Pasión por el Fútbol (2) - Tras la Victoria

Inmediatamente recorrí su torso con mi lengua chupando sus restos de semen para terminar fundiéndonos en un apasionado, a la vez que romántico beso tras el increíble encuentro que habíamos tenido.

- David, ¿has disfrutado tu primera vez? - dijo con voz calmada y buscando mi mirada.

- Nunca imaginé que pudiese disfrutar tanto, y menos contigo - le respondí sonriéndole.

- No te merecías menos. Gracias a ti hemos sido los campeones.

Me guiñó un ojo, me dio un pico y se abrazó a mí en modo cucharita, hasta quedarnos los dos dormidos y desnudos, sin ninguna preocupación en mente en ese momento. No pude dormir mejor esa noche.

DAVID

Al día siguiente nos quedamos en la cama hasta tarde. Me desperté y lo primero que noté fue que estaba abrazado a Javi, los dos desnudos y con las pollas tiesas. Inmediatamente recordé todo lo ocurrido la noche anterior. Maravilloso, mi mejor amigo me quitó el boquerón y la virginidad. ¿Y ahora qué? Su peludo pecho rozaba el mío. Veía los restos de semen reseco entre sus pelos, notaba el fuerte olor en la habitación, notaba sus piernas entrelazadas entre las mías, notaba su aliento en mi cara con cada ronquido. Ese perfecto hombre era mío. Empecé a excitarme. Agarré su polla y comencé a pajearlo suavemente, mientras con mi boca busqué sus pezones. Seguía dormido, pero entre sus ronquidos emitía suspiros de placer. Quería darle los mejores buenos días que haya tenido en mucho tiempo. Busqué con mi lengua cada rincón de su torso desnudo, lamiendo su abdomen, notando sus pelos, su sudor, hasta que encontré lo que buscaba. Me acomodé como pude, dejando mis piernas en la almohada y mi boca frente a su polla. Ese enorme trozo de carne que, en todo sus esplendor, apuntaba a mi cara. Era la primera vez que iba a hacerlo y estaba deseando. Di un par de lametones por todo el tronco. Que sabor, que explosión de lujuria dentro de mí. No pude pensarlo más y me la metí, todo lo que pude, en la boca. Comencé a chupar y así estuve un rato hasta que, sin poder evitarlo, emití un grito de placer. Javi se había despertado y se metió mi polla en la boca. Comenzamos así un 69 que me estaba llevando a la gloria. Estuvimos así un rato hasta que me saqué su polla de la boca y dije:

  • Ja...Javi me corro, no aguanto más

Y esta vez no se sacó la polla de la boca, sino que empezó a chupar con más ansia hasta que me corrí gritando de placer dentro de su boca. Entonces busqué de nuevo su polla para rematar pero me agarró la cabeza y me colocó frente a él. Acercó su boca a la mía y me metió la lengua hasta la garganta, mezclando nuestras salivas y mi semen en el interior de nuestras bocas en un apasionado morreo que me hizo sentir los placeres de un buen beso. Entonces se incorporó sin dejar de besarme, sentándose al borde de la cama y colocándome encima suya, de forma que su polla apuntaba a mi culo. Me empujó hacia abajo y me fue introduciendo la polla dentro. Comencé un sube y baja, metiendo y sacando su polla de mi culo, que ya estaba bien abierto por la follada de anoche, y por tanto fue todo placer. Notaba cada milímetro de mi ano rozando su trozo de carne que entraba y salía dejando un rastro de su presemen por todos lados, haciéndome gemir de placer, ahogado por su beso, cada vez que su polla tocaba mi punto G escondido tan dentro de mí. Estuvimos así por unos diez minutos hasta que noté como su leche entraba en mi culo, inundándome de nuevo y haciéndome sentir tan bien que alcancé un segundo orgasmo, derramando toda mi leche de nuevo sobre su abdomen, uniéndose a las manchas ya secas de la noche anterior. Poco a poco sacó su polla de mi culo.

  • Buenos días - dijo con su encantadora sonrisa - ¿te has despertado juguetón por lo que veo no?

  • Jajajaja, tú no te has quedado atrás cabrón - dije poniéndome de pie y buscando mi ropa.

