Pasiones encontradas

Una joven malagueña se encuentra quizás con su alma gemela... todo puede pasar.

Hola… me llamo Carlota y tengo 24 años. En este punto de la vida una cree haberlo vivido todo ya, y que una debe dejarse de sueños y fantasías de todo tipo y centrarse de una maldita vez en la vida. Me educaron así, con esta consigna, que juré seguir como norma fundamental de vida y de conducta.

Pero a la vez… aún soy joven, y me noto en mi mejor momento físico, espiritual y mental. Pero aún así necesito experimentar nuevas sensaciones en lo referente al sexo. Con respecto a eso, estoy bien, tengo novio y me reconozco como heterosexual, pero siempre me ha dado curiosidad eso de montármelo con una chica…

Bueno, hace poco esa curiosidad se transformó en realidad, os cuento. En pleno verano, mis amigas y yo quedamos para irnos de fiesta, ya que habiamos terminado el año universitario. Era el momento ideal para ponernos al día de nuestras cosas, nuestros ligues, nuestros novios… De pronto Sara, mi mejor amiga, nos confesó algo que nos impactó a todas. ¡Se había liado con una tía! Esto nos sorprendió a todas, y empezamos a hacerle preguntas, que si era mejor que hacerlo con un tio, que si había que probarlo (Sus mentes decían eso, pero yo sabía que jamás lo harían).

Yo no podía dejar de mirar a Sara mientras nos contaba su experiencia, y por primera vez… Me estaba atrayendo. No paraba de mirarle sus pechos, enmarcados en ese delicioso top, ni su falda, tras la cual se encontraría mi suculenta recompensa, su coño.

Sara se dió cuenta, y dijo que fuera al baño con ella. Esto me resultó muy raro, pero iba demasiado pedo como para oponerme. Nos metimos en el baño, y ella, que iba en mejor estado que yo, me encerró en un váter, y echó el pestillo.

  • ¿¿Que haces??, le dije. Me dijo que me callara, y me quitó la camiseta. No llevaba sujetador, y se me fue directamente a mis pezones. Me los succionaba, al punto de que se me pusieron durísimos, y esto me hizo excitarme. Seguidamente, se bajó a mi coño, y con sus dedos me excitaba el clítoris.

Yo decidí tomar algo de iniciativa, y decidí ir dándole cachetadas en su culo, lo cual hacía que yo me pusiera aún más cachonda, y con su lengua succionándome el clítoris, yo le chupaba el pecho. Ella  gemía de placer, y terminaba de chuparme el clítoris, y gimiendo, sacó de su bolso una especie de consolador.

  • Vamos a probar una cosa… me dijo.

Nos pusimos en el suelo, y puso ese consolador entre nosotras. Se movió con facilidad y rapidez, incitándome de forma instintiva a hacer lo mismo. Nuestros gemidos resonaban en todo el baño, Dios, que verguenza… Finalmente ambas soltamos un gemido que nos hizo vibrar por completo, puesto que era un orgasmo.

Sara me preguntó que si me había gustado, y yo le dije que sí. Nos besamos y nos pusimos la ropa, pero yo iba con la rayada en la cabeza ¿Habría una lesbiana dentro de mí?