Pasiones cruzadas 5

Sacrificio

LA LLAMADA

Todavía no puedo creer como mi vida se ha puesto de culo. Cuatro años ya, desde mi terrible error y no termino de recibir los coletazos de mi estupidez. Como si el karma se hubiera ensañado conmigo, todo se va derrumbando a mi alrededor, como en un aterrador video juego.

Estoy reunida con Águeda en su despacho, no hemos vuelto a ser amigas, pero si colegas que se respetan. Estamos analizando la situación de mi familia en la cárcel. Por suerte, el resto está recluido en la casa del cada vez más sorprendente Luis.

Los ha acogido como si fueran de su propia sangre, ni siquiera me ha sorprendido demasiado que terminara enrollándose con Carmen, siempre se llevaron bien y Lucio es un estúpido que solo la usaba para acercarse a mi padre.

Lo que en su momento me dio un cachetazo de realidad, fue enterarme de que estaba embarazada, creo que fue en ese instante donde tomé conciencia de todo lo que había perdido.

Escuchaba a mi colega sumida en estos pensamientos, cuando su voz logró colarse en mi cerebro.

  • Así que, con la llegada de este nuevo Juez a la causa, Tu padre y tu cuñado han salido en libertad.
  • ¿Cómo dices? ¿Ellos que armaron todo están libres y mis hermanos condenados a diez años ?
  • Ten en cuenta que ellos figuran en todos los documentos, pero tu padre y Lucio no. Aunque tienes razón, en esta causa pasan cosas raras. Ya fue extraño que les conmutaran a tus hermanos parte de la pena por su supuesta colaboración, de no haber sido así, tendrían encima cinco años más de condena.

  • Y ahora este repentino cambio de Juez que libera a tu padre. Todo es muy extraño. Acá se están jugando cosas de las que no tenemos conocimiento.

En eso tenía razón, el sofisticado entramado de mi padre se había derrumbado y todos sus reaseguros habían fracasado. Perdió todo, menos el galpón con vivienda de extrarradio, que se salvó por estar a mi nombre.

Todo fué muy raro, tanto lo de la condonación a mis hermanos, como la rápida exculpación de sus esposas y el apoyo incondicional de Luis. Como si su sombra hubiese estado presente en todo el proceso.

  • ¿Cómo pude equivocarme tanto con él?

Lo quise mucho, me crié y crecí con él, pero era un cariño de hermanos, más que de pareja. Siempre sentí que era la antítesis del hombre que yo buscaba. Pero su bonhomía, la libertad que siempre me daba, su falta de celos, lo hacían un novio cómodo, además me hacía sentir segura y me espantaba los moscones molestos que me rondaban desde que empecé a desarrollar.

Me gustaba que me halagaran y tener a los machos, comiendo de mi mano, pero cuando se ponían pesados, era la novia de Luis y eso los paraba. Siempre ví a los hombres como herramientas para lograr mis objetivos. Ese era mi verdadero placer, pero pensar en entregar mi cuerpo a su lascivia me daba asco, hasta que descubrí ese otro ser que habitaba mi cuerpo. Casi en simultáneo con la pérdida de mi virginidad.

Todo empezó durante el último campamento de verano del instituto, el día que los macarras se descontrolaron. Nunca supo Luis cuánto los había excitado, como los llevé al borde de la demencia por la calentura, para luego dejarlos colgados. Cuando quisieron cobrar la deuda pendiente a la fuerza, apareció él.

Desde el primer día habíamos intercambiado habitaciones entre mi compañera de cuarto y el suyo, que también eran novios. Pero le aclaré de entrada  a Luis, que de sexo nada. Y una vez más, él aceptó.

Esa noche era el baile de disfraces, uno de los más populares de ese viaje. Por supuesto el sieso de Luis se excusó, ni siquiera objetó, ni tuvo problema en que luciera ese disfraz de colegiala sexi, que era demasiado provocativo.

Pollerita tableada, que casi no tapaba mi culo, cubierto solo por una mínima tanga, camisa abotonada con dificultad en mis voluptuosos pechos. Coleta y pecas en la cara. Toda una puta.

Bailamos, bebimos como cosacos, y un par de monitores de otro instituto con pinta de macarras, me empezaron a rondar. El que fuéramos mayores de edad los liberaba de prejuicio. Pasé la noche bailando alternadamente con ellos, que no se creían la suerte que tenían..

Frotamiento, roces de sus pollas en mi culo y un par de picos robados pusieron la olla a punto de hervor. Cuando pasamos a los reservados, entre los dos me llevaron al cielo, mientras uno me comía las tetas, el otro me hizo una paja de película, que me transportó al paraíso.

