PARTE II: Follando con mi prima Enamorados.
Una relación incestuosa continúa con mi prima. Aprovechando que la casa está sola, por el viaje de negocios de mi tío, me follo a mi prima sin remordimientos. Sin embargo, una llegada inesperada cambió completamente aquella situación.
(Precuela: PARTE I Follando con mi prima – El comienzo)
(…)
De verdad, mi prima, tenía el coño bien apretado. Las anteriores chicas con las que he estado, se adaptaban bien a mi polla; pero mi prima, teniendo en cuenta su estatura, le costó un poco. Creo que las mujeres altas, con caderas anchas, también tienen su vagina más flexible; sin embargo mi pequeña prima no contaba con esos atributos. A pesar de ello, es impresionante la capacidad de dilatación que tiene las paredes vaginales; en minutos, ya no sentía esa presión que al inicio tenía en mi pene.
Alice gritaba como poseída, se movía con cada embestida y se retorcía cuando mi pene chocaba con su matriz. A parte de tener el coño apretado, también lo tenía corto. Claramente llegaba a notar como mi glande chocaba con el cuello del útero y lo llevaba hacia arriba. Qué morbo daba cogerme a una mujer así. El cuerpo de mi prima, era la envidia de toda mujer; sus tetas, su abdomen, sus caderas, ese coño jugos y ese culo bien paradito. Yo por mi parte, seguía abriéndome paso entre la intimidad de su ser; en poco tiempo de estarla follando, mi prima tomó, mis brazos, con sus manos y los apretó fuertemente. Alice mordió fuertemente sus labios y sus ojos se tornaron completamente blancos. Sus músculos pélvicos empezaron a tensarse y de inmediato, Alice, dejó escapar un grito tan fuerte que debió escucharse hasta la calle. Era la señal de que había tenido su primer orgasmo. Sus caderas no dejaron de moverse en círculo, con mi polla dentro y varios chorros de fluidos vaginales salieron disparados en varias direcciones, mojándome completamente mis muslos.
̶̶ ¡Javier! Es la primera vez que me vengo tan rápido con un hombre. ̶ decía mirándome fijamente.
Yo también estuve a punto de terminar, porque la excitación era inmensa; pero de ser así, no hubiera sido divertido.
̶ Eres toda una diosa. No había tenido a una mujer tan caliente como tú, prima.
La verdad es que sí había estado anteriormente con una chica tan puta que me dejo sodomizarla por el culo. Fue la única vez que di a una mujer por ese agujero y aunque se me pasó, por la mente, hacer lo mismo con mi prima; no me imaginaba lo doloroso que hubiera sido para ella, así que desistí. Lo estaba pasando genial con su coño y lo iba a taladrar toda la noche hasta que quede bien abierto y babeante de orgasmos.
̶ Quiero que esta noche seas mi mujer, mi novia, mi amante, mi todo. Quiero follarte hasta el amanecer, Alice.
̶ Sí mi amor. Esta noche mi coño es tuyo. Destrózame con tu polla, haz con él, lo que quieras; hazme tuya Javier.
Por un instante mi verga empezó a ponerse flácida, aún sin salir de su coño; pero, apenas reinicié el mete y saca, fue recuperando su envergadura. Nuevamente sentí una ligera presión rodeando mi pene, era del coño de mi prima que se resistía a la dilatación.
Alice respiraba agitadamente; de pronto, Alice tomó mi cuello y lo llevó hacia ella. Nos besamos como enamorados que no paraban de follar.
̶ Vamos a la habitación. ̶ Alice me dijo. ̶ Quiero que me hagas el amor en la cama.
Bueno, una cosa era tener sexo y otra, muy diferente hacer el amor. Pero las circunstancias en la que estábamos, no importa cómo ella lo llamaba. Lo único que quería era hacerla mía.
Salí entonces de su coño. Mi polla estaba brillante de todos esos fluidos que ella emanaba desde el interior de su ser; no obstante, seguía firme y mirando hacia el techo. Mi prima, con solo verla se lanzó a comérmela. No esperaba esa reacción de ella. Alice hacía una mamada impresionante, se la metía hasta la garganta y con su lengua lograba jugar con mis bolas. Era una sensación increíble, incluso podría decir que fue la mejor mamada de mi vida.
