Pasión libre

Suplica un alma ser rescatada de entre las sombras de la agonía, suplica ser rescatada para vivir por siempre junto a quien supo amarle, suplica ser de él en cuerpo, mente, espíritu y alma, suplica encontrar la puerta de la fortuna del destino, el camino correcto por donde seguirle. - Y así, sin par

Suplica un alma ser rescatada de entre las sombras de la agonía, suplica ser rescatada para vivir por siempre junto a quien supo amarle, suplica ser de él en cuerpo, mente, espíritu y alma, suplica encontrar la puerta de la fortuna del destino, el camino correcto por donde seguirle.

-

Y así, sin parar sobre las olas del mar se ve una silueta de una mujer, mujer que vive en la muerte, que está muerta en vida, mujer que en sus ojos refleja la agonía de su dicha, que en su sonrisa refleja la amargura que le enseñó su verdadero amor, amor que no olvida, que no perdona, que odia y ama a la vez.

Vive de noche, se alimenta del miedo ageno, se vaña en las sales de las miradas agonizantes, se refugia en las mentes débiles, mentes que suplican volver a verla, volver a verla sin si quiera conocerla.

Esa alma herrante me percigue, su recuerdo lo tengo presente todo el tiempo, aunque...... ni si quiera sé su nombre, pero eso si, sí se donde encontrarla.

-

No hablaré del pasado, hablaré del presente sin pensar en el futuro, plasmaré lo que en medio de mi soledad comprendo, entiendo, escucho y siento. Sí, vivo pero muero cada segundo, muero pero cada segundo me confirma que sigo viva, es complicado lo sé, pero no busco la comprensión de nadie, tampoco pretendo causar lástima, ni admiración, nada de eso, solo busco, ammm, entretenerme en algo personal, algo útil sin pretender merecer algún tributo por ello.

-

«Un día salí de mi ogar, o como se le pueda mencionar al sitio donde abitas para descanzar.

Quise ir a alimentarme, quise hacer lo de todas las tardes, días, medios días, noche, madrugada, bueno, terminando pronto lo que hago cuando me apetece, pero yo no contaba con sorpresas. No, no me encontré con un ángel, ni con dios ni nada de eso, ni si quiera con el demonio, bueno, al menos que fuera al espejo.

Lo que se interpuso en mi camino fue un recuerdo, una imagen que creí no volvería a ver, un rostro manchado por mi tristeza, escupido por mi odio y sonriente por mi dolor. Jamás entendí su ausencia, jamás comprendí la razón del por que dejó de vivir en mi, juramos..... juramos......, juramos tantas cosas que hoy no son mas que pertenecientes de la nada, recuerdos que hoy no valen mas que lágrimas de sangre.

Miré al cielo esperando una respuesta como lo hacen todos aquellos infelices esperando que dios se asome y te diga que todo estará bien, cuando en realidad dios duerme en su alcoba, miré al suelo esperando que se abriera la tierra pero jamás pasó nada.

Corrí, corrí lo mas que pude pretendiendo que el viento me arrastrara de polo a polo pero no fue así, no hice mas que estrellarme con cuanta cosa cruzaba en mi camino.

-

«Mírame! no ves que lloro por ti? perdí mi identidad, perdí la razón, perdí la esperanza, mírame! que no te causa pena verme destrozada? que no tienes consideración de mi pobre alma que solo busca un refugio para su pena? mírame!

Mírame, como si él escuchara, como si a él le importara. Fue ese momento en que un ente se acercó a mi y me dijo algo que me puso la carne de gallina.

¿Por qué lloras? tienes derecho a llorar? a sufrir? nadie tiene derecho a hacerlo, ni si quiera hay razones de peso, por qué lloras? no me digas, perdiste a tu madre, tu novio, tu perro? o todas las anteriores.

Te burlas de mi? le dije. Crees que río? crees que tienes derecho de acercárteme, de mirarme si quiera? quién te crees que eres!

Soy quien te dará la respuesta a todo lo que te acontece me dijo: Soy quien pondrá en tus manos la oportunidad de vengarte, de tomar justicia por mano propia, de acabar con tu pasado, tu presente y tu futuro, soy quien tiene la llabe de tu alma.

Debes estar loca! le dije, no sabes lo que dices, saliste de un manicobnio?

Algo así dijo el ente. Donde recido no es precisamente una iglesia pero sí parecido, o al menos con la intención de adorar a alguien.

¿Y a quién adoras? le pregunté, y me dijo el ente, a la única cosa que nos pertenece, a la única imagen que debemos amar porque solo ella nos espera al final del camino, sea cual sea el tiempo y las causas de haber llegado hasta ahí.

