Pasion en la Dehesa
Las vivencias de el encargado de una finca y el nieto del dueño.
Curro era el encargado de la ganadería brava que pastaba en la finca del marques, un hombre de campo, seco, bronco, acostumbrado a la vida al aire libre, hecho a las inclemencias del tiempo.
Aunque era serio de aspecto Curro era un hombre bueno, afable y con un humor peculiar, conversar con el era todo una cátedra sobre la vida, sus largas cabalgadas por el campo te enseñaban tantas cosas de la vida que siempre era agradable salir a pasear a caballo con el.
No era mayor el hombre, solo que la vida al aire libre le había curtido la piel, contaría con unos cuarenta años aproximadamente, alto, delgado una barba abigarrada y una complexión fuerte le hacían un tipo interesante, tenía unos ojos oscuros muy escondidos tras una gorra que le ocultaba la mitad de su rostro y era como su mascota inseparable incluso dentro de la casa la llevaba puesta, solo delante del marques se descubría para hablar con el anciano propietario de la dehesa.
La finca donde pastaba la ganadería estaba situada en la ladera de una serranía, alcornocales, acebuches y encinas componían la arboleda de esta basta dehesa donde los famosos toros del marques se criaban, arbustos mas pequeños como lentiscos, moyuelos, andrinas y plantas como helechos completaban la flora del lugar.
Además del ganado bravo allí también pastaba una yeguada importante que junto a sus crías se asentaban en los bajos de la finca junto al Guadalquivir.
Rodrigo era el nieto del señor marques, por la afición que tenía al campo y a la legendaria ganadería de su familia sería el heredero de esta, estudiaba ingeniero agrónomo y pasaba grandes temporadas en la finca haciéndose de las labores habituales que se hacían allí.
El joven era alto de ojos verdes y cabello rizado largo, tenia un cuero delgado pero se le notaba que lo trabajaba en las múltiples labores que realizaba como montar a caballo, acoso y derribo, incluso se atrevía con el capote a torear en los tentaderos que se realizaban en la dehesa para selección del ganado.
Aquellos días tras un denso periodo de exámenes Rodrigo vino a la Fuensanta nombre de la finca a pasar una larga temporada, sabia que tenían faena y por ello no estaba de mas echar una mano a Curro que siempre se alegraba de tener al chico con el, ya había dejado de ser un niño preguntón y travieso para convertirse en un joven interesado en aprender y colaborar en todo lo concerniente con el campo.
Durante estos días todo transcurría con normalidad los dos hombres acompañados por jornaleros hicieron las faenas propias de cada día además de las habituales que se tenían que hacer en esa época del año con el ganado, las yeguas estaban en periodo de paritorios y había que cubrirlas de nuevo a los pocos días que entraban en celo la camada de potros que cumplían el año se apartaban y marcaban tasándoles la cola en señal de su cambio de estatus y pasaban a un cerrado independiente donde ellos ya convivían sin ayuda materna.
El ganado bravo se había apartado según las corridas que saldrían para la plaza ese año y algunos veedores habían venido a ver un par de corridas que faltaban por vender para finales de temporada.
Esas faenas los ocupaba desde las claras del día hasta el ocaso en que los hombres volvían cansados a la casa y Rodrigo después de un reparador baño dedicaba algún tiempo mas a mirar su correo electrónico, repasar materias de la oficina y conversar telefónicamente con su abuelo que le pedía parte desde la ciudad de todo lo que acontecía allí.
Curro por su parte se retiraba a su casa no muy lejos de la casa principal, vivía solo, su mujer se marchó de su lado no hace mucho, era una mujer que nunca concibió la vida en el campo y un día sin pensárselo dos veces recogió sus cosas marchándose a su pueblo en compañía de los dos hijos que tenia con el encargado de la dehesa.
Desde ese día Curro vivía solo en la casa anexa a la principal de la finca, tenía un amplio salón dos dormitorios y un baño además de una cocina amplia. El hombre se manejaba bien en su austeridad y no estaba muy entristecido por la marcha de la mujer, mas bien se había quedado mas tranquilo pues comprendió que se había equivocado en elegir compañera, esa mujer no estaba hecha para la vida en el campo, era mas de ciudad con otro tipo de necesidades, en vez de hacerle grata la vida ella se estaba convirtiendo en una infeliz que agriaba a todos que la rodeaban.
