Pasiones sin Fin

Un adolescente es seducido por su tía menor mientras pásaba sus vacaciones con ella...

P A S I O N E S S I N F I N

CAPITULO I

DEMASIADO CERCA

Todo comenzó una calurosa tarde de verano en la ciudad de Tepic, en el mexicano estado de Nayarit. Esa ocasión el reporte del clima que daban por la radio era de 38oC a la sombra, así que nadie se escapaba del insoportable calor veraniego. Tal vez por eso Erika vestía muy livianamente en esos últimos días por lo que acaparaba las miradas de los caballeros por las calles donde ella pasaba, y también en su propia casa alguien más que su esposo Raúl también la miraba con especial atención: cuando iba y venía por la casa, subía y bajaba escaleras, mientras hacía la comida, lavaba la ropa, la tendía en el patio, en fin, un par de ojos la seguían siempre que fuera posible y con la mayor discreción posible…o en ocasiones no tan discretamente.

Ahmed era el sobrino menor de Erika, tenía 16 años de edad y su cumpleaños estaba muy próximo. Ahmed estudiaba el segundo semestre de la preparatoria y era un joven ciertamente apuesto, de facciones finas pero cuerpo muy desarrollado para su edad, pues ya alcanzaba 1.75 de estatura y pesaba 70 kg. Largas horas en el gimnasio estaban dándole un cuerpo muy atlético y de musculatura bien definida. Era el favorito de muchas chicas de su escuela y de algunas vecinas no tan chicas, pues la señora Jiménez, por ejemplo, a pesar de estar casada y tener 40 años de edad gustaba de asediar al joven cuando podía, Leticia, la vecina de enfrente también tenía predilección por Ahmed, pues no desperdiciaba ocasión para saludarlo, invitarlo a comer a su casa o incluso a que los acompañara de vacaciones, cosa que a su marido no le había hecho mucha gracia. Al final Ahmed declinaba todas las invitaciones pues era muy tímido, sentía que el rostro se le sonrojaba en cuanto él percibía cierto coqueteo por parte de alguna otra mujer que no fuera su novia Adriana que tenía su misma edad y también tenía un cuerpo bastante atractivo.

En la escuela, Fabiola, su maestra de Filosofía también sentía atracción por él, aunque ella lo disimulaba bastante más que las vecinas y las compañeras de él no cesaba de intentar tener un pretexto para conversar con el chico. Antonieta, la directora, también tenía bien puesta la mirada en él. En fin eran muchas las mujeres de todas las edades que se sentían atraídas por el adolescente, porque además de su buen físico tenía un carácter muy agradable, era muy inteligente y hasta caballeroso a pesar de su edad.

Su pelo totalmente negro y ligeramente rizado lo llevaba corto, aunque en ocasiones lo dejaba crecer hasta casi llegarle a los hombros. Sus ojos negros también, daban la impresión de estar siempre tristes, aunque no era así. Su nariz respingada y corta y sus labios medianos de forma de corazón enloquecían al sexo opuesto, su barbilla partida a veces era cubierta por barba en forma de candado que solía crecerle con rapidez. Así era Ahmed quien también gustaba de la lectura, el internet, los deportes, y que además ayudaba a su madre Elizabeth en algunas labores domésticas, pues desde pequeño le habían inculcado muy buenos valores como la igualdad de derechos y obligaciones entre sexos, la justicia, la honradez, la limpieza, el estudio, etc., por eso en esas vacaciones le habían permitido pasar unos días en casa de su tía menor, Erika, pues era su favorito, dado que ella nunca había logrado embarazarse decía a todo el mundo que Ahmed era su hijo, pues veía en él al hijo que nunca pudo concebir, además de que él era un joven muy especial por su educación y modales tan refinados, estaba segura que llegaría a ser un hombre importante y de bien, por eso lo amaba tanto.