Toc, toc, toc. Llamaban a la puerta. "Cabrones bajad y vamos a comer algo que me muero de hambre" gritó Mario al otro lado de la puerta. Javi me hizo señas para que cogiese mi ropa y me metiese en el baño de su cuarto, y eso hice. Justo cuando entré en el baño escuché la puerta abrirse y entró Mario.

  • Tío venga que estoy muerto de ham....¿a qué coño huele aquí? ¿Qué habéis hecho cabrones? - escuché a Mario decir entre risas. Me quedé helado. ¿Nos había pillado?

  • Po dormir, ¿qué vamos a hacer? - respondió Javi.

  • Ya, bueno. ¿Qué habéis dormido juntos? Porque la cama nido está guardada - observó Mario. Ya está, nos había pillado.

  • Pues sí, hemos dormido juntos. Llegamos reventados y ni pensamos, nos tiramos a la cama y nos dormimos - dijo Javi.

  • ¿Y el cabrón de David?

  • Pues ha ido a ducharse, que está to resacoso.

  • Ya, y yo. Pues voy a despertar a Gonzalito, que me habéis dejado solo abajo cabrones - dijo Mario.

  • Pues hijo, eres tú el que llegó y se quedo frito - escuché reír a Javi.

  • Venga, no tardéis - dijo Mario.

Escuché la puerta cerrarse y a Javi levantarse. Abrió la puerta del baño. "Casi nos pilla" dijo sonriéndome y buscando mi boca con la suya. Comenzamos a besarnos. Que pasional era el cabrón. Me agarró la polla, que ya estaba creciendo, y me empujó hacia la ducha. Ya dentro me pegó contra la pared y me restregó la polla por el culo. "No me canso de ti" susurró en mi oído y me la metió de golpe. Yo gemí de placer. Abrió el grifo y cogió el jabón. Y así con el jabón me pajeó mientras me follaba bajo el agua. Era maravilloso sentir su polla en mi culo, yo tampoco me cansaba de esa sensación. Y así, a pesar de que no llevaba ni una hora despierto, tuve el tercer orgasmo del día, y al poco volví a notar toda su leche en mi culo.

Terminamos de ducharnos mientras nos besábamos y nos enjabonábamos el uno al otro. Nos secamos y nos vestimos comentando lo de que Mario siempre nos pilla. Javi me dijo que le daba igual, y a mí también, pero tampoco era necesario contarlo sin más, así que por ahora decidimos no contárselo a nuestros amigos. Salimos del cuarto y bajamos a desayunar. Estuvimos charlando los cuatro sin problemas hasta que decidimos irnos. Gonzalo y yo vivíamos cerca de donde Javi así que nos fuimos andando juntos, comentando el partido del día anterior y la posterior fiesta. Todo sin problemas, hasta que de repente:

  • Pues, tío, no sé cómo decirte esto, pero ayer os escuché follar a Javi y a ti - y me lo soltó sin más. Me quedé parado. Él se puso rojo y apartó la mirada.

  • Ehhh, bueno, yo, es que, tío, estábamos, no sé... - me puse muy nervioso, no sabía que decirle.

  • No, no te preocupes. Me da igual que seáis gays - dijo, pero seguía sin mirarme.

  • A ver, mira Gonzalo, yo soy gay, Javi, mmm, creo que no, sólo que por algún motivo le atraigo yo y solo yo - no era mentira, o al menos eso me había dado a entender Javi.

  • Ya, bueno tío, quiero decir, que no pasa nada, pero podrías haberlo contado, ¿no? Vaya, que somos tus amigos desde hace mucho - ahí volvió a mirarme, seguía rojo, pero noté el dolor en su mirada.

  • Tío, entiéndeme, es algo complicado, sólo Javi lo sabía, ni mi familia ni nadie más. Sabes que es la persona en la que más confío. Vaya tenía intención de contároslo, pero con lo de ayer, pues se complicó un poco - dije intentando disculparme como podía.

  • Pues, con los gritos que pegabas no lo ocultaste muy bien que digamos - me dijo rompiendo en carcajadas.