Fue natural que me invitaran a terminar la noche en su habitación, y natural también que les dijera que sí y me esperaran a que volviera del baño. El viejo truco. Salí disparada por la puerta de atrás y cuando muerta de risa estaba llegando a nuestra cabaña, me estaban esperando en la puerta.

  • ¿Dónde vas puta? Te falta mucho para jugar en las ligas mayores. No te va a ser fácil librarte de gente que tiene mas calle que tú.

  • ¡Déjenme en paz, o llamo a mi novio que está dentro!.

  • ¡Llámalo!  Si se mete, los follamos a los dos. Porque tu no te salvas.

  • ¿Hablan de mí? Preguntó Luis con una voz fría como el hielo.

Cuando los macarras intentaron reaccionar, ya estaban en el piso pidiendo disculpas. Luis me tomó del codo y me metió dentro de malos modos. Cuando le quise agradecer con un beso. Me miró con desprecio y se metió en la cama. Esa noche dormimos separados.

  • Debí prestar más atención a ese aviso

Sabía que practicaba artes marciales, pero creía que era más como una diversión friki, que algo serio. Estaba tan asustada cuando él intervino, que aluciné por la frialdad con que demolió a los patanes en un par de minutos. Me hizo sentir tan segura, que decidí que era él,  lo que yo necesitaba a mi lado.

Por la mañana era el mismo Luis de siempre. Esa noche le entregué mi virginidad.

El problema vino a la mañana siguiente, Luis quiso repetir y yo estaba dolorida, entre que era virgen y lo que porta él, quedé fuera de servicio. Cuando me negué, el asqueroso quiso que se la mamara a pesar de mis advertencias, ¿tan difícil era de entender ?. Decidí escarmentarlo, se lo iba a enseñar a la fuerza.

Le pedí a mi amiga volver a mi habitación y dejé bien en claro mi decepción por su rendimiento sexual. Las burlas no se hicieron esperar y los buitres no tardaron en aparecer. Entre ellos, los dos monitores de la paliza, reprochándome haber perdido una gran noche por pasarla con un inútil.

A la vista de Luis y para escarmentarlo, simulé darles cabida, dejándome mimar un poco. No sabía todavía lo que estaba por descubrir y lo que aún no sabe él, es que tanto roce, provocó que terminara en la cabaña de los monitores follada por los dos. Eso sí, con el condon reglamentario

Esa tarde estaba conversando con los monitores en la puerta de su cabaña, cuando Luis vino a reprochármelo, como toda respuesta les propuse a los muchachos que pasaramos dentro, para no ser interrumpidos por gente molesta.

Nada más entrar, Luis empezó a golpear la puerta furioso. Cuando me asomé a la ventana a preguntarle que quería, uno de ellos se agachó detrás mío me levanto la corta pollera, me bajó las bragas y me empezó a dedear el coño.

  • ¿Se puede saber, que quieres? Hmm

  • ¿Qué mierda estás haciendo? ¡Estas quedando como una puta delante de todo el mundo!

  • Hmm...por lo menos seré una puta bien cojida.

  • ¡Vete a la mierda! Y se marchó furioso a su cabaña.

  • Aghhhh…

Me dio tanto morbo la situación, que para cuando logré deshacerme de Luis tuve el primer orgasmo. Quedé derrengada, con el culo expuesto y la cabeza apoyada en mis brazos cruzados sobre el alfeizar de la ventana mirando irse a Luis.

El otro macarra, que de tonto no tenía un pelo, no la iba dejar pasar, como se había empalmado con la escena, se desnudó veloz mientras el otro me dedeaba y se calzó un condon. Cuando quedé relajada por el orgasmo reemplazó a su amigo, me separó las piernas y me la endilgó de un caderazo.

  • ¡Aayyyy..hmmm!

  • Ufff.. Eres muy estrecha para ser tan puta.

Yo todavía estaba un poco dolorida del polvo con Luis, pero la excitación del momento, y lo poco que calzaba mi oponente, me llevaron a un orgasmo en minutos, seguido del macarra, que tendría mucha calle, pero poco aguante.

A estas alturas el juego de postas estaba cantado. Tardó segundos el compañero en tomar el relevo. Esta vez no me corrí, algo en mi se empezó a rebelar por lo que estaba haciendo. Me descalcé de la polla de un tirón, me bajé la pollera y salí corriendo, abandonando mis bragas y dejando al macho sorprendido sin acabar la faena.

Siendo monitores de un instituto y no estando bebidos, no hicieron ningún escándalo. Por suerte para mí, nadie se enteró.

En ese viaje, descubrí mi sensualidad bipolar. Disfrutaba como una marrana follando con tipos lanzados, pero necesitaba el amparo de Luis con sexo restringido para que mis impulsos no me dominaran y arruinaran mis proyectos de futuro.

