Pasión por el Fútbol - ¡Campeones!

Notaba todo el pelo de su pecho rozar mi espalda, impregnado de su sudor y mi semen. Eso me puso a mil. Comenzó a meter y sacar su polla de mi culo y ahí, definitivamente, rocé el culmen del placer.

Ante todo, pedir disculpas por dejar abandonado mi saga anterios "De Lobos", pero por diversos problemas he tenido falta de inspiración tremenda en el último mes. Tengo intención de continuarla en algún momento, pero por ahora os dejo este relato que, si os gusta, continuaré en forma de saga, complementándola con la anterior citada.


No podía creerlo, habíamos ganado el partido. Habíamos ganado la final. Y yo había marcado ese gol de la victoria en el último minuto.  Y allí estábamos en los vestuarios celebrándolo, un grupo de adolescentes de entre 18 y 20 años gritando y cantando, con poca o ninguna ropa. Que buenos estaban los cabrones, y yo disimulando para que no viesen lo que me excitaban. Aunque la verdad que en ese momento todo me daba igual. ¡Habíamos ganado y yo era el responsable!

Me presento. Me llamo David, tengo 18 años y estoy en segundo de bachillerato. Soy jugador en el equipo de fútbol de mi instituto y recientemente hemos participado en un torneo de la ciudad, y como podéis leer hemos ganado. Físicamente, soy alto, de 1,80m, moreno de pelo corto y ondulado, piel bronceada, con piernas fuertes por el fútbol, culo envidiable, ancho de espaldas y abdomen y brazos algo marcados por el ejercicio. Además bastante guapete de cara. O eso me decía todo el mundo. De ahí que todo el mundo viese tan raro que fuese boquerón y virgen. Yo simplemente me consideraba normal, por lo que no le daba importancia, aunque la verdad estaba deseando que surgiese algo, aunque fuese por quitarme ese peso de encima. Apenas tenía vello, pues de cintura para abajo, aunque me crecía bastante, me lo recortaba para que apenas llegase a notarse; y en el abdomen y el pecho apenas tenía una fina hilera de pelos que no me molestaba lucir. El único sitio que me encantaba tener todo el pelo que tenía era en los sobacos, era mi debilidad. De polla tampoco andaba mal, unos 15,5cm, pero bastante ancha.

Y allí estaba, como digo, rodeado de mis compañeros de equipo, todos en calzoncillos y muy contentos por la victoria. Muchas felicitaciones, abrazos, contacto entre nosotros y un verdadero olor a hombre en los vestuarios. La situación se volvía complicada para mí. Me estaba excitando bastante, y unido a la emoción de haber ganado, se me estaba empezando a poner muy dura. Yo era gay, pero nadie del equipo excepto Javier, el capitán y mi mejor amigo, lo sabía. Me fui para mi taquilla y fingí que buscaba cosas para poder taparme. Poco a poco mis compañeros fueron entrando en las duchas, y yo me quedé esperando a que se me bajase la erección. En esto que escucho un ruido detrás y veo que está Javier, de pie mirándome, con su pantalón de deporte y sin camiseta, su cara perfecta con su increíble sonrisa y su barba de tres días, su pelo castaño algo largo y ondulado, luciendo su peludísimo pecho y abdomen con tableta, sus axilas llenas de pelo, sus fuertes brazos, su ancha espalda, sus peludas y fuertes piernas... Era mi mejor amigo y nunca había buscado nada más serio en él, pero me ponía muchísimo, un revolcón tampoco le diría que no, aunque sabía que eso no llegaría a pasar. O al menos eso pensaba hasta ese momento.

  • Hey, aquí está el cabrón de mi mejor amigo, el que nos ha hecho ganar el partido - dijo Javier acercándose hacia mí.

  • Jajajaj bueno, yo sólo he marcado el último gol, tú también has marcado - dije sonriéndole.

  • Ya, pero tú nos has hecho ganar en ese último minuto - se pegó a mí y me abrazo.

