Pasendo por el centro comercial

Una tarde decido pasear por el centro comercial y experimentar mi condicion de exhibicionist

ESTE RELATO ES 100% REAL, Y AUNQUE ES MUCHO MAS LARGO E ESCRITO LO QUE MAS ME EXCITO DE AQUELLA TARDE, ESPERO QUE OS GUSTE.

Hace una tarde plomiza típica de otoño...de un otoño cualquiera.

Acabo de salir de clase y tras la ultima charla me despido de mis amigas colgándome la mochila del hombro, hoy no tengo deberes, raro, así es que decido dar una vuelta antes de ir a casa, de todas formas no creo que haya nadie esperándome, moviendo la mano en señal de despedida, me pongo a caminar por la ancha calle, observo a la gente abrazada a sus abrigos, cada uno con su ruta particular.

yo no...yo no la tengo.

El ligero viento se enreda entre mis piernas desnudas acariciándome los muslos en dirección a mi corta falda tableada del uniforme, levantándola por detrás, cada vez que lo hace roza mi culo apenas cubierto con el culote, no se lo impido, y no lo hago porque me gusta sentir la sensación picante y caliente de hacer algo prohibido, solo sigo andando disfrutando de ese juego, aunque hoy en particular el juego se acentúa por culpa del frió que se cuela por mi chaqueta de lana poniéndome los pezones duros, eso multiplica mis sensaciones ya que el finísimo sujetador no puede evitar que la ropa acuda en ayuda del viento frotándose contra ellos a cada movimiento que hago al andar, ademas la mochila estira de la chaqueta abriéndola al tiempo que tensa la camisa perfilando mis pechos y remarcando el estado de mis pezones.

Las miradas de algunos hombres con los que me cruzo confirman lo que pienso.

Y me gusta que lo hagan.

Sigo disfrutando del paseo hasta que casi sin darme cuenta, me topo ante las puertas de uno de los muchos centros comerciales esparcidos por la ciudad, decido entrar convencida por mi piel erizada que me grita debido al frió.

El calor reinante del centro templa mi cuerpo, tras unos segundos de aclimatamiento decido subir al segundo piso donde se encuentra la zona de restauración, sin prisa me encamino hacia las escaleras mecánicas, siempre me han gustado porque te dan la oportunidad de mostrarte inocentemente, solo has de saber donde y como ponerte, y eso lo sabe cualquier mujer.

Muchos hombres se piensan que no sabemos lo que enseñamos y se ríen creyéndose que nos han pillado desprevenidas pero la verdad es que a menos que haya ocurrido un accidente y no nos percatemos, siempre somos conscientes de lo que podemos mostrar o no al salir de casa.

La escalera subía suavemente, disimule mirando el móvil hasta que vi un hombre que se dirija hacia ella, espere lo justo para colocarme un par de metros por delante, así yo quedaría por encima de el lo suficiente para que me pudiera ver bien, el hombre de unos treinta vestido de sport me observo unos segundos para después girar la cabeza en otra dirección, era una respuesta típica, así es que yo clave la vista al frente, sabia que no podría evitar mirar, y al pasar por enfrente de unos espejos, estos, me comfirmarón mi teoria, observe su mirada clavada en mi cuerpo, a esa distancia mi corta falda no impedía que se me viera casi todo el culo, ademas abrí ligeramente las piernas con lo que seguramente debía tener una perspectiva perfecta de mi sexo entre las nalgas, apenas tapado con el fino culott, me gusta esta prenda porque se pega a mi piel al tiempo que realza mis glúteos, aparte siento como la tela envuelve mi sexo resaltandolo entre mis muslos, como si estuviera envuelto al vacio.

Eran esas cosas las que me volvían loca, el saber que estaba haciendo algo mal, algo que desde pequeña te enseñan a evitar, y en estos momentos el ser consciente de que unos ojos extraños podían verme lo que se supone que nadie debe ver jamas me encantaba, sentía mi sangre ir acelerándose poco a poco casi hasta llegar a un ritmo impresionante y era en esos momentos en los cuales ya no podía parar, en esos momentos deseaba mas y mas...