Me dió tanto temor no poder controlar mis pasiones y terminar como una arrastrada dependiendo de un chulo, que comprendí que mi único futuro posible era amparada al cobijo de Luis. Un tipo noble, que aceptaría mis condiciones con tal de estar a mi lado. Debía hacerme perdonar como fuera y fijar los límites de nuestra relación.

Cuando hablé con Luis de formalizar nuestra intimidad, despues de disculparme y jurarle cínicamente que jamás sería infiel, le dejé en claro que mi idea de disfrutar del sexo no era la suya. Qué no esperara de mí comportamientos de sometimiento, que me daban asco de solo pensarlo.

Hasta que llegó ese maldito viaje. Estaba tan excitada por mi sensación de libertad, por alejarme del carcamán despreciativo de mi padre y sus devotos chupaculos o de la beata hipócrita de mi madre y mi aduladora y bondadosa hermana. Que me fuí a la mierda y le fui infiel por segunda vez.

La desfachatez de mi prima. La exhibición de mi cuerpo. El uso de mis herramientas femeninas para tener a esos abogados comiendo de nuestras manos. El usarlos y dejarlos plantados como burla cruel a sus apetencias de machos alzados, me enervaron al nivel del orgasmo. Era

“la mujer”

en estado puro.

Hasta que aparecieron los primos y nos defendieron. Esa madurez, esa arrogancia. Sabía que eran unos buenos para nada, pero qué importancia tenía, eran el tipo de hombres que me excitaban y sólo utilizables para las vacaciones.

Y me dejé llevar por  la sensación de libertad, divertirme sin importar el qué dirán, probar cosas nuevas. Hasta que llegó la noche del departamento y sin saber como, quise disfrutar una vez más de ser

“la hembra”

.

Fué brutal, todos mis sentidos excitados en su máxima expresión, por segunda vez, ser usada por un hombre que además, tuvo la delicadeza de compartir su éxtasis y me llevó a los cielos.

El amanecer fué brutal, cuando tomé conciencia de lo que había hecho y de no poder solucionarlo por mi alergia a las pastillas, me aterré y volví a buscar refugio en el único puerto seguro que conocía,  Luis me lo ofreció, y como de costumbre no desconfió, aceptó todo con su habitual calma y frialdad.

  • Aunque parezca mentira empecé a odiarlo por eso.

Y terminamos casados, cargando con dos hijos con nombres estúpidos por capricho de no se que cosa del futuro de su empresa. Como si al verdulero le importara como se encabezaban las facturas ridículas que podía confeccionarle.

Cada dificultad, cada planteamiento, cada demanda, como el leonino acuerdo prenupcial que le impuso mi padre, eran asumidos por él con su habitual parsimonia. Y lo empecé a ver como poca cosa. El mundo estaba ahí para comerselo, para disfrutar de las grandes oportunidades, no para cambiar pañales y darle de comer a la familia.

Verlo cada día dedicarse con devoción a criar los hijos de otro, me entró a dar asco.

Pero ver a mis hijos y sentir que eran fruto de una traición me daba vergüenza.

Me empecé a alejar. Llegó un momento en que no los veía semanas enteras. Y eso me daba paz. Saturarme de trabajo, comprarme las mejores ropas, lucir un auto de ensueño, me sacaban de la triste monotonía de compartir cama con un hombre conformista y sin futuro. Jamás pensé en mis hijos. La culpa no me dejaba ver.

  • Cómo podía saber que la historia era otra, si yo no preguntaba.

Hasta que llegó Marcos. Sabía que no tenía que dejarme llevar, que era el esposo de mi amiga. Pero tener a mi lado el ideal de hombre para mí, fue demasiado. Sus sueños, sus proyectos, su saber tratar a una mujer como yo, me fué mareando de tal manera que me fuí enamorando sin remedio. Cuando empezó a hacerme ver todos los negocios que se perdían por la intransigencia y la soberbia del padre de mi amiga, me hizo entender que ocuparnos de ellos era hasta casi natural. Cuando me convenció de que inflar algunos presupuestos para captar esos clientes insatisfechos estaba bien, lo acepté.

Pero cuando ya estábamos instalados trabajando todas las horas disponibles, viajando juntos, comiendo juntos, yendo a tomar alguna copa lejos de miradas indiscretas hizo que mis defensas fueran aflojando y traicionar a mi amiga una realidad posible. Traicionar a Juan era como natural, pero era la primera vez que ponía en riesgo mi futuro profesional.

Cerrar el acuerdo con la financiera, ese cliente imposible perseguido por Águeda durante años, fué el detonante. Las barreras cedieron y nuestras pasiones se desbordaron. Ese sexo salvaje en esa oficina, que a la postre sería el comienzo de mi caída, fué el detonante de mi descontrol.

