Patas Arriba VI
"Ya quisiera yo poder ser así de libre " relato de cosas que pasan...
Por fin, aquí tenéis la sexta parte de esta serie, tal como pedisteis, menos narradores, pero no puedo desaparecer personajes tan fácil, además, ya firmaron un contrato y debo cumplirlo jejeje
Patas arriba
Iván
Mamochka, había una carta para ti en el buzón, es del primo Ylian, aquí está y te recuerdo que hoy cenaré con don Dani y su amigo Fran, que quieren hablar conmigo.
Spasiba, Vanya –me agradeció mamochka en ruso-, veamos qué dice Ylian… -abrió la carta, la leyó y con una sonrisa me dijo-: tu primo vendrá a pasar las vacaciones de Semana Santa, llega el viernes… -hizo cuentas-, tenemos tres días para prepararnos. Vanya, hasta que no sepamos lo que piensa de la homosexualidad, mejor que no te vea besarte con mi yerno, no sea que pasemos un mal rato, no quiero que paséis por eso, hacéis bonita pareja, al final de cuentas.
Gracias, mamochka, se lo diré.
Continué con mis obligaciones de ese día y luego me fui a cenar con Dani y su amigo Fran, a ver qué me querían decir. Resulta que para evitarle problemas a Dani en el insti, nos vimos en casa de Fran, que por suerte no está tan lejos de la mía, y me dijeron que el dueño de casa fue quien preparó la cena. Tuve que felicitarle: nunca había probado una comida tan buena en mi vida, vamos, que me puse morado.
Dani, Fran, en el hospital habéis dicho que queríais ayudarme, así que supongo que querréis decirme algo, ¿no?
Bueno… no exactamente –empezó Dani-, la verdad, no sabemos lo que sientes, ni sabemos cómo ayudarte, aunque creo que tal vez el conocer a dos personas que llevan con sus parejas 16 años, que saben lo que es amar en silencio y el rechazo familiar o luchar contra la muerte y el SIDA, tal vez te pueda ayudar de una u otra manera.
Luego Fran me contó toda su historia con Luis: los años de amor en silencio, el rechazo de su madre, la adopción de Cami, sus aventuras con sus amigos, en fin lo que sentó las bases de lo que ahora es su feliz familia y que son básicamente, amor y respeto.
Después le tocó el turno a Dani, él me habló del miedo a no encontrar el amor, de la llegada de Tavo desde su país, la lucha de ambos contra el SIDA, cómo Tavo casi se muere, la adopción de Joseph, cómo la familia de Tavo le buscó para reconciliarse y, creo que lo que más le dolió, el que lo rechazaran como periodista por ser gay. Aquí intervino Fran y me contó cómo lo enfrentaron entre todos, como ninguna de las dificultades era de alguno en específico y cómo las alegrías se gozaban entre todos. Fue entonces cuando Dani decidió contarme el por qué el nombre de Rut significa tanto para ellos: era la prima de su mejor amiga y murió en un aborto clandestino, su último deseo era que quien encontrara su cadáver, según dijo ellos dos, sus esposos y la amiga, pudieran encontrar el amor y ser felices; por eso, cuando mencioné su nombre, ellos de inmediato decidieron hacer lo que podían, porque su nombre les recordó que ser felices ellos incluye que los que los rodean sean felices.
Su historia me llegó dentro, muy dentro, tal vez fuera cierto eso de que necesito que la voz de la experiencia me guíe, lo que sí sé es que su vida me marcó, jamás pensé que mi profe de historia hubiera pasado por tantas cosas, especialmente de tener los cojones de empezar una relación con alguien que tenía una enfermedad que podría causarle la muerte en cualquier momento, enfrentar su enfermedad y vencerla. De verdad no entiendo por qué a Dani no lo dejaron seguir de periodista, pero gracias a eso hoy tengo una luz que me guía en mi propia lucha contra una sociedad que no siempre me acepta y un futuro que sin lugar a dudas es incierto. Al llegar a mi casa fui directo a mi habitación, ya era un poco tarde, y llamé a mi Ricardo (cómo me gusta decirlo) y de inmediato me contestó:
Hola, Vanya, ¿dónde estás, guapo? –me saludó.
