Pasando la linea, ¡Por Fin!
Hace ya mucho tiempo que acepte mi bisexualidad, yo sabía que me gustaban tanto los hombre como las mujeres y aunque nunca me había atrevido a tener una relación gay si que habitualmente tenia fantasías sexuales de ese tipo.
Hola este es mi primer relato, soy un publicista de origen cubano que actualmente reside en Madrid. Con ocho añitos llegue a Cadiz y cuando termine de estudiar me traslade a Madrid para buscarme la vida, cosa que actualmente hago en una empresa de marketing urbano. Esta es la primera vez que escribo algo propio y espero que me contéis que os parece, en los comentarios o en elgoyo@ozu.es .
Hace ya mucho tiempo que acepte mi bisexualidad, yo sabía que me gustaban tanto los hombre como las mujeres y aunque nunca me había atrevido a tener una relación gay si que habitualmente tenia fantasías sexuales de ese tipo. Pero un día mi cuerpo me traiciono y desencadeno algo que termino siendo maravilloso.
Me gusta mucho el deporte y voy con mucha frecuencia a nadar a una piscina publica. Yo me había fijado muchas veces en el, iba más o menos a la misma hora que yo, casi siempre se ponía en la ultima pista de la piscina y nunca lo había visto hablando con nadie pero era impresionantemente bello.
Tiene un pecho redondeado y firme, sus dibujados abdominales siempre terminan escondiéndose en un bañador tipo bóxer que perfilan un, a simple vista, abundante miembro. Su espalda es grande, fuerte, muy potente y se estrecha ligeramente en la cintura hasta llegar a unas nalgas firmes y apetitosas. Las piernas las tiene fibrosas y esculpidas sin un solo bello, al igual que el resto de su cuerpo, el gorro que tenemos que usar en la piscina me impedía ver claramente sus cabellos pero estos parecían ser morenos y cortos. Este espectacular cuerpo choca con una cara inocente, casi juvenil, un rostro delicado con unos profundos ojos negros que parecían esconder un alma inocente y temerosa.
Hacia algún tiempo que no tenia sexo con nadie después de la ultima de mis múltiple relaciones fallidas, y es que aunque nunca he tenido grandes problema para encontrar parejas, pronto me agobio y se terminan estropeando. Soy muy independiente, y muy celoso con mis espacios. Pero esta falta de relaciones fue precisamente la que provoco la situación desencadenante.
Estábamos los dos nadando en calles consecutivas cuando en un pequeño descanso vi como salia de la piscina, lo estuve observando y no puede evitar imaginar como seria ese cuerpo desnudo, qué es lo que escondía ese bóxer adidas negro. Así que cuando paso junto a mi, camino de las duchas, me dije ¿Por qué no? Deje pasar un poco de tiempo y yo también di por finalizada mi sesión de natación.
Al entrar en la los vestuarios observe en uno de los bancos de madera, sobre una maleta semiabierta, el bañador negro arrugado y su gorro negro a juego, mientras desde la zona de duchas sonaba el rumor del agua al caer, chocar y deslizarse sobre su cuerpo. Nadie más se encontraba en la estancia, así que rápidamente saque mi bolsa de deporte de la taquilla, la coloque en otro banco frente al suyo, cogí el gel y la tolla y me quite el bañador y el gorro soltándolos, al igual que el, sobre la mochila. Luego respire un par de veces bien profundo para intentar relajar un corazón que parecía querer salirseme del pecho y entre en las duchas intentando aparentar normalidad.
Es un recinto amplio, con paredes de pequeños azulejos rojos y azules y suelo de cerámica, esta rodeado por una pequeña repisa de madera a media altura para colocar los artículos necesarios para la ducha y ocho alcachofas, cuatro a cada lado, sin ningún tipo de división ni separación entre ellas.
El estaba de espaldas a la izquierda cerca de la entrada, así que pase por detrás intentando no mirarlo en un principio, y me coloque a la derecha al fondo. Abrí el grifo y mientras esperaba que el agua cogiera una buena temperatura gire la cabeza hacia el como distraído... Pero me encontré con sus ojos, ojos que de repente no me precian tan inocentes y temerosos como antes, incluso me sentí morbosamente observado durante el eterno segundo que duro el cruce de miradas. Rápidamente mire de nueva hacia la pared y me puse bajo el agua comenzando mi ducha. No pude fijarme en su cuerpo pero tampoco me atrevía a girarme de nuevo, sentía su mirada en mi espalda pero el solo echo de imaginarme su cuerpo regado por el agua corriente hizo despertar mi sexo con leves notas de movimiento que anunciaban una inminente erección.
-No puede ser- pensé -Me muero de la vergüenza si me ve empalmado.