Una vez acabado, con las pulsaciones en frío me sentí culpable. Y odiaba sentirme así. Supe que la farsa de mi matrimonio se debía terminar y para terminar de liberarme de culpas, sabía lo que tenía que hacer y con quien.

Cuando llamé a Luis para decirle una vez más, que iba a hacer lo que me salía del coño, no se le ocurrió hacer otra cosa que desearme suerte. Cuanto lo odié por eso.

  • Le acababa de poner unos cuernos de campeonato y el imbécil me deseaba suerte…¡QUE LE DEN!

.

Cómo podía saber que mi suerte ya estaba echada, que su fría y meticulosa mente ya había decidido mi destino.

Una vez más, ese fin de semana me liberé a los sentidos. Como los beatos que se autoflagelan, yo necesitaba sentirme sometida a esa explosión de placer que solo los primos habían sabido sacar de mis entrañas.

Llegar a casa y vivir la humillación de verme expulsada de mi hogar, por los inocentes videos que le enviaron sus amigos casi me hacen descojonar de risa en su cara.

  • Si el estúpido supiera...

La que no sabía era yo. Esas estúpidas pruebas que pretendía usar para librarse de mí, utilizando las cláusulas del arreglo prenupcial que le hizo firmar mi padre, en lugar de exponer el arsenal nuclear que tenía en mi contra, habían sido una vez más, su forma de protegerme como madre de sus hijos.

En mi soberbia, cometí el error de provocarlo en lo único que no tendría que haberlo hecho. Pelearle la custodia de los que él sentía que eran sus hijos. Me juré a mi misma que de ser necesario, le haría tragar su ilusa paternidad.

  • Como podía suponer que su padre ya la había puesto en duda y confirmado desde el primer día.

No pude parar esa reunión tan extraña organizada por mi familia, pero sabía que al terminar, él estaría destruido por la pérdida de sus hijos, y yo amparada en los brazos de Marcos.

Y la que quedó destruída fui yo. Lento y parsimonioso, como es su estilo, demolió mi castillo de arena torre por torre. Me quedé sin pareja, sin amiga, sin trabajo y con la mirada de asco y reproche de mi familia clavada en mi cerebro.

  • Para el remate de la faena, Marco desapareció sin dejar rastro.

Cuando semanas después Agueda me llamó y sonriente, me refregó en la cara que se lo estaba tirando, solo pensé que era una estúpida venganza por parte de ambos. Cuando me explicó, que una vez más, Luis había salido en mi rescate salvando mi trabajo y quién era él en realidad, pensé por primera vez, que había cometido un gran error.

Lo peor fue ver en mi casa, en soledad, el video completo de mi perverso fin de semana que me facilitó mi ex amiga. Pensar que él lo estuvo viendo en vivo y en directo me dió mucha vergüenza. Sentí tanto asco hacia mi persona, que casi no he catado hombre desde ese día.

El remate fue la semana de nochevieja que organizó Carmen, no entendí la idea de mi hermana¿Quería reconciliarnos?Jamás pude imaginar que en su cabeza ya se lo estaba tirando. No me podía negar. Fui dispuesta a soportar el escarnio y la burla una vez más.

Volver a verlo, la calidez de su saludo, el cariño con que me recibieron mis hijos. Saber que lo habían internalizado con tanta naturalidad, sin ningún rencor, como si de mí, no se hubiera esperado otra cosa, me hizo sentir peor.

Cuando todo se derrumbó, él salió en defensa de las que siempre lo quisieron y me dejó a los que considera mis iguales a mi cargo. Quizás haya comprendido antes que yo, que gran parte de mis actos, se han debido a mi afán de demostrarle a mi padre, que su decisión de marginarme de sus negocios en favor de mis hermanos había sido un error.

Que hayan tenido que recurrir a mi para su defensa, porque perdieron todo por soberbios, era mi venganza. Pero ni así pude liberarme de la sensación de que otros decidían por mí.

Las sentencias de mis hermanos, se redujeron drásticamente, mis cuñadas y mi hermana, liberadas de toda culpa. Luis protegiéndolas en su casa. Era todo tan extraño que presentí que la mente fría y calculadora de mi ex, estaba tras todo eso.

Y ahora este cambio de Juez en la causa. La liberación de mi padre y mi cuñado. Todo tan repentino. También estaba fuera de mi control. La mirada de mi padre cuando lo visité, me indicó que ya lo sabía. Y que su venganza, cualquiera fuera estaba en marcha.

Cuando en medio de mis elucubraciones sonó el teléfono, tuve un escalofrío. Cuando Águeda, pálida y conmovida me comunicó quién era y por qué llamaba, atendí. Cuando aterrada, colgué la llamada, un desgarrador sentimiento de culpa y vergüenza me atenazó el estómago.

