Paseo a tierra caliente

Mi esposo solo se masturbaba y filmaba la escena para el recuerdo, una escena memorable, ver como un extraño mucho más vergón que él se le estaba culiando a su esposa en un parque como toda una puta y además haciéndola gemir como el mismo nunca ha podido.

Mi nuevo amigo

Somos una pareja joven ya con algo de experiencia en planes cuckold pues mi esposo le encanta verme siendo su actriz porno favorita,

Tengo 41 años, soy de Bogotá Colombia y me dedico a la venta de seguros, mi esposo es entrenador personal, por lo tanto con un gran atractivo físico y buena musculatura, pero,,,

siempre hay un pero haha, a pesar de su gran físico, la naturaleza fue un poco odiosa con él y no quiso darle una buena dotación donde sabemos, tanto así que algunos de sus compañeros de trabajo a veces le hacen bullying pues cuando tiene que usar ropa ajustada de ejercicio su paquetico no se nota.

Yo le doy ánimo y disfruto de su pequeño paquete cuando puedo, aunque no puedo negar que a veces siento que hay un vacío que falta por llenar en mi :). Talvez es esta una de las razones por las que somos una pareja cuckold al fin y al cabo.

Hoy les quiero contar la historia de un amigo que conocimos por internet, su nombre, Antonio, es de Barranquilla y que por esa época del año hace bastante calor y con el frio que hace ahora en Bogotá andábamos buscando pasear unos días a un clima más cálido.

Empezamos a hablar por internet y aunque era muy morboso no solía mostrar su paquete, lo que me hacía pensar que tal vez tenía el mismo problema de mi esposo, sin embargo, seguimos charlando ya que era muy cordial, hablador y morboso, cosas que me gustan en los hombres. Su cuerpo no era ideal, se notaba que no hacia ejercicio, más bien levantaba el codo bastante para tomar cerveza ya que tenía algo de panza de cerveza.

Al fin decidimos viajar a Barranquilla a conocerlo, nos ayudó a recomendarnos un hotel e hicimos la reserva.

Viajamos a pasar un fin de semana en Barranquilla, al llegar paseamos un rato por la ciudad y a eso de las 6 de la tarde decidimos encontrarnos con Antonio para irnos a bailar o tomar algunas cervezas.

Era un hombre adulto a quien su experiencia se le notaba, pero no muy mayor, es como de esos hombres maduros e interesantes que a veces te topas en la calle.

para nuestra sorpresa él nos preguntó que, si ya habíamos ido al hotel a tomar la habitación y nosotros le dijimos que no, entonces nos dijo que porque no nos quedábamos ese fin de semana con él ya que el compañero de apartamento con el que vivía había viajado de repente a cerrar algún negocio en Santa Marta y no regresaría sino hasta el lunes.

Nos quedamos pensando con mi esposo y dijimos porque no, al fin y al cabo, además nos íbamos a ahorrar un par de noches de hotel.

Nos fuimos hacia su apartamento a dejar la maleta y a decidir qué hacer el resto de la noche.

Al llegar nos ofreció una habitación, nosotros dejamos lo maleta y él nos mostró donde quedaba el baño por si lo necesitábamos. Nos sentamos un rato, mi esposo y Antonio se sentaron en el sofá y yo en una silla al frente y pude verlos a los dos de frente, y pensé dentro de mí, oh Dios, tengo en frente mío a mi esposo y a un tipo desconocido que sé que más tarde me lo estará metiendo aquí mismo, que sensación más extraña que tenemos las hotwifes en esos momentos.

Y ahí estaban ellos dos, mi esposo con su escultural figura pero que si mirabas entre sus piernas era muy poco lo que se notaba, y a su lado, Antonio, algo gordo pero que por el contrario su paquete si resaltaba bastante en el pantalón, sentí ciertas cosquillas dentro de mí, de esos momentos en que tu corazón tira para un lado, pero tu vagina para el otro.

Charlamos un rato y Antonio nos invitó a un bar a unos bloques de allí, entonces nos duchamos, cada uno por aparte por supuesto.

Yo sabía dentro de mí de que se trataba ese baile y por eso decidí vestirme apropiadamente, así que me puse un vestido suelto y corto perfecto para ese clima y para lo que sabía que podría pasar. por supuesto no me puse nada debajo, ni brasier ni panty, a esa hora oscura no hay mucho de qué preocuparse por si te ven.

Llegamos al bar pedimos una cerveza y nos sentamos, yo en medio de los dos bastante cerca para que sus manos alcanzaran a tocarme lo necesario.

Nos tomamos dos cervezas antes del primer baile y Antonio me invitó a bailar y creo que ahí empezó todo.