Yo también me reí. "Hijo de puta eres" le dije dándole un leve empujón. Seguimos andando y hablando del tema, le comenté todo lo que ya Javi sabía de mí, y un poco por encima como surgió todo.  Ya al llegar a su casa nos despedimos con un fuerte abrazo. Me alegraba qu no se hubiese enfadado, aunque no sé si fue imaginación mía, pero noté su paquete sobre el mío de manera sospechosa, aunque apenas fue un segundo, así que supuse que me lo había imaginado. Seguí hasta mi casa y en cuanto llegué me encerré en mi habitación y llamé a Javi para contarle todo lo de Gonzalo. Estuvimos hablando un rato, pero derivamos en otra conversación algo más subida de tono cuando empezó a decirme que tenía ganas de repetir, que llevaba con la polla dura desde que me había ido y que quería volver a metérmela y probar todo tipo de posturas. Yo me excité de inmediato y le dije que mis padres saldrían esa noche, que viniese a cenar y aceptó encantado.

JAVI

Allí estaba, recién salido de la ducha. Me miré al espejo. La verdad es que me encantaba mirarme, estaba muy orgulloso del cuerpo que tenía por el deporte que practicaba. Y mi polla, la parte favorita de mi cuerpo. Comencé a sobármela, y de pensar en lo que estaba por venir esa noche se me puso dura al instan. "Ahora no, vamos a reservarnos para esta noche" le dije a mi reflejo en el espejo. Me puse unos bóxer negros muy ajustados y que realzaban mi paquete a más no poder, unos vaqueros algo apretados y una camisa blanca con los botones superiores desabrochados, dejando la parte superior de los vellos de mi pecho al descubierto. Me encantaba vestirme así. Salí de casa y me puse rumbo a la de David. Una vez allí llamé al timbre y él me hizo pasar. Estaba con una camiseta y un pantalón de chándal viejo.

  • Cabrón, podías haberte vestido en condiciones para nuestra cita - dije sonriéndole.

  • Ah, ¿es qué esto es una cita? - dijo poniendo una mirada de niño inocente que me encantó.

  • Hombre, yo lo había entendido así - me acerqué a él y busqué mi boca con la suya, sin llegar a besarle - tú y yo solos, cenando en tu casa, y con ganas de algo más. Para mí eso es una cita.

Y sin dejarle responder le besé. A diferencia de otras veces, esta vez fue un beso más suave y delicado, aunque con cierta pasión que fue creciendo hasta convertirse en un morreo salvaje. Estuvimos así un tiempo largo hasta que al fin nos separamos.

  • ¿Quieres que me ponga algo más de tu agrada? - dijo sonriéndome con picardía.

  • Sinceramente, estás guapo con lo que sea. Y espero que pronto estés sin ropa - y volví a besarle.

Cuando conseguimos separar nuestras bocas, tarea nada fácil, pedimos unas pizzas y mientras esperábamos empezamos a hablar sobre Gonzalo y como nos había escuchado. La verdad que no esperaba tener que contárselo aún a Gonzalo y Mario. Los quería mucho, pero esta situación era rara. Él no era gay, si acaso bisexual, pero la cosa es que sólo le ocurría con David. Pero ya que la cosa se había dado así, lo lógico era hablar de ello y ver que le decían a sus amigos. No era justo para Mario que él no lo supiese, no podían hacerle esto.

  • Pues, bueno, tendremos que decirle algo a los chicos, ¿no? Quiero decir, Gonzalo ya lo sabe, no es justo que Mario no lo sepa - saqué el tema como el que no quiera la cosa.

  • Ya, bueno, no sé - volvió a ser el chico tímido e inocente que siempre había conocido.

  • No seas tonto, David. Algún día iba a pasar, y ya que nos han pillado... - dije intentando quitarle importancia.

  • Pero, es que a ver, Javi, yo esto no termino de entenderlo bien. ¿Cómo hemos acabado acostándonos? ¿Yo te gusto? - preguntó mirándome a los ojos.

  • Mira, llevo todo el día pensándolo. Anoche cuando lo hicimos te dije que me atraías y por eso lo había hecho. Pero después de hacerlo y haberlo repetido esta mañana, me lo he empezado a plantear. Y creo que sí, que me gustas - respondí algo dudoso de mí mismo.

  • ¿Crees? ¿Eso qué significa? - apartó la mirada y miró al suelo.