SACRIFICIO

Vi llegar a Carmen demudada con el teléfono en la mano y temí lo peor. Cuando nos comentó el contenido de la llamada, mis cuñadas comenzaron a llorar.

Una voz impostada, nos anunciaba que los chicos habían sido secuestrados, me advirtieron que no llame a la policía, porque me tenían vigilado, y cortaron la llamada. Lo primero que hice en forma urgente, fue comunicarme desde mi despacho privado vía internet, con Blanca, la jueza, y detallarle la novedad.

Tenía muy en claro, que el avispero que había removido en el caso de mi ex suegro era muy grande, y con tentáculos de los cuales, era  difícil conocer el alcance. De alguna manera me habían localizado y venían por su revancha.

Con todo el dolor en el alma porque los chicos hubieran sido el medio que utilizaron para lastimarme, supe que la situación me superaba. No se iban a conformar con el pago de un rescate, venían a lastimar. Necesitaba ayuda, aún con el peligro que eso suponía.

Su primer consejo fue que no hiciera ningún movimiento extraño, que escuchara las demandas y la tuviera al tanto, mientras ella empezaba a poner en movimiento a la brigada especializada en el tema.

Horas después, volvieron a llamar y me exigieron un rescate de un millón de dólares, con las instrucciones de como pagarlo. Acto seguido, recibí una foto desde el  whatsapp de Hugo Ignacio donde se los veía sentados en el piso a los cuatro, atados y amordazados. Lo indignante era ver a las niñas en ropa interior.

Me dieron setenta y dos horas para conseguir el dinero. Expirado el plazo, comenzarían con la violacion sistemática de los chicos, por parte de  todos los integrantes de la banda, que eran muchos. Uno por día, empezando por mis sobrinas y siguiendo con mis hijos. Una vez violados los cuatro, los empezarían a matar siguiendo el mismo orden.

El clima en casa estaba muy alterado, mis cuñadas lloraban todo el día. Carmen estaba aterrada y se refugiaba en sus bebés. Solo Mary me ayudaba a mantener el poco control que me quedaba. Del tema sabía bastante, porque en centroamérica, el tema secuestros es una plaga.

  • ¿Te has dado cuenta que los niños no tienen los ojos vendados?

  • Si, pero no se los digas a las otras mujeres.

  • ¿Sabes lo que eso significa?

  • Desgraciadamente sí, esto es una venganza en toda la regla, lo del dinero es para pagarle a la banda. Pero no el verdadero propósito del secuestro. Esto no termina bien.

A la mañana siguiente se presentó Clara, que ahora era la mano derecha de Blanca, camuflada con grandes anteojos oscuros y vestida informal, con un pantalón vaquero roto, remera y zapatillas. Traía un gran bolso de viaje. Cuando me asomé a recibirla, se colgó de mi cuello y me dió un gran beso en la mejilla.

  • Hola Tioo, cuanto tiempo sin verte.

  • Hola Clara, que sorpresa, pasa, pasa

Blanca la había mandado de soporte de seguridad y enlace profesional con la brigada. Dentro del bolso, aparte de ropa para varios días, traía un pequeño arsenal.

Consciente, de que lo del dinero era solo una excusa y que no había salida limpia, decidí imponer condiciones que iban a aceptar. Sabía que también me querían a mí. Solo pagaría si los niños estaban bien y lo verificaba yo personalmente.

Conseguir el dinero, fue coser y cantar, tenía referencias impecables y muchos bancos como clientes. El dinero que había escondido en el exterior no servía para esta negociación y no podía permitir que se supiera que lo tenía. Podría ser fatal para todos.

Blanca estuvo de acuerdo en que pagara y aceptara las condiciones de entrega. Ellos supervisaría todo el movimiento y no actuarían hasta que estuviéramos a salvo. No quise contradecirla, pero suponía que eso no iba a ser posible.

Finalmente, coordinamos con los secuestradores que saldría con mi auto hasta un lugar fijo, que me indicarían una vez haya salido. Habiendo verificado que nadie me seguía, me recogerían en un punto a designar, me encapucharían y me llevarían hasta mis hijos.

Luego de verificar que no tuvieran ningún daño. Clara, portando el dinero, se encontraría con nosotros en un punto a designar y se haría el intercambio. Le advertí a Blanca de mis sospechas, pero las desestimó.

Llegó el día, seguí las indicaciones, me encontré con ellos y me encapucharon. Después de dar muchas vueltas, llegamos a un lugar donde me hicieron descender. Cuando me sacaron la capucha, supe que no había salida.

