Patas Arriba III

"Suficiente, Iván, si tus compañeros han puesto atención al menos a los noticieros, podrán continuar la historia, o eso espero" - continuad la historia vosotros en los comentarios...

Aquí está la tercera entrega de esta historia, no tengo nada que decir, salvo que está dedicada a mi amor...

Ricardo

Bueno, por fin es viernes, el día que había programado la consulta con el psicólogo, a ver qué tal el Javier ese, sólo espero que no sea un plasta que se ponga a preguntar cosas que no son, que los cotillas nunca me han caído bien.

En fin, llegué al consultorio y lo primero que vi no me gustó nada: dos chicos iban saliendo de la mano. Eso no es buena señal, son cosas antinaturales, que deberían estar prohibidas o algo, si este hombre me dice que lo que me pasa es que me gusta Iván, él y su título se irán a tomar por saco, eso no puede pasar porque a un hombre no le puede gustar otro, eso se ha sabido siempre, es ley de la naturaleza.

Finalmente, después de esperar un minuto o dos Javier me hizo pasar.

  • Bueno, finalmente tenemos oportunidad de hablar, Ricardo, te adelanto que Dani sólo me dijo que estás confundido y quieres que te ayude a ordenar tus ideas, pero él es tan profesional que no me dijo de qué se trata, así que te escucho.

  • Gracias, doctor, verá, es algo que no entiendo, hace unos tres meses le salvé la vida a un compañero después de que lo atropellase un coche –el Javier levantó una ceja, pero no dijo nada, así que continué-: se trata de un compañero que desde el jardín de niños me ha dado un poco igual, no es de mis colegas cercanos, si bien nunca me ha parecido mala persona, simplemente no me interesaba conocerle, pero desde el accidente me preocupo por él, más de lo que admitiría en público, para ponerlo en palabras sencillas: me preocupo más por él que por mis propios hermanos, doctor, ¿usted cree que eso esté bien?

  • Puedes llamarme Javi y tutearme, que no soy un profesor, soy más un amigo imparcial que te puede aconsejar cómo definir lo que sientes. Vamos por partes: a ese amigo lo conoces prácticamente toda tu vida, pero hasta ese accidente no te habías interesado por él; bien, eso es simple, ahora te preocupas por él porque lo viste cerca de la muerte y tu inconsciente te dice que estuvo mal no hacerle caso y quieres recuperar el tiempo perdido. Por otra parte, no veo por qué te preocupa que te sientas cercano a él –por fin la parte que me interesaba-, él te debe la vida, así que en cierta forma buscas que la aproveche, no tiene nada de extraño, una buena acción como la tuya cambia la vida de los dos, pero algo me dice que no me has dicho todo, ¿qué es lo que no admitirías en público?

  • Vale, Javi, yo sé que eso de andarse fijando en otros hombres es antinatural e incorrecto, eso me lo han explicado muy bien mis padres, los gays mueren de SIDA siempre o los matan sus parejas, eso es sabido por todo el mundo. Así que lo que me preocupa es que la cercanía que experimento por mi amigo va más allá de la cercanía que tengo con mis demás colegas, es casi como si me empezara a gustar, pero eso es imposible, no está bien, es antinatural, eso sólo pasa en humanos lo suficientemente tontos como para no entender las leyes naturales, ¿o me equivoco?

  • Vaya, vaya, un punto de vista interesante –no sé si es una impresión errónea, pero me parece que este tío se está quedando conmigo-, te contaré un par de cosas personales: yo estudié para cura, estuve a punto de serlo, de hecho, pero como tengo amigos gays en el seminario pensaron que no era apto –y tienen razón, ¿no? O al menos eso creo yo, claro- y me expulsaron, pero créeme, nunca he sido tan feliz como cuando me di cuenta de que esa perspectiva es errónea: la homosexualidad es una cosa personal, no es antinatural, hay pingüinos y monos homosexuales y no los ves con SIDA o asesinados por sus parejas como dijiste, los únicos homosexuales que mueren por esas causas son los que se la pasan de cama en cama sin tomarse la vida en serio y sin valorar sus parejas, pero te tengo una noticia: eso también le pasa a los heterosexuales, el VIH no es propio de homosexuales, sino de personas promiscuas o víctimas de venganzas tontas o descuidos médicos, no es cierto eso de que todos los homosexuales tienen SIDA, es una leyenda urbana. Pasemos ahora a lo que más te interesa, creo yo, sólo hay una forma de que sepas si tu amigo te gusta o no: pasar tiempo con él, sólo así te darás cuenta no sólo de si te gusta, sino también de qué tanto estás dispuesto a cambiar tu vida por amor y si él te corresponde, no veo nada de malo en que te guste un hombre, eso es algo tan antiguo como la raza humana, aunque no siempre se hablase de ello tan abiertamente como ahora, lo que está mal contigo es que te educaron para rechazar ese tipo de pensamientos, lo que hace que más que condicionar tu corazón para nunca fijarse en un chico, condiciona tu mente para rechazar a todo el que pueda tener cualquier tipo de inclinación homosexual, incluido tú. En este momento lo que tienes es una crisis de identidad sexual –y una mierda, yo soy hombre, me gustan las mujeres y punto, no hay crisis, Iván es sólo un amigo, muy especial, vale, pero un amigo, siendo hombre como yo no me puede gustar-, hasta que tu corazón y tu cabeza no se pongan de acuerdo en lo que sientes, no podemos hacer más.

