Pasajes: Tangram.

"...Recuerdas las únicas palabras que te ha dirigido por el camino: "hoy quiero verte llorar"..."

"...Estáis en su apartamento. Es un loft muy espacioso, con el suelo de parquet, luces halógenas empotradas en vigas de madera que atraviesan el techo de extremo a extremo. Te fijas en el televisor de plasma que hay colgado de la pared, en el sofá de piel marrón frente al televisor, en la enorme pecera llena de peces raros que hay al lado, en la cocina-comedor que queda a un lado y dividida del resto de la estancia por un pequeño muro imitación obra vista y con una repisa de acero inoxidable encima, en las cortinas, los cuadros, en la ausencia de fotografías.

Recuerdas las únicas palabras que te ha dirigido por el camino: "hoy quiero verte llorar".

-Vamos, pasa.

Se dirige a la cocina y vuelve con una jarra con agua fresca y un vaso. Coloca la jarra y el vaso sobre una mesa que hay cerca de una estantería llena de libros.

-Acércate. Bebe agua- te dice, mientras te llena el vaso.

Tienes mucha sed y te bebes el vaso entero de una vez. Te lo vuelve a llenar.

-Bebe.

Bebes otro trago y dejas el vaso por la mitad.

-Abre esa caja y vacíala.

Observas una caja de madera tallada sobre la mesa. La abres; en ella hay una lámina y unas piezas de madera. La lámina contiene diversas figuras de animales y personas dibujadas. Se tratan de dibujos de lados rectos. Las piezas la forman siete figuras: un cuadrado, cinco triángulos (dos grandes, dos pequeños y uno mediano) y un romboide.

-Elige un dibujo.

Miras la lámina detenidamente. Te llama la atención la figura de lo que parece un hombre pidiendo limosna.

-Este- le dices, señalando con el dedo.

-¿Estás segura?

-Supongo que sí.

-Es una buena elección. Usa las piezas para hacer una reproducción exacta del dibujo que has elegido. Acábate el vaso de agua.

Acabas el agua del vaso y te lo vuelve a llenar.

-Bébetelo.

-Ya no tengo sed.

-Da igual. Bebe... todo.

Te lo bebes en dos tragos. No te cuesta mucho, pues no has bebido nada desde que salisteis del gimnasio.

-Tengo ganas de ir al baño- le dices.

-Quítate la ropa.

Te vas desvistiendo. Cuando vas a bajarte las bragas te dice:

-No, las bragas no.

Frenas tu intención de bajarte las bragas.

-¿Puedo ir ya al baño?.

-Sí...

-Gracias.

-..cuando consigas hacer el dibujo.

-Es que... tengo bastantes ganas...

-Cuando acabes el dibujo.

Se aleja y se sienta en una butaca del mismo color que el sofá, y desde donde no te pierde de vista. Coge un libro que hay sobre una mesita auxiliar y lo abre.

-Empieza.

Miras las piezas y el dibujo. No debe de ser difícil. Comienzas a mover las piezas, intentando darles forma.

-Cada cinco minutos que pase, beberás medio vaso de agua- te dice, sin quitar ojo del libro que ha comenzado a leer.

Lo miraa unos segundos y vuelves a fijar tu atención en las piezas. Consigues unir un par. Vas bien.

Las ganas de orinar aumentan. Sientes un leve pinchazo en la barriga; eso te distrae. El tiempo pasa intentando darle forma al dichoso dibujo.

-Bebe.

Han pasado los primeros cinco minutos. Bebes forzada el medio vaso de agua. Sientes la barriga llena, y tu atención se va centrando cada vez más en tus ganas de mear. Aprietas las piernas y doblas las rodillas. Las ganas aumentan a un ritmo vertiginoso.

-Alfonso... no puedo más, por favor... déjame ir al baño.

-No. Cuando acabes.

Te llevas una mano a la entrepierna, sin perder de vista las malditas piezas. El tiempo pasa...

-bebe.

-No puedo beber más, por favor...

-¡Bebe!

Haces un esfuerzo por tragarte el resto del agua.

Das vueltas y vueltas a las piezas sin encontrar la manera de juntarlas y formar el dibujo. Miras la lámina; "el conejito parece más fácil", piensas. La cabeza y lo que parece el sombrero que lleva en la mano es fácil, pero el resto no logras formarlo...

-Bebe...

¡Que rápido pasa el tiempo!.

-¡Me lo haré encima!

Te pones de rodillas con la mano presionando tu entrepierna...

-Por favor... te lo suplico. Déjame ir a mear.

