo fue porque mi novio se atrevió a decirme lo que sentía por mí, yo nunca me habría atrevido a nada...
Claro que te habrías atrevido, no eres un cobarde, pero bueno, es que el balde de agua fría que fue imaginarme que Iván fuera feliz sin mí y encima la llamada porque estabas entre la vida y la muerte a menos de una semana que dejaras la silla de ruedas fue demasiado para mí –me sinceré.
¿Sabes, Ricardo? –intervino mi suegro-, Iván nunca había tenido amigos de traer a casa, ni que lo mimasen como lo hacías tú, mira que comprarle sus revistas y prácticamente ser el motor de su silla de ruedas…
¿Era para eso el dinero que nos pedías? –se asombró mi papá-, ya decía yo que no podían ser tantos trabajos grupales…
Pues sí, para eso era, pero, ¿me habríais creído? –le contesté con una sonrisa.
Hermano, hasta yo sabía que te interesaba alguien –me dijo Norman con una sonrisa de alegría que se me clavó en el alma-, ¡que te conocemos de toda la vida, no hace falta que disimules!
Hablando de eso, -Ylian cortó el rollo- ¿cómo es que habéis cambiado de idea sobre Ricardo? Digo, entiendo que vuestra reacción lo mandase a Finisterre, pero el cambio siempre me pareció muy brusco y ya que estamos preguntando cosas…
¡Serás cotilla! –le reprochó mi Vanya con una cara de curiosidad que dejaba entrever exactamente lo contrario a lo que decía-, aunque, siendo sinceros, yo también quiero saber.
Bueno, creo que yo tuve algo que ver en eso –intervino mi hermano y ahí me quedé flipando-, a mí me afectó mucho que estuvieras fuera de casa, especialmente cuando estabas lejos y no tenía cómo saber de ti, yo me la pasaba triste y a veces lloraba, por lo que cuando papa y mama llamaron para ver cómo estabas, realmente lo que querían era ver si podías volver a casa, lo que no sabíamos era que ya habías vuelto. Cuando nos lo dijeron, casi me vuelvo loco: no tenía idea de dónde estabas ni sabía nada de ti, yo te echaba mucho de menos y ni siquiera podía imaginar dónde estabas, hasta que un día te vi pasar por la calle con Iván y me calmé mucho, porque te veías contento, pero igual yo me moría por abrazarte, hasta el día que nos vimos en el Mercadona –no me esperaba que mi hermano la hubiera pasado tan mal y aunque a mí ya no me importaba lo ocurrido, me dolía mucho ver lo que había sufrido mi hermanito y supongo que mi gesto cambió mucho, porque mi Vanya me puso una mano en la pierna (para que nadie lo viera sobre la mesa) y volví a calmarme, este amor que provocó ese dolor a mi hermanito, es el que nos tiene hoy unidos, así que no puedo quejarme.
El día del Mercadona pensamos en decirte algo, pero la verdad, no sabíamos qué pensaba Iván de nosotros y nos dio miedo provocar una pelea, preferimos verte a solas, lo que parece haber sido un gran error, pero lo hecho, hecho está –mama continuó la historia.
Ver el dolor de Norman fue lo que nos abrió los ojos mucho más que lo que nosotros mismos estábamos pasando, no es posible que una religión que se supone que te une a un Dios que es amor te haga sufrir tan tontamente y nos dimos cuenta que ya habíamos perdido un hijo y estábamos matando al otro –aclaraba papá-. Algo no estaba bien y nos dimos cuenta que era nuestro enfoque de las cosas, bien dicen que nada es blanco o negro, sino que hay mil tonos de gris… -terminó papa con una sonrisa de disculpa que le salía del corazón.
Pues al menos ya todo se solucionó –Norman sonreía alegremente de nuevo-, me encanta que estés de regreso, Ricardo, pero me alegra más que en lugar de un hermano ahora tengo dos que me consientan y a quienes querer.
Pese a que me moría de ganas de abrazar a mi hermano como disculpa por todo lo que había pasado, no fui lo suficientemente rápido y cuando reaccioné el niño se había levantado de mi lado y se había colocado entre Vanya y yo para abrazarnos a cada uno con un brazo y luego volvió a sentarse como si lo que hubiera hecho fuera su máxima felicidad. Vamos, que no puedo pedirle más a la vida.
Ylian
El mes que el tío Yuri planeaba estar aquí terminó y ahora debía regresar a su casa, debo reconocer que fue poco lo que estuve en casa de mi chico, porque mi tío es una gran persona cuando está de buenas y este mes pareciera que estaba sólo para mí, supongo que sería el remordimiento. La verdad es que la pasamos genial, salimos por casi todo Madrid, no creo que dejáramos un restaurante, cine, teatro, museo o jardín sin visitar, cosa curiosa, siempre pensé que los museos eran aburridos, pero, por lo visto, todo depende de la compañía, mi tío Yuri es una enciclopedia de historia andante, da igual el período o cultura, él lo sabe, aunque no toca el tema del sitio de Leningrado, creo que aunque él todavía no nacía, pesa demasiado en su ánimo, igual que con la tía Kattia o con mis padres, yo no dejé que me afectara y Vanya creció lejos, así que supongo que por eso somos un poco más alegres.
