Pasion en la Dehesa (Final)

El amor entre un joven ganadero de reses bravas y su mayoral.

Rodrigo estaba confundido, su regreso a la ciudad había sido pesado y bucólico, durante todo el camino no hacia más que pensar en todas las nuevas experiencias que había tenido en esos días en la finca.

No entendía como pudo hacer un trío con Curro al cual creía que amaba y Juan, ese chico que aparentemente antes nunca se fijó en el, ese día todo se dio rodado, quizás el fue quien puso las cartas sobre la mesa de manera osada.

¿Qué pensaría Curro? ¿Cómo se estaría sintiendo?

Para colmo esa noche Juan entró por su ventana y habían hecho el amor, y de que manera, fue maravilloso.

Pero el chico no podía quitarse de la imaginación a su amado mayoral, cuando llegara a Madrid lo primero que haría sería llamarle, ahora con el abuelo en el coche imposible, pero deseaba con toda su alma hablar con el, verle, acariciarle y pedirle perdón por haber sido tan deshonesto con el.

Juan andaba deambulando por el pueblo cabizbajo, no entendía la locura cometida esa noche, se había divertido mucho con el ganadero, pero el a quien amaba realmente era a Curro y para colmo sabia que no era correspondido, el mayoral estaba loco por Rodrigo.

¿Qué tenía que hacer?

Curro andaba por el campo serio, circunspecto como el normalmente actuaba a diario, pero la procesión iba por dentro. En sus mas adentros sufría pensando en que estaba ocurriendo, Rodrigo parecía muy interesado por Juan, hicieron un trío, cosa que fue muy divertida, pero no, el quería a su rubio señorito para el solo, a la vez se sentía mal pues mantuvo nuevamente relaciones con Juan y no se lo dijo al chico a quien amaba.

Todo este cúmulo de pensamientos, sentimientos y malos entendidos circulaban por las cabezas de nuestros protagonistas que sufrían sin saber como dar compostura a estas serie de acciones que sucedieron en los últimos días.

El objeto de deseo era sin dudarlo el mayoral de el estaba prendados los dos chicos y el de quien verdaderamente lo estaba era de Rodrigo que era la niña de sus ojos y por quien haría lo que fuera por acaparar toda su atención.

Sonó el móvil del caporal, quien iba cabalgando solitario por la finca tomando y poco de aire dando vueltas a sus pensamientos.

-Hola Rodrigo ¿Cómo estas?

Hola Currito, aquí hecho polvo, acordándome de ti, no puedo dejar de pensar en ti Curro, me siento como una mierda hoy.

-Tranquilo hombre, yo también pienso en ti y me gustaría estar contigo, pero la vida es así. No desesperes pronto nos volvemos a ver, sino yo voy a Madrid a verte si vemos que estas muy complicado, pero no te vas a escapar de mi.

¿Verdad bonito mío?

No Curro, yo no me voy a escapar, tenlo por seguro, soy tuyo, eres mi rey. Pero deseo hablar contigo, contarte cosas y estoy ansioso por hacerlo, pero me es imposible ir ahora, acabo de llegar y tengo exámenes la semana próxima y entregar el proyecto.

-Bueno, si te pones muy triste el fin de semana voy a verte y me cuentas esas cosas que quieres, al menos nos vemos y tengo ganas de darte mil besos.

Seria maravilloso Currito, no sabes que feliz me harías si vinieras.

-Bueno, pues tu tranquilo, yo lo organizo y me voy a verte sin falta para que no sufras, ¿vale mi rey?

Si, te quiero, adiós, adiós. Mil besos mi amor.

Los dos hombres una vez concluida la conversación telefónica, se sintieron aliviados, incluso un gesto de felicidad brotó de la cara del rudo Curro y de Rodrigo la sonrisa le llegaba de oreja a oreja.

