Paseo por la playa
Aquella mañana paseábamos por la playa, hacia buena temperatura pero no había prácticamente gente, quizás porque a aquellas calas azules solo se llegaba andando.
Aquella mañana paseábamos por la playa, hacia buena temperatura pero no había prácticamente gente, quizás porque a aquellas calas azules solo se llegaba andando.
El calor apretó y cuando llegamos a una solitaria playa Ana propuso darnos un baño. Se quitó la parte de arriba del bikini, cogiste mi mano y me atrajiste a ti. Casi sin tiempo me quitaste la Camiseta y comenzamos a besarnos. Como siempre empezando suave, para rápidamente excitarnos y comenzar a besarnos apasionadamente. Sentir tus pechos en el mío hacia que mi temperatura se elevara, y no sólo la temperatura. Como comprobaste rápidamente bajando tu mano a mi pantalón y comenzando a frotar sobre mi poya erecta, siempre me la pones así, lo sabes y te aprovechas de ello sin compasión.
Ya estaba excitadisimo y comencé q morderte en el cuello, mientras dejaba caer mi mano por tu espalda lentamente. Notar el tacto de tu culo tapado sólo por la parte de abajo de tu bikini hizo que mi poya comenzase a palpitar con más fuerza.
Sin darme cuenta me fuiste llevando al agua, un azul cristalino de suaves olas y una temperatura agradable nos embriago. Cuando comencé a frotar desde tu coño a tu culo por fuera de la tela que lo encerraba. Seguí frotando hasta que tu rostro me mostró que estabas muy excitada. Entonces introduje mis dedos, repartiéndolos entre tú culo y ano. Comenzando a jugar con ellos.
Me rodeaste con tus piernas sobre mi torso y con una habilidad pasmosa retiraste hacia un lado la tela ya arrugada de tu bikini e introdujiste mi poya en tu coño. Entro de un solo golpe. Y comencé a mover mis caderas para seguir penetrandote a suaves saltitos de tu culo. Poco a poco, fuimos acelerando el ritmo y suavemente introduje mi dedo en tu culo para seguir follandotelo. Saber que me encanta y que sin duda tienes un culo delicioso.
Sin apenas poder decir nada te corriste conmigo dentro, y te quedaste montada sobre mi poya abrazandome fuertemente con tus piernas. Y así fundidos te lleve a la arena. Nos sentamos en ella y ya algo más recuperada comenzaste a besar mi pecho lentamente pero en una dirección directa hacia mi poya.
Te la introdujiste prácticamente entera en tu boca y comenzaste a mamarmela de una manera exagerada. Yo estaba tan extasiado que no podía sino tumbarme y agarrarme con torpeza pero con firmeza a tus pecho.
De repente noté como mordías suavemente mi falo sabiendo que me ponía más aún y de repente la introdujiste hasta tu garganta. Manteniéndola allí para luego sacarla mientras tus ojos buscan los míos. Ya no podía más y aún avisándote de que me iba a correr de manera exagerada seguiste mamando con fuerza hasta que notaste mi primera ráfaga caliente y lechosa dentro de tu boca. Entonces dirigiste mi poya a tus pechos y dejaste que allí me vaciara por completo.
Me quede en un extasis sin igual. Hasta que por fin, mientras te frotabas el semen por tus pechos nos metimos en el agua y nos dejamos limpiar por el agua del mar mientras los abrazos y las caricias nos embargaban de nuevo