Con mi polla limpia, por esa tremenda mamada, Alice tomó de mi mano y fuimos a parar a la recámara de mi prima. Estando allí, Alice, se tumbó sobre la cama, tomó de sus rodillas y abrió sus piernas de par en par, dejando su coño depilado, a alturas de mis ojos. La poca luz que entraba desde el pasillo, no fue obstáculo para deleitarme de aquella bella imagen. Mi instinto salvaje y precario de posesión y lujuria, nuevamente se apoderó de mí. Entonces, como un loco y desquiciado salvaje, me lancé a comerme ese postre que mi prima me lo brindaba voluntariamente. A penas toqué su clítoris con mi lengua, ella empezó a gemir. Por alguna razón sus gemidos eran melodía para mi verga, la cual comenzaba a recobrar dureza. Tomaba aquellos labios vaginales con mi boca, los apretaba un poco para luego pasar mi lengua por toda aquella apertura vaginal. Noté como mi polla había dilatado su periné y eso me calentaba más. Comencé a jalármela, entonces.
Un dedo… dos dedos… tres dedos fueron necesarios para copar aquella apertura que había dejado mi polla. Estuve así masturbándola por unos minutos cuando toné que ella volvía a revolverse, moviendo sus caderas de un lado a otro. Conocía esos movimientos, sabía que ella estaba a punto de tener un nuevo orgasmo. No me equivoqué; en pocos segundos ella comenzó a emanar sus jugos vaginales dentro de mi boca. Su cintura se arqueó y sus piernas comenzaron a temblar frenéticamente. Un nuevo grito de placer inundó la recámara.
̶ Primo, eres estupendo. Me has hecho correr dos veces, es hora que yo te devuelva el favor.
No entendía lo que esas palabras significaban; pero pronto lo descubrí.
Alice tomó de mi cabeza, hizo que me incorpore, del suelo, donde estaba arrodillado. Vio que mi poderosa herramienta estaba dura como a ella le gustaba, tomó de ella y empezó a masturbarme. Alice se situó en el filo de la cama para besarme, sin soltar mi polla; más bien, seguía meneándola más rápido. Me dijo que me acostara en la cama que iba a ser ella quien me iba a follar. Eso me generó más morbo.
Cómodo sobre aquella cama tan suave, vislumbraba detenidamente aquella silueta de mi amante bajar hacia mi entrepierna. Sus labios iban dándome besos conforme se dirigía hacia mi polla. Estando allí, empezó a pasar su lengua desde la base de mi pene hasta la punta del glande que estaba a punto de reventar. Con su otra mano, jugaba con mis bolas. Alice me miraba, sonreía con cada lamida que le proporcionaba a mi miembro. Yo estaba a punto de correrme; pero debía aguantar más.
Dejó sus labios fuera de mi polla para situarse encima de mí. Sentía su húmedo coño jugar con mi pene. Ella se tocaba sus senos, los apretaba y sus pezones, se los llevaba a la boca. Una de sus manos fue a su coño; mientras pasaba su raja sobre mi pene ella jugaba con su clítoris, dándole pacer. Yo ya no podía aguantar más, quería tenerla dentro nuevamente. Ella adivinó mis intenciones por lo que abriendo sus labios vaginales, mostrándome su entrada dilatada de su coño, clavé mi estaca, otra vez. ¡Qué sensación más deliciosa! Húmeda, caliente, apretada; pero lo que más me gustaba, era sentir su útero chocar con mi glande y en esa posición, su peso permitía que mi verga choque directamente con su fuente de manantial.
Comenzó a cabalgarme, su culo chocaba con mis bolas. Subía y bajaba rítmica y frenéticamente. Alice alternaba sus gritos con besos que nos dábamos entre la oscuridad de la noche. Ya no podía más, me iba a correr en poco tiempo.
̶ Alice, me vengo. ̶ le dije.
Ella hizo caso omiso a mis advertencias y continuó cabalgando. Sentí entonces una corriente que invadía mi entrepierna y se irradiaba hacia mis piernas. Encorvé mi cintura y tuve que quitarla de encima para no terminar dentro de ella. Logré salirme de su coño con las justas. Varios chorros de semen salieron a presión, yendo a parar a varios rincones de la habitación. Alice enseguida tomó mi polla y puso su boca en el glande para evitar que el semen siga saliendo sin dirección fija. Para entonces, salía algunos chorros más, pero de menor intensidad. Alice, con la más delicadeza del caso, pasaba su lengua en círculos sobre mi polla. Mi pene quedó brillante y limpio después de eso.