Los dos llevaron la semana con mas alivio, Rodrigo llamaba a Curro cada rato que descansaba de sus estudios, Curro por su lado estaba entretenido con la ganadería preparando las corridas que se lidiarían pronto, estaba en plena temporada y en la dehesa aumentaba el trasiego. Siempre que Rodrigo le hacia una de sus llamadas debía salir corriendo y alejarse de los operarios con quien anduviera e incluso alguna vez hasta con algún veedor de corridas que mandados por toreros famosos venían a elegir los astados que sus jefes lidiarían en las mas afamadas plazas de toros.

Juan apareció por la finca reclamando un rato de charla con el mayoral, le pidió que le dedicase unos minutos y Curro preocupado le emplazó para que comieran juntos en su casa, así sería mas prudente y estarían fuera del alcance de los demás hombres del campo.

Llegada la hora del almuerzo Juan llamó a la puerta y Curro le recibió amablemente invitándole a pasar a la sala. Los dos hombres se sentaron a la mesa y comenzaron a dialogar amigablemente mientras comían.

-Curro, venia a decirte que no tienes que preocuparte mas por mi, Se que tu por quien pierdes los vientos en por Rodrigo y yo no quiero interferir entre vosotros dos, se que tu relación conmigo ha sido solo un divertimento sexual y no te culpo por ello, siempre fuiste honesto conmigo.

-Juan, siento mucho que estés sufriendo con todo esto, verdaderamente eres un hombre - noble y valiente, de ahí que seas tan buen torero, pero, si tienes razón, amo profundamente a Rodrigo, le deseo y no puedo pensar solo en el, cada día que no le veo se me pasa con muchísima lentitud.

No se donde ni como acabará esta historia, pero mientras que tenga estos sentimientos y el me corresponda, pienso seguir adelante.

El torero, guardó silencio, una lagrima corría por su mejilla, no pensó jamás en contarle lo sucedido, sería demasiado por su parte confesarle al hombre que se había colado esa noche en la habitación del chico y tuvieron una magnifica sesión de sexo apasionado y excelente.

Comieron y tras despedirse cariñosamente el uno del otro Juan salió de la casa de regreso al pueblo.

Al fin llegó el encuentro anhelado por Curro y Rodrigo. El mayoral buscó una escusa creíble para poder viajar fuera del pueblo por el fin de semana sin que nadie pudiera pensar en cosas extrañas, era un hombre cauteloso, incluso se cercioró de que el viejo marques quedase convencido de que solo se tomaba un fin de semana para ir a visitar a unos parientes y de paso ver una novillada en un bello pueblo toledano.

Viajó en AVE desde Sevilla a Madrid, al llegar a la estación de Atocha Rodrigo le esperaba en el gran jardín cubierto de la estación y allí mismo lo abrazó lleno de emoción y ternura.

El chico había puesto escusa en casa de que se marchaba el fin de semana a estudiar con unos amigos fuera de Madrid, por ello debían ser prudentes y no pasearse por lugares habituales de su familia y circulo de amigos.

Por ello Rodrigo optó por pedirle a un buen amigo una casa que tenia en una urbanización en la zona norte de Madrid cercana a San Lorenzo del Escorial, allí estarían a salvo de miradas inoportunas y tendrían mayor libertad de movimiento para pasear y disfrutar ese magnifico fin de semana.

La casa estaba situada en la falda de la sierra de Guadarrama, no muy lejos de una vía principal, pero guardaba ese carácter de privacidad que ambos hombres deseaban y a la vez podían salir a comer o tomar una copa a cualquiera de los centros comerciales que por aquel área se prodigaban. Se instalaron en el dormitorio principal, tenia un gran ventanal desde el que disfrutaba de unas magnificas vistas de las cumbres aun nevadas a pesar de lo avanzado de la primavera. El salón era amplísimo con una bonita y amplia chimenea que ya estaba cargada de leña hasta los topes.

Salieron al jardín y comprobaron que además de las bellas vistas contaban con una piscina de considerable tamaño la cual poseía un termostato que hacia el agua mas calida de lo que allí era normal.