Sólo este tío sabe que voy a volver aquí, mira que decirme que puede que me guste Iván, ¡pero si somos hombres los dos! Pero este tío hasta los defiende con eso de que el SIDA también afecta a los heterosexuales, como si fuera cierto, ¿será que es gay? En fin, tomaré lo que me sirve de lo que me dijo y lo demás a la mierda, no creo que vuelva por aquí, y mejor que no me dice una fecha exacta para que regrese.

Estaba por salir de ese endiablado consultorio cuando se abrió de repente la puerta del despacho y entró un joven de pelo castaño y ojos verdes, de esos que uno teme que le quiten la novia:

  • Tío Javi, te necesito fuera de urgencia, es muy grave… -entonces me vio y se dio cuenta de que interrumpía una consulta-, lo lamento, tío, no quise interrumpir tu consulta, pero es una emergencia, además, no podía saber que estabas con un paciente…

  • Claro que podías saberlo, Cami –Javi se veía muy molesto-, podrías haberle preguntado a mi secretaria, ¿no crees? Digo, ese es su trabajo y tendré unas palabras con Cristina, se supone que parte de sus obligaciones es al menos avisarme que me van a interrumpir.

  • De eso se trata, tío, cuando llegué para ir a merendar como me prometiste, Cristina estaba desmayada en su escritorio, así que llamé al SAMUR y están fuera y necesitan que firmes unos papeles…

  • ¡Haber empezado por ahí! ¿Mi esposa está bien? Lo siento, Ricardo, tendremos que dejarlo aquí por hoy de todas maneras, cuando hayas hecho lo que hablamos y hayas tomado una decisión puedes llamarme y continuamos, ahora si no te molesta, he de ir con mi sobrino a ver qué sucede con mi esposa, gracias por comprender. Cami, llévame con tu tía, anda.

Yo salí tras ellos y pude ver que la secretaria estaba efectivamente desmayada, pero no parecía tan grave como dijo el tal Cami, bueno, yo simplemente dejé el dinero de la consulta en uno de los escritorios y me di el piro, se ve que es algo de familia y mejor no meterse.

Javi

Vaya susto me metió el pequeño Cami (será más alto que yo, pero a mi sobrino lo conozco desde siempre y su niñez marcó la juventud de sus papás y la mía). En fin que lo que querían los del SAMUR es que les firmara el permiso para trasladarla al hospital para hacerle una revisión general, porque ellos no encontraron motivo para que estuviera desmayada: su tensión era normal, el azúcar en sangre normal… pero Cristina acababa de volver en sí y decía que todo giraba como si no hubiera un mañana. Firmé el papel y con Cami en mi coche salimos pitando, mientras Cami mandaba un mensaje a todos para que nos viéramos en el hospital.

Poco después de llegar al centro médico, salió el médico a cargo de la situación y me volvió el alma al cuerpo: era Tavo, que ese día atendía en urgencias. En cuanto llegó lo abracé, yo temblaba como un conejo, pero Tavo lo que hizo fue abrazarme y reírse con esa felicidad que siempre le ha caracterizado.

  • Tico, mi esposa está enferma, ¿y tú te ríes?

  • Mae, tranquilo, no se ponga en esas, lo que tiene Cris se cura… en nueve meses jajajaja

  • ¿De veras, Tico? –eso no me lo esperaba, es lo que más queríamos, pero Cris no me había dicho nada, ni que tenía un atraso ni nada, sospecho que a ella la tomará tan de sorpresa como a mí-, ven que te abrace, esto hay que festejarlo esta noche.