Estaba muy cansado, no pude seguir con otra ronda más. Alice y yo nos quedamos dormidos, desnudos, únicamente con el calor de nuestros cuerpos abrazados hasta el amanecer.
Una sensación extraña me despertó. Era el sábado por la mañana, me había quedado dormido hasta las 11am. Cuando abrí los ojos esta ella ahí, mi prima estaba haciéndome una mamada para despertarme. «Bonita manera de amanecer» pensé.
̶ Buenos días mi amor. ̶ le dije.
̶ Buen día amor. ̶ Alice respondió sacando mi polla de su boca, pero volviéndola a meter.
̶ Yo también quiero darte los buenos días. ̶ la tomé por sus caderas y la traje hacia mí. Puse una pierna a cada lado de mi cabeza para que quede su coño a altura de mi boca.
Acabamos haciendo un 69, su coño empezó a mojarse con cada lambida. Aquel sabor de su matriz me enloquecía y teniendo mi polla clavada en su boca, me calentaba muchísimo más. Empecé a mover mis caderas, simulando una follada. Alice abría lo más que podía, su boca; a veces dejaba escapar unas arcadas por lo difícil que era mantener el tamaño de mi polla en aquella pequeña boquita. Alice se esforzaba por darme placer y yo, por el contrario no paraba de mover mis caderas de arriba y abajo. Así estuvimos unos 20 minutos, ella mamando mi polla y yo, haciéndole un sexo oral, estimulando con mis dedos su punto G. Mi prima era experta en mamadas, me convencí de ello; se tragaba hasta mis bolas dándome una sensación placentera de completa satisfacción.
Me iba a correr; no obstante, esta vez no le avisé y cuando ella tenía clavada mi polla en su boca, con mis manos sujeté su cabeza para que no se escapara y en instantes varios chorros de semen fueron a parar directamente a su estómago. Alice quería apartarse pero era más fuerte que ella por lo que todo esfuerzo fue en vano.
̶ ¡Casi me ahogas Javier! ̶ exclamó cuando por fin pudo zafarse. Por sus labios corría aún unas gotas de semen, las cuales se habían escapado por la gran cantidad de lefa que mis huevos producen diariamente. Mi prima se limpió con un dedo, el mismo que se lo metió a la boca para chuparlo como si se tratara de una paleta de azúcar.
̶ Me voy a duchar Javier, ¿quieres acompañarme? ̶ sonrió, saliendo de la cama y dirigiéndose hacia el baño. Ese culo invitaba a ser cabalgado por un semental como yo, era imposible decirle que no a tan provocativa invitación. Enseguida fui tras ella agarrándola por la cintura y nos fuimos a la ducha. Obviamente follamos en medio del agua caliente que caía, fue una experiencia increíble que jamás pensé pasar con mi queridísima prima.
El resto del día, Alice salió al Super, como era habitual en ella. Según me contó en un par de semanas tendría una fiesta y debía comprar un vestido; no me quiso dar más detalles, tampoco estaba interesado. Por mi parte me quedé en casa arreglando algunos papeles de la empresa. Por instantes me preguntaba con qué puta me vine a vivir. Era mi prima y por ello las cosas que pasamos no debería haber sucedido. «¿Te estás arrepintiendo?» mi inconsciente me decía. No, desde luego que no me arrepentía de lo que había pasado; pero, tarde o temprano se iba acabar. Cuando mi tío regrese ya no podríamos hacer lo que hicimos, en el caso que se volviera a repetir.
«Debo hablar con ella» pensé. «Debo decirle que lo que hicimos estuvo mal y que no debería repetirse» Me sentía un poco mal por follar con mi prima, ahora que lo pensaba mejor. No debería haber pasado eso, por el mismo hecho que somos familia. Mi prima hoy día no mostró arrepentimiento alguno; fue por ese impulso del alcohol que nos llevó a cometer aquel acto sexual, pero hoy día, en la mañana, ninguno de los dos teníamos alcohol y terminamos follando. «Debo poner un alto» concluí en mis pensamientos.
Alice pasó todo el día por fuera y no legó, sino hasta la noche. Había preparado la cena con lo poco que sobraba de la semana. Hice varios crepés rellenos con pollo en salsa de queso y destapé una botella de vino para acompañar. Alice llegó con la sonrisa de siempre.
̶ Hola primo. ̶ me saludo; pero a diferencia de otras veces, su mano fue a dar con mi entrepierna.