Contra una pared estaban mis hijos y mis sobrinas, en las mismas condiciones que en la foto. La cara de vergüenza de las muchachas, con sus ojos enrojecidos de tanto llorar, contrastaba ampliamente con la de odio de mis hijos.

Imaginar que ya habían sufrido algún tipo de abuso me estaba empezando a pasar factura. Un fuego interior empezó a brotar desde la profundidad de mis entrañas cuando escuché la voz inconfundible del arrastrado de Lucio.

  • ¿Viste cuñado que lindas están las nenas ?

Me di vuelta furioso para encontrarme con su cara deformada en una expresión diabólica, mezcla de morbo y venganza. Me estaba apuntando con un arma de grueso calibre. A su lado, no tan seguro de sí mismo, estaba Pedro, mi suegro, también armado.

  • Viejo hijo de puta, no te alcanza con haber arruinado a tus hijas, que ahora te las cobras con tus nietos. Son sangre de tu sangre, viejo puto. Terminemos esto de una vez.

Estaba enceguecido por el odio, dispuesto a hacer cualquier locura, mientras liberaba a mis hijos de sus ataduras.

  • ¿Que se supone que estás haciendo cuñadito? ¿Te crees que los voy a dejar ir así nomás?. A mi me importa una mierda el dinero. Quiero ver la cara que pones cuando viole a tus hijos en tus narices. El dinero es para estos imbéciles, que también tienen cuentas que cobrarte.

Por una puerta lateral aparecieron mis vecinos, Pedro y Pablo  arrastrando a  Bety y July desnudas y llorando.

  • Hace tres días que se las están follando sin parar. Lo más cómico es que me entregaron a mis sobrinos en bandeja, con tal de que no lastimemos a sus papacitos allá en Venezuela. JA, ja, ja, como si conociéramos la forma de hacerlo.

Luego me enteré que las chicas, nunca llegaron a irse a su país. Habían sido secuestradas y con los datos que tenían sus exparejas de sus familias, las  amenazaron. Las convencieron para esperar a mis hijos a la salida del Instituto y comunicarles de parte mía, que fueran a visitar al abuelo que había sido liberado. En cuanto subieron a la camioneta que los esperaba, les quitaron los móviles y los maniataron.

A las niñas no llegaron a violarlas, pero esos dos cerdos las estuvieron manoseando todo el tiempo. Mas aún, cuando vieron los violentos que se ponían mis hijos cuando eso pasaba. Llegaron a follarse a mis empleadas delante de las niñas, para que vieran lo que les esperaba.

Estando mis hijos ya liberados, estos se acercaron a sus primas para soltarlas, cuando interrumpió otra vez un enardecido Lucio. Mi suegro no hablaba, se lo veía sobrepasado por la situación. Tenía un leve temblor en la mano que sostenía el arma.

  • Quédense quietos, no las suelten todavía, llama a  tu contacto para que lleven el dinero al punto acordado. Luego le diremos donde lo tiran. No nos vamos a prestar a una encerrona.

  • No lo harán, si no nos ven primero.

  • Veremos que opinan sus madres cuando les mandemos el video de sus niñas con el culo roto.

  • ¿Cómo puedes ser tan hijo de puta ? Las conoces desde que nacieron, son tu familia.

  • Esos conceptos se pierden dentro de la cárcel. ¿tienes idea de cuantas veces me violaron? ¿Crees que no sé que los vídeos de las fiestas gay los sacaron mi esposa y tú de mi caja fuerte? ¿Que fuiste tú el que los utilizó para salvar a mis cuñadas?. Jodiste a mucha gente con esa divulgación. Llevó un tiempo, pero finalmente alguien habló. Tú de esta no sales, y tus hijos tampoco. Veremos que hago con tus sobrinas. Todo depende de que paguen o no.

  • ¡CLICK!

Amartilló el arma

No podía esperar más o todo estaría perdido. Salté sobre él.

  • ¡¡

BANG

!!

La cabeza de Lucio, explotó en una bola de sangre, antes de que lograra alcanzarlo. Al escuchar el disparo, mi suegro salió de su estupor, se dio vuelta y le disparó al agresor. Cuando vio a Susana pistola en mano, mirando asombrada la pechera de su blanca camisa, manchada por un sol de sangre que se expandía con centro en su pecho, comprendió aterrado lo que había hecho. Se llevó la pistola a la boca y se voló la cabeza.

Quedé congelado contemplando el final de parte de mi vida, en el mismo momento que mis hijos ya liberados, saltaron furiosos sobre mis vecinos, que habían quedado  paralizados por lo sucedido. Si no reacciono a tiempo y los detengo, los matan a golpes. La ofensa a sus adoradas primas, la iban a pagar muy cara.

