Paseo a caballo (1)

Primera parte de un fantástico día que comenzó con un agradable paseo a caballo.

PASEO A CABALLO (1)

Es fin de semana y la temperatura es idónea para salir a disfrutar del aire libre a si que decidi llamar a mis amigos Álvaro y Sonia para irnos a pasar la tarde montando a caballo. Era algo que nos encantaba a los tres y no tuvimos que pensarlo demasiado con lo que preparamos las cosas que llevariamos a nuestra excursión. A mediodia quedamos en la plaza del pueblo y partimos hacia un picadero que regentaba una amiga de Sonia. Cuando llegamos al destino, Sonia nos presentó a su amiga. Se llamaba Lorena y era una chica jovencita, no demasiado alta, pelo corto y moreno, con una mirada muy dulce. Hicimos los pertinentes saludos y nos invitó a almorzar en una salita que tenian cerca de las cuadras. He de decir que tanto Álvaro como yo estabamos algo cortados para entrar en la conversación a si que la mayoria del tiempo lo pasaban hablando entre ellas. Aprovechamos para hablar de nuestras cosas y planificar un poco el día.

Acabado el almuerzo, Lorena nos condujo hasta las caballerizas para dejarnos los caballos que llevaríamos a pasear. A Sonia le prestó un pura raza español ya que es la que más experiencia tiene, a Álvaro y a mi nos dejó unos appaloosas que eran más tranquilos y así evitar disgustos. Mientras, en unos vestuarios que había en las cuadras procedimos a cambiarnos de ropa. Sonia se puso un pantalón elástico blanco, una camiseta y unas botas negras de doma con espuelas. Su culo y su sexo de observaban bien prietos con esos pantalones. Estaba buenísima y me quedé con ganas de echarla un polvazo salvaje en ese momento. Álvaro se puso unos pantalones vaqueros, camiseta y unas botas camperas marrones. Yo me decanté por unos vaqueros, una camisa de manga corta, un sombrero vaquero y unas botas cowboy negras. Ensillamos y preparamos a las monturas y partimos a nuestra ruta por los caminos verdes de la zona. A Sonia le encantaba hacer piruetas y galopar pero como nosotros todavía no habíamos cogido suficiente experiencia fuimos más despacio y disfrutando del hermoso paisaje que teníamos a nuestro alrededor. De vez en cuando se acercaba ella para preguntarnos que tal estábamos y al rato volvíamos a perderla de vista por las praderas. Cada vez que la veía se me venía a la cabeza la idea de follarla alli mismo. ¡Qué buena está! Cuando galopaba se veía botar sus grandes tetas. ¡Ufff, que ganasss! Me tiré todo el paseo calentísimo.