Pero en ciertas ocasiones, el cuerpo se independiza de la mente, y actúa por su cuenta sin atender a razones. Así que en poco tiempo mi pene comenzó a endurecerse y agrandarse sin que nada pudiera yo hacer para evitarlo. Me acerque todo lo que pude a la pared y me ladee, dándole totalmente la espalda con la esperanza de que no pudiera verme, si es que ya no lo había echo. Me mantuve en la misma posición hasta que escuche que cerraba el grifo y salia, tiempo durante el cual la erección empezó a remitir.
Una vez que todo fue regresando a la normalidad yo también salí a los vestuarios con la toalla anudada a la cintura, ocultando la pequeña hinchazón que aún quedaba en mi pene. El estaba frente al espejo, peinando hacia atrás unos cabellos cortos y morenos mechados de rubio que ahora sin gorro pude ver. Todavía estaba desnudo, así que por fin pude ver su trasero al descubierto que, tal y como en mis fantasías , era realmente apetitoso. Poco despues se giro y regreso junto a su mochila. Durante el camino no pude evitar echarle algunas miradas, pese al riesgo que eso podía suponer, pero como antes dije, hay vecen en las que el instinto puede con la razón.
Estaba circuncidado y su pene era bastante largo, sobre unos ocho o diez centímetros en relajación, aunque no muy ancho, estaba muy recto y su piel era blanquita y aparentemente suave hasta llegar a un simpático prepucio rosadito.
Cuando termino de vestirse y se fue me vinieron, de sopetón, todas las dudas. -¿Me habrá visto empalmado?,¿o mirándolo?. Más tarde el me dijo que en efecto, me había visto, también me entere de que sus paseos desnudo por el vestuario fueron con la intención de cerciorarse de que yo lo estaba mirando. Pero en aquel momento yo no lo sabia, tampoco podía imaginar su orientación sexual, gay como ya habréis imaginado.
En los días siguientes yo hice todo lo posible por no encontrarme con el en los vestuarios de la piscina, me moría de la vergüenza, así que procure ir en otros horarios y cuando coincidíamos me iba sin ducharme, pero de todas formas no tardamos en volver a encontrarnos.
Yo ya me estaba duchando cuando el entro y se puso en la ducha contigua a la mía, era muy extraño ya que no lo había visto en la piscina. Que cosa más rara, se duchaba antes de nadar. Ademas por que se ponía tan cerca de mi -joder con todas las que había libre se tenia que poner a mi lado-. Pero de repente me vino una idea a la cabeza que me puso el corazón a cien; y si lo estaba haciendo a posta... y si al ver mi mochila fuera había decidido pasar de la natación y entrar a compartir una ducha con esa persona que se puso cachondo mirándolo el otro día...en definitiva, y si era gay... o bisexual... o un exhibicionista...
-Hola, que hay- dijo al posicionarse junto a mi. Esa era la primera vez que le escuchaba la voz, fue onda, segura, sin el más mínimo ápice de feminidad.
-Buenas tardes- Conteste todo lo sereno que puede. Estaba atacado de los nervios, pensé que tenia que salir de allí cuanto antes, pero de repente al mirarlo para devolverle el saludo vi ese magnifico cuerpo desnudo que no había podido olvidar y gracias al cual ya me había masturbado alguna vez desde el otro día, de modo, que decidí dejar las prisas para otro momento y tomármelo con tranquilidad. La reciente masturbación había apaciguado un poco mis instintos y podría aguantar sin empalmarme.
Abrió la ducha sin retirarse dejando caer el agua, aun fría, sobre su cuerpo lo que le erizó la piel. Su cuerpo estaba en tensión mientras el agua deslizaba por su cabeza hacia todo su cuerpo, era magnifico seguir los chorros de agua cayendo; desde su barbilla a su pecho formando un pequeño riachuelo entre sus pectorales, zigzagueando entre sus abdominales, volviéndose a unificar en su pelvis y de hay directamente hasta la punta del pene formando una cascadita hasta el suelo. Un pene que hoy de cerca me parecía más bonito y excitante si cabe que el otro día.
Desde mi posición podía observarlo perfectamente de reojo sin levantar ninguna sospecha, estaba tan cerca que incluso alguna vez en nuestro movimientos llegamos a rozarnos. Así que seguí alargando mi ducha todo lo posible
Cerro el grifo, cogió su gel y se puso en la cabeza y en la mano para luego esparcirlo por todo el cuerpo, tras frotarse el pelo ligeramente comenzó a jabonarse el torso lentamente, acariciándose lentamente, como si jabonara a otra persona. Cada vez estaba más seguro que lo hacia a posta, no sabía el motivo, pero esa manera de ducharse no era normal... El acabose fue cuando llego a sus genitales, se tocaba lentamente los testículos con una mano mientras con la otra se hacia como una paja, acariciándose su pene flácido, del tallo a la punta, una y otro vez, como si quisiera estirar un pene, ya de por si, bastante largo. Y hay fue donde todo salto por los aires...