Sus intenciones se notaron desde el comienzo pues me llevó de la mano a la parte más solitaria de la pista, sonaba un merengue rápido y el de inmediato se pegó a mí, parecía que su intención era que todos en el bar supieran que esa noche el macho de esa hembra era él y no mi esposo.

Yo no opuse resistencia y me dejé acercar a él lo que quiso y bailábamos súper pegados, casi podía sentir sus palpitaciones y su respiración en mi oreja, su delicioso perfume me hacía quedarme más pegada a el mientras bailábamos ese rápido merengue. Por momentos olvidaba que mi esposo estaba ahí cerca sentado en la mesa.

La música cambió por un merengue más lento y Antonio me pidió que siguiéramos bailando una canción más, yo miré a mi esposo y el asintió con la mirada como dándome su aprobación. En esa canción Antonio rompió su silencio y empezó a hablarme al oído.

Me decía que me veía mucho mejor en persona que en fotos, que estaba encantado conmigo ahí por el tremendo cuerpo que tenía, yo me sentía nerviosa pues estaba hablando en mi oído.

De repente empecé a sentir que mientras hablaba algo empezaba a ponerse duro contra mi estómago, por supuesto sabía que era pues ya había sentido eso con mi esposo mientras bailábamos pero evidentemente esta vez era diferente por una sola razón, el tamaño, se sentía algo más grande y grueso, me hizo sentir algunas sensaciones extrañas en mi entrepierna, sentí que por alguna razón empezaba a lubricar mientras bailaba.

Antonio muy descaradamente lo frotaba contra mi sin ninguna pena y pues yo no oponía resistencia.

La canción terminó y fuimos a sentarnos, bailé una pieza con mi esposo, luego descansamos durante unos 15 minutos y luego Antonio nuevamente mi invitó a bailar.

Nuevamente me apretó y esta vez puso su cara contra la mía, como queriendo insinuarme un beso, yo tenía algo de nervios de pensar si iba a intentar besarme, y de repente me dijo, ¿puedo besarte?

Yo lo pensé un momento y volteé a ver a mi esposo y le hice una señal con un dedo me toqué la boca, como para darle a entender que nos íbamos a besar.

El esta vez levantó su mano e hizo una señal de OK con su dedo, entonces le respondí a Antonio que si lo dejaba besarme.

Ese fue un primer beso, suave, normal, de unos 5 segundos, en donde el mostró su decencia y su gran habilidad para besar, fue un rico beso no lo puedo negar.

Seguimos bailando y el cada vez bajaba un poco más su mano a mis nalgas y aprovechaba cada vez que girábamos para agarrarme un poquito más.

Así mismo metía su rodilla entre mis piernas mientras bailábamos para hacerme bailar con las piernas abiertas.

Llego el momento de irnos de nuevo al apartamento y pues como estaba cerca decidimos irnos caminando, por el camino y gracias a las cervezas ya los 3 íbamos desinhibidos.

Antonio casi no quitaba sus manos de mis nalgas y frecuentemente me abrazaba y me daba largos besos, ya a esta hora no pedíamos permiso a mi esposo para más besos, sino que simplemente nos besábamos y ya cada vez que queríamos. Siempre todos sus besos incluían una manoseaba completa y hasta me subía el vestido en la calle. Ya no me importaba mucho por la hora y la soledad de las calles, en cada lugar oscuro de la calle camino al apartamento Antonio me detenía me abrazaba y me besaba mientras me manoseaba. Mi esposo solo se detenía y de vez en cuando grababa y tomaba fotos con su celular.

Yo en ese momento ya solo pensaba en el momento de llegar al apartamento para ver que era todo eso que a Antonio le hacía resaltar el paquete.

Un par de cuadras antes de llegar había un parquecito de esos donde juegan los niños y Antonio sin pensarlo me tomó de la mano y me llevó al parque, mi esposo nos siguió.

Antonio ya se notaba súper excitado y parecía no querer esperar a llegar al apartamento, yo la verdad me dejaba llevar pues ya había aceptado mi destino y tenía muy claro que ese día yo sería la hembra de Antonio y no de mi esposo. Antonio me alzó y me acostó sobre el resbalador del parque en la parte de arriba y el desde abajo me abrió las piernas totalmente y poco a poco metió uno de sus dedos dentro de mi vagina, tenía unos dedos súper gruesos, al parecer trabajaba bastante con sus manos, tal vez en construcción o alfarería.

Usaba su lengua muy bien, yo sentía como me iba mojando cada vez más y sentía como mi vagina cada vez se iba dilatando, como presintiendo lo que venía.

Además esa sensación de estar en ese lugar en público en la calle y con mis piernas abiertas de par en par era inigualable.