Ricar, mi amor, acabo de llegar de casa de Fran, el amigo de Dani, todo de lujo, ¿tú qué tal?
Vanya, -me lo dice cada que puede porque sabe que me hace sentir especial-, yo también acabo de llegar a casa, sabes que por la situación de Dani no podía ser en su casa, así que a mí me llevaron a casa de Javi, ¡yo no sabía que Tavo tuvo SIDA! Luis me contó lo que es educar a un niño él y Fran como pareja, además Tavo me contó de una vez que Dani casi lo mata por ponerle el cuerno, ¡cómo nos partimos de risa! Pero lo más fuerte fue lo de Rut, casi me hacen llorar con la historia, cari, -sollocé un poco, la verdad es que sí que era fuerte-, ¿estás, bien Vanya?
Sí, Ricar, estoy bien, es sólo que la historia es demasiado fuerte y me dejó hecho polvo… -entonces me acordé de Ylian y la advertencia de mamochka-. Guapo, tengo que contarte algo: en tres días llega un primo de Rusia, viene a pasar la Semana Santa, mamá decidió no cambiar los planes, porque dice que no es justo contigo, pero como no sabemos si es homófobo o qué, sí me pidió que nos cortemos un poco con los besos y tal frente a él, al menos mientras lo averiguamos, para no pasar un mal rato, más que todo, ¿vale?
Va, pero en privado… ya sabes, ¿no? Cada mochuelo a su hoyuelo, digo yo –me dijo pícaramente.
Eso depende de cómo te comportes, guapo –le insinué.
Comentamos un poco más lo que nos habían contado esa noche, nos despedimos y me acosté a dormir, que mañana hay clase y a como bebió Dani no creo que esté muy de buenas.
Cami
- Ester, Pedro, gracias por venir, sé que no os conocéis de nada, pero quiero confesaros algo… -como todas las noches, justo en este momento del sueño, que podría haberme dado pistas de cómo hablar con esos dos, sonaba el puto despertador y todo se iba a tomar por saco, así que nada, a levantarse y a pasar todo el día tratando de idear algo.
Ya en la facultad, el día fue tan coñazo como siempre, por lo que estaba deseando irme y dedicarme a cosas que más me interesan en este momento, justo en la última hora, me entró un SMS de Ester: “ te veo en la cafetería ”. Al terminar la clase, me dirigí hacia allí y le encontré sentada a la mesa con una chica muy guapa, mediría 1.70 o así, de complexión delgada, bien proporcionada, pero sin exagerar, un cabello de esos que puedes pasar horas acariciando ondulado de un castaño oscuro muy bonito y que le llegaba hasta los hombros, de piel morena, su rostro ovalado combinaba perfectamente con sus ojos verdes de pestañas largas y sensuales, de nariz recta y su boca pequeña, con el labio superior delgado y el labio inferior más carnoso.
Hola, Cami, siéntate –me saludó sin un beso ni nada.
Hola, ¿cómo estáis? –saludé mientras me sentaba.
Eso ya lo veremos –creo que a Ester le pasa algo-, esta es Aurora, es compañera mía en la facultad de medicina.
Encantado –dije de inmediato, en este caso era verdad, es una chica muy guapa.
El gusto es mío –me respondió muy cortés.
Cami, verás, lo he estado pensando mucho, no ha sido una decisión fácil, pero tenía que elegir –Ester estaba muy nerviosa, tanto que sus finos labios temblaban un poco y sus hermosos ojos azules estaban vidriosos, como si evitara llorar-, creo que deberíamos dejar las cosas hasta aquí, te voy a ser sincera: tú eres un chico listo, tremendamente guapo y siempre fuiste detallista conmigo, creí que podríamos intentarlo, pero la verdad, a nivel sexual, me llama mucho más la atención Aurora que tú, y no es que seas feo, o hayas hecho algo mal, sino que creo que soy lesbi, igual no estoy segura, hasta ahora no me lo había planteado, pero eso explica por qué cuando estamos juntos siento que algo falta, así que creo que mejor lo dejamos y somos amigos como siempre, ¿qué dices?