Yo me sobresalté un momento pero respondí su saludo.
̶ ¿Cómo te fue prima? ̶ le di un beso en la mejilla.
̶ Muy bien. Me topé con mi amiga y nos quedamos conversando, fue por ello que se me hizo tarde. ¿Qué estas cocinando? Huele bien.
̶ Preparé la cena. ¿Quieres ya comer?
̶ Me muero de hambre. Voy a ponerme algo más cómodo y bajo. ¿Está bien?
̶ De acuerdo. Empezaré servir la mesa.
Alice subió a la habitación, mientras yo colocaba los platos y la comida. Al rato, mi prima bajó. Me quedé pasmado con lo que vi. Alice no llevaba nada encima, solo se había quedado con su interior que resultaba ser una tanga muy fina y unas sandalias que siempre solía usar.
̶ ¡Alice!, no te has puesto nada encima. ̶ le dije con un tono de risa, pero era de risa nerviosa. Verla así sin nada, con las tetas al aire, me generaba incomodidad.
̶ ¡Ay! Primo, ayer me viste hasta el coño, no creo que ahora te incomode verme así. Además me gusta estar de esta manera, me siento libre y no me da calor. ̶ río, sentándose en la mesa.
̶ Bueno si no te molesta, pues a mí tampoco. ̶ me senté junto a ella. ̶ ¿Sabes? Ya que tú te sientes bien así, creo que yo también me iré a quitar un par de prendas. Ya regreso.
Subí a la habitación y baje enseguida.
̶ ¡Perfecto así estoy mucho mejor!
Alice se quedó con la boca abierta y se sonrojó a penas me vio. Era lógico, cuando me fui a cambiar me saque toda la ropa. Bajé con mi polla al aire y Alice, se quedó paralizada al ver aquel cuadro frente a sus ojos.
̶ Ja.. Javier, no te has puesto nada.
̶ Tú mismo dijiste. Ayer me viste hasta los huevos, me la mamaste y te corriste con mi polla dentro de tu coño. No sé de qué te sorprendes, primita. ̶ reí escandalosamente, al instante que tomaba mi asiento junto a ella.
Noté como Alice se ponía nerviosa; pero después se sentía relajada.
Terminamos de cenar; después recogí los platos de la mesa y me levanté para irlos a dejar. Alice desvió su mirada, cuando me levanté, intentando evadir la visión de mi polla. Yo sonreí sin darle más importancia. Cuando regresé por los platos restantes, noté que ella venía en torno a mí con ellos; pero algo lucía diferente.
̶ Ya que tú te paseas como si nada por mi casa, mostrándome esa herramientota que tienes, es justo que estemos iguales. ¿No crees?
Entonces, miré hacia su entrepierna y sí, efectivamente estábamos iguales. Ella se había quitado su única prenda de vestir.
Tomé los platos que Alice traía y con una sonrisa me di la vuelta en dirección a la cocina. Dejé los platos en el lavadero y cuando me disponía a lavarlos noté cómo unas manos comenzaban a acariciar mi cintura en busca de mi polla flácida. Era sin duda mi prima que se había calentado con mi verga y buscaba ser follada de nuevo.
̶ Primito, mi amor. Qué hermosa polla tienes. ̶ lo dijo tomándome de la mano y volteándome hacia ella.
Me besó sin más y claro, yo correspondí su beso y llevando mis manos hacia su culo, comencé a tocarlo, apretando esas nalgas con mis manos. Y sin dudarlo, al igual que sus tetas ese culo era muy grande y firme. Mi polla comenzó a pararse, Alice se dio cuenta.
̶ Alguien está comenzando a despertar. ̶ se rio, refiriéndose a mi pene.
Volvimos a besarnos y si no fuera por ella que me dijo ir a la habitación, le hubiera clavado mi verga, ahí mismo.
Mi prima sabía cómo complacerme y era con su espectacular sexo oral. Dejaba ensalivado hasta las bolas, las mismas que se las metía en su boca y jugaba con ella con su lengua.
Tomé esas piernas bien torneadas y las llevé a mis hombros. Su coño quedó a merced de mi polla que apuntaba amenazante a penetrar esas paredes vaginales. La idea de decirle que dejemos todo ahí, se fue apenas vi que su jugoso coño clamaba mi verga. Sin pensarlo dos veces clavé mi polla dentro de su coño. En un día se había vuelto a cerrar y noté como aprisionaba fuertemente mi pene.
