Paso de ser una desconocida a ser mi puta (2)

Según pasaban los días iba descubriendo como era de puta...

Ese mismo día estuvimos chateando de lo que había sucedido y de lo mucho que nos había gustado a pesar de que había sido el primer contacto.

Le dije que esa noche no quería que tuviera sexo con su marido (puesto que follaban todos los días) y me dijo que perfecto, que solo recordaría lo que habíamos hecho.

Al siguiente día le pregunté si se contuvo con su marido y me respondió que sí, que le había puesto muy mucho decirle que no y apartarle las manos pensando en que era lo que yo le había pedido. Le pregunté que si le gustaría obedecerme en más cosas y me dijo que sí, que me obedecería en lo que le pidiese. Le comenté que podía ser un juego muy chulo pero solo si se basaba en una sinceridad plena y por supuesto en una obediencia total y me dijo que por ella no había problemas, que le encantaría ser mi puta (siempre que no me pasase con lo que pidiera).

Desde ese momento empecé a decirle lo que quería que hiciera con su marido y lo que no, como quería que lo hiciera, cuanto tiempo, donde… y luego ella me narraba con todo lujo de detalles como había sido todo y sus sensaciones. Me ponía muchísimo que fuese así de sumisa pero sobre todo que “jugara” con el cornudo de su marido a mi antojo.

Pasado el fin de semana (en el que era imposible vernos por ambas partes), volvimos a quedar en el mismo baño el martes por la tarde y ésta vez le ordené que fuese con mini falda y sin bragas. También le dije que según entrara en el baño quería que se levantara la falda y me confirmara que había sido una niña buena, obedeciéndome.

Y así lo hizo. Cuando entró en el baño me enseñó su coñito muy bien depiladito. Le dije que se acercara y que abriera las piernas e inmediatamente le metí dos dedos sin ningún problema de lo mojada que venía. Me dijo que tenía la sensación de que todo el mundo sabía que iba sin bragas y que eso la ponía muy cachonda. No tardó nada en correrse. Luego le metí la mano por dentro de la camiseta y del sujetador y le pellizqué un pezón, cosa que le hizo soltar un sonido que mezclaba algo de dolor y un gemido. Me puso a mil.

Sin esperar otra reacción le volví a perforar su coñito con tres dedos sin ninguna contemplación y volvió a correrse instantáneamente, mientras me decía que era un puto cabrón y que la tenía a mil. Estaba en la gloria.

Seguí follándomela con los dedos de una mano mientras con la otra le apretaba una teta y le chupaba el pezón de la otra, con todas mis fuerzas. No paraba de correrse y de decirme que cada vez estaba más cachonda, que le encantaba su chulo.

Pasados unos diez minutos dejé de hacerle todo y le di tiempo para que recuperara el aliento, allí, de pie como estaba, con la falda en la cintura y la blusa y sujetador en su cuello. Tenía toda la pinta de una puta viciosa.

Cuando ya había recuperado el aliento, le dije que se quitara toda la ropa, se diera la vuelta y se sentara en mis piernas y que abriera muy mucho las suyas y así lo hizo. En ésta postura tenía total acceso a sus ubres para apretarlas y pellizcarle sus pezones a mi antojo y mientras lo hacía le ordené que se metiera dos dedos. No pasaron ni dos minutos cuando me preguntó si podía meter otro dedo más. La hija de puta no se saciaba con nada y eso me tenía cardíaco. Le dije que sí y  le pellizque los pezones con algo más de fuerza para hacerle sentir un poco de dolor y sus únicas palabras fueron…. “Me corro hijo de puta….”

Le dije que se metiera los dedos muy adentro y que los mantuviese quietos mientras apretaba y me dijo….”Porque no lo haces tu?...” y así lo hice, le metí dos dedos lo más adentro que pude, apretando con todas mis fuerzas ese agujerito suyo mientras la agarraba por las caderas con la otra mano. Cuando su respiración empezó a normalizarse comencé a mover los dedos muy despacito en círculos y de vez en cuando hacía presión en su punto G, cosa que hacía que gimiera como una perra. Continué así hasta que se corrió varias veces más. No paraba ni un segundo de mover mis dedos mientras se corría y entre un orgasmo y otro y no protestaba ni lo más mínimo (era algo nuevo para mi y me encantaba).

Pasados unos quince minutos, ya había perdido la cuenta de las veces que se había corrido y por miedo a que algún segurita se mosqueara por estar tanto tiempo el baño con la puerta cerrada, decidimos dar por terminada nuestra segunda cita, no sin antes ordenarle que esa noche su maridito solo podría comerle el coño hasta su primera corrida y por supuesto sin haberse limpiado después de nuestro encuentro. La muy puta, aceptó con mucho gusto.

Ya por mensaje le dije que tenía otras órdenes que darle. Que quería que me enviase un mensaje cuando se lo fuera a comer y orto al terminar. Le recordé que no tenía permiso para nada más y me dijo que lo sabía. Quería saber cuando le estaban dando placer y corroborar que no tardaría nada en correrse y dejarlo a medias.

A eso de las 22,30h me llegó un mensaje suyo que ponía… “Al lio…” y no pasaron cinco minutos cuando me llegó otro que decía… “Ya…”.

La muy puta era completamente obediente y eso me hacía sentir un “poder” que nunca había pensado tener y mucho menos experimentado.