¿La muerte? quise decirle pero no pude, algo asomó a mi garganta y me fue imposible pronunciar palabra.

Si dijo el ente, hablo de la muerte.

¿No hablarás enserio verdad? pregunté.

Por su puesto que si contestó. Al menos en eso sí debes creerme, no digo la verdad muy a menudo al menos que sea necesario. Tienes mente grande así que seré directa.

Soy una no humana, tengo todo lo que alguien como tu desearía tener pero en medidas extremas, tengo una vista, oído, resistencia, fuerza, en fin todos tus sentidos y capacidades maximisados al 200 por ciento, y no es presunción ni nada, es la mera realidad, y si tu lo quisieras también los tendrías, solo vasta tu desición y yo estaré dispuesta a cumplir tu capricho.

No dije nada, me di la media buelta y me marché, creí que me seguiría pero no fue así, creo que comprendió que no necesitaba la compañía de nadie.

-

«Me inqué frente al lago, en la orilla mas lejana a la sibilización, o al menos lejana a la vista de las miradas curiosas, quería estar sola, quería desaparecer de todo el mundo, sentí que el aire me faltaba, sentí que el cielo me quería devorar hasta tragarme, y extraviarme en la infinita majestuosidad de su cielo perfecto, aunque sé que en el fondo deseaba estar con él.

No me quiere! por qué no me quieres por qué! gritaba hasta ensordecerme con mis propios gritos, lloré infinitamente, con un sentimiento de dolor, de culpa, de odio, lloré tanto que pude sentir el líquido acuoso de mis ojos, pude saborear la sangre de mi cuerpo, lloré tanto hasta quedarme profundamente dormida.

Desperté mas tarde, me abenté al agua deseando no salir jamás pero no pude lograrlo, ese ente estaba ahí, se ocultó no se como, me sacó del agua, me abrazó, me vesó y dijo aquella frace que jamás imaginé escuchar.

Estoy contigo, yo sí te necesito, yo sí deseo quedarme a tu lado, de verdad, jamás me iré.

Así comensó aquella intimidad, me encerró entre sus brazos fuertes, me vesó de pies a cabeza, me miró, me dijo palabras hermosas, no recuerdo ni una sola, solo sé que me estremesió al grado de corresponderle.

Ni yo misma creía lo que pasaba, besé a una mujer, ella me vesó a mi, hicimos el amor como dos dementes, olvidé que estaba en un lago y no en mi cueba, olvidé que pudo haber jente, no me importo, sinceramente no, solo deseaba su cuerpo, sus caderas, sus piernas bien torneadas, sus pechos voluminosos, su carne, su carne, el rojo de su pelo que me hechizaba, que hacía que me pusiera de cabeza, esos lavios perfectos que cada vez que lamían mi bagina sentía que dejaba el alma entre sus manos.

Sí, me entregué a una mujer, pero que mujer! jamás había vivido algo así. Por instantes llegaba a mi mente y fue ahí donde salió de mi algo que no conocía, la tomaba por el cuello, la alaba a mi con tal fuerza, deseaba sentir su cuerpo junto al mío, su piel ardiente, su puvis, sus pechos bien formados, esos ojos que me hacían desear arrancárselos.

Le jalaba el cabello, la poseía, le decía que gritara, que gritara tan fuerte hasta que el sonido hiciera eco en el cielo, mordía sus pesones con violencia pero no demostraba dolor, antes bien solo gozaba de placer.

Cuando volvía a la pasión ella tomaba el mando, tomaba mis caderas y las empujaba hacia ella, me ponía de espaldas a ella, con una mano me tocaba los cenos y con la otra me masturbaba, yo con una mano hacía lo mismo y con la otra, con la otra seguía su mano en mi bagina, me fascinaba sentirla tan cerca!

Era una fiera, me hacía cosas que jamás creí fueran posibles.

-

«Al volver a llegar la noche la encontré tendida a mi lado mas no dormida, como era posible mantenerse despierto tanto tiempo! no entendía lo que sucedía.

Yo te explicaré todo me dijo: Yo no necesito dormir, no puedo hacerlo, vivo por siempre, a todas horas sin derecho a una ciestecita.

¿Cómo puede ser eso posible?

Pertenezco a otra especie contestó, no soy como tu, entiendes?

No contesté.

Veamos. Tengo tu edad.......... desde hace 200 años, he decidido que te quiero, fuiste mía y lo serás por siempre.

Fue ahí donde...........

Continúa.