Después de casi cuatro horitas de paseo volvimos a las cuadras. Sonia desmontó rápidamente, ató al caballo a una argolla de la pared y marchó rápidamente al interior de las cuadras. No me dió tiempo a nada a si que me quedé con las ganas y más caliente que nunca. Álvaro y yo hicimos lo mismo. En ese momento se acerca la amiga de Sonia para preguntarnos a ver que tal nos había ido en el paseo y respondimos que sin problemas. En eso que nuestra amiga se marcha a ayudarla con unas cosas al guadarnés y asi aprovechar a hacer unos encargos que tenía pendientes. Mi amigo y yo nos quedamos limpiando los caballos para matar un poco el tiempo. Hacía calor y en el patio donde estábamos junto a los caballos pegaba el sol bastante a si que para refrescarnos empezamos a jugar con las mangueras al tiempo que aseabamos los animales. Una vez que ya estuvieron limpios les soltamos por la finca para que corriesen y mientras seguimos con nuestros juegos. Estábamos empapados, con agua hasta dentro de las botas a si que Álvaro decidió quitarse la camiseta. Tenía los pezones erectos del contraste y eso fue algo que me empezó a calentar. Los dos somos bisexuales y en alguna otra ocasión ya hemos tonteado junto a las que fueron nuestras novias (ahora nos encontrábamos libres desde hace varios meses aunque yo estaba detrás de nuestra amiga Sonia). Se fijó en como miraba su pecho y empezó a manosearse el torso. De repente oimos el ruido del motor de un coche. Eran Sonia y su amiga que se marchaban al pueblo a por unas cosas y tardarían un rato. Nos comentan que si queremos, dentro de la salita donde almorzamos, había tele, juegos y que no dudáramos en hacer lo que quisieramos, teníamos permiso para lo que fuese y se marcharon. Nos quedamos solos los dos a si que seguimos jugando con las mangueras. Álvaro, para calentarme, empezó a mojarse el pecho, con una mano sujetaba la manguera y con la otra se acariciaba. Mi polla empezó a ponerse durísima al ver ese espectáculo y decidí quitarme la camisa para estar más "fresco". "¿Por qué no me mojas tu?" me dice él a si que no dudo en coger la goma y mojar su pecho, su espalda, a la vez que se dedicaba a tocarse. Agarro sus jeans y sin desabrocharles meto la manguera apuntando a su miembro para mojarle entero. Empezaba a resbalar por sus muslos, sus piernas hasta que acababa dentro de sus botas que se empezaron a llenar de líquido. Se veía un bulto bastante grande por debajo del pantalón a si que le desabrocho y le bajo hasta un poco más abajo de sus caderas. Llevaba un slip de color azul claro que no podía retener por mucho más tiempo ese pedazo de carne. "Lo siento pero hoy no vas a volver con ellos a casa" le dije y sin pensarlo dos veces se los arranco con la boca. No paré hasta que no se los quité del todo. Un falo riquísimo se dejó ver. Le agarro con mis manos y comienzo a masajearlo pero no quiero detenerme en él. Le mando quitarse los pantalones pero sin quitarse las botas y así hizo. Cojo de nuevo la manguera y empiezo a mojar sus camperas al tiempo que acaricio sus piernas. Me bajo hasta la punta de sus botas y me pongo a lamerlas a la vez que el agua resbala por ellas. No dejo ni un solo sitio por el que mi lengua no pase. Recorro sus dos botas acariciando y lamiendo, sin parar, mientras empieza a masturbarse. Continuo subiendo con mi lengua por sus piernas, recorriendolas completamente. Llego hasta su polla, retiro su mano y la meto en la boca. Comienzo a chuparsela, metiéndola hasta dentro de mi garganta, hasta que siento sus bolas en mis labios. Con la lengua recorro el glande varias veces. Gime de placer. Está caliente como nunca. Me pide más a si que acelero el ritmo.

Cuando veo que está a punto de acabar me paro, no quiero su leche tan pronto, a si que me voy hasta su culo. Abro sus nalgas y se divisa su ano, un delicioso ano cerradito de momento pero que dentro de poco estará en ebullición. Comienzo a lamerle, intentando meter la lengua hasta dentro, metiendo un dedo para dilatar y prepararle para el siguiente juego. Cuando tuvo un diámetro curioso agarro de nuevo la manguera y la pongo en la entrada del ano. Ensalibo bien la goma y la entrada para que resbale mejor y comienzo a meterle la manguera. Cuando tuvo dentro unos diez centímetros abro el caudal de agua y su recto empieza a llenarse de líquido. Al sentir el frío dentro de su cuerpo dio un grito y su cuerpo tembló. A veces le daban escalofríos pero sé que le está gustando. Cuando creo que hay suficiente agua dentro, tiro de la goma e inmediatamente sale un chorro a propulsión que ha dejado reluciente todo tu recto. Gimes como un loco y me pides más a si que vuelvo a coger la manguera y vuelvo a hacer lo mismo de nuevo. Cuando vuelve a estar lleno tiro nuevamente de la goma pero esta vez no dejo salir ni gota, saco mi polla y te la meto por el culo. Metes un grito enorme al sentir mi aparato. Comienzo a meter y sacarla pero al tener el recto lleno te da la sensación de tener dentro una polla de enormes dimensiones. Cada vez que saco la polla de tu culo un chorro de agua me empapa. Estás en un éxtasis increible. Tu cuerpo se contrae por cada embestida que doy. Busco tus labios para besarte y no dudas en dármelos. Nos fundimos en un gran beso donde nuestras lenguas se cruzan. Dejo mi polla metida dentro y al contacto con el agua dá una sensación increible. En esta posición te empujo para dentro de las cuadras y te pongo a cuatro patas encima de una bala de paja. Ahora si que veo tu hermoso ano en toda su plenitud. Continuo con el mete-saca, te agarro de las caderas y subo de fuerza y velocidad. "¡Dáme más vaquero, follamé mas, no pares!" dices mientras trabajo duramente tu trasera.