El aspecto sexual no lo tenia vacío el hombre, tenía sus secretos y estos los llevaba bien escondidos, algún torerito aficionado que venia por la casa a buscar la oportunidad de dar unos cuantos muletazos a una vaca de la casa le prestaba sus favores para tener contento al caporal.
Últimamente había un chiquito de veinte años que andaba engolosinado con los atributos del hombre y se prodigaba de noche y a hurtadillas por allí para llevarse colocado un buen empellón del vergajo que gastaba Curro.
Pero Curro tenía la cabeza puesta en otra cosa, desde un tiempo a esta parte se había fijado en el mozo que se había convertido Rodrigo, lo consideraba fruto prohibido por ser el heredero de la casa su próximo jefe una vez que el viejo marques falleciera el chico ocuparía el sitio de su abuelo. No podía evitar el fijarse en los bellos cabellos rizados del joven que tan alto y cariñosos compartía horas de faenas con el.
En sus más íntimos fueros Curro reconocía su homosexualidad pero en ningún caso esos instintos podrían salir a la luz pues serian momento para perder su empleo e incluso el tener que marcharse del pueblo de donde era y toda su familia vivía y le respetaban.
Tuvieron que mover a un apartado distante de la casa un grupo de toros de tres años que no estaba seleccionados para corridas pues hasta el próximo año no era la edad adecuada a no ser que salieran como novillos por tener algún defecto cosa que no era el caso de esos en concreto.
Pues ese día Curro decidió que junto a Rodrigo Irian a caballo conduciendo el ganado hasta ese cerrado situado en una zona mas alta y alejada de la finca, sin ayuda de ninguno de los hombres que habitualmente hacían esa labor, los dejaría haciendo otras cosas allí cerca de la casa para que adelantasen con la alimentación del ganado y terminasen tareas atrasadas.
Partieron bien temprano los dos a caballo cabalgaban amparándose el uno en el otro y conduciendo el grupo de bravos novillos por los senderos que subían hacia la serranía, algún venado asustado salió en estampida de su cama y bandos de perdices revolotearon frente a ellos al sentir la algarabía que montaba la manada de animales que ascendían hacia la zona mas abrupta de la propiedad.
Cabalgaron durante horas sin descanso hasta que dejaron a los animales pastando en esos campos frondosos de hierbas frescas y cercanos a aguas cristalinas del manantial que brotaba justamente donde se aposentó el grupo, allí se fortalecerían durante una temporada antes de bajarlos a un corral donde volverían a comer piensos y se prepararían para su fin ultimo, morir envistiendo en la plaza.
De regreso ya mas sosegados los dos hombres acalorados por se ya el mediodía decidieron parar a descansar junto al arroyo que ya corría mas caudaloso, beberían y comerían algo y dejarían que los caballos descansaran después del trajín que habían tenido en la mañana.
Amarraron los jacos a un arbusto cercano y se tumbaron en el pasto junto al arroyo allí comieron pan con queso que llevaba en el morral Curro y bebieron agua que bajaba limpísima desde donde dejaron los toros, conversaban animadamente sobre los entresijos del día sin nada trascendente que contarse.
Los dos hombres estaban tumbados sobre el pasto, el sol de esa hora calentaba demasiado para esa época del año que aun no tenía nada que ver con lo feroz del verano, pero hacia calor.
Rodrigo se incorporó y con una voz muy animada invitó a Curro a que se desnudara y se bañaran juntos en esa agua cristalina que de seguro estaría muy fría. El encargado dudó un poco, pero el chico ya estaba completamente desnudo ante el dispuesto a meterse en el agua de aquel cristalino arroyo que en esa zona ya tenía una considerable profundidad.
Se despojó de sus ropas y exhibió ante el chico su poderosa masculinidad, un torso velludo, unos músculos trabajados pero sin prominencias típicas de los gimnasios, dos piernas fuertes y fibradas y una zona erógena contundente y velluda donde colgaba una polla regordeta y morena junto a dos hermosos testículos.