Al tenerlo pegado pude olerle. Y joder, como me ponía. Notaba el vello de su pecho sobre el mío que apenas tenía, sus fuertes brazos agarrándome, su bulto en el pantalón. Su cada vez más grande bulto. Y seguía creciendo, junto al mío. Comenzó a frotarse descaradamente. Yo creía que me lo estaba imaginando, pero no, estaba pasando de verdad. Siguió así un rato, hasta que escuchamos como nuestros compañeros empezaban a salir de las duchas. Me susurró un "gracias" al oído, cogió sus cosas y se metió en una de las duchas. Yo hice lo mismo, para que nadie notase mi tremenda erección.

¿Qué había pasado? Javier era hetero, eso lo tenía yo claro, me ha contado todas las tías con las que ha estado y con cuantas se ha acostado. ¿A qué venía eso? No se me bajaba la erección ni con el agua fría, y escuché como Javi salía de su ducha. Habíamos quedado él, Mario, Gonzalo y yo para ir a celebrarlo si ganábamos, así que estarían fuera esperándome, no debía hacerles esperar para no levantar sospechas, así que me agarré la polla, eché jabón, y comencé a pajearme. Apenas duré unos minutos, estaba tremendamente excitado, además llevaba una semana sin hacerlo. Tuve un orgasmo brutal. Me lavé rápido y salí de la ducha. Allí estaban mis amigos, aún sin vestir, sólo en calzoncillos tras ducharse. Los demás ya se habían ido.

  • Venga tío, que lento eres, siempre el último - me dijo Mario con una sonrisa - seguro que estabas celebrando tu gol con una buena paja.

  • Sí tío, pensando en tu madre, como siempre - dije guiñándole el ojo mientras me ponía los calzoncillos.

  • Jajajajaja que cabrón, siempre tan simpático - me respondió mientras comenzaba a vestirse.

  • Tíos, ¿a dónde vamos? - dijo Gonzalo, el más bajito de los cuatro.

  • Pues como siempre, al Magic, que es el único sitio donde nos venden alcohol a los menores, que yo me la quiero pillar bien - comentó Javi

  • Sí, y yo, a ver si hoy por fin pincho - dijo Mario

  • Tú siempre igual, no piensas en otra cosa pedazo de salido - le dije riéndome. Todos lo hicimos, la verdad.

  • Lo que no sé es como tú no lo piensas. Es que ni siquiera un morreo, yo ya me habría muerto de tantas pajas - dijo Mario buscando su camiseta. El cabrón tenía un cuerpazo, además todo depilado, por lo que se le veía todo más marcado.

  • Es que no todos somos como tú, Mario, deja en paz al chaval que ya pillará a alguna cuando quiera - saltó Gonzalo a defenderme. Como digo era el más bajito, pero también el más peludo junto a Javi. Vaya cantidad de pelo, como me gustaba.

Y así entre risas y colegueos nos fuimos a cenar. Esa noche dormíamos los cuatro en casa de Javi pues sus padres se iban de viaje todo el finde y le pedimos permisos a los nuestros para dormir allí tras el partido, por lo que fuimos a su casa a dejar nuestras cosas y ponernos algo más arreglado para salir. Los padres no sabían nuestro plan de emborracharnos por ahí, pero bueno, tampoco tenían por qué saberlo. Ya arreglados salimos, cenamos en nuestra pizzería favorita y nos fuimos al Magic, nuestro bar de copas favorito. Porque era el único que nos vendía alcohol a pesar de ser menores, pero el camarero era buena gente y ya nos conocía y nos servía siempre. Tras varias copas y horas, ya íbamos bastante perjudicados, sobre todo Mario, que le había entrado a cuatro tías y las cuatro pasaron de él, por lo que encima de borracho no paraba de quejarse. Yo no le escuchaba. Estaba absorto en mis pensamientos, sobre lo que había hecho Javi esa tarde en los vestuarios. Llegamos a su casa y Mario se tiró al sofá y apenas tardó un minuto en empezar a roncar. Javi le dijo a Gonzalo que podía dormir en el cuarto de su hermano que estaba arriba al final del pasillo, y a mí que dormiría en su cuarto, que tenía otra cama. No es la primera vez que dormía en su casa ni en su cuarto. Es mi mejor amigo desde que tengo uso de razón, por lo que no era raro que durmiésemos uno en casa del otro. Incluso nos hemos hecho pajas juntos. Teníamos toda la confianza del mundo, por eso es la única persona en la que había confiado para contarle que era gay, hace ahora un año. Entramos a su cuarto y cerró la puerta. Se quitó la camisa y los pantalones, y ahí lo tenía de nuevo en calzoncillos. Yo hice lo mismo. Me empecé a excitar recordando lo de esa tarde, pero tenía que desviar mis pensamientos si no quería empalmarme allí. Aunque se ve que eso iba a pasar sí o sí, porque Javi así lo quiso.