  • David, esto es complicado, entiéndeme. Yo siempre me he sentido atraído por tías. Y me siguen gustando. No sé si es que soy bisexual o qué me pasa, pero la verdad es que el único tío que me ha atraído eres tú. Pero lo que quiero decir es que he salido con varias tías, me he acostado con tres y liado con otras tantas, pero con ninguna he llegado a sentir verdadero amor. Era simple atracción física, que cuando se agotaba ahí se quedaba, por eso nunca he tenido una relación duradera - me sinceré del todo con David, se lo merecía - Hasta que hace poco, pensando en eso mismo, pensé que ninguna tía con la que había estado era lo suficientemente lista, simpática, enrollada, de confianza, leal, como para que me gustase, y justo se me vino tu cara mientras lo pensaba. Tú si lo eras, pero claro eras un tío. Y me empecé a rayar mucho y bueno, al final me decidí, y se ve que no me ha salido mal por ahora.

  • Joder, Javi, no me esperaba esta declaración, me he emocionado y todo - dijo después de un tiempo callado que me pareció eterno, pero siempre con su sonrisa de niño bueno en la cara.

  • Y bueno, ¿ahora qué? No sé, tío, esto es muy raro jajajaja - me reí de puro nerviosismo. Era la primera vez que me sentía así.

  • A ver, la palabra novios da miedo, ¿no? Al menos a mí, y creo que a ti también - dijo acercándose más a mí - pero podemos intentarlo ¿no crees? Una relación, aunque no usemos la palabra jajajaja

  • Pues, tío, en verdad, sí. Sí, podemos intentarlo - me decidí, tenía que experimentarlo, tenía que saber si de verdad esto es lo que quería.

Tras esta extraña pero aliviadora conversación, nos besamos. Otra vez con mucha dulzura. Esta vez había mucho más que sexo escondido en ese beso, había sentimientos más profundos. Pero como dos buenos jóvenes de diecisiete años, ya teníamos las pollas bien duras y las hormonas comenzaban a aflorar, haciéndonos ver que comenzaba a sobrar la ropa. Por eso nos reímos de puro fastidio cuando el repartidor tocó el timbre para indicarnos que la pizza ya estaba.

Cenamos tranquilos y reímos hablando de varios temas cotidianos e imaginando la reacción de Gonzalo y Mario cuando se enterasen. Al final decidimos ponernos una peli, David acurrucado sobre mí, lo cual hizo que mi amiguito despertase pronto y esta vez nadie nos iba a molestar. Comenzamos a besarnos con pasión y esta vez sí que le quité la camiseta. Empecé a besar su cuello mientras el desabrochaba mi camisa. Empezó a lamer mis pezones. Pfff, eso me ponía a mil, notaba su lengua sobre el pelo de mi pecho y es que me enloquecía. Lo cogí y le quité el pantalón de chándal, viendo que el muy guarro no llevaba calzoncillos. "Lo tenías todo pensado eh pillín" le dije, obteniendo una pícara sonrisa como respuesta. Me bajé el pantalón y seguimos besándonos sobre el sofá. No aguanté mucho más y le hice saber que me lo iba a follar ahí mismo. "Donde tú quieras, cariño." ¿Cariño? Me hizo estremecer, pero me gustó, se me puso aún más dura la polla. Se la metí poco a poco mientras sus piernas reposaban en mis hombros, así veía su cara tornando en una expresión de placer extremo. Tras unos quince minutos me corrí dentro de su culo entre gemidos de ambos. Cogí su polla y lo pajeé hasta que termino corriéndose sobre su pecho gritando por el placer de correrse con mi polla aún en su culo. Inmediatamente recorrí su torso con mi lengua chupando sus restos de semen para terminar fundiéndonos en un apasionado, a la vez que romántico beso tras el increíble encuentro que habíamos tenido. Ya, rendidos por el cansancio, me pidió que me quedase a dormir y acepté encantado, avisando a mis padres con un mensaje. No era nada raro que durmiese en casa de David, por lo que no hubo ningún problema.  Nos fuimos a su habitación y nos acostamos juntos en su cama, desnudos, sudados y con muchas ganas de seguir con esto que sólo acaba de empezar. Ahí me di cuenta de que de verdad quería a David.