Rodrigo por su parte tenia en el torso unos incipientes vellos rubiáceos y su cuerpo delgado pero fibroso le hacían muy bello, el tenia un pene de un tamaño aceptable y sus testículos no eran orondos como los de Curro pero no eran nada despreciables, su vello era mas rubio y sedoso que el del hombre pero el conjunto tenia nervioso al caporal que no quería mirarle mucho por si le traicionaba su subconsciente.
Ambos se introdujeron en las frías aguas del manantial refrescando sus sudosos y cansados cuerpos, flotaron durante un ratillo pero la insoportable frialdad del agua hizo que los hombres se salieran del agua y se tumbaran desnudos como estaba uno junto al otro al sol.
La agradable temperatura reinante y los calidos rayos del rey astro sobre los cuerpos de los jinetes hicieron que estos entraran en un sueñecillo muy grato pasando un buen rato en ese estado de letargo.
Curro al despabilarse de ese letargo se incorporó y vio que el chico permanecía adormilado con los ojos suavemente cerrados, pero cual fue su sorpresa cuando recorriendo el cuerpo del muchacho con su mirada comprobó que este tenía su polla en un considerable estado de erección.
El chico tenía una verga de buen tamaño y grosor de color muy blanco debida a esa erección tenía semi descapillado el rosado prepucio, la estampa era de lo mas excitante, volvió a ojear todo el cuerpo del chico que se doraba en ese sol de finales de Mayo, las dos tetitas estaban completamente erectas y alguna gota de agua aún chorreaba por la suave piel del heredero.
El caporal, no pudo evitar que su polla se pusiera durísima nada mas de ver junto a el esa belleza que el anhelaba desde que descubrió al hombre en ese niño que conocía desde que nació cuando el era un incipiente joven.
Volvió a tumbarse inquieto, estaba excitado y su polla le delataba , no sabía que hacer, para colmo colocó sus manos en los laterales de su cuerpo y al estar tan cerca de Rodrigo rozó con su mano el muslo del chico, ese contacto que debía ser placentero para el le resultó un shock eléctrico, pero se quedó inmóvil un rato hasta que esa electricidad se le pasó y así continuó un rato mas, al mover su mano de manera involuntaria notó como los vellos de la pierna del chico se erizaban , clara señal de que le producía placer y continuó haciéndolo involuntariamente pues le agradaba satisfacer a ese joven tan querido para el.
Durante un ratito mas continuó acariciando sutilmente la pierna del chico que continuaba dormido de frente al sol de mediodía, pero de manera súbita el mozalbete se giró hacia Curro colocando su polla durísima en la misma mano del hombre y echando sus brazos sobre el velludo pecho del encargado de la finca.
La reacción de Curro fue la de sentirse aterrorizado ante el giro que tomaba la cosa, pero procuró calmarse, su respiración era acelerada y procuró controlarla lentamente, tenia en su mano la polla húmeda del chico, de echo las gotas de precum que salían de su capullo mojaban la palma de la mano del hombre.
Pero todo no quedaba ahí, el muchacho que seguía entregado a un dulce sueño jugueteaba con sus dedos con los oscuros vellos del pecho de Curro e incluso con los pezones de este que nuevamente aumentaba su excitación ya no solo sexual sino nerviosa, el corazón le palpitaba a un ritmo galopante pero no podía por mas que quedarse quieto e intentar disfrutar de aquella maravilla que le estaba ocurriendo.
Rodrigo continuó acercándose al hombre, era la oportunidad perfecta que había deseado durante mucho tiempo. Siempre tuvo deseos ocultos que le rondaban por la cabeza desde que era un adolescente y descubrió que la belleza de Curro le volvía loco, pero la rudeza de aquel bello hombre le imposibilitaban pensar que jamás pudiera logras tener encuentros íntimos con el.
Dejó caer su brazo sobre el pecho del hombre, parecía agitado pero había visto con sus ojos entrecerrados que su polla también la tenía dura eso sin dudarlo era señal que estaba caliente y le excitaba estar junto a el, motivo de mas para proseguir con sus juegos de seducción, sabía con certeza que en aquel paraje, nada mas que los animales que poblaban aquellas tierras lo podrían ver por ello era el lugar idóneos para ese encuentro.