A mi lado veo un látigo y se me ocurre una idea. Saco la polla y otro chorro me vuelve a empapar. Te dejo en esa posición en la que aprovechas para masturbarte mientras jadeas. Me quito los jeans y me quedo sólo con las botas. Agarro el látigo y observo que tiene un mango bastante gordito y largo. Te pongo boca arriba, con las piernas en alto, apoyadas sobre mis hombros. Con mis manos masajeo tu polla para ponerla bien dura. Agarro el látigo y pongo la punta del mango en la entrada del ano. Poco a poco se va abriendo paso a tu interior. Es bastante largo, medirá unos 30 cm. pero quiero metertele todo lo que pueda a si que juego con él, moviendole hasta que encuentro la posición adecuada para que entre más. Gimes fuerte cuando el mango hace tope, te contraes y aprietas fuerte el esfínter. Q rico estás con esa colita que sale de dentro de ti. Cuando veo que ya no se puede meter más le dejo quieto y te preparo. Bajo tus piernas y te pongo en el borde de la bala de paja. Me situo frente a ti y empiezo a jugar con tu polla de nuevo. La chupo hasta que vuelve a estar grande y rica. Me pongo de espaldas a ti y pongo la punta de tu polla en la entrada de mi culo. Poco a poco voy haciendo que se abra paso dentro, está caliente, muy rica. Cuando ya siento que mis bolas rozan con las tuyas empiezo a cabalgarte, como si estuviese a galope tendido. "Si, fóllame más vaquero, más, más, si vaquero, fóllame, no pares, ..." gritas. Siento que empiezan a salir gotitas de liquido preseminal. Sigo con el galope, estás disfrutando como un salvaje, vaquero. De repente empiezas a agitarte, presiento que te vas a correr a si que agarro el látigo y cuando comienzo a sentir tu semen dentro de mí pego un tirón fuerte del látigo. No te esperabas eso y te provoca el mayor de los orgasmos. Pegas un enorme grito de placer y tus eyaculaciones son más fuertes. Una gran cantidad de leche me inunda, sigues sacando más, la quiero toda dentro de mí. Cuando noté que acabó de salir lefa acerco mi culo hasta tu cara. Con tu lengua recoges toda la leche y te la tragas. Dejas reluciente mi culo. Cuando terminaste me acerco para besarte y compartir el sabor tan rico de tu leche. Está dulce, muy buena. Suspiras y me miras fijamente. "¡Wow, me has hecho sentir en el paraíso! Has estado genial!" me dices entre sollozos. Como no sabia que decir en ese momento sólo se me ocurrió besarte en la boca y sellar esta maravillosa sesión. Te incorporas como puedes, estás casi sin fuerzas y nos volvemos de nuevo al patio. Todavía hacía sol pero la temperatura templó. Cogimos de nuevo las mangueras y nos lavamos para quitarnos todo el sudor. Justo en ese momento aparecen Sonia y Lorena que se nos quedan mirando sorprendidas, imaginandose lo que ha podido pasar.

Lo que ocurrió despues... es otra historia.

CONTINUARÁ

Hot Cowboy