Seguimos chateando toda la semana y le daba permiso para hacer unas cosas y otras no, alternando noches de “Carta libre”, para que el cornudo no sospechara y al siguiente día me contaba todo con pelos y señales.

El siguiente lunes quedamos en vernos antes del ensayo de la murga, en mi furgo, en una calle poco transitada y al ser bastante tarde y tener los cristales ahumados, no tendríamos problemas de miradas indiscretas, no porque nos pudiesen ver sino más bien porque nos pudiesen reconocer.

Le ordené que fuese sin bragas y sin sujetador y le di a elegir si con leggins o falda.

Se presentó con leggins y lo primero que hice según entro en la furgo fue comprobar si me había obedecido y efectivamente, mi putita había sido obediente.

Metí mi mano por debajo de la camiseta y le apreté fuerte una de sus tetorras y se le escapó un gemido. Se la estuve sobando un ratito y luego le llego el turno a la otra. Le pellizque el pezón y volvió a gemir. En ese momento le meti la mano entre las piernas y empecé a frotarle el coñito, con fuerza sobre el leggin y comenzó a respirar de forma entrecortada y sonora. Al poco rato me dijo “No pares, no pares….” Y se corrió.

Le dije que se quitara toda la ropa y así lo hizo. Me abalancé sobre sus pezones y empecé a chuparlos y mordisquearlos alternativamente mientras le apretaba la teta que quedaba libre. Le gustaba lo que le hacía porque me decía… “Me tienes muy cachonda, cabronazo…”

Estuve disfrutando de sus ubres un buen rato y como sabía que estaba deseando que le metiera los dedos, ni siquiera me rozaba por su coñito, de vez en cuando le apretaba las nalgas y se las separaba y le daba alguna que otra torta sonora. Sabía que solo con tocarle el coño se correría.

Le dije que no le tocaría el coño hasta que me lo suplicara y su respuesta fue… “Méteme los dedos, cabrón….” Le dije que eso era una orden y que las putas no las daban, las cumplían. Como castigo dejé de tocarla. Le dije que quería ver como me suplicaba, que quería ver como se rebajaba a mí, que quería que me demostrara su completa sumisión. Me miro a los ojos durante unos segundos. Agacho la mirada y me dijo… “No puedo estar más cachonda…. necesito correrme…”.

Le dije que me mirara y según lo hizo, le di un bofetón que la cogió totalmente por sorpresa. Su mirada fue la de no saber que había pasado y mi respuesta fue… “Eso por haber tardado en suplicar…”.

Acto seguido le empecé a acariciar el coñito y se abrió todo lo que pudo de piernas para facilitarme el acceso. Le metí un dedito, luego dos, muy suave, y cuando empezaba a ponerse rígida la empecé a follar muy fuerte. No tardo ni 10 segundos en correrse. Se le notaba que estaba en la gloria y por supuesto aproveché la ocasión y le meti otro dedo para seguir follándomela sin compasión.

Paré cuando ya no podía casi ni mover la mano de lo agotado que estaba. No se ni cuantas veces se corrió pero su cara estaba desencajada y sudorosa. Al minuto había cambiado su expresión por una de pura felicidad. Me dijo… “No te hace falta la polla para darle placer de verdad a una mujer…”

Por supuesto, mi ego creció hasta el infinito.

Le dije, vístete que se me hace tarde para ir a ensayar. Se vistió y se fue.

Al siguiente día me dice que su monitor de gimnasio le ha tirado los tejos y que el tío está tremendo. Le pregunto si le gustaría follárselo y me dice que sí.

Le dije que por mi parte no había problema pero que le dejara claro que quien mandaba en su cuerpo era otra persona y que si esa persona le daba permiso se lo follaría, si no, pues no. Así lo hizo (el monitor creyó que se refería a su maridito pero ella le dijo que no era él, que era otra persona pero según me conto, no lo vio nada convencido) y éste le dijo que hiciera lo posible para convencerme.

Le di permiso para que jugara un poco con él para ponerlo a tono y pasados tres días le dije que podía quedar con él para follárselo pero con mis condiciones y su respuesta fue… “Cuales??...”

Le dije que solo le daba permiso para ponerse a cuatro patas y que se la metiera así. Nada de besos, ni caricias, ni mamadas, y por encima de todo, nada de que le cogiera las tetas. Solo podía metérsela y además se la follaría hasta que él se corriera una vez. En ese momento debería subirse el pantalón y marcharse. Me respondió…”Okeis…”

Le dije que quería que me enviase un mensaje cuando fuesen a empezar y otro al terminar.

Al siguiente día le envió unos mensajes con mis condiciones y el monitor las aceptó. Quedaron en un salón de los del gym que estaba libre. A las 18,40h recibí un mensaje que decía…”Al lio…”. Veinte minutos después recibí otro que decía… “Ya….”.

Le pedí todo tipo de detalles y efectivamente había seguido todas mis instrucciones. Le pregunté si había estado a la altura y me dijo que no mucho, que no aguantó casi nada. Le dije que entonces no se merecía repetir, por mucho que insistiera y estuvo de acuerdo.

Pasados unos días, le dije que quería hacer realidad mi fantasía…. La de hacer un trio con dos mujeres. Me dijo que nunca había estado con una chica que a ella lo que le gustaban eran las pollas pero que por complacer a su chulo que por ella no quedaría pero que la chica tenía que ponerle muy mucho para poder hacerlo.

Continuará….