Pasarlo muy bien portandote muy mal
Ese fue el desencadenante de una gran idea que acabo en una gran historia
"Quieres pasártelo muy bien portándote muy mal?"
Ese fue tu primer mensaje por whatsapp de la mañana... Yo en ese momento apenas acababa de entrar a trabajar, y no tenía ni idea de a que te podías referir... Pero demonios, tenía que contestar y enterarme lo antes posible, la curiosidad es algo que cualquier día de estos... Pero ya no venia al caso. Ya había llegado a casa después de un "durísimo" dia...
- Serás zorra... Ahí estás, esperándome a cuatro patas con tu culazo respingón levantado, meneándolo de un lado a otro mientras ni siquiera me miras, aunque aún así sé que te estás riendo.
Muy bien, si eso es lo que quieres lo tendrás. Me termino de soltar la corbata y tiro la chaqueta seguida de la camisa sin importarme demasiado en donde caigan, no puedo dejar de mirar ese hipnótico movimiento.
Me acerco a ti, desde detrás. Te suelto un azote con la mano llena en una de tus nalgas, no puedes evitar por mucho que lo intentes dar un respingo e inclinar la cabeza hacia delante, apretando tu trasero mientras la mano con la que te he dado el cachete, se queda donde esta y empiezo a apretarla, inclinándome hacia delante, hacia tu cara...
- Has sido muy muy mala. Y lo peor es que has aprendido demasiado rápido a serlo...
Aprieto más mi mano, amasando tu carne turgente, empujando y separando tu nalga, para asegurarme de que ese tanguita minúsculo que te has puesto, con su cintura ancha de encaje casi transparente, se te mete bien entre tu nalga... Y tu sexo.
- Pero esto no va a quedar así, te lo aseguro. Sabes lo doloroso que es tenerla dura como una puta piedra mientras estoy de uniforme?
Mi mano permanece sobre tu culo, y para cuando vas a hablar, te muerdo el labio inferior para evitarlo, lamiendo la punta de tu lengua tan pronto como asoma, asi con mi otra mano abro el cajón de mi mesilla, buscando algo muy concreto...
- Ah... Vaya vaya. Ya quieres ponértelo, cuando ni te has quitado el pantalón? Vaya, que prisas... Si que vas a tener razón en lo bien que se me da
Dices en un suave ronroneo que si no fuese por lo cerca que estoy, apenas habría oído con claridad, mientras aprovechas a relamerte el labio inferior.
- Ya te gustaría...
Saco la mano, no ves exactamente de que se trata, tampoco voy a dejarte. Mi dedo pulgar de la mano que tengo en tu culo, se cuela furtivamente hasta tu agujero, aprietas las nalgas de forma instintiva, soltando un pequeño gritito según estabas terminando la frase, te agarro del cuello, me como tu gemido agudo con un tórrido beso, según te rodeo la garganta con una larga y fina cuerda, de ahí a tus ojos para vendarlos.
- Pero esto si que seguro que te va a gustar. Ya me lo dirás... Luego.
Y luego tendrá que ser, porque te amordazo y paso el resto de la cuerda hacia detrás, atando tus muñecas a la espalda.
- Bien, bien, bien... Como te decía...
Acaricio tu grupa, mientras al no tener las manos libres, dejas de estar a cuatro patas para no quedarte más remedio que quedarte con tu grupa bien alzada y tu cara contra el colchón. No te mueves demasiado, sabes que te lo has ganado y a base de bien, así que aceptas de buena gana el juego.
- Como te decía, me lo has hecho pasar muy mal, no tenia donde sentarme, ya no había forma de ponerme la polla para que no se notase, zorra.... Ahora te va a tocar a ti.
Pronto mis manos se pusieron una a cada lado de tu cintura, al subirme en la cama contigo, tomándote con ganas el trasero, inclinándome hacia delante para lamer tu espalda, evitando que puedas conseguir tocarme con tus manos a la espalda, acercándome a un costado y a otro, dejando un reguero de saliva por el que luego pasar mis dientes notando como se te queda la piel completamente erizada.