Según iba subiendo me apoye en las cintas móviles de la escalera descansando mi cuerpo sobre los hombros, en esa postura eche ligeramente la cintura para atrás apoyada en una pierna,la sensación de desnudez comenzó a empaparme.

Cuando llegue arriba, recobre la verticalidad sintiendo la humedad de mi sexo deslizarse entre mis labios lubricandolos suavemente a cada paso, sentia mi coño frotarse a cada paso, excitandome mas aun.

Según avanzaba por el ancho pasillo pude comprobar como el hombre me seguía a cierta distancia como hipnotizado por el movimiento de mi falda, deje que se extasiara mirándome, en el fondo era lo que buscaba.

Desde que acepte mi condición de exhibicionista, tuve que reconocer al mismo tiempo el echo de tener que soportar las miradas de desconocidos, algunas de las cuales no me hacían sentir bien, pero no podía evitar que me miraran, aprendí rápidamente a obviarlas para así poder centrarme en las que si me producían placer.

Al final del largo pasillo había una especie de plaza donde se encontraban los bares y restaurantes del centro, eleji una de las cafeterías y me senté en una mesa, al momento apareció una camarera que tomo nota de mi pedido.

Mientras esperaba deslice mi vista disimuladamente alrededor, la terraza estaba medio llena y de entre toda la gente había un par de hombres tomando algo.

Cuando me ponía cerca de algún hombre enseguida notaba su mirada sobre mi, normalmente fugaces o tímidas, eran miradas que desaparecían en cuanto notaban que habían sido descubiertas, como asustadizos pájaros que sobrevolaban el alimento deseado pero sin poder evitar el miedo a ser capturados.

Entonces empezaba mi juego, un juego para atraer esas miradas huidizas hacia la parte de mi cuerpo que deseaba mostrar.

Mientras esperaba el refresco saque el móvil de la mochila al tiempo que cruzaba las piernas, había visto como uno de los hombres que estaba sentado a menos de dos metros de mi había seguido mis movimientos desde que me senté, estaba con su mujer que me daba la espalda, y contemple como de tanto en tanto dirigía la vista hacia mi.

Como nunca sabia que es lo que podía pasar, al salir de casa ya iba preparada, a mi falda ya de por si corta le había añadido en el pequeño cierre que unía las dos partes un par de agujeros mas, de manera que esta se abría mostrando mis muslos al andar o al sentarme, para ello solo debía dejar actuar a la gravedad.

Y así me encontraba, con mis piernas cruzadas mostrando prácticamente todo el muslo hasta donde las dos piernas se juntaban, realmente no había que hacer mucho mas para sentir la presión sobre la piel desnuda, a partir de ahí las sensaciones se disparaban aumentando según iba mostrando mas o menos de mi cuerpo.

El hombre ya apenas podía evitar que su mirada recorriera mis piernas hasta donde estas se cruzaban ocultando mi secreto, en esos momentos sentía como poco a poco aumentaba mi tension.

La camarera se acerco dejándome la coca cola en la mesa, momento en el que aproveche para descruzar las piernas y moverme ligeramente hasta quedar prácticamente enfrente del hombre.

Inclinándome hacia la mesa, separe ligeramente las piernas, notando como la tela de mi falda se escurría poco a poco descubriendo una pierna, la separación era lo suficiente como para que los ojos del hombre pudieran seguir la linea de mi muslo hasta llegar a mi secreto cubierto por la fina tela del culote.

Consciente de esto me apoye en la mesa mientras disimulaba con el móvil al tiempo que observaba al hombre, en esos momentos mi excitación se disparaba y ya no podía evitar desear que siguiera obserbandome, para eso deje caer ligeramente la pierna desnuda mostrando en su totalidad mi sexo oculto bajo la braga.

La cara del mirón era un poema, intentando disimular ante su mujer lo que estaba observando al tiempo que no perdía detalle de mis movimientos, imaginaba que le seria muy difícil explicar que lo que estaba mirando atentamente eran las piernas desnudas de una adolescente y sus bragas bajo la falda.

Deje la posición de mi cuerpo el tiempo suficiente  para que el hombre se recreara mirándome hasta que por fin observe como se levantaban y se iban no sin antes echarme la ultima mirada de deseo.