Me siguió dedeando y chupando mi vagina por un rato y al fin decidió bajarme del resbalador, Antonio le pidió disculpas a mi esposo por haberme dedeado y chupado la vagina ahí, pero le dijo que era porque ya no se aguantaba. Mi esposo se reía y le dijo no tranquilo que a eso vinimos a complacerla a ella.

y ya nos íbamos a ir del parque y entonces yo decidí tomar la iniciativa.

Le dije a mi esposo, Amor, me da pena con Antonio, el me acaba de dedear y chupar la vagina muy rico y me da pena no corresponderle ¿no crees?

Mi esposo dijo: si tienes razón, ¿qué quieres hacer?

Apenas mi esposo dijo eso, les dije vamos a este prado que hay allí y los llevé a los dos.

Sin decirles una palabra me arrodillé frente a la cremallera de Antonio y abrí mi boca mirando a Antonio a los ojos, puse mis manos en mis piernas como esperando a ver si Antonio entendía mi evidente señal.

Por supuesto que entendió la señal y de inmediato se empezó a soltar la correa y bajó su cremallera y me pidió que yo hiciera el resto, así que hice caso, empecé a sobarle el paquete sobre el bóxer que por supuesto ya lo tenía durísimo y se notaba. lo sobé por unos 15 segundos y bajé su bóxer para dejar salir esa hermosa verga.

Ahí pensé en la situación en la que estaba, mi esposo con un gran cuerpo, pero de pipí chiquito, y Antonio de mal cuerpo, pero una verga hermosa, gruesa y derecha, por supuesto en ese momento la que daba las órdenes era mi vagina y no mi cabeza, y mi vagina pedía una buena verga que mi esposo no podía darme.

Empecé por supuesto a mamársela mirándolo a los ojos, yo hacía sonar cada chupada que le daba para demostrarle que me estaba tomando mi tarea en serio y con mi mano derecha sobaba esas guevas gigantes. Qué será que a medida que los hombres se hacen mayores sus guevas empiezan a crecer. Pues Antonio ya a su edad notaba unas grandes guevas que daban cuenta de un hombre experimentado. Ahí entendí porque su paquete sobre el pantalón era mucho más notorio que el de mi esposo.

A medida que yo chupaba su verga noté que Antonio aumentaba su excitación, de repente me tomó por los brazos y me ayudó a ponerme de pie y me dijo, esa mamada merece un premio, y sin mediar palabra sacó un condón de su bolsillo y se lo puso, en ese momento muchas sensaciones corrieron por mi mente y mi cuerpo, no lo podía creer, en realidad iba a pasar, Antonio me iba a culiar ahí mismo en ese parque, yo simplemente me dejé llevar, estaba a su merced, me dio la vuelta, subió mi vestido, puso saliva en mi vagina para lubricar, aunque en realidad no la necesitábamos porque ya en ese momento estaba muy mojada.

Así de espaldas me agachó un poco como para comerme en cuatro, pero de pie, me tomó de las manos y de un solo empujón me metió todo ese vergón, yo solté un pequeño grito en ese momento, fue una mezcla de un poquito de dolor y placer al mismo tiempo, pero ya sus continuos empujones terminaron por lubricar con mis jugos, Antonio me daba durísimo, mis nalguitas sonaban frecuentemente y no podía evitar gemir mucho. Creo que tuvimos que haber despertado a alguien frente a ese parque porque lo que empezó en silencio terminó siendo una clavada con fuerza que nunca imaginé.

mi esposo solo se masturbaba y filmaba la escena para el recuerdo, una escena memorable, ver como un extraño mucho más vergón que él se le estaba culiando a su esposa en un parque como toda una puta y además haciéndola gemir como el mismo nunca ha podido.

Esa escena duró unos 5 minutos nada más, pero fueron suficientes para sentir ese pedazo de verga entrando y saliendo dentro de mí con fuerza en cada estocada que Antonio me daba y sorprendentemente mi vagina lo soportaba y parecía adaptarse perfectamente a su nuevo invitado.

De pronto empecé a sentir que Antonio me lo empujaba más duro y empezó a gemir más fuerte, era evidente que estaba a punto de correrse, esa sensación aceleró mi orgasmo también y me corrí sobre la verga de otro hombre, fue espectacular. Antonio de pronto sacó su verga y se quitó el condón para venirse sobre mí y sentí sus chorros de leche golpeando contra mis nalgas y como resbalaba por mis piernas, mi esposo como se estaba masturbando también aprovechó el momento y descargó su leche sobre mí.

Descansamos, nos dimos un largo beso como para cerrar la faena y seguimos caminando para el apartamento. Ahí estaba yo, caminando con dos hombres y untada de su semen sin poderme limpiar. Eso me hizo sentir muy puta.

Lo que estaba planeado para pasar en su apartamento terminó sucediendo en un parque público.

Fue un fin de semana largo y hubo varias faenas más, pero eso ya se los dejo para otra historia.