La verdad, no me lo esperaba, Ester, pero si ha de ser, que sea, es mejor que tengamos un bonito recuerdo el uno del otro y que podamos ser amigos, a terminar mal y no poder ni compartir ascensor, deseo que os vaya bien, de verdad, yo tengo que irme, necesito asimilar bien lo que me has dicho, pero somos vecinos y tienes mi número, cuando necesites algo, me das un toque, ¿va?
Gracias por comprendernos, Cami –me dijo Aurora, que evidentemente estaba allí para darle apoyo moral a Ester-, y no te sorprendas si la vida te tiene alguna sorpresa interesante allí fuera, que cuando uno es majo, los demás son majos con uno y todo va bien.
Me despedí de ellas, me acerqué a la caja, pagué sus cafés como gesto de que no hay problema entre nosotros, y me fui de allí, algo me decía que esta tarde también la pasaría en el Retiro, tirado bajo la sombra de un árbol, acostado directamente sobre el césped y pensando sobre todas estas cosas que me pasan, buscando entenderme y así luchar por mi felicidad.
Iba saliendo del campus cuando la sorpresa número dos del día apareció por la calle: por la acera de enfrente, de modo que no se dieron que yo pasaba por allí, iba caminando Pedro, pero no iba solo, iba con una chica de la mano y por la cara de ambos, habría jurado que salían, además que eso explicaría por qué no me volvió a coger el teléfono.
Ricardo
Menos mal que papá me acercará hoy al insti, porque ya se me hizo tarde y encima tengo que hacer maleta porque desde hoy dormiré en casa de Vanya, pasaremos la Semana Santa en su casa, bueno, sacrificio no es, pero igual requiere tiempo.
Llegué a tiempo a clases, por lo que no tuve que aguantarme la bronca de Dani, con quien teníamos clase a primera hora, aunque me pareció que me sonrió con complicidad cuando me vio llegar con la mochila extra con la ropa, creo que él entendió lo que pasaría hoy… y lo que seguiría pasando hasta el fin de las vacaciones.
Llegamos a su casa, comimos con Maripaz, dormimos una buena siesta abrazados, que total, para el plan que tenemos para la noche, necesitaremos fuerzas. Cuando llegaron mis suegros de sus trabajos, nos dispusimos a preparar la cena, ya que Maripaz había pedido permiso para salir. Realmente quien hizo todo fue mi suegra, que hizo unas costillas con salsa barbacoa que le quedan de rechupete mientras don Pedro, Vanya y yo intentábamos no estorbar, pero en cuanto entrábamos a la cocina, nos sacaba a gritos, ni modo, nos servimos unas cervezas y nos pusimos a ver la televisión. Durante la cena:
Mamochka –mi suegra me había obligado a tratarla como Iván, no podía decirle suegra ni mucho menos llamarla por su nombre, Ekaterina, decía que un yerno es como un hijo-, me contó Vanya que un sobrino tuyo viene de Rusia mañana…
Es cierto, –me confirmó Ekaterina-, Ylian llega mañana, me imagino que mi querido Vanya te dijo que me parece más conveniente que digamos que eres un amigo de Iván hasta que sepamos si es homófobo o no, especialmente con la nueva ley que hay allí… así que no seáis muy acaramelados enfrente suyo, para que no os haga pasar un mal rato, ¿te parece?
Estoy de acuerdo, me parece prudente, mamochka, aunque me imagino que se preguntará por que yo y no él es el que comparte habitación con Vanya, digo, siendo él el primo y tal…
Eso es fácil: tú eres un amigo tan cercano que me dices “mamochka”, un ruso ve eso y entiende por qué eres tú el que comparte habitación con él: es una amistad que ha llegado a ser hermandad, aunque en vuestro caso es mucho más, pero no se lo diremos de entrada.