Aquel mediodía fueron juntos al súper a comprar lo necesario para la despensa, pues Raúl era Ingeniero en Sistemas Computacionales y trabajaba como empleado en una compañía de software de lunes a viernes de 8 am a 6 pm y sábados de 10 am a 3 pm. Él amaba a su esposa a pesar de que hasta el momento no habían podido concebir luego de diez años de matrimonio.

Llegaron a casa y se sentaron unos minutos en el sofá exhaustos por el calor insoportable, Erika encendió la radio y puso un CD de música electrónica que era su favorita, pues le gustaba salir a bailar con su esposo los fines de semana y tomar algunas copas. A sus 38 años de edad era una mujer sumamente guapa, tal vez era el hecho de haber tenido hijos, o quizás que cuidaba su alimentación, o a lo mejor era que también pasaba 3 horas diarias den el gimnasio de lunes a viernes, o tal vez era hermosa de familia, pues su madre y su abuela habían sido unas mujeres muy atractivas también…aunque no tanto como ella. Medía 1.75 mts. de estatura, complexión delgada, tez blanca, casi rubia, cabello negro lacio que llegaba hasta media espalda, aunque casi lo llevaba recogido; sus ojos negros y su nariz breve, con unos labios carnosos que eran muy atractivos para cualquiera, cuello delgado y largo, caderas amplias pero no fuera de la proporción de su esbelto cuerpo, piernas gruesas bien torneadas pero sumamente firmes, así como sus nalgas que eran firmes también y bastante grandes y paraditas, como si la fuerza de gravedad no hubiera hecho nunca caso de ellas, pero lo más llamativo de su escultural cuerpo eran sus enormes senos: blancos, duros, sin estría alguna, redondos y bastante grandes en comparación con su esbelta figura, pero al estar tan firmes no desentonaban con su cuerpo, al contrario, realzaba su figura, pues además eran coronados por unos pezones no muy grandes pero que respondían con facilidad al frío nocturno, o a las sensaciones que su marido le obsequiaba cuando hacían el amor, eran como la cereza del pastel, era como encontrar un tesoro al final del arcoíris, así era ella, más bella que cualquier sueño erótico, con la única diferencia que era de carne y hueso, se podía ver, se podía oler, se podía tocar, tocar, tocar

Se levantó del sofá y dijo:

-oye corazón voy a darme un baño porque estoy hecha un asco, mientras tú saca las cosas que vamos a ocupar y ponlas en la cocina, ¿vale? Y si quieres luego tú te bañas y yo hago la comida.

-vale

E hizo lo que ella pidió pero al abrir el refrigerador miró unas latas de cerveza Miller de tamaño familiar y sintió que la boca se le hacía agua, pero no la destapó pues pensaba pedirle permiso a su tía de tomarse alguna, así que subió a la recámara que le habían asignado y al pasar por el pasillo se detuvo unos instantes frente al baño donde su tía se estaba bañando y oyó el ruido del agua al caer y la voz de ella que tarareaba alguna canción en voz baja y de pronto imaginó el cuerpo desnudo de ella, cómo el agua hacía caer la espuma de su espectacular cuerpo, y tuvo una erección instantánea, luego oyó el ruido de las llaves al ser cerradas y despertó de sus pensamientos y apuró el paso a su recámara y momentos después la oyó salir cantando del baño y bajar las escaleras. Cerró los ojos un instante y esperó a que la erección pasara pues no podría bajar a ayudar a su tía así. Minutos después bajó hasta la cocina donde la vio de espaldas vestida con un short corto de color verde muy ajustado que dejaba ver sus bien torneadas piernas casi en su totalidad y un pequeño top blanco de lycra. El se quedó unos segundos mirándola cuando ella dijo:

-Ahmed qué haces ahí paradote, ponte a ver la tele o usa mi laptop para que te metas a internet mientras yo termino de preparar esto que no me llevará más de media hora.

-si tía gracias, voy a tu cuarto a internet pero quería decirte si me podía tomar una cerveza de las que tienes en tu refri porque la verdad se me antojó mucho.