En eso llegaron los demás y acordamos que esa noche cenaríamos en mi casa para festejar que por fin seré papá.

Ya en la noche aproveché un momento en que nos quedamos un poco apartados del resto y le pedí consejo a Dani:

  • Oye tío, menudo aprieto en el que me metiste con tus alumnos, macho.

  • ¿De qué hablas?

  • Pues que uno es gay y el otro es homófobo, pero se aman el uno al otro, por cierto, le dije al gay que te pida que le cuentes cómo le ayudaste a Fran…

  • Que yo, ¿qué? –no me di cuenta de cuándo Fran se nos acercó.

  • ¿De veras crees que deba contarle eso a ese chico? –Dani no hizo caso a Fran.

-  Sí, al gay, sí, al otro no le dije nada, no quiero que tengas problemas, aunque el chico homófobo necesita ayuda, pero no creo que vuelva conmigo, no le hizo ni pizca de gracia que no le apoyase en sus ideas homófobas, mira que decir que los gays mueren de SIDA o en crímenes pasionales… jajajaja yo veo a Tavo muy bien de salud y Fran, estás bastante vivo, ¿Luis no te ha matado, verdad? –Ya que Fran se había metido en la conversación, que participe-, hablamos de unos alumnos de Dani, yo los veo como novios, pero uno es gay y el otro es homófobo, o pasa un milagro, o no tengo ni idea de cómo lo solucionarán.

  • Vaya ideas las de ese chico –dijo Fran-, no, Luis no me ha matado, aunque recuerdo aquella vez cuando Dani pensó que Tavo le había puesto el cuerno y casi lo mata, aunque entre Sara, Luis y yo te detuvimos, ¿te acuerdas? –creo que de nuevo hablan de cosas de antes de que Luis nos presentaran, porque me acordaría de algo así.

  • Sí, lo recuerdo muy bien, de hecho, Tavo y yo todavía nos reímos de eso, fue antes de conocernos, Javi, no pongas esa cara, de hecho fue la noche cuando regresamos del funeral de Rut –el sólo recuerdo de esa chica todavía les dolía a los chicos, sobre todo a Sara, no por nada era su prima favorita-. En fin, hablaré con mis alumnos, aunque por lo que dices, creo que no podré hablar en privado con el chico homófobo, pero le daré la oportunidad de expresarse.

La velada continuó sin más novedad, pero al menos ya le dije a Dani lo que pienso y todos nos sorprendimos cuando Cami dijo que quería contarnos algo: resulta que el chico pretendía presentarnos a su novia, que resultó no ser otra que Ester, una de las vecinas del edificio donde vive con sus padres, una chica maja, espero que les vaya bien.

Dani

  • Buenos días, jóvenes, por favor guarden sus libros y cuadernos, el día de hoy vais a aprender de una manera distinta: por debate. Quiero, además de confrontar conocimientos, veros exponer vuestras opiniones e intentar llegar a un punto neutro donde todos estéis cómodos y no necesitéis discutir. Iván, ¿tienes problema en ser el moderador? –el tema que tenemos que tratar hoy me dará el pretexto ideal para que Ricardo se dé cuenta de que sus ideas están fuera de lugar porque son puras leyendas urbanas, sólo espero que no lo tome a mal.

  • Ninguno profesor, ¿cuál es el tema que debemos debatir?

  • Es un tema en el que todos podéis participar, ya que es la primera vez, para que veáis que la historia no está lejos de la actualidad: sabéis que Rusia dejó la Primera Guerra Mundial por la Revolución Bolchevique, pero no sabéis cuál fue la primera ley que crearon una vez estabilizado el régimen, ¿Iván, serías tan amable? –el chico se puso rojo como un tomate, pero no vaciló al responder.

  • La primera ley difundida por la recién creada URSS fue la ley que definía la homosexualidad como delito –dudó por un momento-, ¿profesor, continúo con las consecuencias?

  • Solo la reacción de la otra potencia del momento: Estados Unidos, después dejaremos que tus compañeros expongan, la verdad, hiciste un excelente trabajo con ese ensayo que no debías hacer.