Cuando se fueron me arregle la falda y me termine el refresco.

Tras pagar seguí caminando por el centro comercial sintiendo la humedad que lubricaba mis labios ir expandiendose por todo mi coño hasta llegar a comenzar a humedecer mis muslos por el borde de la braga al andar, esa misma humedad había empapado mi ropa interior haciendo que esta se pegara a mi cuerpo molestándome ligeramente, por lo que decidí ir al baño y sacármela.

Nada mas entrar en el pequeño box me desabroche la falda y me saque el culot sintiendo el calor que emanaba de mi sexo al pasar mis dedos por mis labios, estos rebosaban humedad que se deslizo como un torrente  por el interior de mis muslos al sacar la prenda, me sentía cachonda y aunque mi cuerpo gritaba que me acariciara me negué, sabia que esa privación luego me incrementaría el placer al masturbarme en casa, lo que si hice fue desabrocharme la camisa y sacarme el sujetador, los mire desde arriba observando mis pezones en tres dimensiones sobresalir del centro del seno, cogiendolos con dos dedos los retorci ligeramente provocandome un espasmo de placer que casi me hace doblar las rodillas, para cortar esa sensacion me estruje los senos con las dos manos, apretandolos fuertemente sintiendo su dureza en las palmas, los sentia llenos, grandes y los masagee durante un momento retorciendolos y sobandolos con las dos manos, dejando que el placer fuera en aumento hasta el punto de sentirme al borde del orgasmo, ahi pare y decidi vestirme.

Una vez de nuevo vestida me observe unos segundos en el cristal del baño y contemple como mis pezones se marcaban perfectamente en la camisa, esa visión hizo que un ligero escalofrió recorriera mi cuerpo.

Estoy de nuevo en el pasillo, caminando, observando la ropa de los escaparates dejando pasar el tiempo.

paseando...paseando...

Paseando, llego al extremo del pasillo donde se encuentran las escaleras mecánicas que suben o bajan llevándote a las distintas plantas, decido subir hacia arriba que es donde se encuentran casi todas las tiendas de ropa y calzado mas juvenil.

A esa hora ya no me hace falta el buscar un candidato para colocarme delante pues la cantidad de gente que hay hace que las escaleras estén casi llenas.

Nada mas subirme, me siento observada por un grupo de chicos un poco mayores que yo que se encuentran unos peldaños por delante mio, al estar yo mas abajo y ligeramente apoyada en las pasarelas noto como me observan, desde esa altura tienen una perfecta visión de mi escote ya que llevo desabrochada la camisa justo hasta el inicio del canalillo,  el echo de no llevar sujetador hace que mis pechos se muevan libremente por dentro de la camisa vibrando en distintas direcciones.

Decido girar la cabeza hacia la izquierda para evitar que se corten si noto que los miro, deseo sentir esas miradas sobre mi cuerpo y que eso me provoque el cosquilleo que me excita tanto, coloco las manos sobre la cinta negra y me hundo sobre mis hombros al tiempo que me apoyo ligeramente sobre una de mis piernas, en esta posición mis pechos desnudos se apoyan descaradamente sobre la tela de la camisa abriendo el escote prácticamente del todo, no me hace falta mirar para saber que mis tetas están totalmente al descubierto a excepción de los pezones que se clavan en la camisa, cosa que ellos también han observado, comienzo a sentir un escalofrió recorrer mi cuerpo y automáticamente me dejo descansar sobre uno de mis codos, en esa postura mi camisa se abomba del todo dejando ver la totalidad de mis pechos colgando desnudos dentro de la prenda con los pezones de punta mirando al suelo, la escalera es larga y su movimiento lento con lo cual, noto como las miradas de los chicos abrazan mis pechos durante todo el trayecto, voy cambiando ligeramente de posición lo que hace que mis pezones duros se froten contra la camisa arrancándome ligeros espasmos de placer aumentados por la consciencia de mi exhibición.

Cuando por fin llego arriba giro en dirección contraria a donde lo hacen ellos separándome, no sin antes escuchar un comentario sobre mis pechos que provoca que mi piel se ponga de punta, respirando hondo, intentando recuperar un poco la normalidad, comienzo a caminar entre la multitud de escaparates del largo pasillo.