̶ Despacio Javier, me estás lastimando.
Mi locura sexual se apoderó de mí y no pare de darle caña. En esa posición la penetración es más profunda y por más que ella intentaba apartarme con su mano puesta en mi vientre, las penetraciones no bajaron de intensidad.
̶ ¡Auch! No seas tan brusco. Mi coño no está acostumbrado a tu polla, para por favor. ̶ Alice seguía implorándome. Sin embargo mis oídos no escuchaban nada más que sus gritos de dolor. Yo solo quería por acabar de dilatar ese coño que hace un momento estaba babeando por ser penetrado. Mientras más metida y sacada de mi verga, Alice fue poniendo menos resistencia y comenzaba a disfrutar. En poco tiempo, su cuerpo estaba a punto de venirse en un orgasmo. Lo sabía porque mi polla conocía ya conocía el cuerpo de mi prima.
̶ Aaaaaaaaah! ̶ se escuchó en la habitación.
Sin parar de follar, sentí como mi pene fue bañado por aquel orgasmo.
̶ ¿Quieres que pare? ̶ pregunté, mirándola fijamente.
̶ No mi amor, dame más fuerte. Mi coño es tuyo, párteme por la mitad.
No esperé más para cogerla de la cintura y proporcionarle una follada como nunca. Un mete y saca frenéticamente; mis huevos chocaban con fuerza con su coño; ella se mordía los labios, sus manos hacían puño, estrujando las sábanas de la cama. Intentaba no gritar pero mi polla lograba sacar esos gritos que retumban el lugar.
Un segundo orgasmo estaba a punto de llegar. Mi prima movía sus caderas, lo más que podía pero en realidad, quien tenía el control era yo. A mi prima al parecer le gustaba ser sometida por un macho y esa noche, ese macho era yo.
Otro profundo “Aaaaah!!!” y más jugos vaginales fueron a dar contra mi abdomen y lo demás salía intermitentemente cada vez que salía mi polla de su coño. Un sonido como chapoteo se apoderó del momento, era producto de lo tan lubricado estaba el coño de mi prima.
Dejé de sostener sus piernas y apenas las solté, cayeron desvanecidas a cada lado de mi cuerpo. Así pude irme hacia adelante para besar esos labios. Sus piernas quedaron abiertas, mi polla dentro de ese coño tan espectacular y así, continué follándola y besándola.
Mi prima clavaba sus uñas en mi espalda con cada embestida. Mis manos estaban depositadas en sus enormes tetas; eso me excitaba más, hacía que mi polla siga dura y ancha para abrir el coño de mi prima. Era mi puta, me la estaba follando y ella lo disfrutaba. Estaba a punto de terminar, quería hacerlo dentro pero no sabía si ella se cuidaba así que saqué mi polla de su coño y me puse a alturas de sus tetas. Varios chorros de semen fueron a dar a su boca, a su cuello y en sus tetas. Mi pene seguía descargando semen. Coloqué el glande en su boca y ella espontáneamente abrió para terminar de limpiarla. Alice se limpió el resto de semen con la sábana de la cama y tocándose su coño me dijo que le había encantado follar conmigo. Los dos nos quedamos dormidos en seguida.
Al otro día como el día anterior, Alice me despertó con una mamada de ensueño. Me hizo terminar y se tragó mi corrida. No hubo necesidad de coger la cabeza como la anterior vez, ahora ella fue quien se quedó con mi polla dentro, recibiendo mi semen y no dejando escapar ni una gota de él.
Por la tarde salimos a comer a fuera. Alice se había puesto una faldita corta por encima de las rodillas y una camiseta apretada que resaltaba sus enormes tetas. Salimos a comprar víveres para la semana. Un calor increíble hacía afuera; apenas llegamos me despojé de mi camisa y mi pantalón quedando en bóxer. Mi prima también intentó hacer lo mismo pero la detuve. Me dediqué a besarla, cuyo beso me respondió con otro más lujurioso. La levanté y ella puso sus piernas alrededor mío. Así nos fuimos hasta mi habitación. Allí sin perder tiempo, bajé su tanguita rosa y poniéndola en cuatro, acabé de retirarme el bóxer y de una sola estaca, clavé mi polla dentro de ella.
̶ ¡Ay mi amor! Me encanta cuando me penetras así.