La mañana estaba templada pero Curro decidió encender la chimenea para templar la casa, así al anochecer el ambiente sería mas cálido. Con mucha destreza el mayoral en nada de tiempo consiguió que aquella hermosa hoguera prendiera desarbolada crando bonito ambiente en la sala donde se encontraba.

Al fin los dos solos e instalados en aquel apartado lugar lejos de miradas y gentes que los pudiera interrumpir en sus quehaceres amatorios Curro abrazó al chico y lo besó con ansias, podría decirse que lo aplastaba contra su pecho, era tanto su deseo contenido por aquel rubio maravilloso que le volvía loco que llegaba a parecer violento, pero Rodrigo sabia que su hombre no lo trataba así, todo lo contrario sabia de su ternura y el amor que le profesaba y que el correspondía con todas sus fuerzas.

Tumbados ante la chimenea se besaban tiernamente, despojándose el uno al otro de sus prendas fueron quedando desnudos el uno sobre el otro. Curro abrazaba a su chico con pasión eran tantas cosas las que quería transmitirle que no sabia mejor manera de hacerlo que sintiendo sobre el cada uno de los poros de su piel, restregaron sus cuerpos hasta sentirse sudosos en una simbiosis maravillosa de dos seres que se aman apasionadamente.

Comenzaron a degustarse tiernamente el uno al otro , las lenguas de ambos fueron recorriendo el cuerpo del amado con ansiedad pero cargados de ternura, no era cuestión de medir los tiempos sino del disfrute de esos deseados órganos masculinos, se fundieron en una magnifica mamada, ambos agarraban la polla del otro entre sus labios y saboreaban golosos los viriles flujos que desprendían, lamían los testículos del contrario con deleite y pasaban la lengua por el perineo dando inmenso placer.

Curro tras un buen montón de ósculos atrajo las nalgas del joven hacia su delantera y después de ensalivarle bien el ojete del ano empetó su descomunal verga en los interiores del ganaderito que rujió como león hambriento al sentir la tranca de su macho en sus entrañas arañándolas con ese cacho de capullo moreteado de tanta sangre como le llegaba hasta el.

Fornicaron pausadamente, el ritmo cadencioso unido a las envestidas que de vez en cuando Curro le prodigaba hacían el deleite de Rodrigo que miraba a su amado mayoral mientras le taladraba .

Estaba Curro apoyado sobre el asiento del sofá y el chico a horcajadas sobre el, su cipote duro e iniesto dentro, muy dentro de el, como consumado jinete sabia cabalgar sobre la verga de su hombre que ni correrse podía de gusto que sentía.

Así de esa maravillosa guisa estuvieron follando tiempo, incontable tiempo, hasta que sus sentidos se perturbaron y la venida era inminente, sobre la alfombra tendidos el uno junto al otro se entrelazaron y así de esa manera escupieron la huella de su amor apasionado.

Dormidos el uno sobre el otro estuvieron hasta que la noche les sorprendió, después de un rato de espabilamiento se dieron una buena ducha, quitándose toda la pringacha que les cubría sus cuerpos y tras ordenar un poco la sala se dispusieron a cenar alguna cosa, no tenían ninguna ganas de salir a la calle, el mundo y su tiempo les sobraba , ellos tenían ahora el tiempo paralizado para ellos solos.

Cenaron desnudos a la luz de velas que colocaron por toda la estancia, sobre unos almohadones colocados en el suelo estuvieron recostados tomando sorbos de una botella de tinto que abrieron, entre sorbo y sorbo Rodrigo comenzó a contarle a Curro .

No se que me ocurrió esos días en el campo, vi a Juan y me pareció un tío interesante, está bueno, aunque a mi la gente de mi edad me interesa bastante poco. Sabía que tu habías tenido relaciones con el, no hacia falta que me lo dijeras, a el torero se le nota que está completamente enamorado de ti.