-¿Te gusta como lo hago?,¿Si quieres te lo puedo hacer igual a ti?- Dijo sin ni tan siquiera mirarme.
-Pero... ¿Qué dices....? Yo.... No.... - No era capaz de hilar dos palabras de forma coherente.
-Venga ya, si no dejas de mirarme por el rabillo del ojo, y ademas, el otro día incluso te puse cachondo ¿No?-
¡Joder! Aquello me parecía una pesadilla... "¿o un sueño?"... pero yo seguía con lo mio -Perdona... Yo... No... Lo siento...- Así que sin, ni siquiera, terminar de quitarme la espuma, cogí mis cosas, y me di la vuelta para salir de allí pero al pasar junto a el, me cogió del brazo haciéndome dar media vuelta y quedando frente a el, tan cerca que podía sentir su respiración en mi piel.
-¿Donde vas?, tranquilízate, no pasa nasa. Tu también me gustas a mi, estas muy bueno- Lo dijo pausadamente y en voz muy baja, casi susurrando, mientras ladeaba un poco la cabeza y se acercaba aun más hasta que nuestros labios se tocaron y su lengua entro en mi. Mi mente se quedo totalmente en blanco, estaba turbado, no era capaz de razonar lo que estaba ocurriendo, como podía estar pasando aquello... por un momento pensé que todo era un sueño, una de mis fantasías, pero esta vez no lo era.
Cuando liberó mi boca, abrí los ojos lentamente y vi otra vez aquella morbosa mirada con la sonrisa del que a conseguido lo que quería. No dije nada, y salí de allí todo lo rápido que pude. El se quedo terminado su ducha y esta vez sin hacer el más mínimo intento de detenerme. Sabia que ya me tenia atrapado.
...
Era un pequeño apartamento en la quinta planta de un bloque de pisos, lo tenia muy bien decorado a estilo popart, muy colorido en tonos pastel y con muebles y cuadros modernistas. El estaba en la cocina, esta está conectaba con el pequeño salón a través de una barra americana, preparaba una copas mientras me contaba algo que le había ocurrido hacia unos días . Yo estaba sentado en un sofá azul pálido situado en el centro de la sala, frene al apagado televisor.
Después de una dura lucha interna con migo mismo, me había atrevido a esperarlo un día en la puerta de la piscina para hablar con el. No sabia muy bien lo que le iba a decir, estaba muy nervioso, como un quinceañero ante su primera cita. Cuando me vio, ni tan siquiera se sorprendió, solamente torció su boca y se vino directo hacia mi, parecía saber de antemano que yo estaría allí.
-¿Un café?- Dijo el al llegar a mi.
-¡Claro!
Aquel café dio lugar a un cena y aquella cena a unas copas que terminaron derivando en esta ultima copa es su casa. Durante este proceso, que duro unos días, fumos conociéndonos mejor. Yo le había dicho que no se esperara mucho de mi, que no sabia si seria capaz de llegar hasta el final y que de suceder ese, por otra parte inevitable final, sería algo puntual, me seguían gustando las mujeres y me veía incapaz de enamorarme de un hombre, aunque el sexo es otra cosa. El siempre me dijo que no me preocupara, que me dejara llevar y que no pasaría nada que yo no quisiera que pasara.
....
Puso las copas sobre la pequeña mesilla de acero y cristal situado entre el sofá y el televisor y se sentó junto a mi, de lado con una pierna doblada bajo el. El seguía con su historia pero yo no pude más y lo silencie con mis labios. Habían pasado solo algunos días desde nuestro primer beso, pero esta vez si que era consciente de lo que pasaba. El beso se fue prolongando y repitiendo, cada vez con más fuerza, con más intensidad. Por momentos, con los ojos cerrados, perdía conciencia de que la persona a la que me estaba comiendo era un hombre, solo fugazmente, cuando habría los ojos, regresaba a mi de golpe la realidad de lo que estaba haciendo y por mi mente pasaban imágenes de su cuerpo desnudo regado por el agua de una ducha, de sus músculos tersos y fuertes y de su piel rasurada y erizada por el frío.
Poco a poco yo me fui recostando en el sofá, el siguió mi boca hasta terminar tumbado sobre mi, entonces fue cuando sentí su erección, un enorme y duro bulto que a momentos tocaba mis piernas y a momentos chocaba con mi también duro pene. Estaba muy caliente, ninguna mujer había logrado ponerme así de cachondo solo besándome, aquello ya era irremediable. Nuestras pollas empezaron a tocaban entre los baqueros en un movimiento que ahora era cíclico y constante, una mutua masturbación que por momentos me ponía más y más caliente. La piel de mi pene había desaparecido por completo y el continuo roce de la ropa y de el al otro lado de ella me estaba produciendo un placer inmenso, casi como una penetración.