  • ¿Te pajeaste? - dijo Javi mirándome a los ojos

  • ¿Cómo dices? - respondí.

  • Qué si te pajeaste, esta tarde, después del refregón que te di.

  • Pues... - no sabía que responderle.

  • Yo sí, y me corrí bien fuerte, me pusiste muy burro, como ahora -dijo agarrándose la polla que ya comenzaba a crecer en el interior de sus calzoncillos.

  • ¿Qué quieres decir, Javi?

  • Es que, a ver tío, no sé. Tú eres mi mejor amigo y te quiero tela. Sé que te gustan los tíos y llevo un tiempo fantaseando de que yo te guste a ti. No amorosamente, no busco eso, pero no sé. ¿Experimentar? Sé que tú nunca has hecho nada, yo con tías sí, pero, joder, que difícil es esto, que si quieres follar conmigo - dijo sacando su lado más bruto. Me quedé de piedra.

  • Pe...pero, ¿Javi? ¿Qué dices? ¿Esto es por el alcohol? - dije aún sin salir de mi asombro.

  • No, tío, o sea, puede. A ver, yo llevo un tiempo fantaseando con esto. No sabía si tú ibas a querer, pero bueno, decidí que me iba a arriesgar. Y sabiendo que hoy íbamos a beber y que podrías pensar que es por el alcohol, decidí darte el refregón que te di para provocarte, y demostrarte que no necesitaba ir borracho para hacer esto - yo estaba flipando cada vez más.

  • Pero, Javi. Es que no me lo puedo creer, estoy flipándolo un poco.

  • Oh, David, por favor, déjate de gilipolleces ya.

Se vino hacia mí y me besó. Era mi primer beso, y sentí su barba raspar mi cara. Mordió mi labio inferior y me metió su lengua en la boca, y comenzaron nuestras lenguas a jugar en el interior de nuestras bocas. Él besaba muy bien, yo algo más torpemente. Joder, era mi primera vez, tampoco podía esperar mucho de mí. Aún así, seguimos así un rato. Él me agarró por el culo y me pegó más a él y noté su dura polla sobre la mía. Comenzó a restregarse como había hecho por la tarde y yo ya no cabía en mí ante tanta excitación. Me empujó sobre la cama, se acostó sobre mí y siguió besándome. Como me ponía el roce del pelo de su pecho sobre el mío, sus piernas peludas sobre la mía, su duro paquete sobre el mío, sus labios sobre los míos. Volvió a preguntarme si quería follar con él, y esta vez no lo dudé. No sabía si era el alcohol, mi excitación o yo mismo que en el fondo quería, pero le dije que sí. Volvió a comerme la boca y esta vez sus manos se fueron al elástico de mi ropa interior y la bajó, dejando por fin mi polla al aire. Como pudo se quitó su bóxer y quedamos los dos desnudos sobre su cama. Desde los catorce años, cuando nos pajeábamos juntos viendo porno escondidos en ese mismo cuarto, no veía su polla empalmada. Ahora había crecido considerablemente, hasta unos 17,5cm y bastante gorda, con unos dos buenos cojones que estaban deseando echar toda su leche dentro de mi culo. Y yo deseando recibirla. Culminaba la escena un buen matorral de pelo alrededor de su polla. Como me ponía que fuese tan peludo.