Por eso ese día mientras cabalgamos provoqué aquella situación, quería saber hasta donde llegaba tu interés por el chico, comprendí que era simplemente una relación carnal, no había apasionamiento por tu parte hacia el, en cambio el si te desee con toda su fuerza.

Después ocurrió algo que me dejó fuera de juego , caí en una trampa que me ha quitado el sueño todas estas noches hasta que te he visto de nuevo, se que te va a doler lo que te tengo que contar, pero se que sabes que te amo como nadie te ha querido en tu vida y espero comprendas lo ocurrido.

La ultima noche que pasé en el cortijo, tu estuviste muy ocupado con el abuelo, yo te deseaba, necesitaba tenerte a mi lado, decirte toda estas cosas , pero no viniste , era lógico, el abuelo se hubiera dando cuenta, mejor fue así.

Pero una vez me hube metido en la cama , Juan entró por mi ventana e hicimos el amor, la verdad es que el tío es buenísimo en la cama, pero ahí quedó todo, el comprendió que yo a quien amaba era a ti y que aquello solo fue un juego, un momento de debilidad. Se marchó tal como vino y no he vuelto a saber nada mas de el.

Curro escuchó al chico en silencio, solo de manera furtiva una lagrima le caía por su mejilla, intentó ocultara en la penumbra que las velas ardiendo producían en la estancia, estaba emocionado de tanto amor como Rodrigo le prodigaba y ahora no sabia como verbalizar cuantos sentimientos le afloraban, su garganta estaba bloqueada, imposible decir nada.

Agarró al chico entre sus brazos , le besó tiernamente cada centímetro de su rostro, Rodrigo lloraba y el humedecía sus labios con las lagrimas de su chico, del ser mas hermoso que el había conocido en toda su existencia.

Después de aquel intenso manifiesto de amor mutuo Curro le dejó caer sobre los almohadones y sin mediar palabra le hizo el amor con pasión y devoción, alzó sus piernas en alto y le penetró suavemente introduciéndole todo su miembro durísimo hasta lo mas hondo de su ser, así permaneció quieto por largo rato, hasta que mecánicamente comenzó a fornicarlo despacio lleno de emoción sin rechistar los dos hombres disfrutaron de una maravillosa y placentera eyaculación en el mas absoluto de los silencios, pero jamás dos seres humanos habían comunicado mejor que con las emociones que sus cuerpos vivieron.

-Solo se que te quiero, no soy capaz de saber como y a donde irá todo esto, mi amor por ti está por encima de todo, en este momento me siento el hombre mas dichoso del mundo.

Juan está loco por mi, pero ahora me demuestra que se le pasará, no soy fundamental en su vida, por ello no debemos preocuparnos.

Ahora solo importamos nosotros y se que seremos capaces de llevar nuestro amor de la mejor manera posible, perdurará por siempre y aunque las circunstancias nos tengan separados ahora siempre habrá un día mejor para nosotros.

Después de esas contundentes y serias palabras Curro volvió a abrazarse el chico

guardo silencio. La noche se les quedó corta, abrazados junto la chimenea vieron nacer el nuevo día , el amanecer fue el signo que les llevo a la cama después de aquella maravillosa e intensa noche.

Tras dormir profundamente en entre las blancas sabanas despertaron a mediodía, estaban hambrientos por ello tenían que salir a la calle, no tenían comida para almorzar, Rodrigo quería también airearse un poco y decidió que Irian a un restaurante muy bueno cercano a la urbanización donde se encontraban.

El fin de semana transcurrió con absoluta normalidad, aprovechaban cada momento para desearse mutuamente, se prodigaron en caricias, besos y todo tipo de fantasías sexuales, llegado el domingo en la tarde, momento de la despedida, cada uno debía volver a sus quehaceres y vida ordinaria.

Seguros como estaban de sus sentimientos no había problema alguno a pesar de las trabas que conllevaba esa relación ellos estaban dispuestos a salvar cuantos obstáculos les fueran surgiendo porque su amor era capaz de vencerlo todo.