Continuó con sus sutiles caricias haciéndose el dormido, pero Curro había girado su cuerpo hacia el, ahora estaban casi frente a frente abrazados, sus pollas durísimas se acariciaban la una con la otro y Rodrigo mas capaz que el caporal se abrazó a su amigo del alma besándolo en el cuello y como no encontró resistencia del hombre continuó satisfaciendo a ambos.
Rodrigo quería palparlo y se entretuvo en acariciar las hermosas carnes del cuerpo de su encargado, el pecho varonil y velludo, las espaldas duras por horas de rudo trabajo los firmes glúteos, la cintura todo aquello le emocionaba y le producía un inmenso placer.
Curro por su parte estaba asombrado pero feliz de ver como el chico deseaba lo mismo que el, a todas las caricias que el chico le prodigaba el se las repetía pero aun con mayor maestría pues el hombre ya tenía experiencias con otros hombres pero ninguna jamás tan emocionante y tan llena de amor como las que Rodrigo le inspiraba.
Se miraron a los ojos, sonrieron y se besaron pasionalmente en la boca, saboreando sus lenguas y sus salivas, besaron sus rostros enardecidos y emocionados, incluso Curro soltó unas lagrimas de emoción al sentirse correspondido por aquel bello muchacho objeto de sus sueños durante mucho tiempo.
Rodrigo tomó la delantera e inició una calida exploración con su lengua del cuerpo de Curro que le dejaba hacer dejado caer sobre el verde pasto junto aquel arroyo. Mientras el joven le lamía sus pezones, saboreaba los vellos de todo su torso bajando por el vientre donde mes se espesaban esos negros vellos y esperaba húmedamente excitada la polla de voluminoso tamaño, era la primera vez que Rodrigo mamaba una polla, antes tuvo furtivas experiencias , pero no había mamado un carajo como dios manda, así que se empleó a fondo procurando no dañar a curro con sus dientes, introdujo el miembro en su oquedad bucal y con la lengua lo embadurnó de su saliva y la punta casi roza con su campanilla de lo hondo que se la llevó, sacó aquel cacharrazo de su boca y buscó los peludos cojones y suavemente los acariciaba con sus labios y lengua empapándolos con su saliva también, Curro disfrutaba de esas maravillosas caricias eróticas que el chico le propinaba , pero deseaba en sus mas íntimos pensamientos comenzar a hacerle aquello y mucho mas al joven heredero , por ello se incorporó apartándolo tiernamente de el y colocándolo sobre la hierba comenzó a besarlo con un deseo desmedido y lamiéndolo con toda la ternura que aquel ser tan rudo en apariencia era capaz, lo lamió , lo besó y le mamó todos sus atributos masculinos con avidez e incluso gula , pero no podía
Permitirse el lujo de perder aquella hermosísima oportunidad.
Rodrigo le pidió ansioso algo que el deseaba hacer, quería que le iniciara en el arte de la penetración, deseaba que Curro lo desvirgara y raudo el hombre le ensalivó su rosado culito hasta comprobar que la dilatación era apta para introducirle su miembro en sus entrañas.
Con sumo cuidado introdujo la punta de su polla, Rodrigo que estaba de costado no se quejó, aguantó el envite y como la puya hiere a un toro el caporal fue introduciendo todo su verga en el interior intestinal del chico, cuando la tuvo colocada en toda su ser paró y dejó que se acostumbrara al grosor que tenia ensartado en sus entrañas.
Una vez acomodado lo fornicó durante largo tiempo en la postura inicial, pero quería ver su hermosa cara mientras lo hacía y besarle y acariciarlo, lo volcó y teniéndolo de frente le alzó las piernas hasta sus hombros y lo ensartó de nuevo con su pollón
Volviendo el vaivén inicial que a ambos daba tantísimo placer. Así estuvieron hasta que ambos comenzaron a tener espasmos propios de la eyaculación.Ambos soltaron en el pecho del otro, borbotones de semen denso y blanquísimo.