Sin embargo, mi tío Yuri tenía una última sorpresa reservada: antes de irse me dio un sobre sellado y me pidió que no lo abriera hasta estar Joel y yo solos sin que nadie nos molestase. Finalmente se metió al aeropuerto para subir a su avión y nosotros nos regresamos a casa. Joel decidió que comeríamos en su casa porque quería cocinar para mí y yo decidí dejarle hacer, he descubierto que esos detalles son mimos que no empalagan y que disfruto mucho más.
Cuando llegamos a su casa nos llevamos una buena sorpresa porque no había nadie, al parecer decidieron salir a pasar el día fuera de casa y eso nos daba total y plena intimidad. Era el momento perfecto y Joel me lo hizo saber, así que saqué el sobre de mi bolsillo y lo detallé un poco más: era un sobre antiguo, tendrá unos setenta años y pesa bastante, no tengo idea de lo que es, pero la curiosidad y la ansiedad me está matando. Para colmo, está sellado y tuvimos que recurrir a un abrecartas del abuelo de Joel para no correr riegos.
Finalmente pude abrirlo y flipé a colores: era una vieja medalla rusa y en la inscripción se leía “al gran valor y por no desfallecer”. Resulta ser el reconocimiento que se hizo a los civiles que sobrevivieron al Sitio de Leningrado cuando la URSS declaró a la ciudad como Ciudad Héroe, sé que era el mayor orgullo del abuelo y lo más preciado de mi tío Yuri, que incluso conservaba el sobre original en que fue entregada. Eso sí, mi tío me puso una nota en el sobre que ponía: “ esto es para ti, te lo has ganado y no hay nadie mejor para guardarlo que tú ”. Supongo que es hora, al igual que Joel, de asumir la tradición y la historia familiar.
Ramón
Cami, ¿estás seguro que tengo que leerme todos estos panfletos y publicidad? Vale, sería buena idea elegir una facultad, pero no entiendo por qué no puedo ir a la misma universidad que tú…
No te pongas así, mi vida –me dijo mientras me daba una de sus mejores sonrisas acompañadas de un tierno beso en mi mejilla-, no has querido decirme siquiera cuáles carreras te interesan y mi universidad no es de las más variadas, sólo quiero asegurarme que estudies algo que te guste de verdad y no que elijas sólo para estar conmigo.
No te preocupes, mi vida-, le dije mientras me levantaba del sofá-, todo está ya decidido, quería darte la sorpresa, pero mañana me matricularé, aprovecharé que mañana mismo empieza el plazo y así no me quedo sin cupo, porque es una carrera saturada –ahora le sonreía mientras le guiñaba un ojo y terminaba de preparar lo que llevaríamos a casa de Joel para el cumple de Aurora.
Cami
Este se tiene un secretismo como si no si pudiera saber que pretende estudiar abogacía y trabajar con mi tío Anderson, para poder ayudar a la gente que de veras necesite a un abogado aunque no pueda pagarlo, en fin, le seguí la corriente y me dejaré sorprender. Por lo pronto, lo apremiante es que ya casi llegan Iván y Ricardo a por nosotros y todavía no está la empanada que pensaba llevar.
Al fin la puñetera empanada salió del horno y, cuando logré que encontrar algo para llevarla sin desmoldarla antes que se enfríe y hacer un desastre, llegaron los chicos y subimos todo al coche y nos fuimos. Soy un poco despistado, pero creía haberme callado el que usé una de las recetas de mi papá Fran, al parecer no, porque tuve que multiplicar las manos para que la empanada llegase entera y en una pieza.
Aurora
Oye, guapa –me encanta recordárselo-, ¿de veras los chicos quieren que comamos juntos? Digo, normalmente es cenar…
Jopé –ya se lo he preguntado unas doce veces hoy, supongo que está perdiendo la paciencia-, tienes los mensajes en tu móvil, míralos por ti misma si no me crees.
Ester, mi vida, perdona, no es que no te crea, es que sabes qué día es hoy y no me gustaría estar con nadie más que tú.
Bueno, pero si los chicos sólo quieren tomarse algo como un buen chapuzón en la piscina del Joel, ya sabes que desde que presentó a Ylian como su novio siempre nos dejan tener la casa para nosotros solos sin problema, se ve que confían en Joel, pero bue, sólo vamos, estamos un rato y ya cuando se pongan en plan de piscina, si estás muy desesperada, nos venimos –se ve que quiere ir, vale, le daré el gusto.