Cuando minutos más tarde, llegó Blanca con la brigada, todo había finalizado. Susana les había trastocado todos los planes. Más tarde Águeda me contaría, que en el momento que se enteró del secuestro de los mellizos, en lugar de desesperarse, su gesto se ensombreció. Como si tuviera la certeza absoluta de lo que tenía que hacer. De hecho el galpón donde todo sucedió, era aquel que su padre había puesto a su nombre.

ANIVERSARIO

La primavera se ha presentado fresca, nos preparamos en silencio. Hoy se cumplen dos años de su fallecimiento. Las mujeres visten  con ropa oscura y los varones de traje negro. Los gemelos que ya caminan, quedaron en casa al cuidado de Mary. Son muy chicos todavía para entender lo sucedido.. Bety y July están presas, aún con atenuantes, colaboraron en el secuestro.

Desde el mismo momento en que todos sus planes fallaron, mi suegro desconfió de su entorno, los tentáculos de su red de corrupción, llegaban mucho más allá de las pruebas halladas en casa de Lucio.

Cuando vió todo el movimiento de protección alrededor de sus hijas, de la primera persona que desconfió fue de su hija Carmen. Ella era la única que tenía conocimiento de la caja fuerte de Lucio, pero no la veía capaz de manipular las pruebas. Cuando se enteró que estaba en pareja conmigo, sumó dos más dos.

Con los contactos que le quedaban y el dinero que Lucio desconocía, me puso en estricta vigilancia. Así no tardó en enterarse de mis conflictos con los vecinos y de las debilidades de las venezolanas. Cuando finalmente consiguió que cambiaran de juez en su causa, logró la libertad y planeó todo el operativo.

Lo que nadie previó fue que los videos de las orgías se filtraran en la cárcel y convirtieran la vida de Lucio en un infierno, terminando por enloquecerlo. A mi suegro no lo tocaron, porque pagaba por protección.

Lograr que Bety y July, para proteger a sus familias colaboraran en el secuestro, con la promesa de que los niños no sufrirían daño, fue relativamente fácil. Soportar la forma en que mis vecinos violaron a sus ex parejas los días siguientes, ya lo hizo dudar de sus colaboradores.

Cuando vió que el secuestro cuidado de sus nietos, derivaba en la posible violación y muerte de los mismos, empezó a perder los papeles. En el momento que vió explotar la cabeza de su yerno en sus narices, estaba tan alterado, que disparó sin mirar. Cuando vió el resultado de su disparo, no lo pudo soportar.

Nos dirigimos en dos coches al cementerio, en uno viajan los mellizos con sus primas, y en el otro vamos Carmen, mis cuñadas y yo. En el cementerio nos encontramos con unos circunspectos Pedro y Ramón, vigilados por dos agentes, ya que Blanca logró que les concedieran un permiso de excepción, dado el aniversario.

También están presentes Águeda y los compañeros de mis hijos. Martín ha devenido en un petiso fortachón, gracias al gimnasio y el entrenamiento con los mellis y Diana se ha convertido en una valquiria de curvas tan insinuantes, que me recuerdan a Daniela, su madre, que también está presente junto a Marta, la madre de Martín. El cortejo lo completan Blanca la Jueza y Clara su asistente.

Nos dirigimos primero a la capilla, donde sus hijos ofrendan una misa en su memoria, oficiada por un aburrido y babeante cura de cementerio. Luego pasamos a rendirle homenaje en su sepultura.

La ceremonia transcurre en silencio, todos tenemos algo en que pensar. Rueda alguna lágrima, se suelta algún suspiro, pero nadie quiere hablar. Cada uno a su manera y por diferentes motivos la recuerdan con cariño.

Fué una madre ausente, privilegió más sus convicciones que la necesidad de su familia, se dejó llevar por delante en momentos de sumisión, pero al final supo ser una buena madre y olvidándose de todo, privilegió a sus hijos por sobre todo lo demás.

Finalmente, nos despedimos entre todos con afecto. Ante la muerte, las pequeñas miserias pasan desapercibidas. Cada uno retorna a su vida. Todos tenemos algo en que pensar.

EPILOGO

La vuelta a casa es triste, todos tenemos algo en lo que pensar, el imperio de Pedro, basado en extorsiones, pasiones descontroladas y ambición sin límite, que parecía indestructible se ha derrumbado como un castillo de naipes.

Todo ha caído, pero nada ha terminado. Las barajas se recogen, vuelven al mazo y a dar de nuevo. Un monstruo ha caído víctima de sus propias perversiones, otro está naciendo en su lugar.

Pero no todo está perdido, muchas veces el dolor despierta sentimientos que creíamos que no existían.  Cuando María la esposa de Pedro vio desmoronarse la  familia a su alrededor y comprendió la parte de culpa que tenía en ello por escudarse en prejuicios y temores estúpidos, para no perder la imagen hipócrita de su entorno frente a la sociedad, reaccionó.

