Pasión por ella
El amor no tenia espacio en esta relación, aunque una de ellas estuviera ya enamoradas...
Había pasado tantos años desde que la vio por última vez, ahora se encontraban por casualidad, en ese café insignificante. Se saludaron como viejas amigas, seguía usando el mismo perfume que cuando la conoció, el aroma le lleno los pulmones y la memoria.
Al principio se había desconcertado por que la persona que le saludo con la mano desde la puerta era diferente, más segura de sí misma, con el cabello más corto, pero sus ojos tenían la misma expresión sensual de siempre, su piel blanca el mismo aroma y su cabello seguía oliendo a cítricos.
Se sentaron en una mesa apartada y conversaron por un buen rato, al final se despidió de ella prometiendo que saldrían juntas la semana entrante. Pasaron así algunas semanas en las que ya no era novedad recibir una llamada o un texto para salir inesperadamente, los años no habían hecho estragos en su forma de ser, al contrario, seguía siendo la misma, alegre, sincera a mas no poder y con una sonrisa encantadora. Conversaban de todo como si no existiera pudor ni vergüenza.
Esa noche como de costumbre, viernes, recibió el mismo texto “¿Salimos?” Era imposible negarse, le dijo que si, llego a casa después del trabajo, se ducho con agua muy caliente, se puso algo no tan extravagante y poco maquillaje, espero a que fuera una hora apropiada para pasar por ella, 15 antes de lo acordado tomo las llaves de su auto y salió corriendo. Cuando estuvo afuera de su casa, le mando un texto y a los 5 min, apareció en puerta, tan hermosa como siempre, solo que esta vez había algo diferente, tenía un brillo en sus ojos fuera de lo usual. Subió y le saludo con un beso en la mejilla, rápidamente el aroma de su perfume inundo el auto como adormeciendo sus sentidos, tuvo que concentrarse demasiado para no poner su mirada en esas piernas de ensueño. Llevaba puesto un pantalón muy ajustado, una blusa provocadora y su peinado la hacían ver como una diosa. Los siguientes acontecimientos no fueron muy relevantes, al final bailo, canto y bebió suficiente para sentirse mareada.
A los pocos minutos la chica le dijo que se fueran a otro lado, salieron del lugar y sin querer su diosa estuvo a punto de resbalarse, la sujeto por el brazo hasta que pudo incorporarse, le pregunto si estaba bien a lo que siguió una señal positiva.
Subieron al auto y sintió su mirada insistente, se aclaró la garganta para poder pasar saliva, su mirada era muy provocadora y sus movimientos muy lentos y sensuales, sin dejar de mirarla estiro su mano, una mano cálida y suave que le acaricio desde su oído hasta la barbilla, cerró los ojos, su piel se erizo tanto que se estremeció sin querer. La caricia continuo, despacio, sexi, delicada. Sin decir palabras su mano paso de su mejilla hasta su cuello, deslizo suavemente sus dedos a través de su camisa acariciando solo con las yemas su brazo. No podía resistir más, eran demasiadas sensaciones a la vez, como pudo estaciono el auto y se aferró al volante con ambas manos.
Cuando levanto la vista ella la veía con una sonrisa traviesa, entonces sin decir nada; la verdad era que las palabras sobraban; tomo su mano, puso un suave beso en su mejilla y lentamente la puso sobre su pierna y así de lento se acercó para besarla. El beso comenzó suave, tierno para convertirse en pasión mutua, la beso con más fuerza, conoció su paladar con su lengua, saboreo cada fibra de su aliento entrecortado y cada célula de su boca, al final fue más lento y termino con pequeño mordisco en su labio inferior.
Ambas tenían el aliento agitado pero el brillo en sus ojos era nuevo y tenía energía, entonces fue ella la que tomo la iniciativa la tomo del cuello y la atrajo hacia sí, sentándola encima de sus piernas, con sus manos recorrió la espalda, aferro su cintura pegando más su cuerpo esbelto al suyo, la beso con deseo, con pasión, con romanticismo y con ternura. Los vidrios del auto comenzaron a empañarse, debían irse de ahí. Ella se volvió a su lugar, mientras conducía muy deprisa a otro lado. Hacía mucho que conocía ese lugar, era espacial. Bajo del auto y rodeo rápidamente para abrirle la puerta, la ayudo a descender sin dejar de besarla, le encantaban sus labios, eran dulces, tiernos y tenían un sabor increíble, la invito a que se sentaran a ver las estrellas, si la noche era fría el calor de sus cuerpos no dejaron sentirla.
Entonces ahí donde estaba, ella puso su mano sobre su estómago y bajo lentamente hasta su cintura, con firmeza y mirándola a los ojos, la atrajo hacia ella de nueva cuenta y un nuevo beso se hizo presente, la beso frenéticamente, quería grabar en su memoria esos labios, descendió por su cuello sin despegar sus labios de la piel, recorrió cada parte desde su cuello hasta sus labios.
Lentamente fue quitando su blusa, y pudo ver su piel, de nueva cuenta sus manos y su boca recorrieron todo, con unos hábiles dedos desabrocho el sujetador y pudo ver sus senos y se quedó así por unos segundos. Sin darse cuenta sus manos comenzaron a acariciarlos despacio, después su boca paso de sus labios, su cuello, sus hombros hasta sus pechos, los beso con intensidad, recorrió su forma y entre beso y beso les dio un pequeño mordisco lo que hizo que ella perdiera la cordura y se abalanzara dejándola debajo.
La beso con frenesí, le quito su camisa botón por botón, y quito el broche de su pantalón, pego su cuerpo semidesnudo y al sentir su piel el deseo creció aún más si eso era posible. El resto de la ropa cayó, entonces ambos cuerpos completamente desnudos se entregaron por completo al deseo que sentían, acaricio todo, dejo que sus manos exploraran ese cuerpo con el que había soñado tanto tiempo, acaricio sus piernas y por encima del monte de venus, ella comenzó a respirar con más fuerza, eso le gustaba. Escuchar que lo disfrutaba era el mejor de todos los regalos, susurro palabras quedas, tiernas y sinceras a su oído. Sonrió.
Entre suspiros, respiros y gemidos continuo haciendo el amor, al final sus dedos llegaron a su feminidad, la acaricio como si fuera el lugar más exquisito del planeta, recorrió lentamente con su dedo su orilla, mientras ella gemía cada vez más fuerte, despacio muy despacio pero con más fuerza, acaricio cada vez más adentro sin dejar de besarla, entonces el gemido fue grito y supo que había llegado a la cúspide de todo.
Dejo que descansara por unos segundos y nuevamente se posó sobre ella, su cuerpo completo, entrelazo sus piernas de manera que la feminidad de las dos fue una sola, lentamente comenzó a mover su cadera de arriba hacia abajo, mientras ella comenzaba a agitarse de nueva cuenta, conforme su respiración se hacía cada vez más rápida y comenzaba a dar grititos entre cortados, sus movimientos fueron más fuertes y veloces. Entonces ambas comenzaron a gemir, sus cuerpos parecían vibrar y cada célula de su piel cobrar vida una por una, las uñas de ella pararon en su espalda y aferrándose más sintió un tirón en la cadera lo que indicaba que había llegado al clímax, se movió más rápido para terminar en un solo grito. Rodeo su cuerpo con el suyo y se quedaron mirando las estrellas, así unidas y sin palabras.