̶ Tu coño me enloquece, me pone a mil verte así, siendo penetraba por mi verga.
̶ Fóllame, como lo has venido haciendo. Hazme tu mujer y hazme correr.
Seguí follándola así como a ella le gustaba. Mi pelvis chocaba con su pelvis y mi falo se perdía en la inmensidad de aquel coño tragón de pollas.
Mi prima o era multiorgásmica o mi polla le generaba tal placer que en poco tiempo se vino. Me gustaba que me bañe con sus flujos vaginales, eso me hacía sentirme como su verdadero macho, su hombre.
̶ ¡Buenas tardes, ya llegué! ̶ de pronto se escuchó en la planta baja.
Alice y yo nos quedamos paralizados, no estábamos esperando a nadie. No pudo ser mi tío porque la voz que emitió ese saludo, era de mujer. Alice quiso dar por terminada nuestra relación sexual; pero yo estaba tan caliente que tomé de su cintura y continué follándola con fuerza.
̶ Javier, espera ¡para!, quiero saber quién es.
̶ Después vas a ver, ahora quiero follarte prima.
Seguí en esa posición de perrito. Alice ocultaba los gritos en la almohada.
̶ ¿Hay alguien en casa? ̶ se volvió a escuchar.
Alice, entonces, se desconcentró del sexo y puso atención en aquellas palabras que definitivamente provenían de la sala. Alguien había entrado en la casa.
Yo estaba tan caliente que no me importaba si quien sea que haya entrado, nos encontraba en plenas condiciones sexuales. Mi prima intentó nuevamente separarse; pero era inútil. La tenía bien agarrada por su cintura y seguía con el mete y saca.
̶ Detente Javier, necesito… aaah! Ir a ver.. aaah!! Quién es. ̶ logró decir, pero era evidente la excitación que estaba recibiendo con mi polla.
De pronto sentí que me iba a correr. En parte también quería terminar de follar y saber quién estaba llamando fuera. Entonces, unos tacos se sintieron pasar por el pasillo del segundo piso. Los dos nos quedamos en silencio.
̶ Javier déjame ir a ver quién es. ̶ por fin Alice logró apartarse de mí; pero, enseguida, la tomé de la cintura, antes de que ella logre abrir la puerta.
̶ No me importa quién sea que se haya entrado. Me has puesto muy caliente que te voy a follar aquí mismo sin importar que nos vean.
̶ No, qué estás diciendo Javier, nos pueden escuchar y… aaaaaah!!
Antes de que concluyera de decir cualquier cosa, la tomé por el culo, levantándola y dejándola caer insertada en mi polla. En esa posición, contra la pared continué follándola a pesar de la resistencia que ella tenía. Alice gemía como la puta que era; pero se tapaba la boca con sus manos para que aquel extraño visitante no sospechara que estábamos en casa. Noté entonces que un nuevo orgasmo estaba por venir y yo también quería terminar. Dos y tres penetradas más cuando mi piel se tensó, mis muslos se pusieron firmes y terminé por correrme dentro de ella. Alice abrió sus ojos al sentir lo caliente de mi lefa dentro de su humanidad; pero ella también acababa de venirse. Los dos habíamos acabado y a ella, no le importó que yo haya terminado dentro. En ese momento lo único que deseaba Alice conocer, era quien había entrado en casa.
̶ Ahora si ve a ver quién ha entrado. ̶ le dije a mi prima mientras me recostaba en la cama.
Alice aún con las mejillas coloradas, se acomodó la falda, recogió su cabello en un moño y salió de inmediato.
«¿Quién sería?» pensé, entonces. Era una mujer, de eso lo tenía seguro por los tacos y la voz; pero quién era y porqué estaba en casa.
De pronto, por el pasillo se escuchó varias risas.
̶ Pensé que no había nadie en casa.
̶ Lo que sucede es que estaba en el baño, Ana.
«¿Quién era Ana?» me dije a mí mismo. «¿Será posible? » pensé.
Inmediatamente me cambié, me puse nueva ropa y salí a constatar de quién se trataba.
̶ Buenas tardes. ̶ saludé.
Me quedé impresionado con lo que vi. Al lado de Alice estaba una mujer de cabello castaño, ondulado que daba hasta la cintura; más alta que mi prima, tal vez unos 1.70m, delgada, buena figura, piernas bien torneada; pero lo que más me llamó la atención fue su culo que era el doble del de mi prima.