Ahí quedó la conversación, por lo visto, aunque Ylian solía venir a pasar las vacaciones de verano y habla perfectamente español desde hace un par de años dejó de venir, por lo que no saben lo que piensa realmente sobre este tipo de temas. Pero la conversación se me hizo corta, porque estaba ansiando por primera vez en mi vida irme a la cama.
Ya en la habitación, como siempre, mi Vanya puso el pestillo y como sabíamos lo que queríamos hacer, nos empezamos a desnudar y pronto nuestros torsos lampiños se rozaban mientras nos besábamos, y cómo me gusta besarlo, mientras nuestras manos descansaban en la cintura del otro disfrutando el momento. Sin embargo, nuestros penes despertaban, querían un poco de atención y desde que probé el pene de mi Vanya, quiero repetir, algo tiene ese falo, quizá su forma o su sabor, que me tiene loco y quiero comerlo de nuevo.
Con eso en mi cabeza, mis instintos y mi pasión se apoderaron de mi cuerpo y pronto besaba su cuello y acariciaba su pene, luego besé sus tetillas, su vientre plano, seguí el caminito hasta su pene y finalmente pude degustarlo, Vanya ya gemía y yo era feliz viéndolo gozar, además que su cuerpo emana un atractivo, me imagino que tiene que ver con su personalidad, pero a mí me parece guapo.
Vanya ya estaba por acabar cuando me interrumpió y me dijo que no quería correrse todavía, que esta noche sería completa. Yo temía que llegara este momento y no me sentía preparado, nunca había estado con un chico, ni había tenido sexo anal con una chica, sé que puede ser muy doloroso y no quiero que mi Vanya pase por eso, más que me confesó que es virgen, quiero que sea especial para él, como esta noche lo es para mí.
Iván entonces me dijo que tenía una fantasía para su primera vez: nada de látex, todo natural, sin condón y que acabara dentro de él. Suspiré aliviado. Pensaba darle eso, aunque no sabía cómo decírselo, quería que fuera inolvidable para él y lo haría, le cumpliría todos sus deseos. Le dije que no podría penetrarlo sin lubricación, así que necesitaba que se pusiera en cuatro para poder prepararle el culito, me dijo que lo haría, pero no sabía cómo entrarle, la verdad es que ese culito firme, redondito y rosadito me apetecía mucho, pero nunca me había comido uno. Nunca he visto porno gay y los heterosexuales que he visto tener sexo anal eran unos bestias que metían el pene sin más, lo que generaba gritos y aullidos de dolor y no quería eso para mi Vanya, quería que lo disfrutara, que se sintiera totalmente mío como yo era suyo. Sabía que tenía que depositar saliva, pero no le iba a escupir sin más, así que decidí saborearlo un poco, primero un beso, sabía muy rico, además, sus nalgas me provocaban besarlas y hasta darles suaves mordiscos, pronto el deseo fue guiando mi cuerpo para que Iván gozara tanto como yo y a la vez ir depositando saliva mientras estimulaba su esfínter, que dócilmente se iba dilatando, aunque a mí me gustaría que fuera más rápido, pero la verdad su culito sabía tan bien que podía seguir allí y a juzgar por los gemidos de Vanya, lo gozaba tanto o más como quería hacerlo.