De repente el paro y me clavo sus intensos ojos, a menos de cinco centímetros de los míos.
-Este es el punto de no retorno. Un solo beso más y ya no habrá marcha atrás ¿Quieres ese ultimo beso antes de traspasar la linea de la heterosexualidad?
-Mmmmm..... No. No quiero más besos.... por ahora. ¡Quiero más que besos!
Entonces el torció el labio, en ese gesto de media sonrisa que ya me era tan peculiar, y comenzó a desabrocharme los botones de la camisa mientras me seguía manteniendo la mirada, era como si aun pensara que yo me arrepentiría. Nada más lejos de la realidad.
Cuando descubrió mi pecho completamente, se chupo un dedo y empezó a juguetear con uno de mis pezones a la vez que me lamia el otro. Esa era una parte de mi cuerpo a la que yo nunca le había prestado atención, nunca pensé que aquello me pudiera gustar, pero era fantástico, ademas, esa no seria la ultima parte de mi cuerpo en descubrir aquella noche.
Su lengua me fue repasando todo el torso lentamente hasta llegar a la cintura , su mano había pasado a mi entrepierna y me acariciaba el pene por encima de la ropa, un pene que ya no tenia espacio dentro de mis pantalones y pedía desesperadamente ser liberado. Cuando los abrió mi prepucio asomaba fuera de los calzoncillos y al bajar estos,por fin, salio de un salto colándose directamente en su boca.
La mamaba de una manera increíble, esta claro que el sabia, mejor que la mayoría de las mujeres, lo que nos gusta a los hombre. Chupaba los huevos y subía por el tallo hasta llegar a la punta metiéndosela en la boca. Mi polla entraba y salia de su boca mientras su inquieta lengua no paraba en ningún momento. Aquella, sin lugar a dudas, era la mejor mamada que me habían echo hasta entonces y, claro, el orgasmo parecía que no tardaría demasiado.
El placer estaba aumentado de manera increíble y yo empece a retorcerme en el sofá, estaba a punto de correrme cuando el ceso de manera repentina...
-Dios, no pares ahora- Dije casi como un desesperado
-No te vallas a correr ya, aun no hemos echo nada...
Entonces me separa las piernas y me subió una al respaldo del sofá enterrando su cara entre mis nalgas y su lengua en mi ano. Yo siempre había visto los besos negros como una tontería, no le veía el sentido, ignorante de mi, aquello era también maravilloso, una nueva sensación de placer desconocida e insospechada para mi. Cuando su lengua penetraba dentro aun era mejor, quería que siguiera entrando que su lengua fuera interminable... hay fue cuando vi la luz, yo lo que realmente quería era que me la metiera, así que me incorpore, lo que le dejo un poco desconcertado, pero me puse a cuatro patas y eso lo dejo todo claro.
Tas unos segundos de intensa espera, durante los cuales ni siquiera mire hacia detrás, sentí su prepucio presionando en mi húmedo culo, entro de maravilla, nada de dolor, solo placer, un increíble y de nuevo desconocido placer para mi. La primera vez fue muy pausada, notaba cada centímetro de su polla entrar hasta llegar a notar su cuerpo pegado a mi trasero, se paro un poco es esa posición y yo note como mi cuerpo, poco a poco, acoplaba aquello dentro de mi. Tras esos instantes fue cuando empezó la autentica follada, su cuerpo fue yendo y viniendo cada vez a más velocidad chocando contra mi cuando la penetración era total, su polla entraba y salía perfectamente. El ritmo fue aumentando y yo también comencé a balancearme haciendo más fuertes las envestidas a la vez que me pajeaba la polla sin parar. Escuchaba sus gemidos tras de mi y al mirarlo de reojo lo vi con los ojos cerrados y la boca abierta. Ese cabrón esta gozando de lo lindo con mi culo,
Los gemidos pasaron a gritos ahogados cuando de golpe saco la polla del todo y se agarro fuertemente el prepucio pajeandolo como si le fuera la vida en ello. Se iba a correr y yo también, de manera que me di la vuelta y me puse frente a el mientras también me la machacaba. Nuestro semen se cruzo en el aire a borbotones manchándolo todo, los dos estábamos llenos de corrida y era imposible saber de quien era cada cual, aunque eso tampoco me importo demasiado.
Me tire encima de el besándole y dándole las gracias por todo lo que me acababa de descubrir. Nuestros cuerpos de fusionaron de nuevo al igual que el semen que sobre nosotros se encontraba, esparciéndose por todo nuestro cuerpo como si de un aceite corporal se tratara.
No tuvimos otro remedio que pasar del sofá a la ducha, y esta vez sin ningún tipo de complejos...
Continuara.