Pasión en el Instituto

Joven, sensual y decidida una brillante alumna para el depravado director nada escapaba a su control estaba en sus manos.....una leccion de calor.

En la penumbra de la habitación apoyados en el escritorio, nos empezamos a besar besos suaves e incitantes, nos comenzamos a quitar el uniforme muy despacio besando cada centímetro de piel que quedaba al descubierto, Tomás tironeaba de mi tanga para que este me rozara el sexo, mientras mordía mi hombro.

Tome sus en mis manos y los acaricie con sumo cuidado, él gimió en mi boca, un cosquilleo me recorrió, mis pezones se endurecieron clamando su atención, los tomo enseguida entre sus labios, su nombre escapo de entre mis labios como un susurro. Seguía la dulce tortura de sus manos en mi cuerpo, me subió a la mesa donde me abrió de piernas yo le rodee con ellas y lo abrace fuertemente, sentí su pene en mi sexo hinchado y palpitante, no pude evitar frotarme contra el.

Tomas busco mi clítoris entre nuestros cuerpos fuertemente apretados, para acariciarlo llevándome a la locura. Tome de la mesa el lubricante y empecé a dilatarle poco a poco, se retorcía de placer entre mis brazos, verlo así me excitaba aún mas le besaba profundamente.

El director nos miraba callado desde su silla, yo sabía que ya estaba muy caliente pero no se movía nos contemplaba sin decir palabra. Pero un movimiento de su mano me indico que nos acercáramos, como dos autómatas nos acercamos a nuestro amo, lo besamos los dos en los labios, comenzamos a desvestirlo, poco a poco mientras una lluvia de besos caía sobre él, su verga ya estaba hinchada y tomas fue el primero en tomarla entre sus labios, el director me besaba en la boca mientras con otra mano seguía torturando mi coño. Tomás la mamaba con gusto y placer mientras miraba como el director me acariciaba.

Levanto la cabeza de Tomas lo levanto y lo invito a sentarse en su regazo de espaldas a él, la verga del director le penetro suavemente las primeras envestidas fueron suaves hasta convertirse en salvajes, a mi se me había secado la boca al contemplarlos, músculos y sudor su visión me resultaba muy erótica y no pude evitar acariciar mi clítoris acompañando sus movimientos.

El director me invito a participar subiéndome sobre Tomas este me penetro de inmediato yo no me podía mover, el director nos estaba poseyendo a los dos, me agarre al cuello de Tomas y aguante las embestidas de ambos, creo que nos corrimos a la vez, acabamos exhaustos y sudorosos, el se levanto aun insertado en mi interior me deslizo suavemente sobre el hasta colocarme en el suelo, besos tiernos.

No miramos atrás cuando salimos del despacho, sabíamos que el director se relamía de gusto sentado aun en su gran silla.