Pasión por el Futbol

Una sencilla invitación a ver un partido termino de una forma muy excitante cuando mi novio me dejo plantada con su mejor amigo

Mi relación con mi novio Eduardo era cada vez más distante, solo nos veíamos los domingos y últimamente él tenía mucho trabajo así que cancelaba las citas, no contestaba a mis llamadas y se limitaba a responder mis mensajes con un “okey”

Estaba furiosa, no quería tirar a la basura 3 años de relación, yo estaba enamorada de el, pero ese sentimiento cada vez se iba extinguiendo más. Tuve muchas insinuaciones por parte de muchos amigos míos, me hablaban de cómo sería mejor mi vida si terminara con  Eduardo y les diera una oportunidad a ellos, la mayoría de las propuestas eran atractivas pero tenía mucho miedo de intentar algo nuevo.

Cierto domingo, Eduardo me propuso ir con él y unos amigo a ver un partido de futbol; debo ser honesta, la idea no me agradó en absoluto, yo no disfrutaba el futbol y nisiquiera entendía bien el punto y estar con otro tipo  sin poder abrazar o besar a Eduardo me fastidiaba.

Pero al final acepte ir. Quedamos de vernos en la casa de su mejor amigo Gabriel a quien conocía desde la universidad pero jamás tuvimos una relación muy amistosa. Como estaba segura de que no haríamos nada “pervertido” me puse unos jeans algo ajustados, una camiseta roja del mismo color que el equipo de futbol (para no desencajar tanto) me maquille lo más linda que pude, Salí de mi casa y en menos de 15 minutos ya estaba en la casa de Gabriel.

Toque a la puerta y Gabriel salió a recibirme. Había olvidado lo atractivo que era: de un rubio natural, ojos profundos y azulados, un cuerpo de atleta y una sonrisa de revista.

-ho…hola, soy Rosa la novia de Eduardo, el…-

-se quién eres, te recuerdo de la universidad –sonrió tiernamente- pasa por favor.

Me adentre en su casa hasta su enorme sala de televisión que extrañamente estaba vacía, volteé a buscar a Eduardo pero no logre verlo

-¿llegue muy temprano?- pregunté extrañada

-de hecho pensé que no vendrías, pero me alegra que lo hicieras-

-¿Por qué no iba a venir?

-pensé que sin Eduardo no tendrías interés en venir al partido, pero es genial porque así no estaré solo-

-¿Cómo? ¿No vendrá?- la furia me recorrió completamente

-¿él no te aviso? Me envió un mensaje hace una hora de que no podría venir-

Busque rápidamente mi celular y me encontré con una llamada perdida y un mensaje de texto

“cariño, no podré ir a ver el futbol, surgió un imprevisto”  quería arrojar el teléfono a la pared… ¿Cómo podría solo decir “surgió un imprevisto” sin decirme nada más? Pero el hecho de retirarme sería una falta de respeto a Gabriel y bueno ya estaba ahí.

-¿a qué hora empieza el juego?-

Gabriel sonrió  –en 5 minutos, iré por unos bocadillos-

Fueron los 45 minutos más aburridos de mi vida. Cuando llego el medio tiempo estaba buscando la mejor excusa para poder irme, tal vez que mi gato se quedó encerrado o que mi vecina murió repentinamente de un piquete de mosquito. No importaba lo que fuera, quería irme y quería ir a la casa de Eduardo a golpearlo hasta hacerlo sangrar

-¿quieres soda?-

-¿ehh? ¿Disculpa?- pregunté

-¿Qué si quieres una soda?...o tal vez ¿agua? ¿O algo?-

-una soda estará bien, gracias-

Al poco tiempo Gabriel regreso con dos sodas en una bandeja, y se sentó a un lado mío

-ten tu soda, lindura- el cumplido me agarro por sorpresa y sentí como se enrojecían mis mejillas, y obviamente él se percató de ello

-gracias-

Después de un muy extraño interrogatorio de como iba mi relación con Eduardo, note como cada vez estaba más cerca mío y esto me hizo sentir incomoda. Pasó su brazo por mis hombros y acerco más su rostro al mío

-entonces ¿le reclamaras a ese tonto por no venir?-

-ese “tonto” es tu mejor amigo y…no le reclamare nada en absoluto, no vale la pena… ¿tú le reclamaras, verdad?

-no, para nada…por qué me dejo a solas con una hermosa dama-

Podía sentir si aliento en mis labios, estaba demasiado cerca, creí que me besaría pero no lo hizo solo puso su mano entre mis piernas. El contacto me estremeció y estaba pasmada.

-¿Cómo puede tener Eduardo una novia tan bonita como tú?- hundió aún más su mano entre mis piernas y la metía y sacaba como si me estuviera  follando.

-po…porfavor para…esto no está bien- me levante del sillón y me dirigí a la puerta, oía los pasos de Gabriel detrás de mi

-¿ya fuiste suya?-

-¿Qué?- volteé a verlo

-¿Qué si ya tuvieron relaciones, follaron, hicieron el amor?-

Y la respuesta ante esa pregunta era un vergonzoso NO. nunca mantuvimos relaciones de ningún tipo, yo le insistí cuando cumplimos un año de relación y él dijo que no estaba listo aun para eso; al cumplir dos años volví a insistir en hacerlo pero me convenció con el cuento de que nuestra relación se basaba en el amor…no en el sexo. Aunque yo no era virgen hacia mucho que no tenía nada de sexo.