-No. Acaba el dibujo antes.

¡Oh no!. Las lágrimas brotan de tus ojos. Te duele mucho la barriga. No soportarías mearte encima delante de nadie. Es demasiado embarazoso para tí. No puedes más... no puedes más... Una gota moja tus bragas. Ya no hay nada que hacer. Te tapas la cara con la otra mano para ocultar tu vergüenza y relajas los músculos de tu abdomen. Un escalofrío recorre tu cuerpo, y un chorro comienza a inundar tus bragas y a recorrer tus muslos. En el suelo se va formando un charco. Sigues llorando, con las rodillas sobre el charco que has formado, por la vergüenza que te provoca esa humillante situación.

Alfonso se acerca.

-deja de llorar y ponte a cuatro patas. No es ahora cuando has de llorar.

Apartas la mano de tu cara y, sin dejar de llorar, te pones a cuatro patas.

-Lame el suelo.

Sube el desagradable olor que desprende tu líquido bajo tus pies y tus manos. Agachas la cabeza, sacas la lengua y la pasas por el charco que has formado. Aún está caliente, y su sabor dulce y ácido a la vez te disgusta.

-Bébetelo, como una perra.

En cada lamida intentas recoger la mayor cantidad de fluido con tu lengua para llevártelo a la boca y después tragártelo. Es algo muy desagradable, pero confiesas tu excitación y el placer que te provoca la humillación.

-Levántate.

Obedeces.

-Sácate esas bragas.

Te las quito. Están empapadas de tu propio orín y gotean. Alfonso te pide que se las dés. Él las coge con dos dedos.

-Abre la boca.

Abres la boca. Hace una pelota con tus bragas, que aún gotean, y te las mete en la boca. Después coge un pañuelo y te amordaza para que las bragas no se salgan de donde están. Tu boca se va inundando de orina, y debes ir tragándotelo para no ahogarte. Mientras, Alfonso te conduce frente a uno de los radiadores de la calefacción, te junta las muñecas y te las ata al él, obligándote a doblar la espalda hacia delante. Estas segura de que te va a poseer. Inclinas la cabeza para observarlo. Se aleja hacía el mueble donde tiene la cadena de música. Le ves introducir un CD. Conoces la canción que suena; es el delirante bolero de Moulen Rouge. The greatest thing you ever know it´s just... Se acerca acompasado con la música del piano, se posiciona detrás de tí y se desabrocha el cinturón. "Va a penetrarme de esta forma tan humillante", piensas. No se desabrocha el pantalón, tan solo se saca el cinturón. Piensas por unos segundos en la idea de ser azotada con ese cinturón de cuero negro. En tu cuerpo se despiertan sensaciones espantosas y horribles que te seducen. Tu culo y tus piernas siguen húmedas por el orín. Vuelves la mirada hacia adelante, cierras los ojos y dejas que venga lo que tenga que venir. Cuando notas el primer contacto del cuero en tus carnes, tu respiración se corta, tu corazón se para, y un fuerte estremecimiento recorre tu cuerpo como una ola de corriente eléctrica. Las piernas te tiemblan y la piel te arde. Después de un primero, siempre viene un segundo.

Cierras con fuerza los ojos y lo esperas.... El tercero llega más seguido, y después el cuarto y el quinto. Aprietas con fuerza tus bragas, que filtran el líquido de tu cuerpo. Las lágrimas comienzan a recorrer nuevamente tus mejillas. Te viene a la cabeza la frase que te dijo durante el camino: "Hoy quiero verte llorar". Sientes el primer azote en tus muslos y caiñes de rodillas al suelo. Quedaras marcada. No podras mostrarte desnuda a tu marido hasta que desaparezcan las señales. El dolor se hace cada vez más insoportable. No podras aguantar un golpe más sobre tu piel. El cuerpo entero te tiembla y caes al suelo. Tus pechos se hunden por entre los huecos del radiador. Por fin los azotes cesan. Alfonso te desata, te quita el pañuelo y las bragas de la boca, te coge en brazos y te lleva a la bañera del cuarto de baño. Estas temblando. Tienes frío, o calor, no lo sabes. Te pones de lado para que tu piel no roce con la bañera. Alfonso abre el grifo y regula la temperatura del agua. Te pasa el chorro de la ducha de cintura para abajo y te enjabona suavemente con una esponja; después te aclara y te lleva a su cama, te arropa, besa tu frente, cierra la puerta y no lo vuelves a ver hasta el día siguiente, cuando despiertas..."