La diferencia de edad de los mirones a veces es un problema, los jóvenes no saben disimular como los mayores y su falta de tacto te puede meter en un compromiso, en contrapartida ellos son mas audaces a la hora de mirar y hacen que las sensaciones sean mas intensas.

Casi a la mitad del pasillo descubro una zapateria en la cual hay expuestos una veintena de zapatos de tacón, tengo que reconocer que son mi debilidad, me encantan con tacón de vértigo, hacen mis piernas mas largas al tiempo que mi culo mas respingon, a parte de la seguridad que me hacen sentir al llevarlos puestos, sin dudarlo un segundo decido entrar y probarme algunos, para mi sorpresa la tienda esta atendida por un par de chicos jóvenes, la verdad es que me sorprende y casi me corto al darme cuenta de ese detalle...bueno de ese y del que llevo debajo de la falda, pero antes de que me decida a salir, uno de ellos se me acerca preguntándome amablemente si me puede ayudar, ante eso no me queda otra cosa que indicar un par que hay en una estantería, tras decirle el numero me siento en uno de los bancos que hay desparramados por la tienda, me siento nerviosa y algo alterada, no es lo mismo que yo decida enseñar cuando quiero, que enseñe sin querer, así mismo el pensar que alguien con el que voy a relacionarme de alguna manera se de cuenta que voy sin ropa interior me pone nerviosa y algo avergonzada.

Hasta el momento siempre que me había exhibido había sido con gente ocasional, sin ningún medio de poder relacionarse conmigo, ademas lo hacia de forma que parecía accidental, pero esta situación puede ser muchas cosas menos accidental.

enfrente mio hay un espejo que me devuelve la imagen de una chica sentada con las piernas cruzadas sobre el frió banco de madera, la falda apenas apreciable deja ver la totalidad del muslo hasta la unión de las dos piernas donde el borde de la minifalda tableada asoma ligeramente tapando tímidamente el lateral de mis nalgas, al subir la vista la camisa abierta permite ver el profundo canalillo que separa mis pechos desnudos llenando la tela de la camisa con los pezones marcados perfectamente en el centro del circulo.

La visión me excita al tiempo que me avergüenza, me siento expuesta, nerviosa..

Cuando observo acercarse al vendedor con dos pares de cajas de color marrón oscuro, descruzo las piernas estirando ligeramente la falda en un intento por tapar mi desnudez, en ese instante observo en el espejo el reflejo de mi sexo desnudo entre mis piernas, es imposible ocultarlo por el diseño del banco que me hunde ligeramente la cadera haciendo que mis piernas se alcen dejando abierto el espacio entre la falda y la piel.

Respiro hondo en un afán de tranquilizarme, pero al observar al chico arrodillarse para ayudarme a probarme los zapatos, siento como la poca paz que había conseguido con mi suspiro desaparece rápidamente.

Me siento tensa....muy tensa e intento disimularlo con una de mis mejores sonrisas, el muchacho muy educado me comenta que a traído dos números para que me los pruebe, como respuesta muevo estúpidamente la cabeza de arriba a abajo, me sudan las manos, me noto la boca seca y eso solo me pasa cuando estoy muy nerviosa.

Al inclinarme para sacarme el zapato no puedo evitar que la camisa se habrá totalmente mostrando su contenido, la cara del muchacho me demuestra lo que esta observando, mis pechos desnudos colgando dentro de la prenda, rápidamente retira la mirada centrándola en sacar el zapato de la caja, momento que aprovecho para incorporarme ligeramente y recomponer un poco la camisa estirándola hacia atrás, pero por mi cabeza pasan ideas de todo tipo, excitación, vergüenza...morbosidad, nervios...ansiedad, deseo.

Mientras mi cuerpo se llena de sensaciones el chico saca el zapato y me lo entrega, lo observo unos segundos entre mis manos, aunque en realidad estoy pensando como ponérmelo, tal y como estoy es imposible evitar enseñarle prácticamente todos mis secretos por la manera en la que el esta colocado a mis pies, noto como me observa y se que no tengo otra opción que decidir probármelo, así es que armándome de valor, coloco el pie sobre mi rodilla.