-como lo pensé, ese idiota no te ha tocado y es completamente obvio que su relación va muy muy mal-

-¡CALLATE!- todo lo que decía era verdad pero no quería escucharlo de un casi desconocido

En un segundo me acorralo contra la puerta, su cuerpo me presionaba, una de sus manos ahora se paseaba por mi trasero y la otra detrás de mi cabeza haciendo que lo mirara fijamente

-¿lo amas, verdad?- asentí tristemente

– ¿Dime, quieres que él te toque?-asentí nuevamente—hoy lo hará, pero tienes que poner de tu parte

De la bolsa de su pantalón saco un pedazo de tela que me coloco alrededor de los ojos. Yo no me movía, tal vez por la curiosidad de su comentario o por miedo

-di mi nombre-

-¿Gabriel?

-shhh, soy tu novio Eduardo…tu idiota novio Eduardo-

De pronto me beso, tiernamente explorando mi boca y debo admitir que me dio algo de miedo al principio pero sentía como ese juego me excitaba, y aunque no era su voz, me imaginaba a Eduardo

Bruscamente me quito la playera y el brassier casi de un solo movimiento, me guio para sentarme en el  sillón y se deshizo de mis jeans y mis pantaletas. Un suspiro tierno se escapó de su boca

-que preciosa novia tengo, toda una dama… ¿dime, hace cuanto que no tienes un orgasmo?

-hace 5 años

-ohh eso está muy mal, pero arreglaremos eso en un segundo-

Me abrió las piernas y me estremecí al sentir algo mojado y aguado en mi sexo, deduje que era su lengua. Pasaba lamiendo todo mi coñito como si saboreara una paleta de hielo, se centró en mi clítoris, dando pequeños y muy suaves mordisquitos, eso me volvió loca. Involuntariamente puse mi mano sobre su cabeza para que bajara más en mi sexo. Ahora con un ritmo  abrumador comenzó a meter y sacar sus dedos de mi coñito ya muy húmedo.

Comencé a sentir que venía el orgasmo, abrí más las piernas, mi respiración se agito demasiado

-ahh…oh…mmmmm…si, si, mas…porfavor-

El cambio de posición, ahora metía sus dedos en mi coño y lamia mis pechos. La sensación era fascinante y me llenaba completamente. Estaba a punto del orgasmo cuando se detuvo. Solo se separó y no hizo ruido.

-¿Qué paso?- pregunté y me quite la venda. Él estaba sentado frente a mí, su mirada me quemaba como el fuego. Se relamía los labios, el deseo en sus ojos era excitante. Pero centre mi vista en el bulto que levantaba su pantalón, parecía grande.

-no puedo darte un orgasmo, quiero poseerte pero no me atrevería a…-

Me lance sobre él, lo bese con mucha pasión, el me abrazo y correspondió el beso.

-hazme tuya-

Se quitó toda la ropa. Me cargo en sus brazos y me acostó en la mesa de su sala, hice a un lado los refrescos y los bocadillos. Puso su miembro entre mis labios vaginales, lo movía de arriba hacia abajo simulando una penetración. Esa sensación me fascinaba pero quería más, quería sentirme mujer…que alguien me deseara

-métemelo ya-

Metió su miembro en mi vagina. Me dolió un poco, ya había olvidado esa sensación. Su miembro era grande digno de un deportista. Él supo que me dolía así que se movió lentamente al principio, después aumento el ritmo, él estaba sobre mí besándome el cuello, moviéndose al ritmo. Después se levantó aun penetrándome pude ver sus bien marcados pectorales algo velludos.

Con una mano, masajeaba mi clítoris…estaba de nuevo a punto de llegar al orgasmo y por la cara de Gabriel sabía que el igual

-AHH…AH SI….- decía el, se movía cada vez más fuerte y su mano jugueteaba con mi clítoris, Yo levantaba mis caderas para que me penetrase más a fondo

-di mi nombre nena-

-AH…AH Gabriel…GA…AHHHHHHHHH- en un maravilloso orgasmo me corrí en su mesa y el dentro de mí. Se dejó caer encima de mí, su respiración se calmó poco a poco.

-me gusta oír mi verdadero nombre de tus labios-

-si a mí igual-

Cuando nos recuperamos totalmente, nos vestimos y terminamos de ver el juego que aburridamente termino en 0-0. Al acabarse me levante y me dirigí a la puerta.

-gracias…por todo. No le digas nada a Eduardo-

-si tu no lo haces yo no lo hare- me beso tiernamente en los labios. Me acompaño hasta mi coche

-el miércoles hay un juego a las 7:00, estas invitada a verlo-

-¿solo tú y yo?-

-solo tú y yo

Y así fue como me hice aficionada al futbol, desde ese entonces no puedo evitar escuchar esa palabra y excitarme. Gracias a los que inventaron el futbol