Ambas regresaron en dirección a mí y entonces, todavía me quedé pasmado con las tetas que aquella mujer tenía. Eran tan grandes como las de mi prima pero combinaba muy bien con ese culo.
̶ Ven Javier, te presento. Ella es Ana, la esposa de mi padre.
̶ Un gusto Ana. ̶ le dije mientras la saludaba poniendo una de mis manos, sintiendo la perfecta silueta de su cintura.
Ana tenía unos ojos azules y su rostro era perfecto, sumamente hermosa; aunque, sí se notaba la diferencia de edad entre mi prima y Ana.
̶ Él es Javier. Es mi primo, el hijo de Carlos y Estefanía.
̶ A ya recuerdo. ̶ comentó Ana. ̶ Tu padre ya me hablado de él, en varias ocasiones. Me dijo que era uno de sus sobrinos favoritos y que extrañaba ir a visitarlo. Ahora entiendo sus palabras; no solo es bien parecido, sino que se nota que hace mucho ejercicio. ̶ rio, mientras tomaba de mi brazo.
La miré fijamente y parecía que ella me sonreía de forma picaresca. Incluso creí ver que me guiñaba un ojo mientras se dirigía a la concina, junto con Ana.
̶ ¿Cómo te fue en el viaje a Cuba, Ana?
̶ Muy bien Alice, los clientes quedaron satisfechos con mi propuesta. Así que en un par de meses van a venir a la ciudad para cerrar el trato.
̶ Me alegra escuchar eso. ̶ dijo Alice. ̶ Ana, al igual que mi padre, se encarga de varios negocios como asesora en ventas. Se fue a Cuba porque la empresa donde ella trabaja, quiere exportar un producto en ese país…. ̶ se dirigía a mí, comentando la profesión de Ana.
̶ Bueno chicos, tendré que dejarlos. Voy a ir donde mi madre, a saludarla. ¿Está bien? Llegaré por la noche.
Se despidió de los dos y apenas se fue. Hablé con Alice.
̶ Creo que se nos acabó nuestro jueguito de amor. Ahora con tu madra…̶ me detuve a decirlo.
̶ Sí, Ana viene siendo mi madrastra pero me llevo muy bien con ella. Es muy divertida, es como una amiga más.
̶ Bueno, de todas maneras ya no podemos andar con poca ropa en casa y follar a nuestra voluntad. ̶ le decía acercándome a ella y tomándola por la cintura.
̶ Entonces será de terminar como empezamos. Follándo. ̶ me dijo llevando su mano a mi entrepierna.
No dudé más y me bajé el pantalón. Afortunadamente, Alice no se había vuelto a poner ropa interior por lo que levanté su falda y ahí estaba, ese coño de quinceañera por lo depilado que estaba y poniéndola de perrito, la follé duramente. Era la última vez que podía hacer eso con mi prima. Se había acabado el juego y debía terminarlo con la frente en alto. Estuvimos follando un rato, en la sala; pero luego pasamos a la ducha. Alice se quedó un tiempo más en la regadera; yo en cambio, me cambié y decidí hacer la cena, ahora para tres personas.
Mientras estaba cocinando recordé la vista de la tarde, ese culo grande de Ana debía ser increíble follarlo. Sentí envidia por mi tío que podía cogerlo sin reparos las veces que él lo quisiera. Al rato escuché la puerta abrirse, era Ana que llegaba. Traía varias fundas de compras.
̶ Hola Javier, buenas noches. ̶ saludó colocando las fundas sobre la mesa. ̶Qué rico huele. ¿Estás preparando la cena? ̶ me preguntó.
̶ Sí señora. Espero que le guste, todavía no está pero en unos minutos estará listo.
̶ No me digas señora, me haces sentir vieja. ̶ sonrió. ̶ Llámame Ana, como lo hace tu prima. No tengo lío que me digas así.
̶ Está bien Ana. ̶ mis mejillas se sonrojaban.
̶ Bueno, iré a ponerme algo más cómoda, en poco bajo. Mira ahí te dejé unas botellas de vino que acabo de comprar, puedes abrirlas para acompañar con la cena.
Vi desaparecer ese culo, por las gradas. Sin duda era el culo más grande que había visto en mi vida.
Continué cocinando, entonces noté a mi prima tras mío mirándome fijamente.
̶ ¿Qué te pasa? ¿Por qué me miras así? ̶ le pregunté.