Finalmente creí que estaba listo y mi pene estaba ya a reventar, no lo había tocado, pero estaba en su máxima excitación y salían gotitas de preseminal de él. Vanya me pidió que lo hiciera de una vez, que no quería esperar más y lo complací. Puse mi glande en la entrada de su ano y fui empujando, poco a poco, con paciencia, me detenía cada vez que notaba que se tensaba para que se acostumbrara a mí y le preguntaba si estaba bien, él sólo me respondía que sí, pero que quería sentirme totalmente dentro, entonces le besaba la espalda y lo intentaba un poco más. Cuando me di cuenta, estaba totalmente dentro, estaba tan atento a no hacerle daño, que no percibí lo rápido que iba, sin embargo, cuando sintió que ya estaba totalmente dentro, me dijo que era el mejor momento de su vida, que por fin se sentía plenamente feliz, que lo que más había querido desde el accidente era este momento. Tuve que inclinarme sobre él y besarle, fue demasiado tierno.
Cuando sentí que su esfínter no luchaba por sacarme de él, empecé a moverme, un mete-saca profundo, lento para que lo disfrutáramos, me recosté sobre él para que nuestras pieles se rozaran lo más posible, me encanta el sentir su piel suave contra la mía y sus suspiros de placer me calentaban todavía más. Después de un rato me pidió cambiar de posición, dijo que quería besarme mientras estaba dentro de él, aunque no me hacía gracia, saqué mi pene de dentro de él, me sentía extraño, pero quería complacerlo, mi pene lo extrañaba pero sabía que volvería pronto. Por una vez, Vanya tomó la iniciativa y se acostó boca arriba y levantó sus piernas y las abrió dándome total acceso a su culito, luego me tomó el pene y lo guio a su agujerito, lo empezó a meter y mi cuerpo actuó por sí mismo y terminé de entrar, Vanya tenía razón: lo mejor de la noche fue estar dentro de él y poder besarlo, creo que esto es lo que llaman hacer el amor. No pude contenerme más y le dije al oído “te amo, Vanya” y terminé dentro de él, fue el mejor momento de mi vida, él sólo dijo “te amo, Ricardo” y pude notar que él acaba sobre su vientre.
De repente Vanya se impuso a mí, yo había marcado el ritmo de la noche y ahora él quería hacer algo por su cuenta, así que lo dejé hacer, pero Iván se limitó a hacernos girar de modo que terminó sentado sobre mí y luego sacó mi pene de su interior y se acostó sobre mí, me dio un beso en el pecho, me dijo que me ama y recostó su cabeza sobre mí con una sonrisa en la cara, no pude evitar besarle el pelo, susurrarle “te amo, mi Vanya guapo” y dormirme con la sonrisa más sincera que he tenido en mi cara.
Iván
Fue la noche más feliz de mi vida, no por tener sexo, sino porque mi primera vez con alguien fue hacer el amor y no follar. Ese día nos levantamos con sendas sonrisas en la cara y ni él ni yo teníamos erecciones, nuestros cuerpos todavía estaban satisfechos de la noche anterior, igual que nuestras mentes, que rebosaban felicidad. Ese “te amo, Vanya” con el que Ricardo terminó dentro de mí, creo que marcará un antes y un después en mi vida, no tanto por el acto en sí, sino por la sinceridad de corazón con que me lo dijo, no seré de esos chicos que pierden su virginidad por alguien que juega con ellos.
Nos metimos a la ducha juntos, nos lavamos entre besos y caricias, simplemente expresando el amor que nos tenemos, no buscando sexo, de hecho, cuando salimos ni siquiera las teníamos morcillonas, luego le pedí a Ricardo vestirlo y le fui colocando las prendas una a una, dándole besos por todo el cuerpo, creo que le gustó porque me pidió hacer lo mismo y él además de besarme me decía que era muy guapo y me llegaba al corazón, porque no lo hacía por obligación, sino porque quiere expresarme lo especial que soy para él.
Finalmente no podíamos quedarnos más en mi habitación y tuvimos que ir a desayunar. Mis padres habían pedido el día libre y nosotros no iríamos a clases, ya mis padres habían hablado con Dani, quien no puso peros, a fin de cuentas no tendríamos clase con él hoy. Mis padres no dijeron nada, pero entre broma y broma dejaron entrever que si habíamos hecho algún ruido no se habrían enterado porque ellos hacían sus propios ruidos. La verdad, podía vivir sin saber eso, está bien ser liberal y hablar las cosas abiertamente, pero no es lo más divertido del mundo enterarte que mientras tienes tu propia luna de miel, tus padres te hacen un hermano, vamos, que no me arruinaron el momento, pero el comentario estaba de más.