Estaba pingando de leche ajena y de la propia pero no se separaban un instante, se miraban en silencio y se besaban, así permanecieron un buen rato, ya el sol había caído bastante y hacia fresco, aún tenían que mojarse para quitarse toda la leche que tenían pegada en sus pechos.
Curro tomó la iniciativa y dio un brincó tirando del chico ya los dos incorporados se fueron al arroyo donde se mojaron lavándose sus cuerpos con muchísimo frío se vistieron rápidamente y montaron sus caballos, volvieron despacio dando un agradable paseo el uno junto al otro, disfrutando de los magníficos paisajes de la finca y sus alrededores. Ninguno de los dos quería hablar de lo ocurrido, quedaba clarísimo los sentimientos de ambos, aquello no fue puro sexo, había mas en aquel encuentro para nada fortuito.
Rodrigo nadaba en un mar de confusiones, Curro era lo que mas deseaba en el mundo para el, estaba loco por aquel hombre y ahora junto a el de regreso al cortijo no se atrevía a hablarse, necesitaba recapacitar y ordenar sus sentimientos, como buen ingeniero deseaba tener perfectamente organizado y controlado sus pensamientos, pero sus sentimientos y deseos estaban desbordados.
Llegaron a los establos dejaron los caballos y fueron a la casa, estaban cansados de la faena pero aun quedaban cosas por hacer, los operarios estaban cada uno a sus cosas y ellos debían comer pues habían comido bien poco durante el día.
Voy a preparar algo de comer para los dos Curro, vente a casa y comemos, luego terminas lo que tengas que hacer.
El hombre obedeció al chico que ya en la cocina miró que había preparado la asistenta para la comida y calentando la comida la sirvió para los dos en la mesa.
Curro comió en silencio, solo miraba al chico temeroso de que estuviera arrepentido de lo que había ocurrido, Rodrigo igual que el comía con apetito pero no decía nada hasta que de manera sorpresiva para el hombre le dijo.
Ahora voy a subir a ducharme y cambiarme de ropa, tengo que hablar con el abuelo, le dije que le llamaría, luego quiero que salgamos los dos a dar un paseo en coche, necesito salir de aquí, vamos a tomar un café al pueblo o no se, pero tu te vienes conmigo, no me quiero separar de ti, ¿te apetece?
-Claro que me apetece estar contigo, pero antes de ir a ninguna parte debo ultimar cosas, recuerda que debo darle a los hombres las órdenes de trabajo de mañana y revisar los toriles y las cuadras.
Bueno, pero no tardes mucho, quiero llevarte a un sitio antes de que anochezca, es importante para mi llegar a ese lugar de día.
Una ultima cosa Curro, Me encantaría que vinieses a dormir conmigo, deseo dormir abrazado a ti, mientras podamos, quiero dormir contigo.
-Yo también lo deseo, dormiremos juntos siempre que podamos y cuando no, también lo intentaremos.
Curro se levantó de la mesa una vez terminaron y dando un beso en la frente al chico se marchó, no sin antes acariciar su cabello.
Rodrigo recogió la mesa y ordenó la cocina, la mujer que limpiaba solo venía por las mañanas y a el le gustaba mantener el orden en la casa, su abuelo era un hombre bueno pero de férreas costumbres donde el orden y la disciplina imperaban.
Después de eso, subió a su habitación se despojó de todas sus ropas y observó desde la ventana a curro que ordenaba a los operarios las faenas que debían realizar antes de marcharse, al anochecer el cortijo se quedaba vacío, ya no era como antes que varias familias vivían allí y estaban siempre atendidos, Rodrigo prefería la soledad, era mas intimo deambular por ese enorme caserón de siglos pasados cargados de historia y recuerdos de sus antepasados, entró al baño y se dio una ducha caliente el agua caía por su cuerpo , el para nada sentía la suciedad, todo lo contrario le apenaba borrar las huellas que el caporal había dejado en el, sus besos, sus caricias sus lamidas, incluso su penetración era algo imborrable en su mente , deseaba tanto a ese hombre desde su pubertad podría decirse.
Se secó despacio, volvió a mirar por la ventana, curró iba de camino a su casa, tenía que darse una ducha aún, había tiempo, el sol tardaría en echarse tras la montaña a poniente, mientras puso música, se dejó caer sobre un diván que había en su cuarto y rememoró esos momentos vividos ese día junto a Curro.
