Pasiones Incontrolables

De como una charla de un chat se convierte en deseo y pasión incontrolables...

PASION INCONTROLABLE

Todo empezó, hace ya algún tiempo, en un Chat, de la misma forma que miles de historias. Aquel día conocí a una muchacha, tenía un nick que me llamó la atención, así que me decidí a enviarle un privado con la intención de empezar a charlar con ella, me contestó, de forma fría, pero me contestó. De esta forma, poco habitual, comenzamos a conocernos, al principio intercambiamos algunos datos, lo típico, el nombre, población y la edad, coincidimos en que los dos vivíamos en la misma ciudad, aunque existía una gran diferencia de edad, a pesar de ello las afinidades eran muchas. Ella comentó que no existía ningún problema por mi edad, es más, le generaba curiosidad.

Yo, la verdad, no me imaginaba hablando uno una mujer de esa edad, 16 años más joven, pero nos compenetrábamos muy bien. Nos dimos nuestras direcciones del msn, y hablar entre nosotros se convirtió en algo asiduo. A esto hay que añadir que nuestras conversaciones eran cada vez más picantes y morbosas, cosa que me producía una gran excitación, igual que a ella. No puedo hablar por ella, pero en mi caso la excitación ere increíble, con unas erecciones que se podían considerar como brutales en toda regla. Ella conseguía, tan solo con sus palabras y sus comentarios, algo que hacía mucho tiempo que no experimentaba.

Como suele pasar en estas situaciones, el deseo era cada vez mayor, así como las ganas de llegar más allá de una simple conversación. Sin embargo, debido a las situaciones personales de ambos, decidimos no pasar esa delgada línea roja en la cual estábamos haciendo malabarismos. Mantenerme firme en esta postura me resultaba difícil, complicado, casi imposible, porque me generaba una pasión incontrolable, eso me hacía pensar que ella parecía la más madura de los dos, ya que era la que se encargaba de controlar la situación.

Llegó un momento en que me di por vencido en mi idea de poder verla en persona, así que dejé de insistir, en el fondo ambos sabíamos que si nos veíamos sería una explosión de pasión y deseos difíciles de controlar. La situación continuaba por tanto igual, hablando por el msn como buenos amigos, solo que con algunas conversaciones subidas de tono. La verdad es que ella me preocupaba, y en varias ocasiones, de todo corazón, me ofrecí por si necesitaba alguna cosa, para cualquier cosa, estaba dispuesto a lo que fuera por ella.

Total que así seguimos durante una temporada, explicándonos cosas, riéndonos y conociéndonos más y más. Pero un día, cuando menos me lo esperaba, entró en el msn y me pidió por favor que fuera corriendo a su casa, que estaba muy nerviosa y que me tenía que explicar una cosa. Me dio la dirección y salí rápidamente hacia allí, tardé unos veinte minutos, en los cuales no podía parar de pensar que le podría haber pasado, porque estaba tan nerviosa, deseando que no le pasara nada malo. Al llegar frente a su puerta toque al timbre, y me di cuenta que notaba una sensación extraña, por un lado nerviosismo y preocupación, y por otro lado la excitación de saber que la vería en realidad por primera vez.

Al abrir la puerta la noté temblorosa, con los ojos vidriosos, me invitó a entrar, y una vez dentro se abalanzó sobre mi y comenzó a llorar desconsoladamente, yo dulcemente la abracé y dejé que se desahogara, sujetándola contra mi pecho. Seguidamente le pedí que me explicara que pasaba, cual era el problema, haciendo un gran esfuerzo por no besarle los ojos llorosos y esa boca que tantas veces había soñado.

Al tranquilizarse me explicó que había tenido una fuerte discusión con su pareja, al parecer por un problema de infidelidades mutuas. Mientras hablaba sollozaba, y nuevamente se acercó a mi para abrazarse, la recibí con todo el cariño que sentía hacia ella, y le empecé a acariciar el pelo. Era moreno, largo, cuidado, perfectamente peinado, realmente era un placer hacerlo, no pude evitar apartarlo y dejar su cuello y oreja al descubierto, de forma inconsciente mis labios se acercaron a su lóbulo y lo besaron tiernamente. De repente los sollozos cesaron, seguí acercando mis labios a su cuello para besarlo, y empecé a escuchar su respiración algo entrecortada, acompañada por algún suspiro. Noté como su pecho, grande, se presionaba contra mi pecho, y como este simple gesto supuso una descarga de electricidad para mi, la reacción fue instantánea, mi pene se endureció de golpe y no pude reprimirlo.