Aunque teníamos tiempo, a papá no le gusta conducir mucho rato, así que fuimos por la autopista de peaje y en menos de nada estábamos en Barajas. Un buen rato después apareció mi primo Ylian en la puerta de salida. Tenía dos años de no verle y sí que había mejorado, ahora era un joven de 19 años, de 1.78 de altura, el pelo rubio de todos en la familia, tiene unos ojazos verdes que cambian de tono con la luz, incluso una vez me pareció verle los ojos color miel, a veces le envidio eso; mi primo siempre ha sido atlético, aunque el abrigo que trae no permite verlo, me imagino que su musculatura sigue tan definida como siempre, o incluso más, lo que sí era evidente era su culo redondo, firme y parado, es más, muchos se quedaban mirándolo en el aeropuerto. Lo que más gracia me hizo es que, pese a lo estricto que es mi tío Dmitry, Ylian tiene el pelo un poco largo, lo suficiente para dejarlo alborotado y tener un aire rebelde muy atractivo, vamos, que mi primo es un cachas.
Al llegar a casa, Maripaz tenía ya la comida hecha, para no fallar hizo lasagna, así que sin mucho protocolo estábamos todos en la mesa poniéndonos morados, como debe ser cuando en tu casa hacen tu comida favorita.
Tía Ekaterina, ¿puedo hacerte una pregunta? –Dijo mi primo de repente en la sobremesa, mamochka asintió, ya que estaba a mitad de su tiramisú de limón-, ¿sabéis de la ley Putin? –Respuesta afirmativa de todos- pues por culpa de esa ley estoy teniendo problemas, veréis, un par de días antes de que se promulgara, le dije a la familia que soy gay y ahora en las calles de San Petersburgo las cosas son difíciles y en casa me miran mal, de hecho, estaba saliendo con un chico llamado Alexey y por toda esa situación tuvimos que terminar, ¿crees que la Embajada me ayudaría para mudarme acá?
Ya sabes cómo son las cosas con las salidas permanentes de Rusia, Ylian –le contestó mamochka-, yo haré lo que pueda, estoy segura que Pedro –volvió a ver a papá que asintió a medio bocado de tiramisú-, también te ayudará y claro que te sacaremos de ese infierno, por suerte Vanya no tuvo que pasar por eso.
Tía, ¿desde cuando eres cariñosa con Vanya? –Ylian estaba asombrado-, es más, Vanya, ¿eres gay?
Sí, primo, Ricardo no sólo es mi mejor amigo, es mi novio –le respondí sinceramente.
Ya quisiera yo poder ser así de libre…
Ylian no pudo continuar, estaba a punto de llorar y no quería que le viéramos, pero éramos dos rusos y uno que había vivido en Rusia, así que no podía disimular, cuando quiso darse cuenta, yo lo tenía abrazado y Ricardo llegó por el otro lado y le dimos un beso en cada mejilla, Ylian se limitó a sonreír y se fue a su habitación.
Continuará…
Chicos, gracias por leer, como siempre, espero vuestras opiniones!!!! Sólo os digo que no todo es lo que parece… ahora bien, en esta historia hay tres protagonistas que por ahora llevan vidas separadas, por lo que los personajes son muchos, pero todo se irá aclarando poco a poco, eso creo…
Había prometido un premio para los que no podéis comentar aquí: el primer correo y el primer inbox tendrán la libertad de dos decisiones, no diré cuáles para no develar acontecimientos de los próximos capítulos, será un pequeño secreto jajaja para este concurso no participan: Aurora, que ya ganó un concurso ni mi gatito, que obtiene de mí lo que quiera con sólo pedirlo, al final de cuentas, esta historia está dedicada a él.