Y siguiendo de espaldas a él, sin verlo, le dijo:

-claro, ahorita te la llevo, la quieres preparada con sal y limón o sola?

-sola, por favor.

Y dicho esto subió a la recámara de sus tíos y prendió la laptop y se metió a internet. Habían pasado 15 minutos cuando Erika entró a la alcoba con una cerveza en cada mano y se acercó hasta el escritorio donde estaba él chateando y se reclinó a su lado y le dio la cerveza, fue entonces que él volteó y casi se va de espaldas al ver tan de cerca un impresionante escote que su top tenía. No supo si su reacción fue muy evidente pero tomó la cerveza con la mano vacilante sin dejar de ver aquel par de enormes senos por el escote al que sólo le faltaban unos milímetros para llegar al pezón.

En esos momentos Erika notó su nerviosismo y pensó "a veces se me olvida de Ahmed es ya un adolescente, casi un hombre y ya se da cuenta de mi forma de vestir, pobrecito, me da tanta ternura, pero también me divierte verlo en aprietos, es tan evidente con sus reacciones..". Acto seguido lo abrazó por la espalda y restregó sus senos contra su espalda, lo que él notó y al instante tuvo una sólida erección que le molestaba porque sus jeans no le permitían tener la libertad y la discreción que a él le hubiera gustado. Miraba a su tía a través del espejo que había frente al escritorio y trataba de fingir control de sí mismo, pero Erika estaba dispuesta a hacer pasar un aprieto a su sobrino.

Dejó de abrazarlo y se sentó en la orilla de la cama y le dijo:

-ya deja esa computadora y siéntate conmigo para brindar, ándale¡

-sí tía ya voy

Se sentó en el otro extremo de la cama y juntos brindaron chocando las latas de cerveza y tomando un largo trago cada quien, después ella se recostó boca abajo quedando frente a él que estaba sentado. Ahmed tragó saliva al ver esos senos en toda su magnificencia, casi por completo se los mostraba sin pudor alguno hasta donde el tremendo escote lo permitía. Ella juntó un poco sus brazos y de esa forma sus senos parecían aún más grandes de lo que ya eran y miró divertida la cara impávida de su sobrino que tenía la lata medio levantada como si fuese a tomarle un trago pero sin hacerlo, sus manos empezaron a temblar ligeramente y un fino sudor cubrió su frente; no sabía qué hacer o decir. Finalmente ella rompió el silencio y le dijo:

  • ¿qué Ahmed?

Luego miró sus propios senos y volvió a decir, en tono de sorpresa:

-¿me estás mirando los pechos?, ¿y por qué te pones tan nervioso hijo?, es normal a tu edad y ¿sabes? Me halagas porque quiere decir que me encuentras atractiva ¿no?. El sólo asentía levemente con la cabeza mirándola alternadamente a los ojos y a los pechos pero sin decir nada ¿sería posible que su tía no se molestara por estarle viendo tan descaradamente los pechos? De pronto Erika se puso de pie, acomodó su short bajándolo un poco haciendo movimientos de lado a lado que hacían que sus senos se agitaran levemente y sin dejar de mirarlo se llevó las manos a los senos y los presionó levemente con sus manos y dijo:

-oye ¡y eso que no traigo sostén que los realce sino imagínate cómo te pondrías hijo¡ j aja ja.

El rió nerviosamente y dijo:

-si ¿verdad?, es que los tienes súper bieeen tía, y la verdad no sólo son tus pechos, todo tu cuerpo es muy bonito.

-o dicho de otra forma, ¿me estás diciendo que para ti estoy buena?, es más, antes que me respondas termínate tu cerveza y voy por las demás y enseguidita subo, ya me gustó la plática, espérame.

Fue hasta el refrigerador por las otras 5 latas de casi un litro que quedaban y subió enseguida a la alcoba donde estaba Ahmed y se quitó las sandalias y se volvió a tumbar boca bajo en la cama y le dijo a su sobrino que se sentara en el sillón que había ahí y que lo acercara junto a la cama para seguir platicando.