  • Hacía mucho tiempo que no veía a tu amiguito en todo su esplendor, Javi - dije con una risa tonta para liberar tensión. Él acercó su boca a mi oído y susurró:

  • Pues hoy la vas a disfrutar más que aquellas inocentes pajas, porque te la voy a meter hasta el fondo David - y comenzó a besarme el cuello - pero, aunque para ti todo esto sea nuevo, a mi me gusta jugar antes de meterla, y es lo que vamos a hacer. Cómo me pone que seas un novato.

Siguió besando mi cuello. Yo estaba aprisionado por su voluminoso cuerpo, que no me dejaba escapar. Comenzó a restregar de nuevo su polla sobre la mía, esta vez, ninguna de las dos tapadas. Por la enorme excitación ambos estábamos chorreando líquido preseminal en abundancia, y con tanto refregarnos, estábamos todo embadurnados de nuestros líquidos. Siguió besando mi cuello y cada vez bajando más, mientras no cesaban nuestros gemidos, que intentábamos callar para no despertar a nuestros amigos. Pero era difícil hacerlo. Siguió ahora por mi pecho, buscando mis pezones, que empezó a besar, primero uno, luego el otro.  Agarró con su mano mi polla y comenzó a pajearme lentamente. Mi excitación era enorme. Con mis manos recorría su ancha espalda, su peludo culo y sus fuertes piernas. El seguía pajeándome y besando mi pecho. Seguía bajando hasta que noté su aliento en mi polla. Me miró a los ojos y dijo: "disfruta" y se metió mi polla en la boca. Mis gemidos aumentaron. No podía controlarme, esto me superaba. Que placer. Me había dicho que yo era el primer tío con el que estaba, pero la chupaba de lujo. O al menos a mí me lo parecía. No iba a aguantar mucho más si seguía así.

  • Javi...Ja...Javi que me corro - dije como pude sin parar de gemir.

Se sacó mi polla de la boca y volvió a besarme. Con su mano agarró mi rabo y volvió a pajearme. Yo no aguantaba más y ahogué un grito de placer entre sus labios cuando comencé a correrme como una bestia. La mayor corrida de toda mi vida fue a parar a nuestros pechos, restregándose con nuestro roce entre sus pelos.

  • Ha....pfff...ha sido bestial, Javi - dije entre suspiros tras el intenso orgasmo.

  • Oh, David, no ha hecho más que empezar - respondió poniéndose en pie y ayudándome a mí a hacerlo.

Ya los dos de pie seguimos besándonos. Me agarró del culo y me lo abrió, acariciándome mi virginal agujero. "Tranquilo que iremos despacio para que no te duela" susurró en mi oreja, mordiéndola provocando que me empalmase de nuevo. A pesar de mis 18 años, mis hormonas y los tonteos de la edad, nunca me había imaginado teniendo sexo, no era algo que me importase demasiado, cuando llegase llegaría. Y tanto que llegó, que en ese momento no quería otra cosa que no fuese esa polla que tenía entre mis manos dentro de mi culo.

  • Javi, fóllame ya por favor - grité al separar nuestras bocas.

  • Más flojo, puto, que se van a enterar, aunque por mí como si se entera todo el mundo - dijo metiéndome un dedo en el culo, sin previo aviso.

Grité. Grité muy fuerte. No lo pude evitar, eso me había dolido. "Cabrón" dije. Pero no pude pensar más porque enseguida empezó a meter y sacar ese dedo, haciendo que el dolor se convirtiese en el mayor placer que había sentido nunca. "Oh, sí, no pares" es lo único que podía decir entre suspiros. Y entonces metió otro dedo, y otro, y así hasta cuatro. Yo ya no distinguía entre el dolor y el placer, solo sabía que estaba disfrutándolo muchísimo.