A partir del momento que vió caer a sus hijos presos, y sabiendo que sus hijas estaban protegidas en mi casa, dedicó todas sus energías en asistirlos, llevarles comida y visitarlos todos y cada uno de los días permitidos.

Cuando Pedro fue liberado y volvió a la casa que le habíamos alquilado a María, para que viviera cuando perdió la suya. Lo recibió fríamente. Ya no la intimidaba.

Pedro y Lucio enceguecidos por el rencor y suponiendo que ella seguía siendo el mismo mueble inútil del pasado, no se cuidaron de ocultar los planes que tenían para su propia familia. Planificaron todo el operativo con mis vecinos, en casa de María.

Aterrada al enterarse de la locura que acababan de cometer, no dudó en avisar a Susana, que llena de culpa por su pasado, resolvió valiente pero estúpidamente, solucionar las cosas por su cuenta.

Cuando María se enteró del desenlace no lo pudo soportar. Su corazón dijo basta. De alguna manera se había reivindicado ante su familia y por eso fue tan emotiva la ceremonia.

Al llegar a casa, nos cambiamos y nos reunimos en el patio, donde la mesa ya estaba servida. Carmen corrió presurosa a rescatar a Susana de las garras de los gemelos, que revoloteaban entre risas alrededor de su silla de ruedas. Fué la única que no concurrió a la ceremonia. Todavía se sentía culpable.

Ese desgraciado día en que estuvo dispuesta a sacrificar su vida para salvar a sus hijos, se reivindicó con todos nosotros. Al llegar Blanca con la cuadrilla antisecuestro, segundos después de los disparos, venía acompañada por dos equipos médicos de apoyo previendo un posible desenlace sangriento.

Gracias a ello, pudieron atenderla de urgencia mientras yo evitaba que mis hijos cometan una locura. Habiendo  verificado que la bala no había tocado puntos vitales, la estabilizaron y se la llevaron. Lamentablemente el disparo le provocó una lesión en la médula que la dejó parapléjica.

Hemos conversado mucho desde entonces y hemos comprendido que entre nosotros no había amor. Solo un cariño de amigos de toda la vida y la comodidad de vivir una rutina que teníamos desde niños. Es cierto que la forma en que buscó satisfacer sus pasiones más profundas, podía ser reprochable, pero no todos podemos enfrentarnos a nosotros mismos con las mismas armas. El entorno, la familia, nos condicionan. Para bien o para mal.

Cualquiera hayan sido sus errores. La decisión de arriesgar su vida sin dudar, para luchar por sus hijos, la había reivindicado.

Hoy vivimos todos juntos. Susana se ha curado protegida por el amor de sus hijos y atendida por sus hermanas. Adora a los gemelos, que se pasarían el día jugando con ella. Y mi ex los acepta encantada, como si quisiera entregar a sus sobrinos, todo el cariño que no le supo dar a los mellis.

Sigue siendo una abogada brillante y ha retomado su amistad con Águeda. Se han asociado y su estudio es uno de los más prestigiosos de la ciudad. Las heridas están cerradas y las deudas pagadas,

El reloj ha dado una vuelta completa y el círculo de la vida se ha cerrado.

  • Ahh... Me olvidaba, los gemelos se llaman Silvio y Sara.

HIGH S.S. ha completado su plantilla.

Hace dos horas que hemos terminado de comer, estamos relajados en el patio trasero, charlando y tomando un trago de sobremesa. Mis sobrinas habían salido a visitar a unas amigas, cuando llegaron Martín y Diana vestidos con ropa de deporte.

Es cierto que a los dieciocho años, Martín ha mejorado mucho y es gracioso como mira a su amiga con ojitos de pagafanta enamorado, pero Diana parece no darse cuenta. Camina como una diosa, Indiferente y altiva. Madre mía, está para el infarto.

Se los ve contentos y nos saludan a todos con alegría. Se abrazan con los mellis y pasan al gimnasio. Diana entrena en las máquinas, mientras Martín hace solo rutina aeróbica. Hoy le toca salir a correr con Hector y el jueves lo hará con  Gabriel.

Poco tiempo después de que los corredores partieran, nos llegan inconfundibles gemidos desde el gimnasio.

  • Sii...sii...asíi...que polla... Gabrieeeel... como me gusta...maaas..maaas.

Nos miramos todos con la boca abierta y Mary nos confirma asintiendo con la cabeza.

  • El Jueves cambia de montura.

Susana y yo, pálidos, nos agarramos la cabeza. Mary y  mis cuñadas estallaron en carcajadas. Las pasiones se volvían a cruzar. El reloj retomó su marcha. El círculo de la vida ha vuelto a comenzar.

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