Nada mas hacerlo mi cuerpo es recorrido por una descarga que nace en lo mas profundo de mi y explota en mi cabeza, la pierna doblada sobre la rodilla muestra a los ojos del vendedor mi coño desnudo, la expresión del chico pasa de sorpresa a fascinación, y eso hace que de golpe todos mis problemas desaparezcan, mi cuerpo retoma el estado en el que a estado todo el rato y comienzo a disfrutar de manera brutal de la situación.

Noto el calor de la mirada recorrerme los labios desnudos de mi sexo bajo la falda, siento como poco a poco van de nuevo humedeciéndose, se que esa humedad hará que mis labios se habrán como una flor al tiempo que se hincharan mostrándose completamente, mi excitación va al ritmo de mi respiración cada segundo mas acelerada

Cuando termino de colocarme el zapato bajo la pierna ocultándole momentáneamente la visión, estirando la mano me ofrece el otro que yo recogo repitiendo la operación, esta vez mas lentamente, gozando de su mirada, para ello abro mas el muslo, a través del espejo me observo contemplando mi desnudez, lo que acelera mi estado.

Para aumentar el clima, me inclino ligeramente dejando que mis pechos habrán la camisa ofreciéndose a los ojos del chico que devora ansiosa mente las vistas.

Al terminar bajo la pierna y me quedo unos segundos mirando al depe diente que al momento retira la mirada poniéndose de pie, siento mi corazón latir con fuerza empujando mi sangre a toda velocidad por mis venas hasta el punto en el que siento un ligero mareo al levantarme, teniéndome que apoyar en el vendedor para evitar caer.

Volviendo a respirar hondo recupero algo de mi serenidad perdida y comienzo a caminar hacia el pequeño espejo situado a un par de metros de donde me encuentro, durante el trayecto el chico no se a separado de mi, pendiente de que no me caiga, supongo que pensara que mi ligero mareo es debido a la altura de vértigo de los zapatos, pienso.

Cuando por fin llego frente al espejo contemplo mi imagen subida en esos tacones, mis piernas se perfilan perfectamente, y tengo que reconocer que son preciosos, me muevo en distintas posiciones para poder verme mejor, pero es cuando doy un paso atrás cuando contemplo que quien realmente me esta contemplando bien es el joven, en la posición que se encuentra tiene una perfecta visión de mis piernas y de lo que no son mis piernas, ya que mi sexo se muestra perfectamente debajo de la falda al pegarme al cristal.

Sin que se note que me e dado cuenta me pongo de manera que me pueda ver bien y abro ligeramente las piernas, dejando que mi coño enmarcado por mis muslos sea apreciado, sin moverme del sitio me giro inclinándome ligeramente hacia delante para que tenga una visión perfecta de mi culo desnudo, al final me vuelvo al banco sin mirar al chico y me siento de nuevo.

Al hacerlo noto como la entrada de mi sexo palpita por la excitación contenida, noto como se abre y cierra en ligeros espasmos que recorren mis labios tensando mi clítoris y arrancándome oleadas templadas de placer.

Intento controlar todas estas sensaciones cuando se acerca el joven pregutandome que tal a lo que yo le respondo casi con un hilo de voz que muy bien pero me gustaría probarme otro color, el muchacho me observa unos segundos y me dice que los tiene en rojo a lo que yo le digo que fantástico, observo como habla con su compañero y este desaparece en el almacén, mientras el recoge las cajas, dejando la que e probado al lado mio, mientras lo hace observo como de reojo observa mis piernas cruzadas con una mirada ya vista muchas veces por mi.

Cuando aparece el compañero le entrega la caja que el chico recoge abriéndola y entregándome un zapato igual que el que me e probado de un rojo vivo, los miro un segundo y poniéndome uno decido quedármelos así es que saco de mi bolso la cartera y le entrego una tarjeta de crédito para realizar el pago.

Mientras el chico realizan las gestiones termino de ponerme los míos, y tras echarme una ultima ojeada al espejo me encamino al mostrador donde firmo el recibo y con una ligera despedida me sumerjo entre la ingente masa de gente que circula por el pasillo del centro comercial.