Pasiones escondidas
Nunca me puse a pensar q era lo q sentia por Hermione,hasta hoy.
Sé que te excita pensar hasta donde llegaré ... "
"No sé por qué esa noche nefasta se me ocurrió dar una última ronda por los vacíos pasillos del colegio, los chicos habían tenido un divertido partido de Quidditch y gracias al brillante buscador de Gryffindor es que esa casa había ganado una vez más el encuentro, ese odioso de Potter era el capitán de tan flamante equipo; mi casa, Slytherin no había estado tan buena así que se mereció la derrota. Esa noche las celebraciones de los ganadores habían durado hasta tarde y fue por ese motivo que salí de mis mazmorras a verificar que el desastre que dejaron no fuera tan espantoso al dia siguiente. Todo estaba en calma y por motivos que hasta hoy desconozco, me dirigí con pasos seguros al último piso donde estan los baños de los prefectos, tal vez pensé que algún rezagado se había quedado con alcohol demás y podría ahogarse; cuando llegué efectivamente había alguien, lo supe pues vi la luz que se filtraba por la puerta entreabierta y las rendijas que había en ella, sonreí para mis adentros pensando en el castigo y en cómo gozaría mi espíritu con quitarle algunos puntos a Gryffindor, pero mientras la oscuridad reinante me rodeaba y me ocultaba mezclándose con los colores de mi vestimenta, me acerqué sigilosamente, y lo que ví me dejó totalmente anonadado ... efectivamente, uno de los prefectos estaba sentado al borde de una de las enormes tinas, era una de ls chicas que, con una delicada bata ocultando su belleza sin igual, era ni más ni menos la Srta. Hermione Granger, la nueva prefecta de Gryffindor, la hermosa "insufrible sabelotodo" que interrumpía mis clases con porfía pese a los innumerables castigos que le había propinado por su falta de respeto constante ... estaba con su castaño cabello tomado dejando libre su delicado cuello de cisne, mientras con su mano delicada tocaba regulando el agua que corría como vertiente de manantial entre sus dedos finos ... no supe por qué me detuve en seco observando esa escena inocente y erótica a la vez, me mantuve oculto en la oscuridad casi sin respirar para no interrumpir esa dulce sensación que se presentaba con violencia en mi corazón, ella se levantó con su fragilidad innata y dejó deslizar la bata por su cuerpo para dar paso a su desnudez completa ... mi respiración se detuvo en seco y admiré esa belleza de porcelana e inmaculada ... intocable, angelical, inalcanzable ... todas esas palabras se presentaron en mi mente provenientes de mi corazón que latía desbocado en mi pecho y supe en una décima de segundo el por qué siempre la castigaba y por qué ella siempre insistía en ser castigada, era para que ambos fuéramos los protagonistas de los minutos que estábamos viviendo en esos precisos momentos ... Hermione lucía ya el cuerpo de toda una mujer, pese a tener sólo 17 años; se pasó una de sus delicadas manos por el cuerpo acariciándose los senos perfectos mientras que con su otra mano se acariciaba la garganta frágil de cisne ... deseé arrodillarme a sus pies para adorar a esa diosa virginal y besarla entera, sin dejar de pasar mi lengua por sus rincones prohibidos, hacerla gozar como sólo una diosa de la belleza se lo merece ... ¿hasta donde soy capaz de llegar por amor?¿dije amor?¿cómo podìa enamorarme de una de mis alumnas con tan solo verla desnuda?¿sería la escena tan dulce y erótica que estaba presenciando? .. suspiré en silencio, mientras observaba con detenimiento cada movimiento femenino, cada respirar que elevaba sus senos maravillosos y cada uno de sus músculos delicados que conformaban ese cuerpo deseado por el mío ... con infinita delicadeza se sumergió en la enorme tina llena de espuma y se pasó las manos por los hombros y el cuello cerrando sus bellos ojos para luego apoyar su espalda contra el respaldo de la tina ... era el momento exacto para marcharme, pero no lo hice, estaba inmóvil cuál estatua en mi lugar interrumpiendo mi respiración para no molestarla ... admiré esa belleza que descansaba con los ojos cerrados, mientras mi corazón seguía latiendo de manera diferente en mi pecho, estremecido y conmovido, una emoción que desconocía se me presentó y supe que no podía seguir negando lo innegable: amaba a la Srta.Granger, amaba con desesperación a mi alumna, amaba como adolescente a esa niña inalcanzable ... jamás esa niña me pertenecería, jamás una mujer tan perfecta se fijaría en un hombre como yo, su profesor, su maestro, la pasaba por 19 años, no tenía nada que darle ... pero en cierta medida, me gustaba que las cosas fueran así, yo no tenía ni un chance con esa criatura del amor ... yo solo era un espectador de su vida, un espía de su condición de alumna del mejor colegio del mundo en su categoría, viendo desde mi ventana abarrotada como ella crecía y se desarrollaba junto a otros muchachos que tenían todo para darle y hacerla feliz, chicos jovenes, guapos, con grandes planes ... suspirando, convencido, que todo lo que pudiera pasar entre Hermione y yo era una quimera, di media vuelta para marcharme ... pero el dulce sonido de unas campanitas me detuvieron y me di vuelta para observar una vez más a mi amada alumna, ella seguía con sus ojitos cerrados pero ahora sonreìa ... - ¿Te vas a quedar toda la noche ahí? - me dijo abriendo las estrellas que tenía por ojos y por los cuáes yo mataría, me sonrió con seducción, yo estaba fuera de mis cabales, confundido, abrí la puerta de los baños de par en par para entrar y llenar el baño con mi presencia ... a ella le excitaba la idea de pensar hasta qué punto yo llegaría ... quería jugar ... bien, yo también quería jugar ¿en verdad, quería jugar con la niña que amaba con locura?¡¡no!! yo quería todo de esa mujer ... - ¿Te gustó lo que viste? - me preguntó con osadía sin borrar esa sonrisa seductora de su rostro y olvidando el respeto que me debía por ser su maestro. Olvidando todo yo también, me acerqué a ella con cierta violencia, como un potro desbocado, con el corazón latiendo a punto de estallar en mi pecho por amor y pasión, y tomando una de sus muñecas delicadas, la puse de pie para besarla en los labios con total lujuria y entregando mi alma en ese beso como si mi vida dependiera de ello, abrazando ese cuerpo delicado contra el mío, estremeciéndome al sentir su calidez traspasar mis ropajes, ella no se opuso, se dejó tomar, besar y acariciar como si fuera una muñequita, mi muñequita, ofreciéndome su alma pura con su dulce entrega ... ¡que delicia era besar esos labios carmesí, que placer acariciar esa delicada piel blanca como la porcelana y suave como el terciopelo, que vivo me sentí con su aliento rozando mi rostro!