̶ No me esperaba que Ana regresara tan pronto, se supone que iba a venir el próximo fin de semana. Y quería cogerte todos estos días mi amor. ̶ se lanzó y logró darme un beso, al cual respondí.
̶ Oye, no deberías hacerlo. ¿Qué pasaría si Ana nos ve? Ella sabe que somos primos de sangre y no se vería bien lo que hemos hecho.
̶ ¡Chicos! Entonces, ¿qué platillo nos ha preparado, esta noche, el chef? ̶ Ana entraba a la cocina y ante tal comentario, las dos mujeres rieron a carcajadas.
Yo también reí en complicidad con Ana; pero casi me caiga para atrás cuando la vi. Llevaba un top pequeño, como el que se había puesto Alice hace algunos días. Ese par de tetas sobresalían señalando que de lo apretado que el sostén lograba albergar aquellas dos sandías. Me quedé con la boca abierta y la baba chorreando por mi boca.
̶ ¿Vamos a comer? ̶ Alice me hizo regresar a la realidad.
̶ Sí, vamos. ̶ concluí.
Durante la cena me enteré que Ana se había casado con mi tío apenas se divorció de su anterior pareja. Fernando le llevaba 12 años a Ana, y estaban más de 15 años de felizmente casados. Una buena elección había hecho mi tío, se había casado con una mujer hermosa de características notables: entre ellas su culo y sus tetas. Aunque sus labios también llamaban la atención, pues eran carnosos, su piel era muy bonita; su tez blanca y su sonrisa perfecta la convertía en una mujer deseable.
Todos acabamos de cenar y nos fuimos a cada habitación. El día siguiente era de trabajo y había que madrugar.
Me desperté entre eso de las 3am con unas ganas inmensurables de ir al baño, por lo que fui. Cuando quise abrir la puerta, noté que ésta estaba cerrada con llave, alguien estaba dentro, pues la luz estaba prendida. No esperé mucho para enterarme de quién se trataba. Al rato salió Ana del baño, casi se me desarticula la mandíbula al ver aquella silueta saliendo del baño. Ana se había puesto un baby doll negro transparente. Lograba ver a través de aquella fina tela esas tetas que colgaba de su pecho; pero no pude ver sus pezones. No era necesario, pues me los imaginé inmediatamente. Mis ojos fue deslizándose hacia abajo del cuerpo de Ana, pude observar su vientre plano y noté que en su ombligo llevaba un pircing el cual me imagino que le daría un toque especial en la playa, con bikini. Mi mirada iba cada vez más abajo, llegué a la región de su ingle y vi que iba solo con hilo. Ana sonrió y con una de sus manos, cerraba mi boca. Tragué saliva, quise decir algo pero ella fue quien se adelantó.
̶ ¿Qué haces despierto a estas horas bebé?
Quise responderle pero ella no me dejó
̶ Ya veo, también tienes ganas de ir al baño. ¿Verdad?
Ella se había percatado que mi entrepierna se formaba un bulto a la cual ella atribuyó la necesidad de ir al baño; pero lo cierto era que su imagen me había excitado.
̶ Bueno, no te detengo. Ve a hacer lo que debas. Hasta mañana bebé. ̶ En su voz sonaba una delicada y tierna manera de hablar, que quizás en otras condiciones se hubiera interpretado como seductor.
Antes de entrar al baño, Ana me llamó:
̶ ¡Javier!
̶ Dime Ana, ¿qué se te ofrece?
̶ Nada. Solo quería decirte que te ves muy bien con ese cuerpo.
Ana no me había visto sin camiseta anteriormente y como yo estaba acostumbrado a dormir sin camiseta, por lo que se me pasó por alto el saber que Ana estaba en casa.
̶ Muchas gracias Ana, se hace lo que se puede. ̶ dije cortésmente.
Ana se despidió de mí, moviendo su mano; abrió la puerta de su habitación y entró sin decir más palabras. Aunque, nuevamente, me pareció ver que Ana se mordía sus labios al mismo tiempo que bajaba su mirada y se detenía a medio camino de mi cara al piso.
Después de hacer mis necesidades biológicas y regresar al cuarto, tuve que jalármela para poder conciliar el sueño. Recordaba ese gran culo que Ana tenía y se movía en dirección a su cuarto. El hilo que llevaba puesto se le hundía entre sus nalgas. ¡Qué deseo de meterle mi verga en ese culo gordo!
CONTINUARÁ…