  • De acuerdo, don Dani, la reacción de Estados Unidos fue declarar la homosexualidad como enfermedad y se aprobó su tratamiento en hospitales psiquiátricos, además de solicitar a los psicólogos, en ese tiempo no se había establecido la psiquiatría como tal, buscar cualquier tratamiento para curar esa enfermedad, se intentó en un inicio con choques eléctricos y hasta con lobotomías, lo que conllevó dos cosas, primero, descubrir que la homosexualidad no tiene un fundamento en la química cerebral ni puede atribuirse a ninguna zona del cerebro en específico; lo segundo, murieron muchas personas, no todas homosexuales, simplemente acusadas de serlo, en estos tratamientos que en esa época eran fatales…

  • Suficiente, Iván, si tus compañeros han puesto atención al menos a los noticieros, podrán continuar la historia, o eso espero –Ricardo se veía incómodo, pero ya todo estaba puesto, ahora todo depende de los demás chicos de la clase.

Efectivamente, los jóvenes empezaron a debatir sobre la homosexualidad, cómo se consideró enfermedad hasta 1990 en Estados Unidos y cómo en 1972 la ONU la decretó entre las “preferencias sexuales”, hasta hace poco redefinidas como “sexualidades” a secas. La verdad, Iván es muy buen moderador, hacía un trabajo excelente controlando el tiempo y el tono de sus compañeros y tiene ese talento tan útil para la enseñanza: lograba dominar la situación sin tener que alzar la voz, creo que le recomendaré la carrera de Magisterio cuando tenga oportunidad, al menos lleva el bachillerato en letras, así que no tendrá problema por eso.

Javi tenía razón: las ideas homofóbicas venían de Ricardo y aunque Iván no permitía que se burlasen de él, sí que incluso él intervenía para desmontarle todos esos mitos, pero manteniendo el respeto, eso me gustó. Al finalizar la clase, le dije tanto a Iván como a Ricardo que me gustaría verles después de las clases en mi despacho. Los dos aceptaron, aunque Ricardo no se veía para nada cómodo.

Ricardo

Tal parece que Javi le dijo todo a don Dani o que el mundo confabula contra mí, encima ahora don Dani quiere que le vea en su despacho y no sé cómo decirle que su viejo amigo es un fraude. En fin, continuaremos con las clases.

Iván

Las clases siguieron su curso normal y cuando terminó la última hora me dirigí al despacho del profe, supongo que querría preguntarme por la consulta con Javi o algo así.

Al llegar al despacho ya Ricardo allí y eso que se adelantó porque iría al baño, o eso dijo.

  • A que fue interesante la clase con don Dani, hoy, ¿verdad? –Ricardo estaba en su mundo, no parecía que me ignoraba y, además de matar el tiempo mientras don Dani nos atendía, pretendía hacerle conversa para ir haciendo lo que me recomendó Javi, aunque se ve que es un homófobo de narices- ¿Ricardo? –le llamé.

  • ¿Me hablabas? –efectivamente, Ricardo no me ignoraba, sólo estaba en otro planeta.

  • Sólo te preguntaba que qué te había parecido la clase con don Dani hoy, esa nueva forma de dar clases me gustó.

  • Sí, eso de debatir para que entre todos aprendamos es genial, pero el tema de hoy fue una mierda, como si no supiéramos todos lo malo que es ser gay.

  • ¿De verdad piensas eso? Pensé que lo hacías sólo para debatir…

  • Lo que dije es la verdad, todo el mundo lo sabe –mi corazón saltó roto en mil pedazos- en todo caso, si don Dani vuelve a plantear un tema así, no participaré, por lo visto en clase todos, incluido tú, apoyan esa estupidez, si quieres seguir siendo mi amigo, cierra ese tema, ¿vale? –y el tío hace leña del tronco caído.

Justo iba a responderle cuando don Dani salió del despacho y llamó a Ricardo para hablar con él.

Dani

  • Muy bien, Ricardo, te pedí que vinieras para hacerte dos preguntas, la primera, ¿qué te pareció la clase de hoy?

  • Me parece una forma interesante de dar clases, la verdad eso de hacernos discutir me pareció provechoso, además que así saca provecho de todas esas horas que Iván se pasa estudiando por puro gusto, pero me da que no me llamó para eso, ¿verdad?

  • En parte sí, pero tienes razón, no era el motivo principal, realmente es que Javi me dijo que quería que lo disculpara por lo que pasó el viernes en la consulta, no sabían que su esposa estaba embarazada, fue una molestia propia del principio del embarazo y tal vez Cami fue impulsivo –no consideré prudente decirle que también es mi sobrino, al menos no en estas circunstancias- y por eso quería que lo disculpara, me dijo también que encontró el dinero de la consulta y que cuando te sientas preparado, puedes pedir cita de nuevo. No me preguntes qué quiso decir, porque no sé de lo que hablasteis, en fin, creo que eso es todo… a menos que quieras decir algo, claro.