Ella lo notó, con una mirada provocativa lo miró y seguidamente hizo lo mismo conmigo, me miro a la cara y me plantó un beso furioso en la boca, nuestras lenguas se tocaron y se mezclaron, enroscándose entre ellas. Empecé a acariciarle la espalda para calmar un poco el momento, era una piel suave, tersa, joven, es decir una delicia. Al contacto con las yemas de mis dedos, se le erizo la piel y emitió un pequeño suspiro.

Estábamos estirados en el sofá, ella encima mío, pegada a mi cuerpo. Parecía querer notar mi sexo, que estaba aprisionado bajo los pantalones, así que frotaba sus pubis con contra mi pubis, abrazándonos muy fuerte, sin parar de besarnos apasionadamente, hasta que empezamos a desnudarnos mutuamente. Le desabroche la camisa buscando sus pechos para poderlos tocar y lamer, succionando sus pezones que estaban durísimos.

En un gesto brusco de pasión la volteé y cambiamos las posiciones, ahora era yo el que estaba encima, me apresure a desabrocharle sus pantalones y sacárselos, y a continuación comencé a besar sus piernas desde abajo, subiendo despacito. Ella abrió como nunca había visto las piernas, facilitándome la situación, le besaba sus muslos, empezando a notar ese aroma embriagador del sexo caliente.

Con mis manos empecé a retirarle las bragas, las notaba mojadas y pude observar al lado de su estilizado coño una pecas preciosas que fui a lamer rápidamente, mi lengua empezó a degustar esos jugos deliciosos, recorriendo cada uno de los rincones de esa maravilla que tenía frente a mi. Lamí y chupe sin descanso hasta notar como se acercaba un orgasmo por su parte, baje el ritmo de las lamidas para que la corrida fuera mas prolongada y deseada y así fue, su olor a sexo incremento, la humedad se palpaba como el calor que desprendía.

Seguidamente, y después de recuperarse unos minutos se levanto y me dijo:

-Ahora me toca a mi.- Me pidió que me incorporara, quedándome sentado en el sofá. Se puso frente a mí, me desabrocho los pantalones y empezó a frotar mi pene que quería salir del bóxer con urgencia. Se arrodillo frente a mí, bajo unos centímetros el bóxer y con su boca agarro la punta que estaba hinchadísima, empezando a lamerla recogiendo las primeras gotas que salían de mi capullo. El placer era increíble, ella acabo de quitarme toda la ropa, cogió el pene con una mano mientras con la otra acariciaba mis huevos y empezó así un ritmo de placer inigualable, mientras sus pechos chocaban con mis muslos y me producían mas placer aún. Cuando vio que estaba a punto de caramelo, se paro de golpe, y se monto encima de mí agarrándola para indicarle el camino hacia esa gruta tan deseada. Al principio, lo hizo despacito metiendo la punta sólo, luego un poco más, notaba su tesoro palpitante, abrazando mi polla como si tuviera vida propia, hasta que se la clavo toda dentro

Empezó a cabalgar fuerte, sin pausa, cogiendo los dos el ritmo, sus pechos en mi boca, mis manos en su culo, y el ritmo constante y fuerte, estaba completamente fuera de mi, gozando como nunca lo había hecho, hasta que ella me susurro en el oído que quería notar toda mi leche caliente en su interior, fue decirme eso y liberarme, empezando a correrme como un loco, gritando sin poder evitarlo, la cara desencajada del placer vivido

Extenuados, abrazados, nos susurrábamos al oído lo bien que estábamos, y nos juramos complicidad, eso sería un secreto, algo q nunca habría ocurrido, aunque nadie nos lo podría quitar nunca.