Pasión descontrolada 03

La madre involucra a una amiga en su relación incestuosa.

Pasión descontrolada

Capítulo 3

Cuando Karla llegó, de inmediato se percató de que su amiga estaba cambiada, que algo pasaba con ella. Sin embargo, no dijo nada sino hasta cuando estaban en la cama.

Carmen seguía tan fogosa como siempre, llevándola al éxtasis con sus lamidas en la vulva ardiente de deseo, que se movía con desesperación en busca del orgasmo. Pero Karla la conocía bien y sabía que su amiga y amante no era la de siempre. Y cuando le tocó su turno, metiendo su cabeza entre los muslos ansiosos de Carmen, se aplicó como nunca a darle satisfacción y su amiga, siempre caliente y siempre dispuesta a gozar, luego le regaló el espectáculo de su cuerpo moviéndose salvajemente y diciéndole palabras soeces para alentarla, como si esa sensación que había percibido había desaparecido.

Aghhhhh, putaaaaaaaaaaa

Perra caliente, gozaaaaaaaaaaaa

Mijitaaaaaaaaaa, asiiiiiiiiiiii

¿Te gusta mi lengua, cabrona?

Si, putona, siiiiiiiiiiiiiiiiiii

Mientras su lengua inspeccionaba los rincones de la vulva de Carmen, uno de sus dedos se metía en el culo de esta.

Uyyyyyyyyy

¿Quieres por el culo, cabrona?

Siiiiiiiiiiiiiiii

Al dedo siguió otro, un tercero y finalmente toda la mano de Karla estaba metida en el hermoso culo de Carmen, que se movía desesperadamente, emitiendo gritos de placer.

Ayyyyyyyyyy, dameeeeeeeeeeeeeeee

Toma, putaaaaaaaaaaaaaa

Soy tu perraaaaaaaaaaaa

Perra caliente

Si, tu perra calienteeeeeeeeeeeee

¿Te gusta que te de por el culo?

Es ricooooooooooooo

Tomaaaaaaaa, tomaaaaaaaaaaa

Aghhhhhhhhhh, mijitaaaaaaaaaaaaaaaaa

Los cuerpos de las hembras quedaron desparramados en la cama, completamente agotadas por el esfuerzo desplegado por ambas.

Después de un largo rato, ya más calmadas, mientras le daba un beso, Karla le preguntó a Carmen:

¿Qué te pasa?

¿Por qué?

Te noto extraña hoy

¿Extraña? ¿Cómo?

No me rehúyas y dime qué te pasa. Te conozco demasiado bien.

Es que. . .

No me vengas con rodeos.

Yo nunca te he mentido, Karla.

Lo sé. Ni yo a ti. Siempre la verdad por delante.

Sí. Sucede que anoche tuve sexo

¿Con otra mujer? Eso no es extraño entre las dos.

No, con un hombre

Eso sí que es extraño, pues a ti no te gustan los hombres, Carmen.

Pero este es diferente

¿Qué tan diferente puede ser?

Es Matías

¿Matías? ¿Nuestro Matías?

Si, él

No te creo.

Pero anoche lo hicimos

Las dos somos degeneradas, pero creo que esto se pasa de la raya.

Si, pero es que estaba demasiado caliente con el

Bueno, hace tiempo que estás caliente con tu hijo.

Y el me hizo gozar de manera increíble

Mira tu

¿No estas molesta?

No, más bien interesada

¿En serio?

Si, ¿por qué no?

¿Te lo culiarías?

Claro. Imagínalo con dos hembras para el solito

Mmmm, suena interesante

¿Cuándo podríamos hacerlo?

Dame un tiempo, por favor. Tengo que acostumbrarlo a follar primero conmigo y que agarre confianza para hacerlo contigo.

Tienes razón. Sácate bien el gusto con él y después será para las dos.

Gracias, cariño, pero ¿no será demasiado nosotras dos para el?

Mira, es mi hijo y debe ser tan caliente como su madre. Además tiene una vergota que parece no cansarse nunca.

Bueno, si se parece a ti debe ser un degenerado.

Ambas rieron y volvieron a acariciarse. Ahora sería Karla la que se beneficiaría con la lengua y dedos de Carmen, que se puso encima y empezó a besar cada rincón de su cuerpo, hasta llegar finalmente a su cueva de amor, que le regaló sus fluidos casi de inmediato, tal vez por la excitación que le había producido la conversación anterior.

En esa oportunidad las dos hembras se comportaron mucho más calientes y morbosas de lo que habitualmente eran, las dos con sus pensamientos puestos en Matías, el muchacho que no sospechaba que era objeto de las perversiones sexuales de esas dos mujeres.