  • No profesor, felicite a Javier de mi parte, pero creo que ya hablé lo que tenía que hablar con él, gracias.

  • Con gusto, Ricardo, ahora dile a Iván que pase, si eres tan amable.

  • No hay problema profesor, hasta mañana.

  • Hasta mañana.

Poco después entró Iván, el pobre se veía que intentaba poner su mejor cara, pero juraría que se pondría a llorar en cualquier momento. En mi despacho tengo en un rincón un par de butacas mullidas y cómodas donde suelo pensar cuando tengo decisiones difíciles o atiendo a los padres que vienen a pedir consejo acerca de sus hijos, como Javi me había advertido que la situación de Iván era delicada lo llevé allí y sin preguntarle siquiera, saqué un par de refrescos que tengo para estas situaciones.

  • Bueno, Iván, como profesor sólo puedo felicitarte por la clase que le diste hoy a tus compañeros, no tuve siquiera que imponer orden… lo que me recuerda: ¿has pensado estudiar magisterio? Tienes un don muy especial para que te presten atención sin tener que esforzarte, eso es ideal en un profesor. Pero no quiero hablar de eso ni hablarte como profesor, ya en un plano mucho más personal, ¿cómo te fue con Javi?

  • Profe, me imagino que Javi le puso sobre aviso que le haría preguntas, me dijo que le preguntara por algo que usted hizo por su mejor amigo, me parece que dijo que se llama Fran o algo así…

  • Muy bien, veo que necesitaremos los refrescos, Iván. Lo que pasó con Fran es parecido a lo que te pasa a ti, verás, cuando él tenía un par de años más que tú me contó que estaba enamorado de un amigo que tenemos en común, pero era tan heterosexual o más que Ricardo, aunque por dicha no era homofóbico, recuerdo que un día nos fuimos de campamento los tres a una montaña y justo hablábamos de eso, intentaba consolarle cuando Luis, como se llama ese chico, nos pilló y para que Fran se atreviera a confesarle lo que sentía le dije a Luis que Fran estaba enamorado y les dejé solos… para resumir, ahora están felizmente casados y pudieron adoptar un niño que es la alegría de la huerta jajaja

  • Pues sí que es interesante, don Dani, espero que no lo haga conmigo, supongo que ya dedujo que se trata de Ricardo y ya vio las ideas que tiene, si supera que soy gay…

  • Sí, lo sospeché desde que viniste hablar conmigo la otra vez y lastimosamente también lo escuché en el debate, no seré yo quien fuerce las cosas, pero me parece que tendrás una situación mucho más complicada que la de Fran. En fin, yo te escucharé y te apoyaré en lo que pueda, soy más tu amigo que tu profesor ahora.

  • Gracias, don Dani, pero creo que no hay mucho por hacer, intenté conversar con él mientras esperábamos, toqué el tema de la clase de hoy y me dijo que si volvía a tocar el tema de la homosexualidad dejaríamos de ser amigos, ¿sabe lo que es eso?

  • Mi querido Iván, para mi desgracia, he vivido cosas incluso peores, pero también sé lo que es un corazón roto, por suerte tiene solución, aunque necesitarás buenos amigos, mucha paciencia y ganas de seguir con tu vida.

  • Tal parece, profe, que usted será uno de esos amigos, pero creo que por hoy ya tengo suficientes cosas encima, me gustaría asimilar todo esto y pensarlo un poco, creo que necesito cabeza fría para poder tomar una decisión.

  • Tienes razón, creo que lo mejor es que te vayas a casa, tomes una ducha, duermas una buena siesta y reflexiones un poco.

Despedí al chico y llamé a Tavo para que viniera por mí, yo también necesito desahogarme de vez en cuando.

Iván

Esto es demasiado para mí, seguí el consejo de don Dani y llegué, me di una buena ducha, comí e intenté dormir, pero no lo lograba, así que decidí tomar alguna de las pastillas de mi padre contra el insomnio… pero no sé por qué terminé tomándome el frasco entero, así que ahora tengo sueño… mucho sueño…

Continuará...

No creo que necesite añadir mucho más... así que espero vuestra voz: para eso están los comentarios, me desanimó un poco que en el capítulo anterior sólo recibí un par de comentarios, pero esta historia seguirá hasta el final, tal como lo prometí...

Os recuerdo que tenéis el espacio que da esta página para comentar y mi facebook: https://www.facebook.com/anderson.antonio.111