Pasan los minutos
La oportunidad no se presentó en nueve meses pero quedó este relato.
Estamos en la cocina de tu casa tomando unas cervecillas. Hace calor, hablamos, reímos, noto buen filling, te comento tu aspecto tan natural. Llevas puesto una blusa blanca suelta y amplia, que marca los bultos de tus pechos y un pantalón flojo que resalta tus caderas y tu culo blando. Yo con mi pantalón vaquero celeste y una camiseta oscura. Hueles a recién bañada y tu pelo a medio secar cae libre sobre tus hombros formando rizos.
Te mueves enfrente de mi, te alejas y acercas, no paras de contarme cosas. En ocasiones apoyas tu mano blanca en mi pecho y la dejas quieta unos segundos. Otras te arrimas y siento tus tetas en mi pecho. A veces incluso presionas con tu muslo mi entrepierna.
Al poco me besaste y sentí tus labios tiernos, parados junto a los míos. Fue un beso cándido, flojito, sin llegar al morreo, casi de saludo o de aperitivo para lo que vino a continuación.
Te cojo la mano y la pongo sobre mi paquete, lo apretas y el bulto crece. Lo haces varias veces despacito, aflojando y volviendo a presionar. Mientras te beso el cuello. Ahora has bajado la cremallera y tu mano sigue palpando sobre mi boxer, el amarillito con líneas azules. Mi polla ya está a pleno rendimiento apuntando al cielo. Te desabrocho la blusa y el sujetador quiero sentir tus senos en mi piel y te abrazo fuerte. Tomo tus tetas con las manos, las apreto y chupo tus pezones que pronto se ponen erectos. Descubro tus "galletas" rodeando a los penzoncicos, son rosadas y de mediano tamaño. Sigo absorbiéndolos, me encanta estirarlos con mis labios.
Coge ya mi polla que se sale del boxer y acaricia mis huevos con la otra mano. Baja la cabeza, entre mis muslos y chúpala de abajo arriba, despacio, con mucha saliva, es toda para ti. La notas dura, muy tiesa y suave. El capullo grande, rojizo y redondo, es tu piruleta. Tu lengua lo lame repetidamente. La metes toda hasta lo mas profundo, hasta tu garganta y comienzas el movimiento de entrada y salida. Sige asi, no pares, lo haces cada vez mejor, te adoro... No quiero tus manos quietas, coge mis huevos y exprímelos.
Vale ya, no quiero correrme todavía. Me besas de nuevo esta vez introduciendo tu lengua grande por toda mi boca. Me dan ganas de mordértela. Es un morreo fuerte, muy pasional. Mis manos van hacia tu culo y lo arrimo hacia mi. Lo apreto, me gusta. Paso mi mano por tu pubis, tiro de los rizos canelos, toco tus labios vaginales estan gruesos, los pellizco ligeramente. Rozo tu clítoris con mi dedo húmedo, sientes un escalofrío. Meto el dedo por la vagina, palpo su interior suave, cálido y húmedo. Lo meto y saco varias veces, cada vez está más jugoso. Pruebo a meter dos, tu piel se ajusta muy bien, entran sin problemas al levantar una pierna. Sigue besándome en la boca, tus carrillos enrojecen. Vámonos al dormitorio.
Quiero comerte tu coño, pero no me dejas. Necesitas que te folle ya de una vez. Te abro los muslos y comienzo a introducirla despacio, entra el glande lo saco, vuelvo adentro, asi varios intentos. Cada vez mas dentro, la sientes gorda, que te llena toda. Acelero el ritmo y te doy varias sacudidas seguidas. Lo freno, ahora más lento, haciendola entrar poco a poco, para que la notes en toda su extensión. Vuelvo a acelerar. El ritmo lo impone mi excitación que trato de controlar para no terminar.
Te doy la vuelta. Tu culo en pompa se me ofrece magnífico, quiero gozarlo. Apoyo la punta en la entrada y se cuela rapidamente, sujeto tus caderas e inicio el mete saca, cada vez más rápido y violento. Tócate el clítoris, estas a punto de alcanzar el orgasmo, quiero tenerlo a la vez. Darling me corro, acelero el bombeo y estallo... muerdo tus hombros y caigo sobre tu espalda. Permanezco tumbado sobre ti, sintiendo tu cuerpo sudoroso y cálido. No quiero separarme.