Cada vez te mueves menos y de forma mas errática, y tu respiración se vuelve mas agitada, pasas a un ligero temblor constante y noto un ligero sabor salado en tu piel fruto del sudor, por la excitación, por mis cuidados sobre tu cuerpo y por esa deliciosa incomodidad de no poder moverte tanto como te gustaría.
- Shhh, tranquila... Aún queda lo mejor, gatita.
Te cacheteo de nuevo, no con mucha fuerza al principio, jugando con cada una de tus curvas, aumentando su cadencia y su fuerza poco a poco, mientras te muerdo la nalga que dejo libre, puedo oler perfectamente tus jugos, tu esencia de excitación que te he sacado azote a azote, como si te exprimiese el culazo que tienes. Así estas como yo quiero. Así estas como tú querías desde que esta mañana te pareció una buena idea calentarme durante todo el servicio.
Mis mordiscos van bajando por tu culo, pasando de una nalga a otra, mientras mis manos se quedan a los lados, amasandotelo primero y abriéndotelo después, para ver como no estaba nada desencaminado y ese hilo de tela en el que se ha convertido el tanguita que llevas puesto, se ha oscurecido y no puede aguantar los jugos que se te han escapado y dejan brillantes tus gordos, jugosos y rojizos labios mayores de tu sexo, que se quedan tan abiertos que esa tirita se te esta metiéndose irremediablemente por dentro.
El destino estaba haciendo parte de mi trabajo, porque según subo las manos por tu cadera hasta tu cintura, agarro los lados de tu tanguita y meto un par de dedos por dentro de la goma elástica. Juego con el, empujo a un lado y a otro tu cuerpo apenas con el movimiento de mis dedos por dentro de tu tanga, cada vez estas mas sensible, lo se. Y como lo se, me aprovechare de ello, vaya que si.
En lugar de quitártelo, tan pronto como puedo agarrarte lo bien, te lo empujo hacia arriba. Un grito ahogado por tu mordaza indica que eso era lo ultimo que te podías esperar en ese momento. Te estrujo bien ese minúsculo trozo de tela delicada y con encajes contra tu raja, lo muevo un poco mas y tu sexo goloso parece tragárselo entero mientras tus caldos de excitación rezuman por ambos lados.
- Estoy por dejarte así. Al menos las mismas ocho horas que me has tenido a mi, perra.
Te digo mientras me medio incorporo para poder ver bien el espectáculo, tu tratando de recuperar el aliento a duras penas porque la mordaza no te permite gimotear y respirar a la vez, y tu respiración se ha vuelto veloz y muy entrecortada como para hacerlo por la nariz. Tu pecho se mueve enloquecido y tan congestionado como lo esta ahora todo tu coño, que palpita como tu corazón desbocado, mientras se inflama, se hincha y su carne suave y seguro que recién depilada, porque sabes que eso es lo que a mi me gusta, se pone cada vez mas sensible por esa pequeña porción de dolor mezclado con el placer.
- Pero no voy a ser tan malo... No tanto.
Te acaricio el cabello y lo pongo a un lado. No es una caricia, es un vicio. Tienes la cara ladeada y yo quiero ver como aun amordazada de ella se escapan todas y cada una de tus expresiones... Es como espiarte a apenas unos palmos de distancia de ti. Y lo mejor es dejártelo saber. Dejarte saber que estoy mirándote fijamente, eso te da casi tanta vergüenza como lo cachonda que te pone, mas que si te dijese que estoy mirando fijamente como sin hacer nada, tu rajita se esta contrayendo y abriendo como si fuera una boca glotona.
Es el momento. Bajo una vez mas por tu cuerpo, lamiendo por los lados, dejando las manos agarrándote tus jugosas y turgentes tetas, obligándote de esa manera a estar ligeramente mas alzada, atrayéndote hacia mi, con tu mejor manjar contra mi cara. Los mordiscos continúan, decido dejar la boca entreabierta, con los dientes asomando de mis labios, deslizándolos por tu piel, marcándote mientras la punta de mi lengua caracolea de forma errática allí por donde pasa.