¿Desesperada o cachonda? –le dije con un guiño travieso.
Ya me dirás tú…
Iván
Estas dos se ve que se les olvidó que habíamos quedado, porque ya casi tienen una hora de atraso, pero en fin, ya tenemos todo preparado y ya mi Ricar y yo llevamos a Ylian a casa de su novio, preparamos todo y regresamos a esperarlas, pero mi chico guapo ya se está aburriendo y yo también, así que aunque puede que después me arrepienta, creo que le daré un buen beso, lo más que puede pasar es que nos vean las chicas, no creo que pase ningún policía y si pasa, el coche está aparcado y apagado, así que no rompemos ninguna regla, creo.
Estaba yo muy ocupado entre los labios de mi chico guapo cuando sentí unos golpecitos en la ventana y juraría que oía unas risitas, así que me separé de mi novio, nos reacomodamos las camisetas, porque hubo varias caricias subidas de tono y sólo entonces me volví hacia las chicas, si hubiera sido un policía, habría golpeado más, así que estaba tranquilo. Debo admitir que Aurora estaba más que impresionante, tanto que Ester, aunque bien vestida, parecía un guiñapo, pero en fin, al final me decidí a abrirles el coche y salimos pitando a casa de Joel, que deben estar viendo elefantes morados del hambre.
Cami
Ramón, despierta, guapo, que tenemos que estar en casa temprano –intenté despertar a mi novio que dormía como un hermoso ángel en una de las habitaciones de casa de Joel.
Vete a hacer puñetas, anda, que la juerga fue demasiada, déjame dormir –vaya, alguien está con una resaca de narices.
Te dije que no te tomaras esas cervezas de más –le dije mientras le besaba un poco-, recuerda que tenemos visita hoy.
¡Coño! –mi novio hasta se sentó de la impresión-, si hoy vienen tu hermano y tu cuñado a comer y en casa no hay ni migas de magdalenas…
No te preocupes, todo está listo, sólo tenemos que llegar a tiempo –intenté tranquilizarlo.
Mi chico se vistió a una velocidad impresionante, bajamos a desayunar como si de verdad fuera tarde y al despedirse pude ver que le hizo señas a Ricardo para tranquilizarlo, imagino que ayer le contó el plan para que le explique hoy a los demás, bueno, lo mismo da.
Para hoy tenemos una visita importante: mi hermano y mi cuñado. Desde que nos conocimos y nos hicimos a la idea de tenernos el uno al otro, mi hermano se ha incorporado a mi vida de una manera total y es justo con él que conozca mi casa, así que decidimos invitarle a comer. Por supuesto, mi papá Fran preparó la comida, para que sea de lujo, el tío Anderson y el tío Tavo se encargaron del vino y las bebidas, mientras que el tío Javi se hizo cargo del postre, me hace mucha gracia que se preocupen tanto porque entre mi hermano y yo todo sea perfecto, incluso lo más sencillo, porque yo sólo le pedí a mi papá Fran que me preparara una lasagna de esas geniales que hace y que a mí no se me dan del todo. Al final llegamos todos a nuestro piso al mismo tiempo y al menos no tuvieron que esperarnos, preparamos todo y, justo cuando el tío Tavo me daba un gran abrazo de despedida y buenos deseos, me llegó un mensaje de Lucas diciendo que ya estaban en camino.
Al poco rato sonó el telefonillo y Ramón no se molestó en siquiera preguntar, nada más abrió y poco después, vivimos en un primero, sonó el timbre de la puerta, abrí y me llevé una sorpresa: era Didier, pero solo.
Hola, cuñado, pasa, ¿y mi hermano? –lo recibí con un abrazo.
Hola, Cami, ya viene, se quedó en el chino comprando chucherías para el aperitivo… -empezó a explicarse.
Joer –le reprochó Ramón mientras le daba dos besos-, dos hombres vivimos aquí, si algo hay son cosas para picar, haber venido directamente…
Vale, pero querían tener el gesto, no seas cabrón –le reproché en broma mientras nuestras manos se entrelazaban.
Pues se trata de eso, bien sé que no hacía falta traer nada, pero quería hablar con vosotros un momento sin él, hay algo que me preocupa sobre mi novio…
Continuará...
Después de mucho más tiempo del que pensaba, por fin logré terminar este capítulo, no seáis crueles conmigo por la primera escena, cuando la escribí estaba leyendo Los Juegos del Hambre… además, quería probarme que todavía me salen las escenas tristes, en fin, aquí tenéis, ahora yo espero vuestros comentarios y valoraciones, para saber si continúo esta historia o no…
Nota aparte: por algún motivo el servidor de correo que usaba antes fue cerrado, por lo que me hice un correo nuevo, está en mi ficha de autor: [email protected]
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