  • Espero que te este gustando, David - dijo mientras no paraba de introducir sus dedos en mi culo.

  • Más que nada en el mundo, es lo mejor que he sentido nunca - respondí volviendo a besarle.

  • Es el regalo del capitán a su jugador favorito, el que nos ha hecho ganar hoy. Y ahora viene el premio gordo - dijo tirándome sobre la cama - ponte a cuatro patas - ordenó.

Y así lo hice. Me puse a cuatro patas sobre la cama. Y cuando creía que ya había tocado el techo del placer esa noche, Javi acercó su cara a mi culo y comenzó a darme lametones en mi agujero. Comencé a gemir muy fuerte, que placer más grande, no podía más y ni siquiera me estaba tocando. Siguió un rato comiéndome el culo mientras mis gemidos y gritos de placer cada vez eran más fuertes y frecuentes. Y por fin llegó lo que esperaba. Se puso detrás de mí y noté como su polla se posaba en mi culo.

  • Prepárate, David, esto vamos a disfrutarlo - dijo cuando comenzó a introducir su polla en mi virgen culo.

A pesar de la lubricación con su saliva y lo que me había abierto el culo con sus dedos, notaba una gran molestia mientras su dura y larga polla se iba introduciendo en mi culo, pero la propia excitación del momento me impedía pensar en otra cosa que no fuese el placer que me estaba dando. Al fin noté que estaba toda dentro, sus pelos rozaban en mi culo. Apoyó su pecho sobre mi espalda y me rodeo con sus brazos pellizcándome los pezones. Notaba todo el pelo de su pecho rozar mi espalda, impregnado de su sudor y mi semen. Eso me puso a mil. Comenzó a meter y sacar su polla de mi culo y ahí, definitivamente, rocé el culmen del placer. No había nada en el mundo que no fuese su polla rozando las paredes de mi ano, produciéndome un placer inexistente con anterioridad en mi vida. Estuvimos así un rato, mientras yo no paraba de gemir y gritar, y el mordía mi cuello y mi espalda, haciéndome suplicar que no parase nunca.

  • Ah, sí, ah, Javi, ah, no pares, ah, nunca, ah, por favor, ah

  • No pienso hacerlo hasta que tu culo este lleno de toda mi leche

Estaba a punto de tener el segundo orgasmo de la noche cuando de repente sacó la polla de mi culo. Fui a protestar pero Javi me cogió de la cara y me besó. ¿Cómo podía ser tan bruto y tan salido? Me ponía a cien esa faceta suya que nunca había conocido. Mientras me besaba me acostó en la cama bocarriba y él se quedaba sobre mí, pecho con pecho, como cuando empezó todo, pero esta vez noté su polla en mi culo, que poco a poco se abría paso de nuevo en mi interior. Y así estuvimos hasta que me dijo que se corría.

  • Aaahh, Daviiiid, ahhh, ¡me corro! - gritó Javi, derramando todo su semen en el interior de mi culo.

Al notar ese líquido caliente en mi culo yo no aguanté más y tuve un segundo orgasmo, corriéndome de nuevo sobre mi amigo, dejándolo todo perdido. Volvió a darme un morreo de ensueño y se tumbó a mi lado. Estábamos sudando y llenos de semen por todas partes. Después del partido, la fiesta, el alcohol y el tremendo polvazo estábamos los dos agotados. Deberíamos ducharnos, pero no íbamos a hacerlo. Eso era perfecto, los dos allí tumbados disfrutando de ese momento que nos había unido más aún.

  • David, ¿has disfrutado tu primera vez? - dijo con voz calmada y buscando mi mirada.

  • Nunca imaginé que pudiese disfrutar tanto, y menos contigo - le respondí sonriéndole.

  • No te merecías menos. Gracias a ti hemos sido los campeones.

Me guiñó un ojo, me dio un pico y se abrazó a mí en modo cucharita, hasta quedarnos los dos dormidos y desnudos, sin ninguna preocupación en mente en ese momento. No pude dormir mejor esa noche.