Cuando llego hasta entre tus nalgas, no me ando mas tiempo por las ramas, te hundo la lengua contra el agujero de tu culo, a pesar de la tela, o mas bien... Precisamente porque esta la tela, por exigua que sea, estas tan cachonda que casi te pone mas que si fuera piel con piel. Me aparto ligeramente y vuelvo a empujar, con mas fuerza, hundiendo mi cara, abriendo tu culo. A pesar de que es tu coño la parte de tu cuerpo que mas guerra esta pidiendo, atacarte por la puerta de atrás esta claro que te esta gustando mucho. Te esta gustando... Demasiado.
No puedes resistirte a una clara rendición abriendo las piernas tanto como te permiten las rodillas que tienes contra el colchón.
- Ah, zorrita... Que, no puedes mas? Pues veras lo que te espera
Eso es todo el tiempo que alejo mi boca de tu trasero, porque ahora vuelvo a estar mordiéndote con la boca bien abierta el culo, voy cerrándola poco a poco, hasta que cuando parece que te voy a comer, termino de cerrar la boca con los labios, así una y otra vez, esperando a que hagas un pequeño movimiento para “acomodarte” y es entonces cuando te clavo de nuevo la lengua en tu agujerito.
Tan pronto como saltas igual que si fuera un latigazo eléctrico, suelto tus tetas que he estado apretando desde su base hasta tus pezones, dejándotelos duros como piedras, para agarrarte del culo y abrírtelo tanto como soy capaz, de esa guisa bajo un poco y te doy un inmenso mordisco en tu coño, dejo la boca lo suficientemente abierta como para cubrírtelo entero.
Es un buen mordisco y es de verdad, nada de esconder los dientes, ese tanga y lo que tienes debajo es completamente mio y pienso devorartelo. Esa telita tan angosta y pegajosa no te protege de nada, seguramente sea al contrario, haciendo que el tanga se remueva y te roce por toda tu raja hasta tu trasero. Sigo apretando mientras te intentas mover en vano, a pesar de la mordaza cada vez se escuchan mejor tus gritos y gemidos, estas mordiéndola con tantas ganas como yo a ti.
Mi boca se va cerrando cada vez mas, noto cada contracción de tu coño, noto cada gota de flujo que se te escapa. Haces fuerza con los muslos, vas a dejarme toda la cara pringada por esos hilillos brillantes que se te han ido deslizando por tus torneadas piernas. Empujo un poco mas para adentro y mi boca va apuntando hacia tu clítoris que se nota muy mucho, tu tanguita casi se ha movido por completo del sitio, dejándolo al descubierto, aunque ahora lo tengo a buen recaudo dentro de mi boca hambrienta.
Lo pinzo con mis labios, lo aprieto tanto como puedo, sin dejarlo escapar, tirando de el con avidez, mientras trago todo lo que he acumulado en mi boca, tus jugos y mi saliva, para crearte esa sensación de chupón que te haga derretirte por completo...
Has llegado al limite, noto tu cuerpo crisparte, te vuelves una estatua de cristal a punto de romperse con la siguiente vibración de mi lengua. Te corres de forma violenta y nada sutil, hace tiempo que igual que las gotas de tu coño han marcado las sabanas, las gotas de saliva que se escapan por las comisuras de tu boca, han mojado la almohada contra la que te aprietas ahora. Te corres y yo saboreo tu orgasmo. Sabe ácido, sabe salado... Pero es una sensación muy dulce que tan pronto como suelto tu clítoris como quien descorcha una botella de champagne, el toque final lo causa el azote muy oportuno de la goma de tu tanga volviendo a su sitio, mientras tu raja aun esta contrayéndose deshecha en placer.
- Te dije que no seria tan malo como tu... No que no lo sería, gatita.
Me levanto, cojo mi camisa tras relamerme, me limpio con ella y te la tiro encima, sobre tu espalda, perlada de sudor y con las manos casi inertes y juntas por la cuerda. Estas deshecha sobre la cama, completamente tirada y tratando de regular tu respiración mientras tu trasero aun tiembla de forma deliciosa y completamente impulsiva.
Termino de quitarme la ropa, dejándola tirada por el camino, y lo siguiente que escuchas es el sonido del agua correr en el baño, estoy dándome una ducha, enseguida entiendes que parte de tu castigo sera quedarte así durante un buen rato... Así tendrás tiempo de sobra para pensar en lo que has hecho, lo mal que te has portado...
Y las ganas que tienes ya de repetirlo.