Hermione ... yo ... - comencé a balbucear como un adolescente tímido, ella me miraba atenta, esperando que yo tomara la inciativa y dijera las palabras que quería escuchar, estaba impaciente y sus ojitos anhelantes me pidieron seguir hasta las últimas consecuencias, la besé en los labios con mayor suavidad controlando mis deseos de hacerla mía y no dejarla ir de mi lado nunca más, ella correspondió mis besos y me abrazó dulcemente entrelazando sus manitos en mi nuca ... si, era una niña inocente aún, era tan virgen como las flores que crecían en las praderas del colegio en primavera, estaba entregándome su mayor tesoro y ahí estaba yo, un hombre mayor que no esperaba ser tan afortunado al ser correspondido por la mujer de sus sueños ... estábamos a punto de caer a un precipio sin retorno y las consecuencias serían ¿fatales?¿hermosas? no lo sabía, solo sabía que la amaba con todo mi ser y que ella sonreía dichosa y coqueta ... ¿qué hago? me pregunté acariciando ese rostro amado con mi mano mientras ella no dejaba de sonreír excitada, entregada, dispuesta a todo sin apartar sus ojos de los míos ... tomé la bata para ayudar a colocársela y besarla una vez más en los labios acariciando ese cuerpo anhelante por encima de la ropa, prenda que me molestaba, que entorpecía mis movimientos ... ¿qué hago, por Merlín, qué hago? ella es mi alumna, si tan solo no lo fuera ... si tan solo me hubiera dado cuenta de que la castigaba en exceso sólo para tenerla cerca y para aspirar ese aroma que solo el cuerpo de Hermione despedía y que delicoso aroma despedía en esos precisos instantes, ¡qué tonto fui al no darme cuenta que sentía lo mismo al buscar con desesperación esos castigos!
¿Quieres que continuemos esto en mi recámara? - le pregunté con decisión, dispuesto a asumir las consecuencias que vinieran, dispuesto a luchar contra el mundo por ella, dispuesto a olvidarme de todo y de todos por esa mujer que amaba con desesperación.
Hermione sonrió, su sonrisa blanca y fresca a juventud no era la misma, era la sonrisa de una mujer seductora y segura de lo que quería, estaba muy consciente de su poder femenino sobre mí, estaba muy consciente de su belleza y de la excitación que existía en ambos, asintió antes de besarme una vez más y yo como un potro desbocado tuve que contener las ansias que me corroían para no hacerla mía ahí mismo.
La llevé en mis brazos para que no ensuciara sus delicados piecesitos desnudos, nunca antes mi habitación me había parecido tan lejana y con mi valiosa carga, era el mayor tesoro que un hombre podía tener en su vida. Fui dueño de su cuerpo, de sus besos, sus labios susurraron mi nombre en medio de la pasión, sus besos me los dio a mi y solo a mi una y otra vez, y su entrega total, dulce, inocente, fueron completas y sinceras, la noche fue demasiado corta y era demasiada la pasión que nos inundaba, sus caricias me enternecieron a niveles excitantes y no la dejé ir entrelazando su cuerpo con mis brazos para que no me abandonara en medio de la noche.
- Ya no puedo vivir sin tí - le confesé esa noche perfecta cuando ella descansaba su cabecita en mi pecho desnudo y yo jugueteaba con sus rizos castaños de seda.
Hermione alzó su vista para fijarla en mis ojos en medio de la oscuridad, iluminados tan solo por la luna que, curiosa, trataba de ver nuestro maravilloso encuentro de pasión, ella entrelazó sus dedos entre los míos y negó con su cabecita.
-Yo tampoco, Severus - me dijo besando mis dedos - hace tanto que siento por tí y tú nunca ...
La interrumpí con un beso que nos llevó a ser consumidos por un fuego inagotable de ardor y pasión que tuvimos que liberar para no quemarnos y consumirnos en vida.
Desde entonces, que mi alumna favorita y yo tenemos una relación más allá de la permitida, vivimos una doble vida, una pública donde no hay mayor entendimiento que la un profesor con su alumna y otra privada que desahogamos en la intimidad de mi alcoba cuando los quehaceres nos lo permiten, entre besos y caricias nos prometimos una vida de dicha y felicidad, una vida juntos, plena, con futuro y fragancias de rosas, donde cuento los días para que ella deje de lado su corta edad y sus estudios, y se convierta en mi mujer ante los ojos de nuestro mundo y ambas sociedades, la de ella y la nuestra."