Llamó a su abuelo , desnudo como estaba, lo le iba a ver, conversaron largamente de asuntos diversos, el hombre ya mayor delegaba en el nieto los asuntos porque cada día era mas forzado para su salud ocuparse de sus cosas, el padre de Rodrigo se interesaba mas por asuntos financieros , de hecho era consejero de un importante banco y la sola idea de ocuparse de las fincas familiares le daba bastante pereza, menos mal que el segundo de sus vástagos había heredado del abuelo el amor por la tierra y las tradiciones familiares.
Después de hablar con el abuelo, Curró entró en la habitación sin darse cuenta el chico, quien al principio brincó algo asustado de la presencia de alguien en la alcoba, luego al ver que era su hombre sonrió acercándose a el lo abrazó y lo besó tiernamente. Aun desnudo se apresuró en vestirse mientras que el hombre jugueteaba dándole caricias y achuchones. Salieron de la finca Rodrigo conducía y Curro a su lado guardaba silencio, era parco en palabras el hombre. Durante un buen rato circularon por una carretera secundaria que subía hacia la parte más alta de la sierra cercana, el paisaje era espectacular, las vistas que iban dejando a su paso eran de una belleza indescriptible, para colmo el sol en su crepúsculo hacia todo aquello más bello aun por el colorido que daba a la escena.
Llegaron a un paraje donde era frecuente la visita de Rodrigo en los días que andaba por la finca, desde ese lugar había una vista de las posesiones familiares y el entorno bastante especial, el chico siempre que quería un rato de soledad y paz se venia aquí y pasaba largos ratos contemplando lo que desde ese balcón se apreciaba.
Curro conocía aquel sitio, pero jamás había estado ahí con el chico ni sabia que el lo frecuentaba desde hacia años, lo miró y sin decir media palabra le pregunto con la mirada el objeto de llegar hasta allí.
Rodrigo sin mirarle le agarró la mano, apretándola fuertemente y comenzó a relatarle al mayoral.
En una de mis escapadas en coche aun sin tener carnet de conducir, conocí este bello lugar donde de manera global ves incluso en días claro el mar.
Aquí me he permitido soñar, incluso he deseado muchas cosas pero la más importante era poder estar aquí algún día contigo agarrándote de la mano. Quizás no lo comprendas pero siempre fuiste parte de mis sueños y mis anhelos, deseaba con toda mi alma poder abrazarte, besarte y estar junto a ti como hoy hemos estado, se que será complicado, dificilísimo en muchos momentos pero yo al menos podré todo de mi parte para hacerlo llevadero y juntos pasar muchos momentos difíciles.
Cuando concluyó su dialogo, llevó la mano de Curro hasta sus labios y la besó tiernamente y tras ello lo abrazó dándole un beso en los labios.
Curro por su parte estaba emocionado una lagrima corría por su mejilla y pocas palabras podía añadir a las hermosas que ya había pronunciado ese chico que tanto había deseado y ahora era ya una realidad que estuvieran juntos.
Se hizo la noche cerrada en aquel lugar, Rodrigo arrancó el motor del coche y salieron a la carretera, volvían a casa pero Curro quiso que pasaran por el pueblo , necesitaba cambiar la atmosfera, relajar el ambiente y que mejor que tomar una cerveza en un bar del pueblo donde era rutinario verlos juntos en mas de una ocasión.
Después de pasar un rato agradable conversando con conocidos del pueblo, volvieron al cortijo, allí solo se escuchaban los graves berridos de los machos bravos en la dehesa, la noche en el campo tenía esos sonidos particulares y embrujados que a mucos asustan pero a ellos no.
Cenaron en la cocina y tras esto subieron a la habitación del chico donde durmieron juntos en su amplia cama, esa noche hicieron el amor muy despacio se oscultaron mutuamente, exploraron cada recoveco de sus cuerpos viriles, se besaron, lamieron y acariciaron para terminar fornicando primero el hombre al chico, después este penetró al mayoral por primera vez, ambos vibraron llenos de deseo y amor por el otro.